Infinito, inmenso, inagotable...
Fray Alejandro R. Ferreirós
Infinito, inmenso, inagotable,
más allá de las cumbres de la nada
más luminoso que el rayo y la alborada
más allá de todo nombre e innombrable.
Más allá del deseo y sentimiento
de la mente y la razón en cautiverio
más allá de la palabra y el salterio
de la luz y de mi conocimiento.
Más allá de las tormentas y del viento
del huracán, del tornado y la centella
del cielo inusitado y las estrellas
de las horas, de los días y del tiempo.
Más allá de lo sublime y trascendente
de la medida de las cosas y lo inmenso
más allá del azul de un cielo intenso
del color, de la noche en que se siente.
Más allá de la presencia y de lo ausente
más allá del abrazo y del vacío
más allá de lo que quiero y lo que ansío
de la visión, del oído y de mi mente.
Más allá de la oración y del suspiro
del anhelo del fervor y la plegaria
del clamor por tu misterio y por tu casa
de la búsqueda, del cielo y el camino.
Más allá del sol y de la luna
de los astros llameantes y del fuego
de la hoguera de vida en que me entrego
de las certezas creyentes y las dudas.
Más allá del amor y la esperanza
del horizonte infinito en que te veo
de la consolación oscura del misterio
y del Amor que se consuma en Alabanza.
Inefable, inescrutable y absoluto
más allá de la firmeza que asegura
de tu presencia suave y la figura
que transparenta el misterio en que te busco.
Qué distancia infinita...
Fray Alejandro R. Ferreirós OFM
Qué distancia infinita, inabarcable
me separa de Ti, Oh Dios amado
Un cielo de verdad iluminado
océano de luz inagotable.
Mi mirada se pierde en tu presencia
supera mi intuición el infinito
el anhelo del Ser en quien habito
la paz en que se funde la inocencia.
Tu ser es más allá, dulce consuelo
promesa y gratuidad, luz y Belleza
ternura sin igual y fiel grandeza
trascendencia profunda de mi cielo.
¡Tan lejos y tan cerca de mi mismo!
El toque angelical que me da vida
la fuente del Amor que me convida
encuentro desde el fondo de mi abismo.
Alzo mis brazos, tu Ser es siempre nuevo
novedad absoluta y permanencia
te adoro trinidad desde la esencia
de la vida en que amando me recreo.
Te adoro, inmensidad, anonadado
te entrego mi vivir de cada día
el fluir dela dulce melodía las notas
que tu don me ha regalado.
Que todo lo que dice mi boca
y el susurro de mi corazón,
sean agradables ante Ti.
Sal 19,15
¡Ojalá… Te agrade mi canción de amor!
Quiero cantar a Dios toda mi vida
y tocar para Él mientras exista.
¡Ojalá que Le agraden mis versos!
Yo encuentro mi alegría sólo en Él.
Sal 104,34
Que toda mi vida sea canción de Amor,
Que sea fragancia de Dios.
¡Ojalá Te agrade mi letra, mi melodía
porque la Música eres Tú…
AMÉN”.
SUBLIME POESÍA - JESÚS ADRIÁN ROMERO
ESCRIBIRÉ MIL CANCIONES - JESÚS ADRIÁN ROMERO
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