La Ola, es un film alemán
inspirado los sucesos que tuvieron lugar en 1967, cuando tras cinco días de
experimentos el profesor de historia Ron Jones tuvo que interrumpir el proyecto
«La tercera ola» con el que pretendía demostrar a sus alumnos de la escuela
Cubberley de Palo Alto (California) la dimensión real y los peligros de la
autocracia. Obtuvo el resultado contrario. En 1981, el escritor estadounidense
Todd Strasser narró en su libro «The Wave» bajo el pseudónimo Morton Rhue los
hechos que ahora recupera el director Dennis Gansel en clave de thriller y
ubicando los hechos en Alemania en la época actual. El filme obtuvo un gran
éxito en el Festival de Sundance y consiguió erigirse como líder de taquilla en
Alemania cuando fue estrenado.
Uno de los fundamentos de la didáctica es que el profesor debe intentar que los alumnos se inicien en el pensamiento y comportamiento de los procesos de solución de problemas y, al resolverlos, alcance los esquemas de acción, las operaciones y los conceptos que deben aprender. Para ello es importante proporcionar a los estudiantes un instrumental de herramientas preparadas para ser aplicadas, y ponerle en situación de hacer uso de ellas: Aprender a aprender. En el caso que nos refiere la película La ola, el profesor olvidó que para ello, debe conocer el desarrollo de los procesos de aprendizaje tanto teórica como prácticamente y, a pesar de que su intención fue la de hacer vivir a los alumnos una situación, no tuvo la sensibilidad suficiente para detectar que en alguna de las fases del proceso, el asunto se le fue de las manos.
En otoño de
1967 Ron Jones, un profesor de historia de un instituto de Palo Alto en
California, en el
Cubberley High School, no tuvo
respuesta para la pregunta de uno de sus alumnos: ¿Cómo es posible que el pueblo
alemán alegue ignorancia a la masacre del pueblo judío? «¿Cómo pudo el pueblo alemán alegar su ignorancia
del genocidio judío? ¿Cómo podía la gente de las ciudades, los obreros, los
profesores, los doctores, decir que no sabían nada de los campos de
concentración y las matanzas? ¿Cómo gente que eran vecinos o incluso amigos de
judíos podían decir que no estaban allí cuando sucedió todo?» Al no poder
explicar a sus alumnos por qué los ciudadanos alemanes (especialmente los no
judíos) permitieron que el Partido Nazi exterminara a millones de judíos y otros
llamados “indeseables”, decidió mostrárselo. Decidió hacer un experimento con sus
alumnos: instituyó un régimen de extrema disciplina en su clase,
restringiéndoles sus libertades y haciéndoles formar en unidad. El nombre de
este movimiento fue The Third Wave.
Jones llamó al
movimiento «La Tercera Ola», debido a la noción popular de que la tercera de una
serie de olas en el mar es siempre la más fuerte, y afirmó que sus miembros
revolucionarían al mundo. Ante el asombro del profesor, los alumnos se
entusiasmaron hasta tal punto que a los pocos días empezaron a espiarse unos a
otros y a acosar a los que no querían unirse a su grupo. El experimento cobró
vida propia, con alumnos de toda la escuela uniéndose a él. Jones se preocupó
acerca del resultado del ejercicio y lo detuvo al quinto día haciendo ver a sus
alumnos que el movimiento tenía un líder mundial: Adolf Hitler. Se rumoreó que
hubo implicaciones, como el suicidio de uno de los alumnos, pero poco ha
trascendido sobre el asunto.
En 2006, se
intentó recrear el experimento en una clase de historia de una escuela primaria
de Florida con niños aún más jóvenes.
El fenómeno de la obediencia
extrema
Incluso hoy, el fenómeno de la obediencia extrema a la autoridad en
épocas como la del Tercer Reich no se ha terminado de comprender desde un punto
de vista científico. Existe una serie de experimentos en el campo de la
psicología social, sin embargo, que han examinado el comportamiento de
individuos en una situación colectiva y que ha arrojado resultados preocupantes.
Uno de los experimentos más famosos se llevó a cabo en 1971, en la prisión de
Stanford, que estudió el comportamiento humano en situaciones de encerramiento.
El Experimento Milgram realizado en 1962 por el psicólogo Stanley Milgram
estudió la voluntad de gente normal de seguir las instrucciones de figures
autoritarias aun en contra de su propia conciencia y principios. Philip
Zimbardo, el responsable del experimento de la prisión de Stanford, ha
encontrado elementos idénticos entre sus hallazgos y las torturas que recibieron
los presos iraquíes en Abu Ghraib
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Didáctica/manipulación en La ola
La película constata los peligros que genera la capacidad de fascinación de un líder carismático, un profesor en este caso, que encauza la latente rebeldía juvenil hacia un uso viciado de las virtudes básicas —la unidad, la amistad, la lealtad, el sacrificio, la confianza…—, cuyo atractivo sigue siendo universal. Una capacidad de fascinación, en fin, que podría transformar en infame dictadura hasta la más probada de las democracias.
La manipulación de los grupos y colectividades está a la orden del día y no pocos políticos y personalidades la cultivan con asiduidad apoyándose en todos los medios a su alcance. Siempre es positiva la revelación de algunos de los mecanismos que se utilizan para esta instrumentalización interesada de las masas. Y, en este sentido, el film es diáfanamente didáctico y defendible. No cabe duda de que resulta un material complementario de gran utilidad para debatir en clase.
Uno de los fundamentos de la didáctica es que el profesor debe intentar que los alumnos se inicien en el pensamiento y comportamiento de los procesos de solución de problemas y, al resolverlos, alcance los esquemas de acción, las operaciones y los conceptos que deben aprender. Para ello es importante proporcionar a los estudiantes un instrumental de herramientas preparadas para ser aplicadas, y ponerle en situación de hacer uso de ellas: Aprender a aprender. En el caso que nos refiere la película La ola, el profesor olvidó que para ello, debe conocer el desarrollo de los procesos de aprendizaje tanto teórica como prácticamente y, a pesar de que su intención fue la de hacer vivir a los alumnos una situación, no tuvo la sensibilidad suficiente para detectar que en alguna de las fases del proceso, el asunto se le fue de las manos.
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Libertad de cátedra y libertad de expresión
Libertad de cátedra
Es un derecho que poseen los profesores en relación con su libertad de expresión. Consiste en que nadie puede ser obligado a defender en sus clases ideas, normas o creencias contra las que esté en desacuerdo por motivos morales o ideológicos. Garantiza además que un profesor pueda elegir los medios pedagógicos y los materiales didácticos que él estime más oportunos para el desempeño de su labor, sin que la dirección del centro o los poderes públicos puedan obligarle a ejecutar procedimientos o a defender ideas que él no considere adecuados.
Ahora bien, la libertad de cátedra no puede ser absoluta; al contrario, debe garantizarse únicamente dentro de unos límites legales y éticos. Por ejemplo, el profesor deberá cumplir con el temario mínimo aprobado por las autoridades educativas; deberá mostrar imparcialidad en sus clases con respecto a ideologías o creencias que, aunque él no comparta, pertenecen a la tradición cultural de la humanidad; no podrá ampararse en la libertad de cátedra para atacar las creencias de los demás o para hacer apología de la violencia o la discriminación; deberá ser siempre respetuoso con los Derechos Humanos, etc.
Libertad de expresión
La libertad de expresión consiste en el derecho a expresar libremente nuestras ideas, opiniones o manifestaciones artísticas en cualquier medio de comunicación o a través de otros procedimientos, sin que éstas puedan ser censuradas o prohibidas por parte de los poderes públicos ni de los propietarios de los medios de comunicación, los cuales tienen la obligación legal de garantizar la pluralidad de opiniones dentro de sus respectivos medios.
Sin embargo, y por regla general, existen algunas restricciones a la libertad de expresión. Dichos límites se justifican atendiendo al hecho de que la libertad de expresión no puede amparar conductas delictivas, ofensivas o que contribuyan a extender la violencia. Mediante estas restricciones se trata de evitar, pues, un mal social o la vulneración de los derechos de los demás a través de las expresiones de alguien.
Prácticamente en todos los sistemas legislativos queda prohibida expresamente la apología de la violencia o de actitudes racistas, desigualitarias o que inciten a la marginación de colectivos sociales por cuanto los legisladores consideran que la libertad de expresión no puede justificar una defensa e incitación a la violencia o a la discriminación.
Libertad de cátedra
Es un derecho que poseen los profesores en relación con su libertad de expresión. Consiste en que nadie puede ser obligado a defender en sus clases ideas, normas o creencias contra las que esté en desacuerdo por motivos morales o ideológicos. Garantiza además que un profesor pueda elegir los medios pedagógicos y los materiales didácticos que él estime más oportunos para el desempeño de su labor, sin que la dirección del centro o los poderes públicos puedan obligarle a ejecutar procedimientos o a defender ideas que él no considere adecuados.
Ahora bien, la libertad de cátedra no puede ser absoluta; al contrario, debe garantizarse únicamente dentro de unos límites legales y éticos. Por ejemplo, el profesor deberá cumplir con el temario mínimo aprobado por las autoridades educativas; deberá mostrar imparcialidad en sus clases con respecto a ideologías o creencias que, aunque él no comparta, pertenecen a la tradición cultural de la humanidad; no podrá ampararse en la libertad de cátedra para atacar las creencias de los demás o para hacer apología de la violencia o la discriminación; deberá ser siempre respetuoso con los Derechos Humanos, etc.
Libertad de expresión
La libertad de expresión consiste en el derecho a expresar libremente nuestras ideas, opiniones o manifestaciones artísticas en cualquier medio de comunicación o a través de otros procedimientos, sin que éstas puedan ser censuradas o prohibidas por parte de los poderes públicos ni de los propietarios de los medios de comunicación, los cuales tienen la obligación legal de garantizar la pluralidad de opiniones dentro de sus respectivos medios.
Sin embargo, y por regla general, existen algunas restricciones a la libertad de expresión. Dichos límites se justifican atendiendo al hecho de que la libertad de expresión no puede amparar conductas delictivas, ofensivas o que contribuyan a extender la violencia. Mediante estas restricciones se trata de evitar, pues, un mal social o la vulneración de los derechos de los demás a través de las expresiones de alguien.
Prácticamente en todos los sistemas legislativos queda prohibida expresamente la apología de la violencia o de actitudes racistas, desigualitarias o que inciten a la marginación de colectivos sociales por cuanto los legisladores consideran que la libertad de expresión no puede justificar una defensa e incitación a la violencia o a la discriminación.
HISTORIA DE UN VISTAZO
- La “formación de masas” es una forma de hipnosis de masas que emerge cuando se cumplen condiciones específicas y casi siempre precede al surgimiento de sistemas totalitarios.
- Cuatro condiciones centrales que deben existir para que surja la formación de masas son la soledad generalizada y la falta de vínculos sociales, lo que lleva a experimentar la vida sin sentido, lo que lleva a una ansiedad y un descontento generalizados y flotantes, que conducen a una frustración generalizada y libre. y agresión, lo que resulta en sentirse fuera de control.
- Bajo la formación masiva, una población entra en un trance de tipo hipnótico que los hace dispuestos a sacrificar cualquier cosa, incluidas sus vidas y su libertad.
- Las estrategias clave para interrumpir el proceso de formación de masas son hablar en contra y practicar la resistencia no violenta. Las voces disidentes evitan que los sistemas totalitarios se deterioren hasta convertirse en una inhumanidad abyecta donde la gente está dispuesta a cometer atrocidades atroces.
- En definitiva, “totalitarismo” se refiere a la ambición del sistema. Quiere eliminar la capacidad de elección individual y, al hacerlo, destruye el núcleo de lo que es ser humano. Cuanto más rápido un sistema destruye al individuo, más pronto colapsa el sistema.
También advirtió que la formación de masas da lugar al totalitarismo, que es el tema de su nuevo libro, “La psicología del totalitarismo”. El trabajo de Desmet fue popularizado aún más por el Dr. Robert Malone, cuya aparición en el podcast de Joe Rogan fue vista por unos 50 millones de personas.
Pero a medida que el término de búsqueda «formación masiva» se hizo cada vez más popular, Google respondió manipulando los resultados del motor de búsqueda en un intento de desacreditar a Desmet y mostrar a las personas en sus resultados de búsqueda información que les haría descartar la importancia de este trabajo. ¿Por qué? Porque Google está en el centro de la camarilla global y el movimiento hacia el totalitarismo.
Comprender la psicología de la época es crucial
Aquellos que se niegan a aprender de la historia están obligados a repetirla, dicen, y esto parece particularmente pertinente en la actualidad porque, como explica Desmet, si no entendemos cómo se produce la formación de masas y a qué conduce, no podemos Prevenirlo. ¿Cómo llegó Desmet a la conclusión de que estábamos en el proceso de formación masiva? El explica:
“Al comienzo de la crisis del coronavirus, allá por febrero de 2020, comencé a estudiar las estadísticas sobre las tasas de mortalidad del virus, las tasas de mortalidad por infección, la tasa de letalidad, etc., e inmediatamente tuve la impresión, y conmigo, varios estadísticos de fama mundial, como John Ioannidis de Stanford, por ejemplo, que las estadísticas y los modelos matemáticos utilizados sobrestimaron dramáticamente el peligro del virus.Esta temprana experiencia le hizo decidirse a centrarse en los mecanismos psicológicos que intervienen en la sociedad, y se convenció de que lo que estábamos viendo eran, de hecho, los efectos de un proceso de formación de masas a gran escala, porque la característica más destacada de esta tendencia psicológica es que vuelve a la gente radicalmente ciega a todo lo que vaya en contra de la narrativa en la que cree.
Inmediatamente, escribí un artículo de opinión tratando de llamar la atención de la gente sobre algunos de los errores. Pero me di cuenta de inmediato que la gente simplemente no quería saber. Era como si no vieran ni los errores más flagrantes al nivel de las estadísticas que se usaban. La gente simplemente no era capaz de verlo”.
Básicamente, se vuelven incapaces de distanciarse de sus creencias y, por lo tanto, no pueden asimilar o evaluar nuevos datos. Desmet continúa:
“Otra característica muy específica es que este proceso de formación en masa hace que las personas estén dispuestas a sacrificar radicalmente todo lo que es importante para ellos, incluso su salud, su riqueza, la salud de sus hijos, el futuro de sus hijos.
Cuando alguien está en las garras de un proceso de formación de masas, se vuelve radicalmente dispuesto a sacrificar todo su interés individual. Una tercera característica, por nombrar solo algunas, es que una vez que las personas están atrapadas en un proceso de formación en masa, generalmente muestran una tendencia a la crueldad hacia las personas que no aceptan la narrativa o no la siguen... Por lo general, lo hacen como si fuera un deber ético.
Al final, suelen tender, primero, a estigmatizar, y luego a eliminar, a destruir, a las personas que no van con las masas.
Y es por eso que es tan extremadamente importante comprender los mecanismos psicológicos en funcionamiento, porque si comprende los mecanismos en funcionamiento, puede evitar que la formación de masas se vuelva tan profunda que las personas lleguen a este punto crítico en el que realmente están fanáticamente convencidas de que deben destruir a todo el que no los acompañe.
Por lo tanto, es extremadamente importante entender el mecanismo. Si lo entiendes, puedes estar seguro de que la multitud, la masa, primero se destruirá a sí misma, o se agotará, antes de comenzar a destruir a las personas que no están de acuerdo con la masa.
Entonces, es de crucial importancia, y eso es lo que describe mi libro. Describe cómo surge una masa, una multitud, en una sociedad, bajo qué condiciones surge, cuáles son los mecanismos del proceso de formación de masas y qué se puede hacer al respecto. Eso es extremadamente importante.
Voy a mencionar esto desde el principio.
Por lo general, es imposible despertar a las masas. Una vez que surge un proceso de formación de masas en una sociedad, es extremadamente difícil despertar a las masas. Pero [despertarlos es] importante, [porque] puedes evitar que las masas y sus líderes se convenzan tan fanáticamente de su narrativa que comiencen a destruir a las personas que no están de acuerdo con ellos”.
Por lo general, es imposible despertar a las masas. Una vez que surge un proceso de formación de masas en una sociedad, es extremadamente difícil despertar a las masas. Pero [despertarlos es] importante, [porque] puedes evitar que las masas y sus líderes se convenzan tan fanáticamente de su narrativa que comiencen a destruir a las personas que no están de acuerdo con ellos”.
De hecho, para aquellos de nosotros que no caímos bajo el hechizo de la narrativa irracional de COVID, la crueldad con la que el liderazgo político, los medios y la gente en general intentaron forzar el cumplimiento fue sorprendentemente abominable. Muchos fueron agredidos físicamente, y algunos incluso asesinados, simplemente por no usar cubrebocas, lo que sabíamos era una estrategia de prevención inútil.
Contexto histórico de la hipnosis masiva
Es más fácil entender qué es la formación de masas si la consideras como hipnosis de masas, porque no son simplemente similares, son idénticas, dice Desmet. La formación de masas es una especie de hipnosis que surge cuando se cumplen determinadas condiciones. Y, de manera inquietante, estas condiciones, y el trance hipnótico que surge, casi siempre preceden al surgimiento de los sistemas totalitarios.
Si bien el totalitarismo y una dictadura clásica comparten ciertas características, existen claras diferencias a nivel psicológico. Según Desmet, una dictadura clásica, a nivel psicológico, es muy primitiva. Es una sociedad que le teme a un grupo pequeño, a un régimen dictatorial, por su potencial agresivo.
El totalitarismo, por otro lado, surge de un mecanismo psicológico muy diferente. Curiosamente, el estado totalitario en realidad no existía antes del siglo XX. Es un fenómeno relativamente nuevo y se basa en la formación de masas o la hipnosis de masas.
Las condiciones para este estado hipnótico masivo (que se enumeran a continuación) se cumplieron por primera vez justo antes del surgimiento de la Unión Soviética y la Alemania nazi, por lo que ese es nuestro contexto histórico. Estas condiciones se volvieron a cumplir justo antes de la crisis del COVID. Lo que estamos viendo ahora es un tipo diferente de totalitarismo, en gran parte debido a los avances tecnológicos que han creado herramientas extremadamente efectivas para influir inconscientemente en el público.
Ahora tenemos herramientas muy sofisticadas con las que hipnotizar a masas de personas mucho más grandes que en épocas anteriores. Pero mientras nuestro totalitarismo actual es global en lugar de regional, y la guerra de la información es más sofisticada que cualquier cosa que los soviéticos o los nazis pudieran reunir, las dinámicas psicológicas básicas siguen siendo idénticas.
Comprender la hipnosis
Entonces, ¿cuáles son esas dinámicas psicológicas? “Formación en masa” es un término clínico que en la jerga de los profanos podría traducirse simplemente como una especie de hipnosis en masa, que puede ocurrir una vez que se cumplen ciertas condiciones.
Cuando estás siendo hipnotizado, lo primero que hará el hipnotizador es separar o retirar tu atención de la realidad o el entorno que te rodea. Luego, a través de su sugerencia hipnótica, generalmente una narración muy simple o una oración en voz alta, el hipnotizador enfocará toda su atención en un solo punto, por ejemplo, un péndulo en movimiento o simplemente su voz.
Desde la perspectiva de la persona hipnotizada, parecerá como si la realidad se hubiera desvanecido. Un ejemplo extremo de esto es el uso de la hipnosis para hacer que las personas sean insensibles al dolor durante la cirugía. En esa situación, el enfoque mental del paciente es tan estrecho e intenso que no se da cuenta de que su cuerpo está siendo cortado.
De la misma manera, no importa cuántas personas resulten heridas por las medidas del COVID, porque el foco está en el COVID y todo lo demás se ha desvanecido, en términos psicológicos.
Las personas pueden ser asesinadas por no usar una máscara y el hipnotizado no levantará una ceja. Los niños pueden morir de hambre y los amigos pueden suicidarse por desesperación financiera; nada de esto tendrá un impacto psicológico en los hipnotizados porque para ellos, la difícil situación de los demás no se registra. Un ejemplo perfecto de este cegamiento psicológico de la realidad es cómo las muertes y lesiones por pinchazos de COVID simplemente no se reconocen y ni siquiera se consideran causales.
Las personas recibirán la inyección, sufrirán lesiones masivas y dirán: «Gracias a Dios que recibí la inyección o hubiera sido mucho peor». No pueden concebir la posibilidad de que hayan resultado heridos por el disparo. ¡Incluso he visto a personas expresar su gratitud por la inyección cuando alguien a quien supuestamente amaban murió a las pocas horas o días de recibirla! Es alucinante. La dinámica psicológica de la hipnosis explica este comportamiento irracional e incomprensible, pero sigue siendo bastante surrealista.
“Aunque conozco los mecanismos en funcionamiento, sigo desconcertado cada vez que sucede”, dijo Desmet. “Casi no puedo creer lo que veo. Conozco a alguien cuyo marido murió unos días después de la vacuna, mientras dormía, de un infarto”.
“Y pensé: ‘Ahora abrirá los ojos y se despertará’. En absoluto”, agregó. “Simplemente continuó de la misma manera fanática, incluso más fanática, hablando de lo felices que deberíamos estar porque tenemos esta vacuna. Increíble, sí.
Las raíces psicológicas de la formación de masas
Como se mencionó, la formación masiva, o la hipnosis masiva, puede ocurrir cuando ciertas condiciones psicológicas están presentes en una parte suficientemente grande de la sociedad.
Las cuatro condiciones centrales que deben existir para que surja la formación masiva son:
- Soledad generalizada y falta de vinculación social, lo que conduce a:
- Experimentar la vida como sin sentido, sin propósito y sin sentido, y/o enfrentarse a circunstancias persistentes que no tienen sentido racional, lo que conduce a:
- Ansiedad y descontento flotantes y generalizados (ansiedad/descontento que no tiene una causa aparente o distinta), lo que conduce a:
- Frustración y agresión flotantes y generalizadas (la frustración y la agresión no tienen una causa discernible), lo que da como resultado una sensación de descontrol.
Cómo surge la formación de masas en una sociedad
Una vez que una parte suficientemente grande de la sociedad se siente ansiosa y fuera de control, esa sociedad se vuelve altamente vulnerable a la hipnosis masiva. Desmet explica:
Una vez que una parte suficientemente grande de la sociedad se siente ansiosa y fuera de control, esa sociedad se vuelve altamente vulnerable a la hipnosis masiva. Desmet explica:
“El aislamiento social, la falta de significado, la ansiedad flotante, la frustración y la agresión son altamente aversivos porque si las personas se sienten ansiosas, sin saber por qué se sienten ansiosas, por lo general se sienten fuera de control. Sienten que no pueden protegerse de su ansiedad.
Y, si en estas condiciones se distribuye una narrativa a través de los medios de comunicación, indicando un objeto de ansiedad y, al mismo tiempo, brindando una estrategia para lidiar con el objeto de ansiedad, entonces toda esta ansiedad flotante podría conectarse con el objeto. de ansiedad
Y puede haber una gran voluntad de participar en una estrategia para lidiar con el objeto de la ansiedad, sin importar cuán absurda sea la estrategia. Entonces, incluso si está claro desde el principio, para todos los que quieran verlo, que la estrategia para lidiar con el objeto de la ansiedad podría cobrar muchas más víctimas que el objeto de la ansiedad en sí mismo… incluso entonces, podría existir esta gran voluntad. participar en una estrategia de trato con el objeto de la ansiedad.
Ese es el primer paso de todo mecanismo importante de formación de masas. Ya sea que se trate de las Cruzadas, la caza de brujas, la Revolución Francesa, el comienzo de la Unión Soviética o la Alemania nazi, vemos el mismo mecanismo, una y otra vez.
Hay mucha ansiedad flotante. Alguien proporciona una narrativa que indica un objeto de ansiedad y una estrategia para lidiar con él. Y luego toda la ansiedad se conecta con el objeto [propuesto] de ansiedad.
Las personas participan en una estrategia para lidiar con el objeto de la ansiedad que arroja una primera ventaja psicológica importante, ya partir de ahí las personas tienen la impresión de que pueden controlar su ansiedad. Está conectado a un objeto y tienen una estrategia para lidiar con él”.
La problemática vinculación social de la formación de masas
Una vez que las personas que solían sentirse solas, ansiosas y fuera de control comienzan a participar en la estrategia que se les presenta como la solución a su ansiedad, surge un nuevo vínculo social. Esto, entonces, refuerza la hipnosis masiva, ya que ahora ya no se sienten aislados y solos.
Este refuerzo es una especie de intoxicación mental, y es la verdadera razón por la que la gente compra la narrativa, sin importar cuán absurda sea. “Continuarán aceptando la narrativa, porque crea este nuevo vínculo social”, dice Desmet.
Si bien el vínculo social es algo bueno, en este caso se vuelve extremadamente destructivo, porque la frustración y la agresión que flotan libremente todavía están allí y necesitan una salida. Estas emociones necesitan ser dirigidas a alguien. Lo que es peor, bajo el hechizo de la formación en masa, la gente pierde sus inhibiciones y el sentido de la proporción.
Entonces, como hemos visto durante la pandemia de COVID, las personas atacarán y arremeterán de las maneras más irracionales contra cualquiera que no crea en la narrativa. La agresión subyacente siempre estará dirigida a la parte de la población que no está hipnotizada.
Hablando en términos generales, por lo general, una vez que se está formando la masa, alrededor del 30 por ciento de la población será hipnotizada, y esto generalmente incluye a los líderes que pronuncian la narrativa hipnotizadora al público, el 10 por ciento permanece sin hipnotizar y no acepta la narrativa. , y la mayoría, el 60 por ciento, siente que hay algo mal con la narrativa, pero acepta simplemente porque no quiere sobresalir o causar problemas.
Una vez que las personas que solían sentirse solas, ansiosas y fuera de control comienzan a participar en la estrategia que se les presenta como la solución a su ansiedad, surge un nuevo vínculo social. Esto, entonces, refuerza la hipnosis masiva, ya que ahora ya no se sienten aislados y solos.
Este refuerzo es una especie de intoxicación mental, y es la verdadera razón por la que la gente compra la narrativa, sin importar cuán absurda sea. “Continuarán aceptando la narrativa, porque crea este nuevo vínculo social”, dice Desmet.
Si bien el vínculo social es algo bueno, en este caso se vuelve extremadamente destructivo, porque la frustración y la agresión que flotan libremente todavía están allí y necesitan una salida. Estas emociones necesitan ser dirigidas a alguien. Lo que es peor, bajo el hechizo de la formación en masa, la gente pierde sus inhibiciones y el sentido de la proporción.
Entonces, como hemos visto durante la pandemia de COVID, las personas atacarán y arremeterán de las maneras más irracionales contra cualquiera que no crea en la narrativa. La agresión subyacente siempre estará dirigida a la parte de la población que no está hipnotizada.
Hablando en términos generales, por lo general, una vez que se está formando la masa, alrededor del 30 por ciento de la población será hipnotizada, y esto generalmente incluye a los líderes que pronuncian la narrativa hipnotizadora al público, el 10 por ciento permanece sin hipnotizar y no acepta la narrativa. , y la mayoría, el 60 por ciento, siente que hay algo mal con la narrativa, pero acepta simplemente porque no quiere sobresalir o causar problemas.
Otro problema con el vínculo social que surge es que el vínculo no es entre individuos, sino un vínculo entre el individuo y el colectivo. Esto da lugar a un sentimiento de solidaridad fanática con el colectivo, pero no hay solidaridad hacia ningún individuo determinado. Entonces, los individuos son sacrificados sin piedad por el «bien mayor» del colectivo sin rostro.
“Esto explica, por ejemplo, por qué durante la crisis del coronavirus todo el mundo hablaba de solidaridad, pero la gente aceptaba que si alguien tenía un accidente en la calle, ya no se le permitía ayudar a esa persona a menos que tuviera una máscara quirúrgica y guantes. a tu disposición”, dijo Desmet.
“Eso también explica por qué, mientras todo el mundo hablaba de solidaridad, la gente aceptaba que si su padre o su madre se estaban muriendo, no se les permitía visitarlos”.
Al final, terminas con una atmósfera radical y paranoica en la que las personas ya no confían entre sí y en la que las personas están dispuestas a denunciar a sus seres queridos al gobierno.
“Entonces, ese es el problema con la formación de masas”, afirmó Desmet. “Es la solidaridad del individuo con el colectivo, y nunca con otros individuos”.
“Eso explica lo que sucedió durante la revolución en Irán”, continuó. “Hablé con una mujer que vivió en Irán durante la revolución, que en realidad fue el comienzo de un régimen totalitario en Irán”.
“Ella presenció, con sus propios ojos, cómo una madre denunció a su hijo al gobierno, y cómo le colgó la soga al cuello justo antes de que muriera, y cómo afirmó ser una heroína por hacerlo. Esos son los efectos dramáticos de la formación masiva”.
Sin enemigo externo, ¿qué sucede?
Ahora nos enfrentamos a una situación más complicada que en cualquier momento anterior, porque el totalitarismo que ahora está surgiendo no tiene enemigos externos, a excepción de los ciudadanos que no están hipnotizados y no compran las falsas narrativas. La Alemania nazi, por ejemplo, fue destruida por enemigos externos que se levantaron contra ella.
Por otro lado, hay una ventaja en esto, porque los estados totalitarios siempre necesitan un enemigo. Eso es algo que George Orwell describió muy bien en su libro “1984”. Para que el proceso de formación de masas continúe existiendo, debe haber un enemigo externo sobre el cual el Estado pueda enfocar la agresión de las masas hipnotizadas.
La resistencia no violenta y la franqueza son cruciales
Esto nos lleva a un punto clave, y es la necesidad de una resistencia no violenta y de hablar en contra de la narrativa. La resistencia violenta te convierte automáticamente en un objetivo para la agresión, por lo que “la resistencia dentro de un sistema totalitario siempre tiene que apegarse a los principios de la resistencia no violenta”, dijo Desmet. Pero también debe continuar hablando de manera clara, racional y no abusiva. Desmet explica:
“El primer y más importante principio al que debe adherirse la resistencia durante un proceso de formación de masas y totalitarismo emergente, es que las personas que no están de acuerdo con las masas tienen que seguir hablando. Eso es lo más crucial.
Como el totalitarismo se basa en la formación de masas, y la formación de masas es una especie de hipnosis, la formación de masas siempre es provocada por la voz del líder, que mantiene a la población en un proceso de hipnosis. Y cuando las voces disonantes continúen hablando, no podrán despertar a las masas, pero perturbarán constantemente el proceso de formación de masas.
Interferirán constantemente con la hipnosis. Si hay personas que continúan hablando, la formación de masas generalmente no será tan profunda como para que haya una voluntad en la población de destruir a las personas que no están de acuerdo con las masas. Eso es crucial.
Históricamente hablando, si miras lo que pasó en la Unión Soviética y en la Alemania nazi, está claro que fue exactamente en el momento en que la oposición dejó de hablar en público que el sistema totalitario comenzó a volverse cruel.
En 1930, en la Unión Soviética, la oposición dejó de hablar y, entre seis y ocho meses, Stalin comenzó sus grandes purgas, que se cobraron decenas de millones de víctimas. Y luego, en 1935, sucedió exactamente lo mismo en la Alemania nazi.
La oposición fue silenciada o detenida para hablar. Prefirieron pasar a la clandestinidad. Pensaban que se trataba de una dictadura clásica, pero no fue así. Estaban lidiando con algo completamente diferente. Se enfrentaban a un estado totalitario.
Y al decidir pasar a la clandestinidad, fue una decisión fatal para ellos. Entonces, también en la Alemania nazi, dentro de un período de un año después de que la oposición dejó de hablar en público, comenzó la crueldad y el sistema comenzó a destruir primero a sus oponentes. Eso es siempre lo mismo.
En la primera etapa, los sistemas totalitarios o de masas comienzan a atacar a quienes no les acompañan. Pero, después de un tiempo, simplemente comienzan a atacar y destruir a todos, grupo tras grupo.
Y, en la Unión Soviética, donde el proceso de formación de masas fue muy lejos, mucho más lejos que en la Alemania nazi, Stalin empezó a eliminar a la aristocracia, a los pequeños granjeros, a los grandes granjeros, a los orfebres, a los judíos, a toda la gente que según él nunca se convertiría en buenos comunistas.
Pero después de un tiempo, simplemente comenzó a eliminar grupo tras grupo sin ninguna lógica. Solo todos. Por eso Hannah Arendt decía que un estado totalitario es siempre un monstruo que devora a sus propios hijos. Y ese proceso destructivo comienza cuando la gente deja de hablar.
Esa es probablemente la razón por la que, a principios del siglo XX, hubo varios países donde hubo formación de masas, pero donde nunca hubo un estado totalitario en toda regla.
Probablemente, hubo suficientes personas que no se callaron, que continuaron hablando. Eso es algo que es tan crucial de entender. Cuando surge la formación de masas, la gente suele sentir que no tiene sentido hablar porque la gente no se despierta. La gente no parece sensible a sus contraargumentos racionales.
Pero nunca debemos olvidar que hablar claro tiene un efecto inmediato. Quizás no que despierte a las masas, sino que perturbe el proceso de formación de masas y la hipnosis. Y de esa manera, evita que las masas se vuelvan altamente destructivas hacia las personas que no las acompañan.
También pasa algo más. Las masas comienzan a agotarse. Comienzan a destruirse a sí mismos antes de comenzar a destruir a las personas que no los acompañan. Entonces, esa es la estrategia que se utilizará para la resistencia interna hacia los regímenes totalitarios”.
Rechazar el transhumanismo y la tecnocracia
Como se mencionó anteriormente, los líderes que declaran las narrativas también están siempre hipnotizados. Son fanáticos en ese sentido. Sin embargo, si bien los líderes mundiales de hoy son fanáticos del transhumanismo y la tecnocracia, es posible que no crean necesariamente lo que dicen sobre el COVID.
Muchos saben que están diciendo mentiras, pero justifican esas mentiras como necesarias para llevar a buen término las ideologías del transhumanismo y la tecnocracia. La ridícula agenda de COVID es un medio para un fin. Esta es otra razón por la que debemos seguir presionando y alzando la voz, porque una vez que desaparezcan los contraargumentos, estos líderes se volverán aún más fanáticos en su búsqueda ideológica.
“Al final, el desafío final no es tanto mostrarle a la gente que el coronavirus no era tan peligroso como esperábamos, o que la narrativa de COVID está mal, sino que esta ideología es problemática: esta ideología transhumanista y tecnocrática es un desastre para la humanidad; este pensamiento mecanicista, esta creencia de que el universo y el hombre es una especie de sistema mecanicista material, que debe ser dirigido y manipulado de una manera transhumanista tecnocrática mecanicista.
Ese es el desafío final: mostrarle a la gente que, al final, una visión transhumanista del hombre y del mundo implicará una deshumanización radical de nuestra sociedad. Entonces, creo que ese es el verdadero desafío al que nos enfrentamos. Mostrando a la gente, ‘Mira, olvídate por un momento de la narrativa de la corona’.
A lo que nos dirigimos, si seguimos en el mismo camino, es a una sociedad transhumanista radicalmente controlada tecnológicamente, que no dejará espacio alguno para la vida de un ser humano”.
Empeorará antes de mejorar
Al igual que yo, Desmet está convencida de que nos dirigimos rápidamente hacia el totalitarismo global y que las cosas empeorarán mucho antes de mejorar. ¿Por qué? Porque estamos solo en las etapas iniciales del proceso de totalitarismo. En el horizonte, la identidad digital todavía ocupa un lugar preponderante, y con eso viene una red de control insondablemente poderosa capaz de quebrar a casi cualquiera.
El rayo de esperanza es este: todos los que han estudiado la formación de masas y el totalitarismo han llegado a la conclusión de que ambos son intrínsecamente autodestructivos. No pueden sobrevivir. Y cuantos más medios tenga a su disposición para controlar a la población, antes podrá destruirse a sí mismo, porque el totalitarismo destruye la esencia del ser humano.
En definitiva, “totalitarismo” se refiere a la ambición del sistema. Quiere eliminar la capacidad de elección individual, y al hacerlo, destruye el núcleo de lo que es ser humano, “porque la energía psicológica en un ser humano emerge en cada momento en que un ser humano puede hacer una elección que es realmente su elección propia”, dice Desmet. Cuanto más rápido un sistema destruye al individuo, más pronto colapsa el sistema.
Una vez más, la única arma contra la destrucción brutal de la humanidad es hacer retroceder, alzar la voz, resistir sin violencia. Puede que no detenga el totalitarismo en seco, pero puede mantener a raya las atrocidades más atroces. También proporcionará un pequeño espacio donde los resistentes puedan tratar de sobrevivir juntos y prosperar en medio del paisaje totalitario.
“Entonces, si queremos tener éxito, tendremos que pensar en estructuras paralelas que nos permitan ser un poco autosuficientes. Podemos intentar asegurarnos de que ya no necesitamos demasiado el sistema. Pero incluso estas estructuras paralelas serían destruidas en un momento si la gente no continúa hablando. Entonces, eso es crucial.
Trato de traer esto a la atención de todos. Podemos construir estructuras paralelas tanto como queramos, pero si el sistema se vuelve demasiado destructivo y decide usar todo su potencial agresivo, entonces las estructuras paralelas serán destruidas. Pero el sistema nunca llegará a este nivel de profundidad de la hipnosis si hay voces disonantes que continúan hablando. Por lo tanto, estoy muy dedicado a seguir hablando”.
Si bien es imposible hacer predicciones precisas, el presentimiento de Desmet es que probablemente pasarán al menos siete u ocho años antes de que el sistema totalitario que emerge actualmente se consuma y se autodestruya. Podría ser más, podría ser menos. La sociedad es un sistema dinámico complejo, e incluso los sistemas dinámicos simples no se pueden predecir ni siquiera con un segundo de anticipación. Esto se conoce como la imprevisibilidad determinista de los ecosistemas dinámicos complejos.
Más información
Independientemente de cuánto tiempo tome, la clave será sobrevivir a todo y hacer lo que podamos para minimizar la carnicería. Un desafío clave a nivel individual será mantener los principios elementales de la humanidad. En la entrevista, Desmet habló sobre el libro de Aleksandr Solzhenitsyn, «El archipiélago Gulag», que destaca la importancia de aferrarse a su humanidad en medio de una situación inhumana.
“Eso, tal vez, es lo único que puede garantizarnos un buen resultado de todo el proceso, que es un proceso necesario, creo. Esta crisis no tiene sentido. No es sin sentido. Es un proceso en el que la sociedad puede dar a luz algo nuevo, algo mucho mejor de lo que existe hasta ahora”, dijo.
Para obtener más información sobre este tema verdaderamente crucial, asegúrese de obtener una copia del libro de Desmet, «La psicología del totalitarismo» .
4 comments :
Buena película para trabajarla con los alumnos, pero tu ¡¿"Interpretación"?!, a la hora de los ejemplos, es francamente delirante.
Los nazis eran de derecha como vos(mas alla del nombre) de hecho fueron enemigos de los bolches, como seguro, debés serlo, era de los tuyos, no de los nuestros. Que tengas buen día
Por favor, entérate: Los nazis son del nazionalismo SOCIALISTA como el fascismo vino del socialismo de Musolinni. Y el nazismo como el comunismo son fascismos tiránicos. Por favor lea el manifiesto de Praga.
Y seguro que serás argentino. Seguro que piensas como cubano y vives como gringo. El mejor negocio del mundo... ¿No?
FASCISMO y el NAZISMO vienen del SOCIALISMO
ya que HITHEL era del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores( NSDAP ) y NAZI significa ( NacionalSocialista ) . . . . .
http://es.wikipedia.org/wiki/Partido_Nacionalsocialista_Obrero_Alem%C3%A1n
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. . . . . y MUSSOLINI era del Partido Socialista Italiano y creo el partido FASCISTA .
Asi que FASCISTA y NAZIS vienen de partidos SOCIALISTAS .
http://tintinenelpaisdelosprogres.blogspot.com/2009/02/fascistas-mussolini-socialista.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Benito_Mussolini
Amigo Yanka... seguro que los nazis ( y cualquier régimen afín) se llevaron a los campos de concentración a judío, gitanos, homosexuales (seres humanos en definitiva) de derechas, de izquierdas o de centro. Pues, ¿quién o qué marca su posición?
Ni Hitler, ni Hithel, ni Mussolini eran "socialistas" ni "demócratas" ni "servían al pueblo". Solo a sus egos. Como tantos otros que no perdieron ni aquella guerra ni estas otras...
Un fuerte abrazo
al + mc
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