Poemas que nos enseñan mucho
con su verdad cristiana.
Tomados de la inédita Antología
“Poesía Romeriana.
El Salvador en América”(2015)
📝
Poemas de Monseñor
Oscar Romero
Oscar Romero
El ahora beato Oscar Romero era un verdadero poeta, porque hablaba como poeta, su naturaleza espiritual, su manera de usar un lenguaje figurado, sencillo, florido en imágenes y metáforas. Y no se necesita ser especialista en lingüística, ni “Hermeneuta” de profesión, para interpretar el pensamiento poético que flota en sus homilías. Esa voz conceptual de expresión coloquial, con trinos líricos saliendo de su boca; ese mensaje moral social cristiano.
Sabemos que Monseñor escribió poesía desde muy joven, desde que era seminarista. La magia de la palabra fue su instrumento para plasmar la verdad; sus dotes en la oratoria. Si, Monseñor fue orador de palabra sencilla, justa.
En este tiempo del seminario data una bella poesía salida de la pluma del joven Oscar Romero, dedicada al sacerdocio. Joven que ya desde entonces veía en el sacerdocio como “un hombre de lucha”, poema que manifiesta puntos claves, Monseñor tuvo elevado espíritu de la palabra predicada: “Tu palabra es perdón y ternura sobre el penitente, / tu palabra es la cátedra santa, doctrina eterna; / es la luz que ilumina, consejo que alienta/ es voz de esperanza, es fuego que incendia; / camino, verdad, claridad excelsa, / vida…, eternidad…” Y qué más vehemencia fiel con la poesía que expresa monseñor sobre la misión sacerdotal: “Pero no es solo el templo tu campo de batalla; / recorres el mundo con tu espada excelsa, / la cruz redentora. / Y el rugir del cañón no te arredra, / ni te arredra el chocar del acero / cuando escuchas la voz de la iglesia / que presto te llama con voz lastimera, / porque crueles con crueles puñales la hirieron de muerte”…
-I-
Realidades cotidianas
Entre nosotros siguen siendo verdad
las terribles palabras de los profetas de Israel.
Existen entre nosotros los que venden al justo
por dinero y al pobre por un par de sandalias;
los que amontonan violencia y despojo en sus palacios;
los que aplastan a los pobres;
los que hacen que se acerque un reino de violencia,
acostados en camas de marfil;
los que juntan casa con casa
y anexionan campo a campo hasta
ocupar todo el sitio y quedarse solos en el país.
Estos textos de los profetas Amos e Isaías
no son voces lejanas de hace muchos siglos,
no son solo textos que leemos
reverentemente en la liturgia.
Son realidades cotidianas, cuya crueldad
e intensidad vivimos a diario.
Las vivimos cuando llegan a nosotros
madres y esposas
de capturados y desaparecidos, cuando aparecen
Cadáveres desfigurados en cementerios
clandestinos, cuando son asesinados aquellos
que luchan por la justicia y por la paz.
-II-
El Temor es algo humano
El temor es algo humano,
Todos lo tenemos.
Mi deber es estar
Junto a mi pueblo
Y no sería conveniente
Que yo mostrase miedo.
Yo le pido a Dios que, aunque sea con miedo,
Siga cumpliendo un deber
Que yo creo necesario.
Cuando venga la muerte,
Vendrá en el preciso momento
Que Dios ha escogido para mí.
-III-
Sé que mi hora se acerca
Sé que mi hora se acerca y presiento
Que mi misión no acaba
Sino que comienza.
Hasta el fin del mundo
Quiero permanecer en la tierra,
Junto a los hombres,
Luchando con ellos por la liberación.
No puedo gozar y no quiero descansar
Mientras haya hombres a quien liberar.
Cuando la historia acabe
Y la liberación sea total,
Entonces reposare
Con todos los elegidos
Y gozaré eternamente
De la alegría de Dios.
-IV-
El Imperio del Infierno
El imperio de la muerte se pasea sobre la tierra;
los caminos sagrados de nuestro suelo
se empapan cada vez más
de sangre humana
La muerte violenta ya casi se hizo
Aire que respiramos.
Se manda a matar, se paga por matar,
Se gana por matar, se mata por odio.
¡Es triste esta danza
Macabra de la muerte!
A mí me toca ir recogiendo
atropellos y cadáveres.
¡Cuánta sangre! ¡Cuánto crimen!
¡Cuánto horror!
La violencia, el asesinato
La tortura, todo eso
Es el imperio del infierno.
Monseñor Oscar Arnulfo Romero
Monseñor Pastor, amigo, hermano
Resucitó Monseñor - Luis Enrique Ascoy
0 comments :
Publicar un comentario