El objetivo central de la masonería es instalar un solo sistema económico mundial, una sola cultura mundial y un solo gobierno mundial.
Y esto basado en una sola religión mundial que dará la justificación espiritual y de conciencia, para esta gran operación, que está en marcha.
La creación de una sola religión mundial es central en el proyecto masónico. Y es más, desde el principio la masonería se llamó a sí misma la religión universal; su doctrina apunta a una sola religión mundial.
Y es por esta razón que desde su creación en 1717, la Iglesia Católica ha condenado formalmente a la masonería en más de 200 documentos, lo que sigue vigente hasta nuestros días.
La primera declaración fue la bula Eminenti del Papa Clemente XII, que denunció que la espiritualidad de la masonería se basa en la decencia, la honestidad y probidad humana, que es bueno realmente. Pero que desestima la obediencia a los mandamientos de Dios Los mandamientos de Dios piden estos mismos valores, pero guiados por el Espíritu Santo, y no solamente por un esfuerzo humano. Porque si no, desemboca en una religión puramente humana y al endiosamiento de los instintos humanos, como sucede actualmente. Esta tergiversación es una sutil tentación maligna. En 1980 la Virgen María reveló al padre Stefano Gobbi que la masonería es la bestia negra con garras de oso y fauces del león que aparece en el capítulo 12 del libro del Apocalipsis en la Biblia, operadora del maligno en la tierra. Y que la bestia con cuernos de cordero es la masonería eclesiástica, que recibe órdenes directamente de la otra masonería.
Y en la década de 1950 el padre Pío llamó a su celda de San Giovanni Rotondo al padre Luigi Villa y le propuso dedicar su vida a defender la Iglesia contra la penetración masónica en su estructura. Y en 1963 se registra que le dijo concretamente "¡Ánimo, coraje! Porque la Iglesia ya está invadida por la masonería. La masonería ya ha alcanzado las zapatillas del Papa". En ese momento el papa era Pablo VI. La misión que le dio el padre Pío había sido aprobada por el papa Pío XII, en la década de 1950, quién le suministró tres Cardenales para trabajar junto a él, contra la masonería eclesiástica, el más conocido fue el cardenal Ottaviani. Pero luego de la muerte del Papa Pío XII comenzó la persecución al padre Luigi Villa, y un ataque sistemático contra sus publicaciones. Incluso recibió 7 atentados contra su vida. Posteriormente, durante el breve pontificado de Juan Pablo I apareció la Lista Pecorelli, confeccionada por el abogado Mino Pecorelli, denunciando a cardenales masones dentro de la Iglesia.
Los nombres no fueron sorpresa para el padre Villa porque muchos de ellos estaban catalogados por él como masones. Quizás los más famosos fueron los Cardenales Joseph Suenens de Bruselas y Achille Lienart de Francia, prominentes actores liberales en el Concilio Vaticano II. Ahora, ¿Cómo podemos detectar el pensamiento masón actuando en el mundo y dentro de la iglesia? El objetivo principal de la masonería es llevar a los hombres a desobedecer los mandamientos de Dios. Colocando en su lugar otras metas, y llegando a poner al mismo hombre en el lugar de Dios. Es así como, por instigación de la Masonería, la mayoría de los hombres contemporáneos están adorando al dios del dinero, al dios del sexo, al dios del materialismo, al dios del placer.
Para demostrar que existe la Masonería basta saber que tiene sus propios locales con el nombre de la Logia en la puerta en todos los países.Y que la Iglesia Católica la considera incompatible con el cristianismo y la condena formalmente tampoco.Porque la Iglesia la ha condenado en más de 200 documentos desde el inicio de la masonería moderna.Aunque a pesar de eso hay muchos que se llaman a sí mismos masones y católicos, como el actual presidente de Uruguay Tabaré Vázquez.
Pero también existe la Masonería Eclesiástica.
Aunque si se lo preguntas a tu párroco lo más probable que no pare de reírse y te mire como si fueras una especie de despistado o de subversivo.
Y esto no necesariamente porque tu párroco sea de esa organización.
Sino porque la Masonería Eclesiástica trabaja en sumo secreto.
Ha difundido que no existe y colonizado –con lo que hoy llamamos modernismo– la narrativa eclesiástica.
Una prueba de que la Masonería Eclesiástica existe y tiene un plan siniestro para la Iglesia, lo podemos comprobar en los mensajes que María le entregó al Padre Gobbi, sobre fines de los años 1980 incluyéndola como parte del Apocalipsis.
Y que “la bestia con cuernos de cordero”, es la Masonería Eclesiástica, la cual recibe órdenes directamente de la otra Masonería.
Más en concreto. En Dongo (Como), el 13 de Junio de 1989, el Padre Stéfano Gobbi recibió lo siguiente en un mensaje dado por la Virgen María:
La bestia negra semejante a una pantera indica la Masonería.
La bestia con dos cuernos, semejante a un cordero, indica la Masonería infiltrada dentro de la Iglesia.
Es decir la masonería Eclesiástica, que se ha difundido sobre todo entre los miembros de la Jerarquía.
Esta infiltración masónica dentro de la Iglesia, ya os ha sido predicha por Mí en Fátima, cuando os anuncié que Satanás se introduciría hasta el vértice de la Iglesia.
Si el objetivo de la masonería es el de conducir a las almas a la perdición, llevándolas al culto de falsas divinidades, el fin de la masonería eclesiástica, en cambio, es el de destruir a Cristo y a su Iglesia, construyendo un nuevo ídolo, es decir, un falso Cristo y una falsa Iglesia.
Se ha mencionado que objetivo central de toda la masonería – la eclesial y fuera de la iglesia – es instalar una sola religión mundial, un solo sistema económico mundial, una sola cultura mundial y un solo gobierno mundial.
Y en términos religiosos han actuado en un plan de 3 pasos:
1º Disminuir a la Iglesia Católica pero no a Cristo a través del ecumenismo cristiano.2º Disminuir a Cristo para centrarse en Dios a través del ecumenismo con las demás religiones no cristianas.3º Disminuir las religiones para promocionar las espiritualidades de diverso tipo, cada uno a su estilo.
En este artículo veremos los propósitos y formas de actuar de la Masonería global y en especial de la Masonería Eclesiástica.
LOS PROPÓSITOS DE LA MASONERÍA
La desobediencia de los Mandamientos
El objetivo principal de la Masonería es de llevar a los hombres a desobedecer todos los mandamientos de Dios.
Colocando en su lugar otras metas, otros principios, llegando a poner al mismo hombre en el lugar de Dios.
Cuando el hombre rompe las leyes divinas, entra en un estado de ceguera espiritual que le impide entender toda la realidad espiritual, quedando sólo en contacto con el mundo físico-material.
Entonces el hombre centra su vida en lo material.
Es así como se da en el hombre contemporáneo un ateísmo materialista.
Es decir, se trata de un hombre ateo y materialista.
Un hombre que no cree o no está seguro de que Dios existe, y que se rige por lo que puede captar por sus sentidos: lo que puede ver, tocar y oír.
La entronización de los pecados capitales
La exaltación de los pecados capitales (soberbia, avaricia, lujuria, envidia, ira, pereza, gula) -por parte de la Masonería- en el mundo de hoy, lleva a la sociedad actual a adorar a otros dioses que no son el Dios verdadero.
Es así como, por instigación de la Masonería, la mayoría de los hombres contemporáneos están adorando al dios de la razón, al dios del dinero, al dios de la ciencia, al dios de la violencia.
Como medio de dominio, al dios del sexo, al dios del materialismo, al dios del placer.
Los medios de comunicación social del mundo, que están en su mayoría en manos de la Masonería, incentivan al individuo a centrar su vida en el conocimiento científico o técnico.
En la adquisición de medios económicos, en el predominio sobre los demás, en la posesión de cosas materiales.
Y en el ejercicio de un sensualismo centrado en la idea de que la vida hay que disfrutarla y de que no se debe sufrir.
La difamación de las virtudes
La Masonería emplea los medios de comunicación social para llevar al hombre a exaltar los pecados capitales en contraposición a las virtudes teologales y cardinales.
Las virtudes teologales y cardinales son la fe, la esperanza, la caridad, la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza.
Estas virtudes son exactamente lo que los hombres necesitamos para mantenernos en estado de gracia y para poder vivir una vida en concordancia con los evangelios y con los mandamientos de Dios.
La fe, la esperanza, la caridad, la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza son las virtudes que hacen evidente en los cristianos la presencia misma del Espíritu Santo.
LOS PROPÓSITOS DE LA MASONERÍA ECLESIÁSTICA
La Masonería emplea los medios de comunicación social para llevar a los hombres a desobedecer las leyes de Dios y a colocar los pecados capitales en el lugar que deberían tener las virtudes fruto de la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas.
Mientras la Masonería Eclesiástica se encarga de construir un falso Cristo y una falsa Iglesia.
LA CONSTRUCCIÓN DE UNA FALSA IGLESIA
El primer objetivo de la Masonería Eclesiástica es la construcción de una “fe” sin fe.
La fe tiene que ver precisamente con el acto de creer en algo que no podemos constatar con nuestros sentidos.
Porque si lo pudiéramos hacer, entonces ya no sería un acto de fe, sino un acto de conocimiento corriente.
La Masonería Eclesiástica intenta llevar al pueblo de Dios a creer solamente en lo que se puede explicar con la lógica y la razón humanas.
Y que sólo existe lo que se puede captar con nuestros sentidos físicos.
De esta manera, se está enseñando una fe sin fe.
Necesitamos de la fe para creer en las verdades de Dios, pues aunque en ocasiones son cosas imperceptibles a nuestros sentidos físicos, si podemos constatar sus efectos en el mundo espiritual.
Así como no vemos la energía eléctrica que viene por un cable, sí sentimos el sacudón cuando tocamos un cable eléctrico pelado.
La negación de la acción del Espíritu Santo
Las manifestaciones sobrenaturales que se presentan por acción del Espíritu Santo son las que ocurrieron en Pentecostés cuando los apóstoles estaban reunidos en el Cenáculo encabezados por María Santísima.
Empezaron a hablar en lenguas, a imponer las manos para sanar enfermos, a expulsar demonios, a profetizar y a realizar muchos milagros de todo tipo en el nombre de Jesús.
Estas manifestaciones del Espíritu Santo deberían ser la regla y no la excepción en la Iglesia de Cristo.
Sin embargo, son escasas en la actualidad, no porque Dios no nos envíe su Espíritu Santificador, sino porque la falta de fe y de entrega a la voluntad de Dios nos lleva a carecer de esta fuente de vida en nuestra alma.
Sin embargo, por la persecución que la Masonería Eclesiástica hace de estas manifestaciones entre feligreses y sacerdotes, muchas parroquias se ven privadas de seminarios, conferencias y reuniones que propicien el avivamiento del Espíritu Santo.
La deformación del concepto mismo de Dios
Por influencia de la Masonería Eclesiástica, nos encontramos con un concepto de Dios que parece haber perdido el control de su propia creación.
Porque no tiene nada que ver con lo que acontece a cada uno, porque es un Dios distante, desentendido, desconectado de nosotros.
Lo grave de tener esa concepción de Dios es que nos impide entender lo que Él quiere enseñarnos en el transcurso de nuestra vida. Dios nos habla en el acontecer de cada día.
Detrás de cada cosa que ocurre en nuestra vida está la Voluntad de Dios: lo que quiere decirnos, cómo quiere instruirnos, hacia dónde quiere llevarnos.
Dios siempre está presente en nuestras vidas aunque muchos no nos percatamos de su amorosa presencia, porque no entendemos su lenguaje, el lenguaje del alma: el bien que quiere darnos es de tipo espiritual.
La negación de todo lo sobrenatural
Para intentar negar todo lo sobrenatural, los apóstatas de la Masonería Eclesiástica, sostienen que no se debe creer en revelaciones, apariciones, mensajes, milagros y posesiones demoníacas.
La Biblia, que es el compendio de nuestra fe católica, es en sí misma la revelación de la palabra de Dios por medio de sueños, visiones, revelaciones, apariciones, profecías y milagros
Entonces, ¿en qué queda entonces nuestra fe, si los apóstatas de la Masonería Eclesiástica dicen que todos estos fenómenos no son otra cosa que el producto de mentes humanas sugestionadas?
Es necesario aclarar que el demonio también puede imitar todos estos fenómenos sobrenaturales, ante los cuales tenemos que emplear el discernimiento que Dios nos da.
Las manifestaciones de Dios están en concordancia con las verdades de la fe, sus frutos son los mismos frutos del Espíritu Santo, y siempre producen paz y conversión.
El hombre por sí mismo no tiene poderes sobrenaturales, es decir, si el hombre ostenta poderes sobrenaturales es porque vienen de Dios o porque vienen del enemigo de Dios.
La desacralización de los sacramentos
El carácter sagrado de los sacramentos se refiere a la acción sobrenatural de Dios por medio de la persona del sacerdote sobre el creyente que los recibe.
Esta acción se efectúa por medio del Espíritu Santo.
Los sacramentos son las fuentes de la gracia, es decir por medio de ellos recibimos las gracias y dones que necesitamos para devolver y mantener la vida de nuestra alma.
La acción de la Masonería Eclesiástica se centra entonces en restar la importancia de los sacramentos y disminuir su práctica.
Algunos sacramentos como el sacramento de la “Confirmación” y el sacramento de la “Unción de los Enfermos” se practican con mucho menos frecuencia que antes, y también se les da menos importancia.
El sacramento de la “Eucaristía” ha sido atacado en su relevancia, el sagrario ha sido sacado de la nave central de las Iglesias donde debería estar, para ponerlo en naves laterales, dándole así menos trascendencia.
La celebración de la Santa Misa ha sido atacada en el rompimiento de la liturgia, en la supresión de signos de respeto y adoración a Jesús Sacramentado, en el carácter sagrado de la música, para quitarle la solemnidad que debe tener y el sentimiento que debe despertar en nosotros.
La permisión de la comunión en la mano, que es sacrílega, lleva a las personas a irrespetar gravemente la presencia de Jesús en la Sagrada Eucaristía, que solamente debe ser tocada por las manos consagradas del sacerdote.
Todo esto va acostumbrando al pueblo de Dios a no creer en la real presencia de Jesús en la Hostia Consagrada.
Sino en una presencia simbólica y en la celebración de una cena ágape, como la practican las Iglesias separadas.
El sacramento de la “Reconciliación” ha sido atacado por la Masonería Eclesiástica principalmente haciendo que los creyentes piensen que no pecan.
Porque presentan el pecado no como un mal sino como un bien, entonces si no pecan, no necesitan confesarse.
Por otro lado se permiten confesiones colectivas o se absuelve a las personas sin haber hecho una verdadera confesión de boca como lo exige la práctica de este sacramento.
Lo anterior está permitido pero sólo en casos de emergencia en los cuales no se puede realizar la confesión de manera regular.
Y si alguien va a confesar sus pecados, el sacerdote le dice que no se preocupe, que eso no es pecado y que todo está bien.
Y últimamente le perdonará los pecados sin siquiera pedirle una conducta de enmienda.
Ataque a los sacramentales
Los sacramentales son las imágenes, las medallas, los escapularios, los cirios, las velas, la sal, el agua, el aceite, etc. bendecidos y/o exorcizados por un sacerdote.
Los sacramentales son medios de protección contra las influencias perversas del maligno.
La Masonería Eclesiástica lleva a los sacerdotes a decir que ellos no bendicen objetos y que estos objetos que los creyentes desean hacer bendecir, no tienen el efecto que ellos buscan.
Negación del pecado, del demonio y del infierno
Los conceptos de pecado, demonio e infierno van juntos porque tienen una relación de causalidad.
Por el demonio entró el pecado en el mundo y por el mismo demonio existe el infierno.
La Masonería Eclesiástica emplea todos sus argumentos para negar la existencia del pecado, del demonio y del infierno, con el propósito de desvirtuar la imagen y la acción salvífica de Jesucristo.
La Biblia no sería la Palabra de Dios, ni Jesucristo habría venido al mundo para algo provechoso, si no existiera el pecado, el infierno y el demonio.
Sería todo una terrible inconsistencia.
El desprecio de la Cruz
La Masonería Eclesiástica difunde entre los fieles la idea de que Dios no quiere que suframos sino que seamos felices en esta vida terrena.
Para lo cual entonces está justificado que nos liberemos de todo lo que nos molesta u oprime.
Sostienen además, que Dios no castiga y que ya hemos sido salvados por su muerte en la cruz.
En los Evangelios, Jesucristo nos pide lo contrario: que tomemos nuestra cruz y lo sigamos.
Si Dios permite el sufrimiento es para la propia salvación nuestra y de nuestros hermanos, para purificación y edificación de nuestras almas.
Dios no puede ser cómplice de la desobediencia a sus propias leyes dejándolas impunes: el castigo es la consecuencia natural de nuestros pecados.
Jesucristo alcanzó para nosotros la gracia de la redención, pero para ganar esta gracia, nosotros tenemos que acoger y practicar sus enseñanzas.En resumen, la Masonería Eclesiástica lleva a los católicos a vivir en la oscuridad de la apostasía y a perder el discernimiento que podría tener si viviera en estado de gracia.
LA CONSTRUCCIÓN DE UN FALSO CRISTO
En cuanto a la imagen de Cristo, procura resaltar el aspecto humano de Cristo, opacando su divinidad.
Entonces enfatiza en el aspecto fraterno de las enseñanzas de Jesucristo.
Pero descuida el aspecto de la realidad de los milagros, ignora la verdad de la resurrección de Jesucristo, para terminar diciendo que Jesucristo no fue Dios sino simplemente un profeta.
La religión católica se centra en las enseñanzas de El Dios hecho hombre quien resumió la ley en dos mandatos: “Amar a Dios sobre todas las cosas” y “Amar al prójimo como a sí mismo”.
Entonces la Masonería Eclesiástica se centra en el amor al prójimo y descuida el primer mandamiento que es el más importante.
Hasta el punto de que no podemos cumplir cabalmente con el amor al prójimo si no cumplimos con el de amar a Dios por encima de todo lo demás.
Si no amamos a Dios, no podemos recibir el amor que Dios nos da de retorno, sencillamente porque nuestro corazón no está abierto a Él.
El verdadero amor sólo nace en esa íntima relación con el Dador de la Vida.
Si no amamos a Dios en primer lugar, nuestros actos quedan vacíos de ese amor ágape, desinteresado, que busca el bien del otro y no simplemente la gratitud, el reconocimiento del otro, o la devolución de ese amor.
Cuando el amor se pone en el plano simplemente humano, tenemos un amor que busca reciprocidad, un amor interesado, que busca una utilidad y que muchas veces exige más de lo que da.
Y por eso casi siempre es un amor egoísta porque se centra más en uno mismo que en el otro.
Y en ocasiones también el amor humano se confunde con el sexo o con la simple y pura atracción física, en el plano animal, entre macho y hembra.
Y entonces muchos hablan de amor, de estar enamorados, cuando el verdadero amor no tiene la menor expresión allí.
¿Cuál es el objetivo final de la Masonería Eclesiástica cuando intenta decir que Jesucristo no fue Dios sino simplemente un profeta?
Sencillamente el objetivo es poner en el lugar de Cristo, al Anticristo.
Y es eso precisamente lo que la palabra Anticristo quiere decir: el que se hace “el Cristo”, el que lo suplanta o imita.
Entonces, para engañar a los creyentes en Cristo, la estrategia de la Masonería Eclesiástica es destruir la imagen de Jesucristo, nuestro Salvador.
Para poner en su lugar un personaje que la otra Masonería viene preparando para coronar el proyecto del gobierno mundial.
Para las otras religiones, como lo expresa la Santísima Virgen, el asunto ya está preparado porque todas las religiones están esperando a alguien.
Los judíos están esperando al Mesías que ellos no quisieron reconocer en la persona de Jesús de Nazareth.
Los budistas están esperando al “Buda de pie” o “Standing Buda”.
Los mahometanos, los hindúes, los grupos satánicos de brujos y brujas, los grupos cientistas, los de la nueva era, están todos esperando a un personaje que va a converger en el Anticristo.
Una aclaración importante es que el Anticristo no será un Papa.
Pero sí habrá un falso Papa, que en el Apocalipsis se menciona como el “Falso Profeta”.
El que llevará a la Iglesia apóstata a recibir al Anticristo como si fuera el verdadero Cristo.
El Anticristo será una figura política, que en su momento aparecerá como el salvador del mundo, envuelto en una gran seducción, logrará engañar a la mayoría.
Y sólo cuando esté apoderado de su papel de gobernante del mundo, mostrará sus verdaderas intenciones, proclamándose dios y reclamando la adoración de todos los habitantes de la Tierra.
El padre Luigi Villa tenía un doctorado en teología dogmática y conoció al Padre Pío en la década de 1950.
Cuenta que el Padre Pío lo llama su celda en San Giovanni Rotondo y le habló durante más de media hora proponiéndole la tarea de dedicar su vida a defender a la Iglesia contra la penetración masónica en su estructura.
Le dijo que Nuestro Señor lo había guiado durante toda su vida para que lo entrenaran y educaran para luchar contra la francmasonería dentro de la Iglesia.
Y en la segunda mitad de 1963 en la segunda reunión con el padre Pío cuenta Luigi Villa que éste le dijo,
“¡Ánimo, coraje, coraje! Porque la Iglesia ya está invadida por la Francmasonería. La masonería ya ha alcanzado las zapatillas del Papa”.
En ese momento el papa era Pablo VI.
La misión encomendada al padre Villa por el padre Pío fue aprobada por el papa Pío XII quién le dio un mandato papal.
Y el Secretario de Estado del Papa Pío XII, el cardenal Tardini, le dio tres Cardenales para trabajar junto a él en el tema el cardenal Ottaviani, el cardenal Parente y el cardenal Palazzini
Con quienes trabajo hasta su muerte, especialmente con Ottaviani.
Porque fue objeto de una política deliberada de ignorarlo y atacarlo.
Lo más significativo de esto fue el ataque sistemático de la jerarquía superior de la Iglesia contra la publicación.
El clero fue amenazado para que no escribiera en la revista y los que lo hicieron gradualmente fueron abandonando.
También se mencionan 7 intentos de asesinato contra el padre Villa.
Uno de ellos un golpe en la cara en París con un puño de hierro que le rompió todos los dientes y desde ese momento el padre Villa tuvo un solo diente en la boca.
Y un par de veces estuvo a punto de ser fusilado una en Haití y otra en Italia.
Otra represalia que tomaron contra el padre Luigi Villa fue la calumnia de antisemita, cuando hay pruebas claras de su actividad salvando a judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
Durante el breve pontificado de Juan Pablo I apareció la Lista Pecorelli, confeccionada por el abogado Mino Pecorelli denunciando a Cardenales masones dentro de la Iglesia.
Los nombres no fueron sorpresa para el padre Villa porque muchos de ellos estaban catalogados por él como masones.
Uno de los más notorios fue el modernista cardenal Joseph Suenens de Bruselas y otro el cardenal Achille Lienart.
El padre Villa denunció en la revista Chiesa Viva las reuniones entre representantes de la Iglesia y la masonería que tuvieron lugar entre 1966 y 1977, alentadas por Pablo VI.
El padre Villa falleció en noviembre de 2012 con 93 años.
Y su buen amigo y colaborador, Franco Adessa, escribió:
«Incluso si esta noticia nos causa tristeza, es una noticia maravillosa porque sus obras en la tierra están terminadas.
¡Podemos anunciarlo con alegría! Ha completado su compromiso de dedicar toda su vida a la defensa de la Iglesia de Cristo contra la Masonería Eclesiástica.
Y él ha pagado, por la Victoria de la Iglesia, con 70 años de persecución, lágrimas y oraciones.
¡Gloria a Dios que ha utilizado a esta Víctima para la Victoria de Su Iglesia! … ¡Esta es una Gloria de Dios!»
Fuentes:
“Los Profetas del Apocalipsis”, Pilar Zarama de Montenegro, Tomos I y II, Fundación Jesús de la Misericordia, Quito, Ecuador, 2003.
“A los Sacerdotes Hijos Predilectos de la Santísima Virgen”, Movimiento Sacerdotal Mariano, Milán, Italia, 1997.
LA CONSTELACIÓN MASÓNICA
La masonería es un privilegiado «intelectual orgánico» de la modernidad, construyéndose frente a la Iglesia católica. Por ello es preciso conocer sus fuentes herméticas, rosacrucianas, neotemplaristas y cabalísticas. También es imprescindible entender qué es la «iniciación», la «gnosis» y su célebre «método»; así, por este libro desfilan Aleister Crowley, René Guénon y tantos otros. Se afrontan en esta guía los retos del conspiracionismo, la realidad de los Illuminati, el «camino de la mano izquierda», la subversión carbonaria, analizándose sus relaciones con el poder. Y se desvelan todas las organizaciones filo/paramasónicas que operan en España, por supuesto, también las rosacruces y neognósticas.
La Tribuna del País Vasco acaba de editar en su colección de grandes ensayos "La constelación masónica", un excelente trabajo de investigación del escritor Fernando José Vaquero Oroquieta sobre la naturaleza, el calado y el poliédrico significado de la masonería. El volumen, que con toda seguridad se convertirá en una obra fundamental para el estudio de esta materia, relata con una exquisita destreza y un ritmo trepidante el desarrollo histórico de una institución global que, sin duda, ha tenido una importancia clave en la configuración de nuestra sociedad. “La institución masónica, con sus más de tres siglos de historia, ha contribuido poderosamente a diseñar el mundo que conocemos. Occidente está construido sobre mimbres intelectuales imaginados por ilustrados, iluministas, aventureros, militares, políticos, emprendedo res, comerciantes, científicos y pedagogos. Muchos de ellos, masones. Aunque nos cueste imaginar a unas gentes, tan serias y responsables, con sus mandiles y sus extraños rituales en ’templos’ cuya estructura no se comprende generalmente, no son cuestiones caprichosas. Todo responde a un designio”, explica Fernando José Vaquero Oroquieta.
¿Un designio de poder?
En buena medida, sí, pues, en definitiva, toda construcción ideológica responde o encubre relaciones poder. Y en la masonería hay mucha ideología. En la “orden”, un neófito puede encontrar lo que quiera y de múltiples maneras: colegas educados, personas con contactos sociales, una educación exigente, un conocimiento esotérico, oscuros políticos… Y profundizará en lo que él considere adecuado a su temperamento. Antaño, la pretensión de conquista del “poder” externo era fundamental; en la actualidad, hay un mayor interés por conocer la propia tradición masónica. Pero su compañero de banco puede ser un delicado estudioso del simbolismo más exquisito, o un filántropo implicado, o un indiferente en todos los aspectos. Y todos son igualmente masones que trabajan la “piedra bruta” al servicio del cambio personal, del “progreso” y de la Humanidad.
¿Tradición? ¿No es este un concepto contradictorio con el relativismo propio de la metodología masónica?
Son más de 300 años de ritos reiterados, experimentados, interiorizados y depurados. ¡Claro que existe una tradición masónica! Otro asunto es que, objetivamente, sea con “t” mayúscula o minúscula… depende de cada uno; o del autor o filiación que siga. De ahí que la masonería tenga algo de religioso, sin ser una religión; se hace filosofía, sin ser una filosofía; participa en política, sin ser un partido; etc.
La masonería de hoy, ¿es la misma de sus orígenes?
No, exactamente. Bien pudo haberse dotado de otros contenidos; de hecho, hubo pugnas, escisiones, controversias doctrinales y políticas, ya en sus inicios y a lo largo de toda su particular historia. Pero siempre ha prevalecido la voluntad de marcar diferencias con la Iglesia católica y relevarla en la guía moral de la sociedad. El que algunos católicos, como Joseph de Maistre, la frecuentaran en su día, sin lograr reformarla ni servirse de ella para sus propósitos, confirma este itinerario iluminista, racionalista y subjetivista.
Pero ¿qué es la masonería?
Hay definiciones de todo tipo. No obstante, la cuestión objetiva no es tanto la definición, un concepto reduccionista en todo caso, como aprehender su verdadera naturaleza y sentido. Y para ello debe conocerse su método, símbolos, ritos y organización. Y un poco de su historia, así como las diversas corrientes esotéricas de las que se alimentó, de sus relaciones con la Corona británica, de sus relaciones con la Iglesia católica hoy… Modestamente, mi libro puede aportar claridad en este debate.
Hablando de la Iglesia. En el País Vasco y Navarra nunca hubo muchos masones. Y usted afirma que nuestro mundo está determinado en gran medida por esta institución, ¿no es una afirmación desproporcionada?
No es cuestión de número, sino de calidad, de saber estar en el lugar adecuado y subirse a la “cresta de la ola” de las mentalidades en alza. Además, la masonería no actúa de forma aislada en un mundo compartimentado. En cierto modo, después de los primeros amagos de globalización a bordo del Galeón de Manila –español, imperial y católico- la constelación masónica fue la primera globalización que trascendió pueblos, naciones, y tradiciones religiosas; aunque en ocasiones, tal y como afirman los masones franceses, por poner un ejemplo, la masonería fuera un instrumento del colonialismo británico.
¿Goza de buena salud la masonería?
Sufre de los efectos enfermizos del éxito. Ha conseguido casi todos sus objetivos sociopolíticos: su modelo liberal-democráticoprogresista, y su proyección filantrópica, se han impuesto en Occidente, con la pretensión de cubrir el mundo entero. No está en su mejor momento en números, es cierto; de hecho, tiene menos socios que en épocas anteriores. Y en diversas sociedades, como la musulmana, y en buena parte de Asia, sigue resultando ininteligible y antitética con su idiosincrasia. La globalización de las comunicaciones y de las mentalidades todavía no ha alcanzado la uniformidad racionalista y subjetivista universal. Pero, junto a otros actores, sigue en ello.
¿Qué opinión le merecen las denominadas teorías “conspiracionistas” alrededor de la masonería?
Gracias a su “secreto” o “discreción”, según se mire, siempre surgirán personajes tóxicos como Léo Taxil y similares; tanto dentro, como fuera de la orden. Resultan divertidos, intrigantes, sorprendentes… pero oscurecen el verdadero debate; que no es otro que el potencial de las ideas y sus consecuencias.
Para comprender qué es la masonería, ¿realmente era necesario hablar del hermetismo, el luciferismo, los illuminati, René Guenon, Aleister Crowley, por poner unos ejemplos, tal y como se hace en su ensayo?
Objetivamente, no. Pero insisto en la importancia de las ideas en sí mismas. Pero dado que hoy todo se mezcla, se combina caprichosamente a gusto del consumidor o del comunicador y se analiza superficialmente, a pesar de estar disponible más documentación que nunca, nos hemos propuesto realizar un estudio sintético, conceptualmente riguroso y descriptivo en sus múltiples expresiones, conexiones y derivas. Al lector corresponde juzgar si el esfuerzo ha alcanzado estos objetivos; pues escribir, por escribir, “otro” libro más sobre la masonería, ciertamente, no me interesaba.
VER+:
LA ADQUISICIÓN MASÓNICA DEL MUNDO
El Ascenso los Masones en la Iglesia
[¡cómo detectar las huellas de la masonería eclesiástica!]
Los Planes de Infiltración de la Masonería en la Iglesia
Los principios de la Iglesia Católica y la masonería son opuestos. El papa Pío IX llamó a la masonería la sinagoga de satanás. El papa Pío XI declaró a la masonería el enemigo mortal de la iglesia Y el papa León XIII llamó a los católicos a evitar la masonería porque si no perderán su alma ahora y por toda la eternidad. La condena de la Iglesia Católica sigue hasta hoy a pesar que los masones quieren hacer creer que se levantó. La logia masónica actuado siempre en las sombras y ha logrado unir fuerzas anticatolicas apoyando innumerables herejías dentro de la Iglesia. Pero sobre todo hay diversos documentos donde se planea penetrar la Iglesia Católica y deshacerla desde adentro.
El cristianismo enseña que es la fe verdadera, pero la masonería sostiene que todas las religiones igualmente válidas.
El cristianismo sostiene que se salvaran para la vida eterna aquellos que estén en gracia de Dios en el momento de su muerte.
Mientras que la masonería sostiene que la salvación es universal que todo se salvan, independientemente de la moral que hayan practicado.
Pero se pueden mencionar muchas más diferencias.
Una de ellas es el odio perdurable que las logias masónicas han desarrollado frente a la iglesia.
Y no porque los masones sean odiosos sino porque hay una incompatibilidad de base.
Por eso el papa Pío IX la llamó la sinagoga de satanás.
El papa Pío XI declaró a la masonería el enemigo mortal de la iglesia.
Y el papa León XIII llamó a los católicos a evitar la masonería porque si no perderán su alma ahora y por toda la eternidad.
La condena de la Iglesia Católica sigue hasta hoy a pesar que los masones quieren hacer creer que se levantó.
La logia masónica actuado siempre en las sombras y ha logrado unir fuerzas anticatólicas apoyando innumerables herejías dentro de la iglesia
Pero sobre todo hay diversos documentos donde se planea penetrar la Iglesia Católica y deshacerla desde adentro.
En 1806 el abate Agustín Barruel denunció que en Italia Los masones habían reclutado más de 800 eclesiásticos, incluyendo algunos obispos y Cardenales.
Y una declaración de 1908 de una logia dice que la meta, ya no es la destrucción de la iglesia sino más bien hacer uso de ella al infiltrarla.
Esta declaración consolida la Instrucción Permanente comúnmente llamada Alta Vendita, qué detalla un plan masónico para infiltrarse dentro de la iglesia y difundir las ideas liberales.
Este plan fue producido por la alta logia de los Carbonari italianos en las primeras décadas del siglo XIX.
Y es tan explícito que los Papas Pío IX y León XIII solicitaron su publicación para sensibilizar a los católicos de las amenazas masónicas.
El objetivo básico es la destrucción final del catolicismo y de la idea cristiana.
Y el documento propone la infiltración asegurando una cabeza de playa en la Iglesia.
Establece una campaña de difamación contra cualquiera de los fieles que se oponga, especialmente del clero.
También la corrupción de los sacerdotes por los infiltrados, que significará también la corrupción de los laicos por extensión.
Establece que la clave del éxito sería la capacidad de los agentes infiltrados para fingir piedad y ortodoxia y ganarse la confianza y la estima de los católicos.
Esta reputación de los infiltrados permitiría abrir camino a las nuevas doctrinas dirigidas al clero joven.
Sostiene que en pocos años el clero joven será invadido.
Y reclamarán un Concilio donde se pedirá que todo el cuerpo clerical elija el pontífice.
Y que se dé prioridad a los principios humanitarios como forma de evaluar la piedad.
También el Concilio este que se reclama tendría como objetivo la anulación de las diversas condenas pronunciadas por los papás a la masonería.
Su orientación sería llegar a la jerarquía superior de la iglesia.
Su objetivo no era nombrar un Papa masón sino crear el clima dentro de la iglesia para que tarde o temprano se produzca una jerarquía católica y un Papa imbuido por las ideas liberales masónicas.
Entonces los líderes católicos ya no se opondrían a las ideas de la Revolución Francesa por ejemplo.
Los tres indicadores del éxito de la operación serían la producción de un cambio en la iglesia que cualquier observador externo hubiera identificado una gran revolución interna, para actualizar la iglesia a las ideas modernas.
También la introducción de una nueva teología que reformará las enseñanzas anteriores.
Y una apertura hacia las otras religiones y pluralismo incluso con los masones.
Este es uno de los documentos sobre el plan de la masonería.
Pero también hay una carta del arzobispo de Colonia cardenal Félix Von Hartmann dirigida al nuncio apostólico en Alemania que en ese momento era Eugenio Paccelli, que más tarde se convertiría en el papa Pío XII
Es por esta razón que los masones han visto con buenos ojos el clima que se generó en el Concilio Vaticano II.
No estamos hablando de la mayoría de los documentos que se produjeron en el Concilio.
Sino del espíritu que se creó en toda la sociedad e incluso dentro de la Iglesia.
Y que fue manipulado por los medios de comunicación, haciendo creer incluso a los sacerdotes de parroquia, que había habido una gran Revolución en la Iglesia.
Y aún hoy los masones siguen operando a favor del espíritu del Concilio Vaticano II.
No bien asumió el pontificado el Papa Francisco el gran Oriente italiano salió a comunicar su apoyo el Concilio Vaticano II lanzando una campaña con folletos y conferencias como veremos abajo.
¿Qué tienen que hacer los masones apoyando un evento católico si no es una forma de intervención?
Hay otros documentos como por ejemplo el supuesto Master Plan para destruir a la Iglesia que supuestamente fue olvidado en un portafolio por un paciente en el consultorio del doctor Jerónimo Domínguez en Nueva York, en el año 1973.
Después de un tiempo en que nadie lo reclamo él lo abrió y se encontró con este Master Plan.
Que en términos generales planteaba el tema masónico de sustituir la Iglesia Católica por una iglesia universal.
Difundir que el objetivo del cristianismo es el amor al prójimo relegando el amor a Dios en segundo lugar.
Producir cambios internos como que los sacerdotes se casen, sacar a las monjas de los claustros, desvalorizar los sacramentales como medallas, rosarios, escapularios. Y también no apoyar las oraciones.
Modificar el criterio de la misa proponiendo que es un banquete y no un sacrificio.
Fortalecer la misa de cara al pueblo, quitar el sagrario de frente al altar, disminuir la reverencia con qué se toma la comunión.
Eliminar las exposiciones al Santísimo Sacramento y desvalorizar la imagen de la Virgen y de los Santos.
De este último documento no tenemos seguridad de su autor, pero es compatible con los otros que mencionamos.
La ideología masónica no sólo está basada en el deísmo, sino también en la herejía gnóstica de la auto-salvación y la “iluminación”, y tiene un programa decididamente anti-católico.
En 1917, Maximilian Kolbe, uno de los más grandes santos del siglo XX, fue testigo de una procesión masónica en Roma, portando pancartas con el lema
“Satanás debe reinar en el Vaticano. El Papa será su esclavo”.
Un año más tarde, el emperador alemán Guillermo II fue advertido por los masones alemanes que el Gran Oriente planeaba obligar que todos los monarcas soberanos en Europa abdicaran.
También destruir la Iglesia Católica y poner a Europa bajo el control de las grandes empresas americanas, de acuerdo con un documento que encontró en el Archivo Secreto Vaticano.
El bolchevismo sería el instrumento de la masonería para alcanzar este objetivo.
De hecho, 1917 fue el año de la revolución bolchevique rusa que terminó en una persecución masiva de la Iglesia
También 1917 fue el año de la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial.
El año en que nacieron las dos superpotencias, y que tomó forma la historia del siglo XX por los próximos 74 años.
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