Cuenta una historia que, a comienzos del siglo, una empresa de calzado mandó a dos vendedores a un país africano. Les pidió que hicieran un estudio de mercado y enviaran su evaluación. Uno de ellos era pesimista y mandó un comunicado en estos términos:
"Mercado sin futuro, pocas posibilidades porque aquí nadie usa zapatos".
El otro, que era bien optimista, vio la misma realidad de otra manera:
"Mercado con gran futuro e inmensas posibilidades porque aquí nadie usa zapatos".
Donde uno sólo vio problemas, el otro vio oportunidades, porque la visión que tenemos de la realidad acaba por crear esa misma realidad.
Sería ingenuo pensar que sólo con una visión optimista superamos las crisis, pero esta comprobado que una actitud mental y emocional positiva es uno de los mejores apoyos para no rendirse, despertar la creatividad y perseverar hasta que pasa la tempestad.
Esa actitud positiva se alimenta con una fe viva, buenos testimonios, lecturas motivantes, amistades entusiastas, acciones que despiertan autoestima y el recuerdo de anteriores conquistas.
Con estas ayudas siguió adelante Thomas Alva Edison cuando un incendio dejó en cenizas su laboratorio en 1914. El inventor era ya un anciano de 67 años y al día siguiente, observando las ruinas, dijo estas palabras: "El desastre tiene un gran valor porque quema todos nuestros errores. Gracias a Dios podemos empezar de nuevo". Edison era un luchador optimista y volvió a empezar sin malgastar energías en la queja y en la culpa.
Es difícil mantener viva la fe y no dejar secar el río de la esperanza ante problemas tan agudos como el desempleo, el desplazamiento, un secuestro o una quiebra. Sí, no es nada fácil, pero hay que resistir sea como sea, ya que todo está perdido cuando dejamos de creer, de esperar y de insistir.
Corneille decía que "el que ha resuelto vencer o morir, rara vez es vencido".
Animo, elige ser un protagonista del cambio y no un espectador de la crisis.
Recuerda que los problemas hunden a los pusilánimes y elevan a los valientes.
Elige volver a creer, volver a esperar y volver a insistir.
Sin alimentar quimeras, podemos estar seguros de que el país va a mejorar lentamente a partir del segundo semestre.
Así lo ven los expertos y así lo debemos ver todos, con un optimismo mesurado y la confianza puesta en un futuro despejado.
La confianza siempre hace milagros.
Gonzalo Gallo González
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