Su historia de abnegación, valor y heroísmo darían para muchas películas de Hollywood, pero tuvo la desgracia de haber nacido español. Se llamaba Blas de Lezo y Olavarrieta, un vasco de Pasajes, que sirvió en la Armada de Felipe V. Su gran victoria de 1741 en Cartagena de Indias ( en la actual Colombia) ante Inglaterra evitó que perdiéramos en el siglo XVIII la América hispana.El olvido de Lezo.España olvidó a Lezo, que murió pobre y enterrado en una fosa común en Cartagena de Indias por intrigas políticas (como siempre por la puta envidia española), del virrey Eslava y sin saber que su rey le había exonerado de todos sus cargos y honores a instancias del virrey. Lamentablemente es uno de los héroes menos recordados y reconocidos de la historia española. De él dijo Sebastián de Carlos Suárez, en 1889: "Se le ha temido más en Inglaterra que recordado en España".
Carlos III le rehabilitó en 1760, concediéndole a título póstumo el marquesado de Ovieto por la "heroica defensa de Cartagena de Indias, donde murió". Hoy, una moderna fragata lleva el nombre de Blas de Lezo, el "mediohombre", que bien podíamos llamar el Nelson español.
Que don Blas de Lezo y Olabarrieta haya sido un héroe olvidado no significa que muchos investigadores y escritores no se ocupasen de su biografía y de los hechos históricos en los que fue protagonista. El más espectacular y célebre de todos ellos fue sin duda la defensa de Cartagena de Indias, en 1741, ante la escuadra de Vernon y el poder naval del imperio británico. Pero no es la única ocasión en que la figura de Lezo se yergue impresionante (no encuentro otro adjetivado), con la "fuerza tranquila" de los héroes que simplemente se aplican en la observancia del deber. Y cumplen.
Sobre Blas de Lezo se han publicado varias novelas, unos cuantos ensayos divulgativos, bastantes trabajos académicos y un montón de artículos tanto en revistas especializadas como en periódicos generalistas. No digamos en Internet. Sin embargo, nunca ha llegado a convertirse en un personaje popular.
¿Quién no ha oído hablar o leído algo sobre Mediohombre, nuestro almirante demediado, que diría Italo Calvino? Mucho se ha escrito últimamente sobre Blas de Lezo y Olavarrieta, aunque a destiempo, no en su momento, en que fue ignorado y vilipendiado cuando más le hacía falta el reconocimiento de su valía y honorabilidad. Si se levantase de la tumba diría, como Plácido, (el protagonista de la homónima película de Berlanga) “¡Ahora ya no me hace gozo!” Cuando después de una nochebuena llena de desgracias, tratando de que le prorroguen una letra de pago, finalmente se la prorrogan, a destiempo.
Don Blas de Lezo, tras un magnífico historial militar que le pasó factura despojandole de una pierna, un brazo y un ojo, fue designado en 1737 como comandante general de las fuerzas que defendían el apostadero de Cartagena de Indias y responsable militar de su defensa frente al desproporcionado ataque británico con el que se culminó la famosa guerra “de la oreja de Jenkins” o “del Asiento”, según fuera denominada por británicos o españoles.
El autor, José Vicente Pacual, aborda la narración dándole un toque muy personal, haciendo que un antiguo contrabandista, después combatiente y por último, criado al servicio del almirante en los últimos días de su vida, cuente a un veedor o justicia enviado a Cartagena por el siguiente monarca, Carlos III, la versión de los hechos para mayor aclaración de ellos, frente a los infundios y calumnias difundidas por los enemigos de Lezo, principalmente el gobernador, y algunos de sus secuaces.
La novela toma como excusa una investigación promovida por la Audiencia de Cádiz, años más tarde, que cita a un casi cuarentón Miguel Santillana, antiguo criado de Lezo y a la sazón guarnicionero, casado y con hijos, para que contribuya con su testimonio al esclarecimiento de los hechos relacionados con la actuación del entonces Comandante General de los ejércitos de mar y tierra, que con solo seis buques y apenas 3.000 soldados (un millar de soldados españoles, dos compañías de negros libres, 600 indígenas flecheros traídos del interior de la provincia y 600 milicianos hispanoamericanos) hombres plantó cara al almirante Vernon, el cual estaba tan seguro de su victoria (con 24.000 soldados (entre ellos iba el hermanastro de George Washington) y 186 buques, a ver quién no estaría seguro…) que incluso mandó acuñar una moneda para celebrarlo, antes de pasar por el bochorno de la derrota.
Miguel va contando, con su lenguaje de hombre iletrado, pueblerino, pero fiel al recuerdo de don Blas, cómo entró en el servicio de la casa, como participó en la guerra de marzo a mayo de 1741 y como tuvo conocimiento de algunos hechos que fueron silenciados o tergiversados para mayor escarnio del almirante, principalmente por el virrey y gobernador Sebastian de Eslava, cuya enemistad y malquerencia fueron evidentes en todo momento. Eslava era un civil, un político de salón, y la rivalidad con tan nombrado militar le llevó a entorpecer, contradecir y llevar la contraria al almirante, dándose cuenta demasiado tarde de que la razón estaba de parte del veterano militar.
Aún así, la guerra fue finalmente ganada por los españoles, con la ayuda de las pésimas condiciones climatológicas y geográficas que favorecían a los sitiados frente a un ejército cuyas bajas crecían por centenares por no haber previsto su almirante ni la fortaleza de la resistencia hispana ni las extremadas e insalubres condiciones del terreno que rodeaba la plaza. El resentimiento del virrey fue en aumento, y no podía soportar de ningún modo que el almirante atrajera todos los honores por lo que inició una campaña de desprestigio, confiándole poco menos que a una especie de detención preventiva, lo que aumentó los males que ya sufría el almirante, herido en la batalla, y herido en su amor propio por el trato del virrey.
José Vicente Pascual cuenta los hechos por boca de un joven Miguel, que entremezcla la narración de su estancia y trato con el almirante y su esposa, así como con el resto de la servidumbre, entre la que se encuentra una “parda” o mulata, Jacinta, que le lleva loco, amenizandole su estancia con amores nocturnos. Entre el relato de la guerra, las conversaciones con don Blas, los encuentros con antiguos compañeros de “Matute” y los esbirros del virrey, que le vigilan constantemente, el autor urde una trama que interesa y atrapa, transportándonos a la ciudad caribeña y sumergiéndonos en una historia plena de atractivo y contada con un lenguaje jugoso y muy dieciochesco, como el escritor sabe muy bien hacer. Lamentamos en la presente edición la ausencia de algún mapa, dada la intrincada geografía cartagenera, aunque la portada de Ferrer Dalmau le da un toque especial.
Respecto al autor, hay que destacar que con esta novela José Vicente Pascual ha ganado recientemente el I Premio Hispania de novela histórica, promovido por la Editorial Altera. Ya en abril pasado ganó el Premio Hislibris a la mejor novela y el mejor autor históricos, con su espléndida novela “La hermandad de la nieve” (Evohé Ediciones, 2013). Es un autor prolífico que tiene bastantes premios acumulados en su haber.
Para orgullo de todos los españoles, éstas fueron las palabras de Don Blas de Lezo dirigidas a sus soldados antes del ataque de Vernon al Fuerte de Bocachica en Cartagena de Indias , Marzo 1741:
“– Soldados de España peninsular y soldados de España americana. Habéis visto la ferocidad y poder del enemigo; en esta hora amarga del Imperio nos aprestamos para dar la batalla definitiva por Cartagena de Indias y asegurar que el enemigo no pase.
Las llaves de Imperio han sido confiadas a nosotros por el Rey, habremos de devolverlas sin que las puertas de esta noble ciudad hayan sido violadas por el malvado hereje. El destino del Imperio esta en vuestras manos. Yo, por mi parte, me dispongo a entregarlo todo por la Patria cuyo destino esta en juego; entregaré mi vida, si es necesario, para asegurarme que los enemigos de España no habrán de hollar su suelo, de que la Santa Religión a nosotros confiada por el destino no habrá de sufrir menoscabo mientras me quede un aliento de vida. Yo espero y exijo, y estoy seguro que obtendré, el mismo comportamiento de vuestra parte.
No podemos ser inferiores a nuestros antepasados, quienes también dieron la vida por la Religión, por España y por el Rey, ni someternos al escarnio de las generaciones futuras que verían en nosotros los traidores de todo cuanto es noble y sagrado.
¡Morid, entonces para vivir con honra!
¡Vivid, entonces, para morir honrados!
¡Viva España! ¡Viva el Rey!
¡Viva Cristo Jesús! -"
(Fuente: El día que España derroto a Inglaterra,
Pablo Victoria. Altera 2005).
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La defensa de Cartagena de Indias
¿Por qué cree que Blas de Lezo ha caído en el olvido en España?
La historia militar llena las estanterías de las librerías, pero muchas veces se trata de libros que tratan asuntos de fuera de España. Últimamente se han publicado muchos libros sobre Blas de Lezo, pero se lee poco en España y solamente se interesa una limitada cantidad de personas. En los institutos la historia de España se da solamente en 2º de Bachillerato y pensando en la selectividad. Si hoy en día se hiciese una película sobre este personaje pasaría a ser tremendamente conocido. La historia de estos héroes que ha tenido España vende mucho menos que otro tipo de programas o artículos.
¿Por qué cree que, mientras que los ingleses estudian por ejemplo a Nelson, en España no se cursa a Blas de Lezo?
Como he señalado anteriormente se han publicado últimamente algunos libros y artículos sobre este personaje, pero la historia de España no vende ni en los medios de comunicación, ni en la enseñanza en general. Los ingleses están orgullosos de su historia, y a los españoles, que tenemos una historia mucho más rica que la británica, no nos interesa nuestro pasado, solamente lo utilizamos para tergiversarlo o utilizarlo políticamente.
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