EL Rincón de Yanka: 🕂 RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES Y PROFESIÓN DE FE🕂

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jueves, 9 de septiembre de 2021

🕂 RENOVACIÓN DE LAS PROMESAS BAUTISMALES Y PROFESIÓN DE FE🕂


Y PROFESIÓN DE FE
“Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará”. Mt 16,24 25
“Al que me confiese delante de los hombres, le confesaré también yo delante de mi Padre celestial; pero al que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre celestial”. Mateo 10,32-33.
“Os digo además: Al que me confiese delante de los hombres, el Hijo del Hombre lo confesará delante de los ángeles de Dios; pero al que me niegue delante de los hombres, él lo negará delante de los ángeles de Dios”. Lucas 12,8-9.
“No les tengáis miedo. Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse. Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde los terrados”. Mateo 10,26-27.

«Llegará un momento en que los hombres caerán en lo absurdo,
 y cuando vean a alguien que no está trastornado, lo atacarán diciendo: 
Estas demente; tú no eres como nosotros.» San Antonio, Abad

Tenemos que ser "NEGACIONISTAS" de nosotros mismos, de nuestros egocentrismos, egolatrías, egotismos, ídolos, miedos... Pero no negar a Jesús.
Y afirmarnos sólo en en Cristo y en la acción por nuestro prójimo en la Verdad y en la Libertad.
Y nos rendimos y nos abandonamos sólo a Ti y en Ti, Señor Salvador Redentor nuestro.

“Solamente en la renuncia Satanás no tiene poder; a él se le ha dado el poder de estar en todas partes, menos en la renuncia en la cual no tiene permiso de entrar.
Satanás fue derrotado en las tentaciones de Cristo porque Cristo renunció a todo lo que aquel le ofrecía".

Sacerdote: Queridos hermanos: Por el Misterio pascual hemos sido sepultados con Cristo en el bautismo, para que vivamos una vida nueva. Por tanto, terminado el ejercicio de la Cuaresma, renovemos las promesas del santo bautismo, con las que en otro tiempo renunciamos a Satanás y a sus obras, y prometimos servir fielmente a Dios en la santa Iglesia católica.

Así pues.
I
Sacerdote:

¿Renunciáis a Satanás?
Todos:
Sí, renuncio.

Sacerdote:

¿Y a todas sus obras?
Todos:
Sí, renuncio.

Sacerdote:

¿Y a todas sus seducciones?
Todos:
Sí, renuncio.

II
Sacerdote:

¿Renunciáis al pecado
para vivir en la libertad de los hijos de Dios?
Todos:
Sí, renuncio.

Sacerdote:

¿Renunciáis a todas las seducciones del mal,
para que no domine en vosotros el pecado?
Todos:
Sí, renuncio.

Sacerdote:

¿Renunciáis a Satanás, padre y príncipe del pecado?
Todos:
Sí, renuncio.

*Prosigue el sacerdote:

¿Creéis en Dios, Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra?
Todos:
Sí, creo.

Sacerdote:

¿Creéis en Jesucristo,
su Hijo único, nuestro Señor,
que nació de Santa María Virgen,
murió, fue sepultado,
resucitó de entre los muertos
y está sentado a la derecha del Padre?
Todos:
Sí, creo.

Sacerdote:

¿Creéis en el Espíritu Santo,
en la santa Iglesia católica,
en la comunión de los santos,
en el perdón de los pecados,
en la resurrección de la carne
y en la vida eterna?
Todos:
Sí, creo.

Y concluye el sacerdote:

Que Dios todopoderoso,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos regeneró por el agua y el Espíritu Santo
y que nos concedió la remisión de los pecados,
nos guarde en su gracia,
en el mismo Jesucristo nuestro Señor,
para la vida eterna.
R/. Amén.

Antífona

 El sacerdote asperja al pueblo con agua bendita, mientras todos cantan:

Vi que manaba agua del lado derecho del templo, aleluya.
Y habrá vida dondequiera que llegue la corriente y cantarán:
Aleluya, aleluya.


ORACIÓN DE RENUNCIA

Padre Santo, en el nombre de Jesús tu hijo amado, y con la dirección de tu Santo Espíritu, me pongo en tu presencia para darte gracias por permitirme acercarme a ti y reconocer mi estado de pecado. Purifica y transforma mis pensamientos y afectos, mi mentalidad y comportamientos; suscita en mi una sincera conversión.

Hoy, como el hijo pródigo quiero voluntariamente reconocer que he pecado contra el cielo y contra ti, que me arrepiento de haberte ofendido.

Ante ti Señor confieso mi pecado, reconozco que no soy digno de ser llamado hijo tuyo, pero se y creo que por tu infinita misericordia y por la Salvación que me ha dado Jesús en la Cruz, me reconcilias contigo.

Por eso Señor, en este instante quiero renunciar públicamente a todo aquello que me ha separado de ti:
Renuncio a Satanás; esto es al pecado, como negación de Dios; a la mentira, como ofuscación de la verdad; a la violencia, como contraria al amor.
Renuncio a las obras de Satanás; a la soberbia, a la avaricia, a la envidia, a la ira, a la lujuria y las sensualidades, a la gula, a la pereza, al odio, a la cobardía e indiferencia, a la injusticia; a la falta de fe, esperanza y caridad.
Renuncio a todas las seducciones de Satanás; a los abusos, a la discriminación, a la hipocresía, al cinismo, al orgullo, al desprecio a los demás.
Renuncio a la vida materialista que me ofrece el mundo, al dinero como aspiración suprema, al placer por el placer sin valores, al provecho propio por encima del bien común.
Renuncio a todo ídolo que yo mismo me haya forjado durante mi vida, posición social, bienes, y otros; creencias opuestas al cristianismo.


CONSAGRACIÓN TOTAL A MARÍA
SEGÚN SAN LUIS MARÍA GRIGNION DE MONFORT


¡Oh Jesús, Sabiduría eterna y encarnada!, 
verdadero Dios y verdadero hombre, 
Hijo único del Padre Eterno y de María, siempre virgen! 
Te adoro en la gloria del Padre, 
durante la eternidad y en el seno virginal de María, tu Madre, 
en el tiempo de tu Encarnación. 
Te doy gracias porque, anonadándote, 
haz venido al mundo – hombre entre los hombres y servidor del Padre– 
para librarme de la esclavitud del pecado. 
Te alabo y glorifico Señor, 
porque has vivido en obediencia amorosa a María, 
para hacerme fiel discípulo suyo. 
Desgraciadamente, no he guardado los votos y promesas 
de mi bautismo y no soy digno de llamarme hijo de Dios. 
Por ello, acudo a la misericordiosa intercesión de tu Madre, 
esperando obtener por su ayuda el perdón de mis pecados 
y una continua comunión contigo, Oh Sabiduría Encarnada. 
Te saludo, pues, oh María Inmaculada, templo viviente de Dios: 
en ti ha puesto su morada la Sabiduría Eterna 
para recibir la adoración de los ángeles y de los hombres. 
Te saludo, oh Reina del cielo y de la tierra: 
a ti están sometidas todas las criaturas. 
Te saludo, refugio seguro de los pecadores: 
todos experimentan tu gran misericordia. 
Acepta los anhelos que tengo de la Divina Sabiduría 
y mi consagración total. 

Yo, (diga su nombre), consciente de mi vocación cristiana, 
renuevo hoy en tus manos mis compromisos bautismales. 
Renuncio a Satanás, a sus seducciones, a sus pompas y a sus obras, 
y me consagro a Jesucristo para llevar mi cruz detrás de El, 
en la fidelidad de cada día a la voluntad del Padre. 
En presencia de toda la corte celestial, 
te elijo en este día por mi Madre y Maestra. 
Me entrego y consagro a ti, como tu esclavo, mi cuerpo y mi alma, 
mis posesiones tanto internas como externas, 
incluso el valor de todas mis buenas acciones, 
pasadas, presentes y futuras, 
dejando en ti, el entero y completo derecho de disponer de mi, 
y todo lo que me pertenece, sin excepción, de acuerdo a tu voluntad, 
para mayor gloria de Dios en el tiempo y en la eternidad. 

Madre del Señor, 
acepta esta pequeña ofrenda de mi vida y preséntala a tu Hijo: 
si El me redimió con tu colaboración, 
debe también ahora recibir de tu mano, 
el don total de mí mismo. 
En adelante, deseo honrarte y obedecerte 
en todo como verdadero esclavo tuyo. 
¡Oh Corazón Inmaculado de María!, 
que yo viva plenamente esta consagración 
para prolongar en mí la amorosa obediencia de tu Hijo 
y dar respuesta a la misión trascendental que Dios 
te ha confiado en la historia de la salvación. 
¡Madre de misericordia!, alcánzame la verdadera Sabiduría de Dios, 
y hazme plenamente disponible a tu acción maternal. 
Colocame así, entre los que tu amas, enseñas, guías, 
alimentas y proteges como hijos tuyos. 
¡Oh Virgen fiel!, 
haz de mí un auténtico discípulo e imitador de tu Hijo, 
la Sabiduría Encarnada. 
Contigo, Madre y modelo de mi vida, 
llegaré a la perfecta madurez de Jesucristo 
en la tierra y a la gloria del cielo. 
Amén 

¡Totus Tuus! 
Padre Nuestro, 
Ave Maria, 
Gloria Regina Caeli


ORACIÓN DE RENUNCIA Y LIBERACIÓN

En tu nombre Jesucristo, yo (di tu nombre completo) de manera personal y a nombre de mis antepasados, renuncio a satanás, a todas sus fascinaciones, seducciones y mentiras.

Renuncio a toda práctica de brujería, magia blanca, negra, de cualquier color, santería, hechicería o vudú. Renuncio a toda limpia con huevo, yerbas, bálsamos, vino, sangre o fuego. Renuncio a todo pacto, reto, sello, alianza o consagración al demonio; a conjuros, perjuros, maleficios e invocaciones diabólicas. Renuncio a toda maldición, mal deseo, envidia, odio, rencor, resentimiento, codicia, avaricia, soborno, robo, fraude, despojo o enriquecimiento ilícito.

Renuncio a todo acto de orgullo, soberbia, prepotencia, vanidad y egolatría. Renuncio a todo rito de iniciación chamánica, espiritista, espiritualista, masonería, filosofía rosacruz, dianética y a toda secta o sociedad secreta.

Renuncio a todo conocimiento de la nueva era, creencia en la re-encarnación, esoterismo, metafísica, meditación trascendental, yoga, a todo acto de curanderismo, a las operaciones espirituales, hipnotismo con regresiones, baños con flores, especies, yerbas, sangre de animales o humana o con otras substancias con fines mágicos.

Renuncio a toda lujuria, aborto, adulterio, homosexualidad, bisexualidad, incesto, violación, pornografía, bestialismo, promiscuidad y prostitución. A todo lo que yo u otras personas hayan hecho ilícitamente para controlar, nulificar o desbordar mi sexualidad.

En el nombre de Jesucristo, renuncio al culto y veneración a la llamada “santa muerte” o al vampirismo, a todo encantamiento, invocación y evocación de muertos, a espíritus custodios, guardianes, cósmicos, protectores, espías, vigilantes, a seres espirituales nombrados “maestros de sabiduría”, o a cualquier otro ser maléfico en forma oculta o manifiesta.

Renuncio a todo acto o juego de mediumnidad, a la ouija, al control mental, al manejo del péndulo, a instrumentos para encontrar “tesoros ocultos” o dinero enterrado. Renuncio también a toda clase de adivinación, sortilegio, lectura de cartas, café y caracoles, a toda forma de astrología, horóscopos o cartas astrales.

Renuncio a los amuletos y talismanes, a las herraduras, pirámides, cuarzos, imanes, agujas, sábilas o ajos con moños rojos, imágenes de santos mezcladas con tierra de panteón, velas y veladoras de colores “curadas”, fetiches y representaciones de mi persona de cualquier material y forma que se encuentren enterrados o sean manipulados por mí mismo u otras personas. Renuncio a toda forma equivocada de “medicina alternativa” que bajo engaños haya ritualizado mi ser al demonio.

En el nombre de Jesús, renuncio a toda comida o bebida mezclada con brujería que haya yo ingerido, y a todo lo que haya sido tirado, rociado o untado en mi cuerpo, ropa, zapatos, casa, trabajo, negocio o cualquier pertenencia u objeto que esté cercano a mí, que haya sido maldecido o consagrado al mal.

En el nombre de Jesucristo denuncio, renuncio y echo fuera de mí a todo espíritu de traición, destrucción, muerte, esclavitud, ausencia de Dios, miseria, mendicidad, soltería, infelicidad matrimonial, viudez, orfandad, amargura, envejecimiento o muerte prematura, persecución, problemas con las leyes o la justicia humana, esterilidad, humillación, rechazo, insomnio, deseos de suicidio, aislamiento, locura, soledad, neurosis, depresión, obsesión, miedo, angustia, debilidad, enfermedades crónicas, invalidez, ceguera, sordera, mudez, falta de olfato, imposibilidad de saborear la comida, insensibilidad, celos, inconformidad, incapacidad para vivir, conseguir o conservar un trabajo, una pareja, un matrimonio o una familia.

En el nombre de Jesús denuncio, renuncio y echo fuera de mí todo espíritu de alcoholismo o de cualquier otra adicción, de mal carácter, de falta de memoria, de falta de control y dominio de mi ser, irrealidad, inconsciencia, envidia, abandono, gula, suciedad, desorden, malos olores crónicos en mi cuerpo, ropa o casa, de falta de fe, esperanza y caridad, de falta de interés en la vida, de desprecio a la eucaristía y de aborrecimiento o flojera para tener vida de oración.

Corto, destruyo y nulifico los medios a través de los cuales fueron hechos los daños antes mencionados, si fueron veladoras, fotos, ropa, tijeras, agujas, fetiches, entierros, lo que haya sido.

Renuncio a lo que en forma consciente o inconsciente haya yo hecho o haya sido hecho por otra persona en mi nombre para obtener poderes, dinero, éxito, buena suerte o pretender saber el futuro, o bien para conseguir el amor y la salud propios o ajenos, o tener dominio y control sobre personas, objetos, animales, lugares, espíritus y fuerzas de la naturaleza.

Nulifico los efectos de cualquier práctica contraria al compromiso adquirido a través de mi bautismo, de fidelidad y reconocimiento a Jesucristo como mi único Salvador, a los Sacramentos, a la Virgen María y a la iglesia católica. A lo que impida el ejercicio de mi sentido común, capacidad de juicio, entendimiento y voluntad.

Echo fuera de mí todo aquello con lo que haya intentado sustituir el amor y la confianza de Jesús. Renuncio al rechazo de mis padres desde el instante de mi concepción y durante mi vida en el seno materno. Renuncio al mal que me causaron por intentar abortarme: con yerbas, sustancias químicas o con objetos punzo cortantes. Renuncio a todo el rencor que tengo si fui dado en adopción o abandonado sin haber conocido a mis padres biológicos o a maldiciones recibidas durante mi gestación.

Nulifico por las llagas de Jesús todo mandato de fracaso, muerte en vida y suicidio que hay en mí por estas causas, la incapacidad para aceptar el amor de Dios, para aceptarme a mí mismo o a las personas, para estudiar, trabajar y ser feliz.

Renuncio a todo lo que sea contrario a la salud, el respeto y la dignidad que como templo del Espíritu Santo, necesita todo mi ser y que esté impidiendo relacionarme con Dios, conmigo mismo (a), con mi entorno en una forma sana, tener una familia unida y un trabajo digno y bien remunerado.

Porque Jesucristo se manifestó para deshacer las obras del diablo: habiendo denunciado, renunciado y echado fuera de mí todos los espíritus del mal, los envío atados y amordazados a los pies de la Santa Cruz y les prohíbo regresar.

Habiendo nulificado todos los efectos, causas y consecuencias, tomo autoridad, en el nombre de Jesús, para que caigan todos los bloqueos, tinieblas y barreras que satanás construyó a mi alrededor y le ordeno a todo ser demoníaco que despojó a mi familia o a mí mismo (a), que nos devuelva, lo que nos quitó.

Padre Santo, te lo ruego, sana toda mi vida, toda mi historia personal, perdóname, ayúdame, libérame, bendíceme.

Padre Dios, acepto que Tú seas mi Padre, Jesucristo mi Hermano, la Virgen María mi Madre, porque hoy, yo (di tu nombre completo) les pertenezco para siempre.

A través de Tu Santo Espíritu, guíame para la reparación de todas las faltas que cometí y enséñame a amar Tu Voluntad. Gracias Padre.

Amén, amén, amén.

ORACIÓN COMBATIVA /ORACIÓN DE GUERRA

Padre celestial, me inclino en adoración y en alabanza ante ti. Me cubro con la sangre del Señor Jesucristo como mi protección durante este tiempo de oración.
Me rindo a ti completamente y sin reservas en cada área de mi vida. Estoy preparado para luchar contra todas las obras de Satanás que me dificultan en este tiempo de oración y me dirijo solamente al Dios vivo y verdadero, rehusando cualquier participación de Satanás en mi oración.
Satanás te ordeno en el nombre del Señor Jesucristo que salgas y te vayas de mi presencia con todos tus demonios y pongo la sangre del Señor Jesucristo entre nosotros, Padre celestial te adoro y te alabo, Reconozco que tú eres digno de recibir toda gloria, honor y alabanza. Renuevo mi obediencia a ti y te pido que el bendito Espíritu Santo me capacite en este tiempo de oración

Te doy las gracias, Padre celestial, porque me has amado desde la eternidad, porque enviaste al Señor Jesucristo al mundo para morir como mi sustituto para que yo fuera redimido. Te doy las gracias porque el Señor Jesucristo vino en representación mía; y que a través de él tú me has perdonado por completo; me has dado vida eterna; me has dado la justicia perfecta del Señor Jesucristo y ahora justificado. Gracias porque en él tú me has hecho completo y te has ofrecido a mi como mi ayuda y fortaleza diaria
Padre Celestial, ven y abre mis ojos para que pueda ver lo grande que eres y lo completa que es tu provisión para este nuevo día. En el nombre del Señor Jesucristo ocupo mi lugar con Cristo en los lugares celestiales con todos los principados y poderes (poderes de las tinieblas y Espíritus malignos) debajo de mis pies. Gracias por la Victoria que el Señor Jesucristo ganó para mí y porque estoy sentada con él en los lugares celestiales; por lo tanto declaro que todos los principados y poderes y todos los Espíritus malignos están sujetos a mí.

En el nombre del Señor Jesucristo.

Gracias por la armadura que tu has provisto, me pongo el cinto de la verdad, la coraza de la justicia, los calzados de la paz y el yelmo de la salvación. Elevo el escudo de la fe contra todos los dardos de fuego del enemigo, y en mi mano tomo la espada del Espíritu, la palabra de Dios y uso tu palabra contra todas las fuerzas del mal en mi vida; me pongo esta armadura y vivo y oro en completa dependencia de ti, bendito Espíritu Santo.
Gracias, Padre Celestial porque el Señor Jesucristo despojo todos los principados y poderes y los mostró abiertamente triunfando sobre ellos. Reclamo toda esa Victoria para mi vida hoy. Arrojo de mi vida todas la insinuaciones, acusaciones y tentaciones de Satanás. Afirmo que la palabra de Dios es verdad y decido vivir hoy a la luz de la palabra de Dios.

Decido, Padre Celestial vivir en obediencia a ti y en comunión contigo. Abre mis ojos y muéstrame las áreas de mi vida que no te agradan. Obra en mi vida para que no haya ningún lugar en que Satanás pueda poner su pie, muéstrame cualquier área de debilidad. Muéstrame cualquier área de mi vida en la que debe intervenir para que pueda agradarte. Estoy contigo y con el ministerio del Espíritu Santo en mi vida.
Por fe y dependiendo de ti deshecho al viejo hombre y permanezco en la victoria de la crucifixión donde el Señor Jesucristo proveyó limpieza de la Virgen naturaleza.
Me visto del nuevo hombre y me afirmo en la victoria de la Resurrección y la provisión que él hizo por mi allí, para vivir por encima del pecado. Por consiguiente, en este día deshecho al viejo con su egoísmo y me visto de la nueva naturaleza con su amor.

Deshecho la vieja naturaleza con su temor y me visto de la nueva naturaleza con su valor.
Deshecho la vieja naturaleza con su debilidad y me visto de la nueva con su fortaleza.
Deshecho hoy la vieja naturaleza con todos sus deseos engañosos y me visto de la nueva naturaleza con toda su justicia y pureza.

Permanezco en la victoria de la ascensión y glorificación del hijo de Dios, donde todos los principados y poderes fueron sometidos a él y reclamo mi lugar en Cristo victorioso con él sobre todos los enemigos de mi alma. Bendito Espíritu Santo, te pido que me llenes. Ven a mi vida, rompe cada ídolo y arroja cada enemigo.

Gracias Padre Celestial por la expresión de tu voluntad en mi vida diaria como me has mostrado en tu palabra. Por lo tanto reclamo la voluntad de Dios para hoy. Gracias, porque me has bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Jesucristo. Gracias, porque me has hecho renacer a una esperanza viva por la Resurrección de Jesucristo de los muertos.
Gracias porque me has hecho una provisión para que yo pueda vivir hoy lleno del Espíritu de Dios con amor y gozo y autocontrol en mi vida. Reconozco que esta es tu voluntad para mí y por consiguiente rechazo y resisto todos los esfuerzos de Satanás y de sus demonios de robarme la voluntad de Dios. Rehúso en este día creer a mis sentimientos y levanto el escudo de la fe contra todas las acusaciones y contra todas las insinuaciones que Satanás ponga en mi mente. Reclamo la plenitud de Dios para hoy.

En el nombre del Señor Jesucristo, me rindo completamente a ti. Padre Celestial como un sacrificio vivo. Decido no conformarme a este mundo. Decido ser transformado por la renovación de mi mente y te pido que me muestres tu voluntad y me capacites para caminar hoy en toda la plenitud de la voluntad de Dios.
Gracias Padre Celestial porque las armas de nuestra milicia no son carnales sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas para el derribo de argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, para llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia al Señor Jesucristo.
En el nombre del Señor Jesucristo, me rindo completamente a ti. Padre Celestial como un sacrificio vivo. Decido no conformarme a este mundo. Decido ser transformado por la renovación de mi mente y te pido que me muestres tu voluntad y me capacites para caminar hoy en toda la plenitud de la voluntad de Dios. Por esto, desarmo hoy en mi vida la fortaleza de Satanás y destruyo los planes que Satanás haya maquinado contra mí. Destruyo las fortalezas contra mi mente y rindo mi mente a ti, bendito Espíritu Santo. Afirmo, Padre Celestial, que no me has dado un Espíritu de temor sino de poder, de amor, y de dominio propio.

Rompo y aplasto las fortalezas que Satanás ha formado hoy en contra de mis emociones y las entrego a ti. Destruyo las fortalezas que Satanás haya formado hoy contra mi voluntad y te la entrego a ti y decido hacer las correctas decisiones de fe.
Destruyo las fortalezas que Satanás haya formado hoy contra mi cuerpo y entrego a ti mi cuerpo, reconociendo que yo soy tu templo; y me regocijo en tu misericordia y en tu bondad.

Padre Celestial, te pido ahora que a través de este día tu me vivifiques; muéstrame la forma en que Satanás está obstaculizando, tentando, mintiendo, falsificando y distorsionando la verdad en mi vida

Capacítame para ser la clase de persona que a ti te agrada.
Capacítame para ser enérgico en la oración.
Capacítame para pensar tus pensamientos y darte el lugar que mereces en mi vida.

De nuevo me cubro con la sangre del Señor Jesucristo y pido que tu bendito Espíritu Santo, traigas hoy en mi vida la obra de la Crucifixión, toda la obra de la resurrección, la obra de la glorificación y la obra de Pentecostés.
Me entrego a ti, rehúso ser desalentado. Eres el Dios de toda esperanza. Has mostrado tu poder resucitando a Jesucristo entre los muertos y reclamo tu victoria sobre todas las fuerzas satánicas en mi vida y rechazo estas fuerzas; te lo pido todo en el nombre del Señor Jesucristo y te doy las gracias.

Amén


LA FECHA DE MI BAUTISMO FUE EL DOMINGO 1 DE ENERO DE 1961, FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA Y SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS.

Oración a la Sagrada Familia

Jesús, María y José, en ustedes contemplamos el esplendor del verdadero amor, a ustedes, confiados, nos dirigimos. Santa Familia de Nazaret, haz también de nuestras familias lugar de comunión y cenáculo de oración, auténticas escuelas del Evangelio y pequeñas Iglesias domésticas.
Santa Familia de Nazaret, que nunca más haya en las familias episodios de violencia, de cerrazón y división; que quien haya sido herido o escandalizado sea pronto consolado y curado.
Santa Familia de Nazaret, que el próximo Sínodo de los Obispos haga tomar conciencia a todos del carácter sagrado e inviolable de la familia, de su belleza en el proyecto de Dios.
Jesús, María y José, escuchen, acogan nuestra súplica.
Amén

ORACIÓN

Sagrada Familia de Nazaret: enséñanos el recogimiento, la interioridad; danos la disposición de escuchar las buenas inspiraciones y las palabras de los verdaderos maestros. Enséñanos la necesidad del trabajo de reparación, del estudio, de la vida interior personal, de la oración, que sólo Dios ve en lo secreto;enséñanos lo que es la familia, su comunión de amor, su belleza simple y austera, su carácter sagrado e inviolable. Amén.

CONSAGRACIÓN A LA SAGRADA FAMILIA

Oh Jesús, Redentor nuestro amabilísimo, que habiendo venido a iluminar al mundo con la doctrina y con el ejemplo, has querido pasar la mayor parte de Tú vida, humilde y sujeto a María y a José en la pobre casa de Nazaret, santificando a aquella Familia que había de ser el modelo de todas las familias cristianas; acoge benigno la nuestra, que ahora se dedica y consagra a Ti. Dígnate de protegerla, guardarla y establecer en ella Tu santo temor, con la paz y concordia de la caridad cristiana, para que imitando el ejemplo divino de tu Familia, pueda alcanzarla toda entera, sin faltar uno solo, la eterna bienaventuranza.
María, Madre de Jesús y Madre nuestra, con tu piadosa intercesión haz que sea aceptable a Jesús esta humilde ofrenda, y así obtener su su gracia y bendición.
Oh san José, custodio santísimo de Jesús y de María, socorrernos con tus plegarias en todas las necesidades espirituales y temporales, a fin de que en unión con María y contigo, podamos bendecir eternamente a nuestro divino Redentor Jesús. Así sea.



Digno Es El Cordero / Yo Me Rindo a Él. Alfarero Música