No somos profetas
No somos profetas,
ni hijos de profetas,
ni nietos de profetas.
Nuestro linaje está tejido
al margen de filactelias
y franjas de mantos sombríos.
ni hijos de profetas,
ni nietos de profetas.
Nuestro linaje está tejido
al margen de filactelias
y franjas de mantos sombríos.
No sabemos
porque los que se dicen sabios
no nos enseñan más que a decir “amén”;
pero la sabiduría cada día nos despierta
con un beso tierno
sembrado de paz.
Nos duelen las guerras
de los que se erigen guardianes
de nuestra fe sin entender
que nuestra fe no necesita
ni guardas ni murallas,
porque es una fe abierta,
cimentada en la Verdad,
una verdad escrita con mayúscula
en la Vida
y con minúscula
en sus libros de ciencia.
porque los que se dicen sabios
no nos enseñan más que a decir “amén”;
pero la sabiduría cada día nos despierta
con un beso tierno
sembrado de paz.
Nos duelen las guerras
de los que se erigen guardianes
de nuestra fe sin entender
que nuestra fe no necesita
ni guardas ni murallas,
porque es una fe abierta,
cimentada en la Verdad,
una verdad escrita con mayúscula
en la Vida
y con minúscula
en sus libros de ciencia.
No somos profetas,
nunca quisimos serlo.
Solo somos pueblo elegido y enviado,
en camino hacia la ultrajada utopía
para asistir a su resurrección,
que será también la nuestra;
convocadores de los que acampan
en las cunetas
y mensajeros de una gran noticia de liberación.
nunca quisimos serlo.
Solo somos pueblo elegido y enviado,
en camino hacia la ultrajada utopía
para asistir a su resurrección,
que será también la nuestra;
convocadores de los que acampan
en las cunetas
y mensajeros de una gran noticia de liberación.
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