Gustavo Bueno:
Gustavo Bueno desgranó fechas, acontecimientos y filosofía para derribar algunas ideas consideradas ya míticas. El autor rompió con los tópicos. «No existen nacionalismos arraigados, la idea de nación no existió en España hasta las Cortes de Cádiz de 1812. Lo que había anteriormente eran grupos étnicos, pero no naciones», afirmó Bueno en referencia a la defensa vehemente que realizan los partidos nacionalistas vascos y catalanes de su tradición histórica. «La idea de nación moderna no llega hasta la revolución francesa y se consolida posteriormente con Marx y Engels», apunta.
El ensayista, que acudió a El Entrego de la mano de la asociación cultural «Cauce del Nalón» y el Club La Nueva España de las Cuencas, no dudó en señalar que Asturias es el origen de España. «Con los romanos esto era una diócesis de un imperio y aquí sólo había unos visigodos que se resistían. Fue con el ataque al imperialismo islámico cuando surge Asturias y su ampliación de fronteras con Alfonso II y Alfonso III», explicó Bueno. El filósofo añadió, incluso, que el descubrimiento de América fue fruto también de la lucha contra el Islam: «Colón viajó hacia Poniente porque quería coger a los turcos por detrás. Ya se sabía que la tierra era redonda desde tiempos de Alejandro Magno», apostilló.
El autor de «El mito de la cultura» y director de la revista «El Basilisco» destacó el hecho de que España ha sabido proyectarse en América, «algo que sólo hicieron también los ingleses». Sin embargo, para Bueno la postura de Inglaterra de aislarse respecto a Europa ha conllevado que España sea el único país conectado con Europa y proyectado en América. El filósofo remató: «Así puede decirse que es más importante ser español que europeo.»
A pesar de considerar que, a corto plazo, la unidad de la nación española no corre peligro real -«entre otras cosas, porque no interesa a los nacionalistas»-, el filósofo afincado en Oviedo no es tan contundente para asegurar que esta situación se mantendrá a largo plazo. La amenaza que podría alterar la España que hoy conocemos tendría su origen en el exterior, con Al Qaeda, fundamentalismos o la propia disolución de los estados en la Unión Europea, y en el interior, merced a los nacionalismos: «Me dicen que soy un alarmista, pero me han amenazado de forma real por sostener esto. Se han hecho concesiones a las autonomías que prácticamente han acabado con el Estado».
Bueno se mostró contrario a la reciente admisión a trámite en las Cortes de la propuesta de reforma del Estatuto de Cataluña: «Es intolerable, porque al mismo tiempo el Congreso da el visto bueno a términos como Estado plurinacional incluidos en el Estatuto». Para el director de «El Basilisco», el discurso nacionalista «sólo pretende convencer a los que ya están convencidos», y diagnosticó como pacientes con «síndrome de Estocolmo» a los no catalanes que, residentes en Cataluña, apoyan la reforma del Estatuto catalán.
Para el profesor Bueno, el debate en el Congreso del pasado miércoles «no fue un diálogo, sino una parodia». Desde su punto de vista, Mariano Rajoy defendió una doctrina ya conocida, la Constitución, que el resto de partidos únicamente rebatió con argumentaciones psicológicas del tipo «siento que Cataluña es una nación». Este tipo de argumentación irracional, en cuanto a no lógica, «impide el diálogo y el debate. Si confrontamos sentimientos y no argumentos, acabaremos tirándonos de los pelos».
En «España no es un mito», Gustavo Bueno analiza la existencia de España como nación a lo largo de la Historia y las disputas actuales sobre la identidad española respondiendo a siete preguntas: ¿Existe España?, ¿está España amenazada?, ¿desde cuándo existe España?, ¿España es una nación?, ¿España es idea de la izquierda o de la derecha?, ¿Existe, en el presente, una cultura española? y ¿España es Europa?, para concluir con una reflexión en torno a la figura de don Quijote.
Las respuestas que da a estas cuestiones «no son nada nuevo ni nada inaudito, sino que sólo pretendo decir algo que todo el mundo sabe», ya que el objetivo del libro es ofrecer argumentos sobre cada uno de estos temas «y dar respuestas al ciudadano medio con argumentos objetivos». Así, el filósofo nacido en La Rioja sostiene que «la nación española nace con la Constitución de 1812 y se reconoce a sí misma en las sucesivas constituciones. Esto es un hecho objetivo, aunque haya quien piense que no debería ser así».
Un paso más adelante surge el concepto de nación étnica, que en su origen hacía referencia a los pueblos periféricos a Roma y no integrados en su imperio. Este concepto, y su evolución en la Edad Media y en el denominado Antiguo Régimen, todavía carecería de entidad política, ya que haría referencia a la nación cultural en su sentido de tribal, no al sujeto de soberanía. Sería la Revolución Francesa la que situaría la nación como la gran protagonista política y articulándola mediante el Estado, preexistente a sí misma.
El profesor Bueno afirmó que el concepto de nación «es necesariamente excluyente. La soberanía del Estado reside en la nación y esta soberanía no se puede compartir ni ceder, aunque, como mucho, sí se pueda delegar», como sucede hoy en España, donde los españoles delegan su soberanía a las administraciones nacionales, autonómicas y locales. Siguiendo este razonamiento, Bueno sostuvo que Cataluña podría ser una nación cultural, pero en ningún caso una nación política, por la imposibilidad de compatibilizarla con la nación española.
Gustavo Bueno reconoció que el capítulo en el que defiende la existencia de una cultura española era el que más dificultades le había producido. La atomización que cada comunidad autónoma e incluso cada ayuntamiento hacen reproduciendo la estructura del Estado dentro de su ámbito competencial provocaría «un reparto imposible de la cultura, que la dejaría sin acomodo».
«Son las armas las que sostienen las leyes»
En el capítulo final de «España no es un mito», Bueno reflexiona sobre las figuras de don Quijote, Sancho y Dulcinea, ya que considera que los protagonistas de la obra de Cervantes son esta terna y no la pareja de los dos primeros. Así, Bueno trata de romper con el concepto de las dos Españas –«es una barbaridad que la izquierda haya mantenido como cierto el verso de Machado de que una de las dos Españas ha de helar el corazón», afirmó– y sostiene que la tríada Quijote-Sancho-Dulcinea representa, respectivamente, el pasado, el presente y el futuro de España.
¿Qué es España? Esta pregunta, tantas veces formulada, recobra en nuestros días un dramatismo singular. Porque es ahora, al comenzar el tercer milenio, cuando se está volviendo a poner en duda, por parte de algunos grupos o partidos políticos secesionistas, o simplemente federalistas o confederalistas, la naturaleza de la unidad que vincula a las diferentes partes de España: ¿reinos? ¿regiones? ¿provincias? ¿autonomías? ¿naciones? Y es también en nuestros días cuando vuelve a aflorar, con la urgencia que imprime a la pregunta el proceso de nuestra «incorporación a Europa», la cuestión de la identidad. ¿Puede considerarse definida España como una «parte de Europa»? ¿Acaso su identidad no brota principalmente de su condición, junto con América y frente a Europa, de «parte» de la comunidad hispánica?
El número de respuestas que cabe dar a estas cuestiones en torno a la unidad y a la identidad de España, inextricablemente entretejidas, es muy limitado. Se cuenta con los dedos de la mano, y no es posible inventar nuevas e inauditas «respuestas creadoras», como tampoco es posible «inventar creadoramente» una sexta clase de poliedros regulares. Pero en cambio parece imprescindible analizar las razones o voluntades, a veces muy oscuras, que mueven a unos o a otros a defender una u otra respuesta.
Este libro, creyendo saber que sólo de un modo fingido cabe afectar neutralidad o distanciación histórica, sociológica o económica, ante cuestiones que tocan tan de cerca a quienes vivimos hoy en España, se propone analizar, una vez más, movido por una decidida voluntad hispánica, y desde la perspectiva de una filosofía materialista de la historia, la naturaleza de la identidad de España y la estructura de su unidad.
QUE BONITA ERES ESPAÑA
Así es, lo es. España no es sólo un trozo de tierra o una bandera que se posee. España es de todos y para todos. Parte de los problemas que ocurren en este país, es por la falta de una identidad española, por la falta de unión, consenso y por supuesto por la falta de cultura. Por la falta de conocer, precisamente España. En EEUU, se iza la bandera con orgullo, y se defiende y protege con honor y valor, seas de la ideología que seas. En la mayoría de los países es así, la bandera y la patria es de todos, de todas las ideologías.
Hubo un tiempo, un tiempo cruel y duro, en el que nos matábamos entre hermanos y en el que todo español gritaba ‘viva España’. Sí, gritaban que viva España, su España, la España que ellos defendían. La que cada uno quería para sus hijos. Pero siempre por España.
¿Qué ha pasado ahora? ¿Por qué llaman puta a mi tía por llevar una bandera roja y gualda? ¿Por qué estás pensando que soy un ‘facha’ por escribir ésto? En mi humilde opinión, a los de arriba, les interesa que estemos divididos. Les interesa que no sepamos quiénes somos, que no nos hagamos fuertes unidos, que no sepamos lo grandes y lo fuertes que podemos llegar a ser como españoles. Que no sepamos qué es España. Tal vez yo tampoco lo sepa. Pero te voy a contar lo que es para mí.
España es mi familia, mis padres que sudaron sangre y lágrimas por mí, su trabajo, sus esfuerzos. Mis antepasados que lucharon por dejarme una España mejor, mis abuelos y sus abuelos. Mis amigos, mis hermanos, el barrio en el que nací, el parque donde me tomé mi primera cerveza, el bar de Moncloa donde me tomé mi primera copa. España son las españolas, las morenas, las rubias, esa sonrisa pícara, esos ojos verdes o negros, ese vacile y esa salsa que sólo tenéis vosotras. España es los españoles. La alegría, la felicidad, la simpatía, la chulería madrileña, la gracia andaluza, la frialdad del norte…
España son los Pirineos nevados, el Valle de Arán, la ciudad Condal, Barcelona al mar. España es el Atlántico de Galicia, un atardecer en finisterre, esa ‘musiquiña’ de una gallega poniéndote un blanco en frente del mar. Son los campos de Castilla, tierra de Reyes, tierra que vio nacer nuestro idioma con el que ahora te pinto, querida patria. Castilla es la tierra del Cid Campeador, de las aventuras más leídas en el mundo entero, de la obra de arte de Don Quijote. Es esa tierra de cuyo nombre me quiero acordar. Es la tierra donde nacían los dioses de antaño, Extremadura, Pizarro, Cortés… España son las calas azul cristalino del Levante, de Valencia, de Murcia. El mar que baña las preciosas playas andaluzas. La cerveza en el chiringuito, frente al mar, mirando de reojo a esa morena malagueña. España son las sevillanas, las cordobesas… El desierto donde Clint Eastwood tanto se «alegró el día», tabernas almerienses…
España es la Alhambra, la Giralda, la Almudena, la Gran Vía, las Catedrales de Santiago y de Burgos y de Córdoba, la Sagrada Familia, la Torre del Oro, el acueducto de Segovia, las ruinas romanas de Cartagena, la muralla de Ávila, las Hoces del río Duratón, el Ebro y el Tajo. La guitarra, el flamenco, la buena poesía, Quevedo, Góngora, Unamuno, Dalí, Picasso..
España es la tortilla de patata poco cuajada, paella del Levante, el cocido madrileño, los churros de año nuevo resacoso, el roscón de Reyes sin frutas de esas que no le gustan a nadie. El aperitivito’´, las tapas y más tapas con ese oro líquido entre medias. ¿Cuántas llevas? Ni idea. El marisco gallego, las gambas de Huelva, los percebes (a quién demonios se le ocurriría probar eso, tenía que ser español). Es la fabada asturiana, las migas de Aragón, el jamón, el ‘pescaito’ de Cádiz. La crema catalana, la butifarra, la carne de buen buey castellano, y poco hecha no, que muja. Las rabas de santander, el vino tinto, el aceite de oliva… España es sentarse en el sofá y resoplar después de una comida repleta de cualquiera de estos manjares, y la siesta.
Es imposible nombrarlo todo. Pero lo más importante, es que España es cultura. España es Cartago. España es Roma. España es celta. España resistió y recibió los regalos de los musulmanes. España es el país de María. De Santo Tomás y de San Francisco Javier. Lo más importante es que España fue el Imperio más grande de la historia bajo el manto de Isabel y Fernando. Con Carlos I y Felipe II en España, chicos y chicas, no se ponía el sol. Los héroes innombrables, la valentía, el martirio, el honor y la gloria. Rodrigo Díaz de Vivar, Blas de Lezo, Don Pelayo, los hermanos García Noblejas, Daoíz y Velarde, que se revelaron contra los franceses aquél dos de mayo… España son la piel de gallina y los pelos de punta con los que escribo ahora mismo. España soy yo. España eres tú. España somos nosotros, desde nuestros ancestros hasta descendientes.
En serio, ¿que coño más quieres?
¿Qué es España? PRIMERA PARTE. Forja 032
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