Dios mendigo
Este Dios verdadero
absoluta sustancia única
(todo lo demás es robusto devenir)
es muy divertido
es un apasionado por la vida
y por las sonrisas sencillas
Aclaremos que es serio también
pues la vida es dolorosa
por etimológica definición.
En una de esas lúdicas tropelías
nuestro Señor del cielo y de la tierra
se ha vestido de mendigo
eligiéndolo como su traje predilecto
Y para colmo de ironía
siempre lleva con él
un texto de Mark Twain
como su Biblia sacrosanta
¡El príncipe y el mendigo!
¡Este es el texto sagrado!
Suele gritar por las calles
levantando el viejo texto
con su mano temblorosa
¡Arrepiéntanse príncipes y princesas
de vuestra vida de mendigos!
Grita a boca de jarro
y la gente lo mira y sonríe
pues la esquizofrenia puede ser graciosa
cuando no la tiene uno mismo
o un familiar que se ama
El Dios mendigo
deambula sermoneando por las plazas
y suele descansar de sus prédicas
dándole su pan a las palomas
en profundo y litúrgico silencio.
(Luis Cruz Villalobos, Chile,
de su poemario “Dios mendigo”)
de su poemario “Dios mendigo”)
LA CANCIÓN DEL MENDIGO de Delmira Agustini en Los Astros del Abismo . . . . Fué una canción muy triste, una canción de antaño Despertada de pronto... Fué como si el acento Vagante olvidado de una voz muy amiga A través de los años viniera a sorprendernos. Una vieja aria triste trayendo entre sus pátinas, . . . . . . . . . . . . .De los días muy lejos, Un antiguo perfume misterioso y querido, Cada nota una vieja visión, un viejo ensueño. . . . . .- ¡ Oh, la grave aria triste roída por los años Evocóme un paseo lento en un parque viejo Buscando entre la hireba los senderos de antaño Y en el dormido estanque la visión de otros tiempos !- La voz que la decía era el molde más digno . . . . . . . . . . . . .A su sabor añejo... Yo lloré, lloré mucho... la mañana era opaca... La canción era triste... el mendigo muy viejo... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .Súbito vi del ahada madrina el tul celeste, Las alas de diamantes, el peto de cristal; Brillantes de rocío traía en la azul veste, El carro de turquesas, la cabellera astral; Y abrojos y perfumes que un largo viaje agreste Prendiera bajo el oro de un cielo matinal, Dijo: en tu cuna pongo esta flor, ella preste Su miel y su fragancia a tu fiesta auroral. . . . .La he buscado a través de los campos salvajes Mil años! Hoy corona la angustia de mis viajes: Tómala, tuya es. - Gracias!, gracias madrina !- - Alma de extraña planta que rara vez florece. La flor que aquí te ofrezco jamás, jamás fenece !... . . . .Y es reina del perfume, del pétalo y la espina ! |
JULIO JARAMILLO EL MENDIGO
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