Un mensaje de esperanza renovada
“Jesús, que os ha enseñado la oración, cotidiana oración para invocar la venida sobre la tierra de su Reino, finalmente verá cumplida esta su oración. Reinará, instaurará su Reino, y esta creación se convertirá en un jardín donde Cristo será glorificado, su realeza acogida y exaltada como un Reino Universal de gracia y de belleza, de armonía, de comunión, de santidad, de justicia y de paz”. Mauricio Ozaeta
"Yo dirijo un apremiante llamado a la Tierra; llamo a los verdaderos discípulos de Dios viviente y reinante en los Cielos; llamo a los verdaderos imitadores de Cristo hecho hombre, el único y verdadero Salvador de los hombres; llamo a mis hijos, mis verdaderos devotos, aquellos que se han entregado a mi para que los conduzca a mi Hijo Divino, aquellos que, por así decir, llevo en mis brazos; aquellos que han vivido de Mi espíritu; llamo en fin a los apóstoles de los últimos tiempos, los fieles discípulos de Jesucristo que han vivido en desprecio del Mundo y de sí mismos, en la pobreza y en la humildad, menospreciados y en el silencio, en la oración y en la mortificación, en la castidad y en la unión con Dios, en el sufrimiento y desconocidos del Mundo.Es tiempo de que salgan y vayan a iluminar la tierra. Id y mostraos como Mis hijos queridos, yo estoy con vosotros y en vosotros con tal de que vuestra Fe sea la luz que os ilumine en estos días de infortunio.Que vuestro celo os haga hambrientos de la Gloria y del Honor de Jesucristo. Combatid, hijos de la Luz, vosotros, los pocos que veis, pues he aquí el tiempo de los tiempos, el fin de los fines".
Santísima Virgen María
Impresionante Aparición de la Virgen María en La Salette y su Mensaje Secreto
La Salette; la Madre de las profecías
En la aparición de la Virgen de la Salette, aparecieron junto al crucifijo dos símbolos: el martillo y una tenaza, con cadenas y rosas.
Durante la Pasión de Jesús fueron utilizados muchos instrumentos: látigos, cuerdas, corona de espinas, clavos, cadenas, palos, piedras, columna,... Sin embargo, la aparición escogió el martillo y las tenazas. ¿Por qué?
La relación entre la cruz y estas dos herramientas parece que son los clavos que fueron clavados con el martillo y desclavados con unas tenazas. Son pues los instrumentos para clavar y desclavar a Cristo en la cruz.
Quizás el significado de estos símbolos es señalar que para consumar la muerte de Jesús en la cruz se utilizaron más herramientas además de la cruz. También en nuestra sociedad, hay diferentes herramientas para crucificar a Jesús: terrorismo, corrupción, pederastia, pornografía, droga, maltratos, etc. Igualmente, en nuestra vida hacemos un mal uso de nuestras pertenencias para ofender a Dios.
En mi opinión, puede haber otro motivo para que la aparición de la Salette haya escogido estas dos herramientas: su similitud a dos símbolos de las principales herramientas anticristianas de hoy: el comunismo y la masonería.
La Virgen dijo que el gran castigo se llamaría "Comunismo" (Mari Loli, 1968)
"Llegará un momento en que parecerá que el comunismo vaya a engullir el mundo entero" (Mari Loli, 1978)
El martillo es, junto a la hoz, el símbolo del comunismo.
Tal y como señalo en la entrada "enemigo mío", la masonería es uno de los más importantes agentes anticristianos de hoy día, tal y como reveló la Virgen a Ida Peerdeman ("los demoledores") y al P. Steffano Gobbi: "La masonería domina y gobierna en todo el mundo por medio de los diez cuernos". Milán, 3/06/1989.
"«Los sacerdotes, ministros de Mi Hijo, los sacerdotes, por su mala vida, por sus irreverencias y su impiedad al celebrar los Santos Misterios, por el amor al dinero, el amor al honor y placeres, los sacerdotes se han vuelto cloacas de impurezas...
No se encuentra nadie ya para implorar misericordia y perdón para el pueblo; ya no hay almas generosas, ya no hay más nadie digno de ofrecer la Víctima sin mancha al Eterno, en favor del mundo...
Los Jefes, los conductores del pueblo de Dios han descuidado la oración y la penitencia y el demonio ha nublado su inteligencia; se han vuelto en esas estrellas errantes que el viejo diablo arrastrará con su rabo para perderlos.
Las iglesias serán cerradas o profanadas; los sacerdotes, los religiosos serán expulsados, los harán morir, y morir de una muerte cruel. Muchos abandonarán la fe, y el número de sacerdotes y religiosos que abandonarán la verdadera religión será grande. Entre éstos, se hallarán hasta obispos...
Varias casas religiosas perderán totalmente la fe y perderán muchas almas...
Los malos libros abundarán sobre la tierra, y los espíritus de las tinieblas propagarán por todas partes un relajamiento universal por todo lo que se refiera al servicio de Dios. Tendrán gran poder sobre la naturaleza: habrá iglesias para servir a estos espíritus...
¡Ay de los Príncipes de la Iglesia que no estarán ocupados más que en amontonar riqueza sobre riquezas, más que salvaguardar su autoridad y dominar con orgullo!...
Se verá la abominación en los lugares sagrados; en los conventos las flores de la Iglesia se pudrirán y el demonio será como el rey de los corazones.
Roma perderá la Fe y llegará a ser la sede del Anticristo...
La Iglesia será eclipsada, el mundo estará en la consternación...»
El Secreto anunciaba también grandes castigos sobre el mundo, a causa del desprecio de los Mandamientos de Dios y de innumerables pecados que se cometen sobre la tierra.
«Dios va a castigar de una manera sin precedente. ¡ Ay de los habitantes de la tierra ! Dios va a agotar Su cólera, y nadie podrá sustraerse a tantos males juntos...
Habrá una guerra general que será espantosa...
La naturaleza pide venganza para los hombres y se estremece de espanto en espera de lo que debe suceder a la tierra manchada de crímenes.
Temblad, tierra y vosotros que hacéis profesión de servir a Jesucristo y por dentro os adoráis a vosotros mismos, temblad, porque Dios os va a entregar a Su enemigo, porque los lugares sagrados están en la corrupción. Muchos conventos ya no son las casas de Dios sino el pasto de Asmode (el demonio de los placeres impuros) y de los suyos...
Antes que esto (los castigos) llegue, habrá una especie de falsa paz en el mundo; sólo se pensará en divertirse; los malvados se entregarán a toda clase de pecados. Pero los hijos de la santa Iglesia, los hijos de la Fe, Mis verdaderos imitadores, crecerán en el amor de Dios y en las virtudes que Me son más queridas.
¡Dichosas las almas humildes conducidas por el Espíritu Santo! Yo combatiré con ellas hasta que lleguen a la plenitud de edad».
De nuevo se entrevé aquí el rol eminente de María para el fin de los tiempos: Ella es el Modelo, el gran Socorro, La que dará la victoria...
El Secreto termina por el Llamamiento de la Madre de Dios a Los Apóstoles de los Últimos Tiempos.
«Dirijo un llamamiento apremiante a la tierra; llamo a los verdaderos discípulos de Dios que vive y reina en los cielos; llamo a los verdaderos imitadores de Cristo hecho hombre; llamo a Mis hijos, a Mis verdaderos devotos, los que se hayan entregado a Mí para que Yo los conduzca a Mi Divino Hijo, los que llevo por decir así en Mis brazos, los que han vivido según Mi espíritu; en fin llamo a los Apóstoles de los Últimos Tiempos los fieles discípulos de Jesucristo que han vivido en el desprecio del mundo y de sí mismo en la pobreza y la humildad, en el desprecio y en el silencio, en la oración y en la mortificación, en la castidad y en la unión con Dios, en el sufrimiento y desconocidos del mundo. Es hora de que salgan y vengan a alumbrar la tierra.
«Id y mostraos como Mis hijos queridos. Estoy con vosotros y en vosotros, siempre que vuestra fe sea la luz que os alumbre en esos días de desgracia. Que vuestro celo os haga como los hambrientos por la gloria y honor de Jesucristo. Combatid, hijos de luz, vosotros pequeño número que lo véis, porque he aquí el tiempo de los tiempos, el fin de los fines»".
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Sabía usted que la esclavitud en Egipto duró exactamente 144.000 días, según predijo Dios a Abraham, diciéndole que sus descendientes serían esclavos por 400 años en tierra extranjera (Gn 15,13), y que terminaron justo el día que Moisés partió con los israelitas hacia el desierto (Ex 12,41)?
¿Sabía usted que los 70 años de cautiverio en Babilonia, predicho por Dios a través de Jeremías (Jr 25,11), se cumplieron también con exactitud, finalizando luego de 25.200 días con la partida de Zorobabel y parte del Pueblo de Dios de regreso a Jerusalén?
¿Sabía usted que transcurrieron exactamente 907.200 días desde el fin del exilio babilónico hasta el 14 de mayo de 1948, día en que se creó el Estado de Israel en un solo día (Is 66,8), cumpliéndose con precisión lo anunciado por el profeta Ezequiel (Ez 4,3-6), como “señal para la casa de Israel”?
Esta precisión profética demuestra que Dios gobierna la Historia de los hombres con una absoluta precisión, lo cual nos da Temor de Dios, es decir, respeto a su Omnipotencia y universal Soberanía. También nos lleva a admirar la Biblia y a valorar lo profetizado en ella, comprendiendo que no solo se cumple lo anunciado por Dios, sino que además esto ocurre de manera exacta, aunque la Humanidad no se percate de ello.
¿Podemos aprovechar esta asombrosa realidad para determinar, no la fecha –día y hora– que solo Dios conoce, pero sí el tiempo (Lc 12,56) de la Segunda Venida de Nuestro Señor Jesucristo?
¿Es posible determinar bíblicamente con certeza absoluta un año tope para la Parusía y el inicio del Reino de Cristo en el Mundo, ese que pedimos a diario en el Padrenuestro?
Este libro aborda estas cuestiones con base en un estudio serio y detallado de las profecías bíblicas relativas al final de esta Era y al advenimiento glorioso de Jesús, único Salvador, para llevar a cabo la necesaria y anhelada “Restauración Universal” (Hch 3,21). Este texto pretende, con la ayuda de Dios, transmitir una esperanza renovada a todos los que aguardan el trascendental momento de la Liberación (Lc 21,28).
Prólogo
Estudio profuso, profundo y apretado. Más que un libro para leer es más propicio para estudiar. Un modelo para analizar la profecía bíblica. Quisiera expresarlo de otra forma.
Encontré una línea, una regla misma en la teología, un encuentro de la interpretación de la profecía bíblica. Abre un mundo nuevo a los teólogos al encontrar que la Biblia, con certeza y exactitud, anuncia fechas precisas sobre acontecimientos que han venido sucediendo y otros que se darán a futuro.
El pionero de esta recordación, Raúl Maya, ese paisa que escribió hasta lo más recóndito de la Palabra de Dios, atinó en algunos acontecimientos que ahora Ozaeta precisa. Ejemplo hermoso la recuperación de Jerusalén, la capital de Israel, después de haberse perdido en el año 70 d.C. a manos de Tito, el hijo de Vespasiano, y que el Señor Jesús anunció que Jerusalén dejaría de ser pisoteada por los gentiles. ¿Cuándo se dio? En 1967 cuando Moshé Dayán aparece en la Guerra de los Seis Días y recupera parte de su preciosa capital, que la Biblia llama "el ombligo del mundo". Daniel lo anuncio con precisión cuando anuncia la guerra entre el carnero y el macho cabrío, es decir entre Alejandro Magno y Darío III Codomano, el persa, que se produce en el año 333 a.C. en la Batalla de Issos. Y añade Daniel (capítulo 8) que se dará 2.300 tardes y mañanas a partir de esa fecha, es decir, dos mil trescientos años. Menos 333 más 2.300 nos da 1967, año de la recuperación de Jerusalén, anunciado exactamente por Daniel, pues se cumplió "el tiempo de los gentiles'', una claridad perfecta que la Biblia anuncia y hace que esta Palabra misma demuestre la existencia de profecías exactas y por ende la veracidad de la fe y la existencia de Dios.
El libro es bueno para un estudioso, duro de entender para un aficionado y pesado para un lego, pues es apretado por sus numerosas citas bíblicas, referencias y concordancias.
La avidez de Ozaeta por conocer y dar a conocer, a veces lo hace complejo, lo convierte en material de trabajo, y le quita la facilidad de la primera enseñanza para el primíparo.
Hay interpretaciones subjetivas al permitir que el lector esté en desacuerdo. Anunciar la futura proclamación del quinto dogma mariano es desacertado para mí. La declaración del dogma de la Corredención de María, la toda Santa, nuestra Madre admirable, de hecho, ya está implícita en el texto del Concilio Vaticano II. No veo que se vaya a dar a futuro tal declaración. Primero porque el último papa (Benedicto XVI) está a punto de morir; segundo porque, a mi juicio, la aparición de la Señora de Todos los Pueblos no es buena, duda que no he podido disipar; y tercero porque si sucediera barrería con todo el camino del diálogo ecuménico avanzado. Es un detalle que no importa, y eso no le resta importancia a lo profundo y bueno del libro.
Los católicos leen la Biblia sin asiduidad ni continuidad o a pequeños trozos. Pero para el que quiera entrar en un trabajo duro y serio, ahí en el libro, tienen un buen material, que a los estudiosos sacerdotes y teólogos les abre un nuevo campo de conocimiento. Pedimos una oración para quienes hemos sido pioneros de estos temas y recordamos de nuevo a Raúl Maya y a José Galat, llamados ya a disfrutar de aquello que anunciaron y escribieron.
Felicitaciones, porque la confrontación de la profecía bíblica, la profecía particular y la lectura de los acontecimientos, ofrecen claridad para ver este fin de los días. Como diría el Padre Felipe Scott, es un real tonto el que no lea los signos de hoy. O como la frase del Señor Jesús: "Hipócritas , sabéis conocer el aspecto de la tierra y del cielo; ¿por qué entonces no sabéis discernir los signos de este tiempo?". Hoy la gran mayoría caen en el grupo de los tontos o de los hipócritas.
Gracias Mauricio por estas nuevas luces. Cordial amigo,
Nota sobre el autor
Junto con la gracia evidentemente otorgada por Dios a su autor, para escribir este libro titulado: "Quinto Reino", la profesión de Mauricio Ozaeta Laverde y la experiencia adquirida con ella, son factores determinantes para entender cómo pudo llegar a ver con su investigación y trabajo, todo lo que nos propone y comparte generosamente a lo largo de este escrito. Son asombrosos los descubrimientos bíblicos compendiados magistralmente en este sucinto texto, igualmente son muy importantes las conclusiones a las que llega su autor con ellos, dignas de tener en cuenta. Varios de estos hallazgos, la forma en que fueron obtenidos y su método, demuestran que se trata de un serio trabajo de arqueología bíblica, casi una investigación forense, sin que esta sea la especialidad o experiencia profesional de su autor.
Algunos descubrimientos detallados aquí son verdaderas revelaciones, ya dadas desde antiguo, pero comprensibles, posibles y probables solo en este tiempo. La misma sagrada Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, nos advierte que varias de sus verdades, solo podrán ser abiertas, comprendidas y conocidas en un determinado tiempo, en el tiempo final. Momento en el que ya nos encontramos, así todo se indica.
Por ejemplo, el libro de Daniel, capítulo 12, verso 4, dice sobre su propio contenido: "Y tú, Daniel, guarda estas palabras y sella el libro hasta el momento final. Muchos lo consultarán y aumentarán su saber". Mauricio Ozaeta justamente fundamenta buena parte de esta investigación en el libro bíblico de Daniel, que contiene este sello que solo podrá ser abierto "hasta el momento final".
La legitimidad y veracidad de los hallazgos de Ozaeta, su paso exitoso por la prueba lógica, interpretativa y matemática, que también aportará irrebatiblemente el tiempo, confirman el exacto momento en que nos encontramos y para el cual fueron reservados.
Es claro que la profesión y desempeño laboral del autor de: "Quinto Reino'', contribuyeron notoriamente en el logro alcanzado en sus investigaciones. Mauricio Ozaeta es Ingeniero en Computación y tiene una Maestría en Gestión Empresarial en Telecomunicaciones. Su experiencia durante más de veintitrés años, especialmente sus últimos diez años en la multinacional Hewlett-Packard, ofertando soluciones para el sector de las telecomunicaciones a grandes instituciones y empresas, en países como Perú, Ecuador, Bolivia y Venezuela, sin lugar a dudas ha permitido que la profusa información bíblica contenida en sus investigaciones haya podido ser organizada sistemáticamente, analizada, descubierta y mostrada de la manera como se presenta en este libro. El solo hecho de que haya podido ser publicada de forma tan clara, en tan solo un centenar de páginas, demuestra lo que estamos afirmando.
No podemos dejar de referir aquí, otras importantes investigaciones de otros autores católicos hispanoamericanos, cuyas profesiones adelantadas en el mundo, como la Ingeniería Industrial y la Eléctrica, la Cartografía y el Derecho, les han permitido llegar tan lejos en sus aportes sobre temas divinos, bíblicos, escatológicos o proféticos. Claro que esto es posible por una gracia especial concedida a ellos por el Cielo. La particular cosmovisión que conceden profesiones tan especializadas y lógicas como estas y las de Ozaeta, convergen en aportes significativos para lo que Dios quiere revelar en este tiempo a los hombres, y es el caso del autor de este estudio titulado "Quinto Reino" y de su misma obra. Incluso algunos inventos y hallazgos humanos dados solo en tiempo reciente, hacen posible descubrimientos y conclusiones como las que contiene "Quinto Reino", y las posteriores a las que con él se pueda llegar.
De Mauricio Ozaeta, nacido en Caracas en 1970, hijo de español (vasco) y colombiana (bogotana), por ser conocedores de su historia, origen y objetivos existenciales, casi con seguridad podemos aseverar que, si bien gracias a sus hallazgos inamovibles, en sus conclusiones se atreve a dar fechas aproximadas de cruciales eventos profetizados, que pueden darse o no, lo hace desde la honestidad de su formación católica, desde su integridad como Ingeniero.
Sea el Cielo mismo abriendo sus sellos con este y otros libros de este tenor. Sea el momento para que la Iglesia Remanente, la Iglesia fiel a Cristo, pueda y sepa recibir con humildad las luces dadas con ellos, solo para este tiempo.
Gracias a Mauricio por su importante aporte. Toda la gloria sea para Cristo, Luz del Mundo, y para la instauración de su definitivo Reino.
¿Cuántas venidas de Nuestro Señor Jesús están pendientes? La respuesta parece obvia, pues el Catecismo de la Iglesia católica solo habla de una segunda. Pero no podemos concluir con ligereza, pues el Doctor de la Iglesia San Bernardo de Claraval, ya en el siglo XII enseñaba sobre la “triple venida” de Cristo. También Jesús le reveló a Santa Faustina Kowalska sobre sus dos venidas futuras, una como Rey de Misericordia, y otra como Justo Juez. Profundizar en esta cuestión cobra mayor interés si se agrega otra interesante pregunta: ¿todos los hombres deben vivir la profetizada gran tribulación final? ¿Es ley universal y fija que siempre paguen justos por pecadores? ¿O más bien establece la perfecta justicia divina castigar al impío y premiar al justo?
Sobre lo anterior no existen, al menos todavía, ni dogmas ni anatemas. Esto nos permite ahondar en ello, con la posibilidad de abrir un sano debate basado en la Sagrada Escritura, que nos ayude a comprender mejor el retorno de Cristo en gloria y majestad, permaneciendo con ello en vela y en espera activa, anhelando el predicho rescate, la Pascua definitiva en Jesús, único Salvador. Este libro expone algunos años dedicados a profundizar en el misterio de la Parusía, compartiendo hallazgos bíblicos que constituyen tesoros universales, joyas que llevan siglos esperando ser descubiertas, valoradas y usadas por la Novia (Iglesia) para engalanarse con ellas en su boda.
El Catecismo en el numeral 1602 nos explica que toda la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, nos revela el plan salvífico de Dios en función de una unión conyugal, que inicia entre varón y hembra, y termina entre Cristo y la Iglesia. El símil utilizado es el del matrimonio según la cultura hebrea, que consta de doce pasos, y estos a su vez agrupados en tres fases: compromiso, separación y boda. El misterio asociado es tan importante en la Biblia, que toda ella se puede leer en clave ketubáh, esto es, el contrato nupcial en el matrimonio hebreo, que se firma al establecer el compromiso.
La comprensión de esta clave es fundamental para poder comprender temas centrales de la escatología cristiana. No se puede entender el “pacto con muchos” de Dn 9,27 ni la duración del mismo (una “semana” de años), sin comprender la relación de esta anti-boda perpetuada por el anti-esposo (Anticristo), con la verdadera boda de Ap 19,5-9 entre el verdadero y único Esposo que es Cristo y su Iglesia, y el momento exacto en que este santo Novio llega a buscar a su Novia, el día de la Parusía, anunciado por un shofar.
"Revivirán tus muertos, tus cadáveres resurgirán,
despertarán y darán gritos de júbilo
los moradores del polvo;
porque rocío de luz es tu rocío,
y la tierra echará de su seno las sombras.
Vete, pueblo mío, entra en tus cámaras
y cierra tu puerta tras de ti,
escóndete un instante hasta que pase la ira.
Porque he ahí a Yahveh que sale de su lugar
a castigar la culpa de todos los
habitantes de la tierra contra él;
descubre la tierra sus manchas de sangre
y no tapa ya a sus asesinados".
Is 26, 19-21
Prólogo
Quizá el pasaje más profundo de toda la Biblia lo podemos leer en el Evangelio de Juan: "En el principio la Palabra existía y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe... Y la Palabra se hizo carne, y puso su mornda entre nosotros". (Jn 1,1-3; Jn 1, 14).
Se puede concluir, entonces, que Dios es la Palabra. Si la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros, se comprende, que la Palabra también es Jesús. Si reemplazamos el término 'Palabra por 'Ley' o 'Torá', el primer párrafo del evangelio de Juan diría: "En el principio la Torá existía y la Torá estaba con Dios v la Torá era Dios...Y la Torá se hizo carne y habitó entre nosotros". Por ende, Jesús sería la Ley en su plenitud.
El Espíritu Santo introdujo el Pentateuco (la Torá), que es además profecía, dentro del Arca de la Alianza. Paralelamente, mil quinientos años después, el Espíritu Santo puso a Jesús dentro del vientre de la Virgen María, nueva Arca de la Alianza. El corazón de la Palabra (la Torá) son los diez mandamientos. En el corazón de Jesús reside el amor. Por eso leemos en la primera carta de Juan lo siguiente: "Pues en esto consiste el amor de Dios: en que guardemos sus mandamientos". (1 Jn 5,3).
Por lo tanto, la definición objetiva del amor, que enseña la Biblia, consiste en cumplir los mandamientos. En conclusión, el corazón de Jesús, que es puro amor, son los diez mandamientos.
Si la Iglesia católica apostólica y romana equivale al cuerpo material y terrenal de Jesucristo, dentro de la Iglesia, última Arca de la Alianza, debe residir la Ley (el Pentateuco), es decir la Palabra, el alma de la Iglesia, que es Cristo Jesús que es el alma de la Iglesia, equivale a la realidad espiritual del catolicismo en el Cielo. En el interior del Mesías se ubica su corazón, que son los diez mandamientos. Por eso el Evangelio de Juan dice: "Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor. como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor". (Jn 15,10). El Padre es: los mandamientos; el Padre es el corazón de Jesús, que es el alma de la Iglesia católica.
El maligno sabía todo esto. Por ello centró su ataque en demoler las bases o fundaciones del judaísmo, que son las mismas del cristianismo. Tenía que destuir la Ley por encima de todo. De este modo, en 1878, usando a Julius Wellhausen como su instrumento, puso poderosas cargas explosivas, para derribar el soporte fündamental del judaísmo, el Pentateuco, que de igual manera sostiene a cristianos y al islam -se debe entender que el islam se nutre también del Antiguo y del Nuevo Testamento-. Esto se logró con la 'teoría del origen múltiple de la Ley'. Esta teoría niega que Dios sea el autor del Pentateuco. Como consecuencia, niega que la Ley, que la Palabra, sea Dios. Rechaza el hecho respecto a que la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. El Pentateuco es de origen Divino: Ex 31,18; Ex 32,32; Hch 7,53; Rm 9,4; Ga 3,19; Hb 2,2.
Si queremos hacernos uno con la Palabra, con la Torá, con Dios, debemos habitar dentro del Arca de la Alianza; dentro del corazón del Arca, es decir dentro de los diez mandamientos. Debemos vivir dentro de María; bajo su manto. Tenemos que morar al inlerior de Jesús; al interior de la lglesia católica apostólica y romana y convertirnos en el 'Resto Fiel', que es el corazón de Jesús, su Eucaristía. Resto Fiel son los que viven en torno a la Hostia Consagrada, que es el Cuerpo de Jesús, cuando ingresa dentro de nosotros.
Si vivimos por fuera del Arca de la Alianza, por fuera de la Virgen María, por fuera de la Ley, por fuera del Cuerpo de Jesús, por fuera de la Iglesia católica apostólica y romana, solo nos quedará un lugar: el desierto del Sinaí, sobre el que reposó la morada que contenía el Arca de la Aianza, dentro de la cual se encontraba la Ley, en cuyo interior encontramos los diez mandamientos, que son el corazón de Dios, mandamientos escritos por el dedo de Dios: "... le dio las dos tablas del Testimonio, tablas de piedra, escritas por el dedo de Dios" (Ex 31,18).
Los que rechacen el Cuerpo de Jesús, su carne, la Hostia Consagrada, y no quieran entrar en el Arca de la Alianza, deberán morar en el desierto, guarida de demonios, que no es otra cosa que el infierno.
El autor de este libro, en las páginas siguientes nos mostrará y nos llevará desde el Antiguo Testamento, Arca de la Alianza, hasta el Nuevo Testamento, alma de Jesús, Palabra hecha carne, que habita en la Eucaristía, en medio de nosotros, hasta que despunte el tercer día milenario, día en que tendremos a Jesús acá en la Tierra, entre nosotros; liderando su Reino mesiánico, que no es otra cosa que, la plenitud de la Iglesia católica resucitada. Ella debe morir, igual a como lo hizo Jesús en la cruz, cuando atraviese la gran tribulación narrada y descrita por el libro del Apocalipsis. Si el libro del Génesis equivale al Alfa, el del Apocalipsis corresponde a la Omega.
Para ser 'Resto Fiel' debemos vivir en obediencia a nuestra Iglesia católica, que a su vez tiene que vivir en obediencia a Jesús, que vivió en obediencia a la Torá; en obediencia al corazón de la Ley, que es Dios; que son sus maudamientos.
El pueblo escogido por Yahvé, Israel, tuvo que deambular por el desierto cuarenta años, para purificarse y así poder entrar en la tierra prometida. Pero no estuvieron solos. Los acompañó siempre la morada, donde residía el Arca de la Alianza, que contenía la Ley y los mandamientos. En el presente, la humanidad ha tenido que deambular, no ya cuarenta años, sino cuarenta jubileos que son dos mil años, tiempo necesario para purificarse y así entrar en la nueva Tierra Prometida, que es el Reino milenario de Cristo en la Tierra. Pero la humanidad no ha estado sola. Ha sido acompañada por la nueva morada, que es la Iglesia católica apostólica con sede en Roma, que en su seno contiene la nueva Arca de la Alianza, que es María, en cuyo interior reside el pan hecho carne, que es la Eucaristía, corazón de Jesús. El verbo (la Ley, la Torá) se ha hecho carne y habita entre nosotros.
Quienes creen que la Ley es una fábula, que el Arca de la Alianza es un cuento de hadas, es porque no han ido a Axum en Etiopía, lugar donde reside, hasta el día de hoy, de manera física el Arca de la Alianza, hecha de madera de acacia y de oro, de la que se profetiza, que volverá a Jerusalén: "En aquel tiempo se presentará un obsequio a Yahvé Sebaot, al lugar del nombre de Yahvé Seboat, el monte de Sión, de parte de un pueblo esbelto y de brillante piel, y de parte de un pueblo temible desde siempre, nación vigorosa y dominadora, cuya tierra surcan ríos". (Is 18,7).
Un sacerdote jesuita, el Padre Gustavo Baena, teólogo prominente, que perteneció a la comisión redactora de la Biblia de Jerusalén, donó toda su biblioleca, consistente en más de cuatro mil libros, y dijo quedarse con una sola palabra: OBEDIENCIA, que según él, lo resume todo. Es inclusive más importante que el amor de San Pablo, quien nos dice: "Aunque tenga el don de profecía y conozca todos los misterios y toda la ciencia, y aunque tenga tanta fe que traslade las montañas, si no tengo amor, no soy nada". (I Co 13, 2). El concepto del 'amor' siempre ha sido etéreo y vago. Pero el concepto de la 'obediencia' describe y concreta al amor. El amor es la 'obediencia' a los diez mandamientos.
La obediencia se materializa de modo particular en el quinto mandamiento: "honrra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que, Yahvé, tu Dios, te va a entregar". (Ex 20, 12). Y esa Tierra es el Reino de los mil años de Cristo. Obedecer a los padres es fundamental y de ahí se deriva el respeto a toda forma de autoridad. Obedeciendo a la autoridad se obedece a Dios; se ama a los padres; se ama a Dios. El respeto a la autoridad de Dios pasa por el profesor, el arbitro, el policía, el juez, el gobernante, el sacerdote y el obispo de nuestra Iglesia.
Los mandamientos son el corazón de Jesús, que a su vez es el corazón de Dios. Los mandamientos son el corazón y centro de la Palabra; de la Ley. Su violación nos separa de Dios.
El Creador conoció siempre nueslra debilidad y supo de nuestra incapacidad de cumplir sus mandamientos. Por su perfecta misericordia, desde el Antiguo Testamento, nos regaló el perdón a través del sacrificio del Cordero, como mecanismo para restaurar la unidad con la Ley, con Él. En el tiempo del Nuevo Testamento nos entregó a su Hijo, sacrificándolo en la cruz, con lo que se perfeccionaron los saciificios del templo. En adelante, bastó con rememorar y renovar el sacrificio de cruz, con la consagración del vino y el pan en la Eucaristía católica romana, para buscar el perdón de los pecados.
La división y separación de Dios, que ocasiona la desobediencia, se restaura con la confesión de los pecados ante un sacerdote católico con sucesión apostólica, además de participar en el sacrificio de Jesús en el altar de la Eucaristía. Cuando como la carne del nuevo sacrificio, que es la Hostia Consagrada en el nuevo altar de la cruz, restauró la unidad con Dios. Hacer esto, equivale a no haber quebrantado nunca los mandamientos. Comer la Hostia Consagrada, carne de Jesús, equivale a haber cumplido siempre sus mandamienlos. Cuando, verdaderamente arrepentido por los pecados, bebo la sangre de Jesús, cumplo los diez mandamientos.
Se es obediente cuando se cumplen los diez mandamienlos o cuando se come el corazón de jesús. ¿Y lo anterior por qué? Es un trueque de la misericordia del Hijo. Él, el (único sin pecado, nos regala lo que Él se merece: el premio, la salvación, el Reino, a cambio de nuestros pecados. En respuesta, nosotros le entregamos nuestro merecido: el castigo por las ofensas a Dios. Este es el único camino para entrar en la Tierra Prometida; es el único modo de cruzar el valle de la muerle (desierto del Sinaí) y entrar en el Reino de los mil años en la Tierra, Reino que está a la vuelta de la esquina.
Los sacrificios del templo del monte Moriá fueron reemplazados por el sacrilicio de Jesús en la cruz, repetido a diario en la Santa Eucaristía, en cada rincón del mundo.
La Santa Eucaristía pronto será reemplazada por la presencia física de Jesús entre nosotros, que desde Jerusalén volverá a comer del fruto de la vid y del trigo, liderando su reino milenario, en el séptimo día, día en el que Yahvé descansará de sus enemigos.
"A partir de este momento no beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios" (Lc 22, 18).
"Pero Judá será habitada para siempre, y Jerusalén de edad en edad. Yo vengaré su sangre, no la dejaré impune, y Yahvé morará en Sión" (Joel 4, 20-21).
Los tiempos ya están maduros. Llegó la hora defiitiva del retorno de Jesús, y este libro nos llega en el momento oportuno, para orientarnos, advertirnos y ayudarnos a hacer los preparativos necesarios, para que el Novio encuentre lista a la Novia para las bodas del Cordero. Esta obra es una guía y una gran luz en estos días en que reina tanta confusión, mentiras y oscuridad.
Juan Molina
INTRODUCCIÓN
En su Primera Venida nuestro Señor Jesús nos hizo tma doble promesa: volveré y reinaré. Él pasó por el mundo anunciando su Reino, el cual será instaurado con su retorno glorioso. Los Evaugelios y epístolas del Nuevo Testamento anuncian numerosos aspectos sohre el cumplimiento de esta doble profecía. También hay importantes pasajes en el Antiguo Testamento que aportan matices obre ello. Pero muchos no se han percatado de que Dios nos entregó una revelación específicamente para describir cómo habrán de llevarse a cabo estos dos prodigios, dos intervenciones divinas que cambiarán para siempre el curso de la historia humana. Este libro es el Apocalipsis, el menos popular, el más incomprendido libro de la Biblia. Su solo nombre suele causar escalofríos, y hasta se asocian a él adjetivos peyorartivos o atemorizantes1.
La palabra de Dios es siempre una buena nueva2, portando persistentemente esperanza para sus hijos obiedientes. El libro del Apocalipsis no es una excepción como cree la mayoría, se trata por el contrario del libro más esperanzador de la Sagrada Escritura, pues el mismo narra la liberación definitiva del Pueblo de Dios, el cual, una vez rescatado, hereda el prometido Reino: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo" (Mt 25,34). Es la mejor noticia posible para los que esperamos en Cristo, pues nuestro buen Dios siempre cumple sus promesas, y estas son siempre buenas para los que le aman.
No se trata acá de negar los juicios de Dios anunciados en el último libro de la Biblia. Se trata de comprender a quiénes aplican y cuál es el propósito de los mismos. El Apocalipsis describe una lucha, terrible batalla que inicia desde el mismo momento del pecado original, anunciada con la primera profecía: "Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañal' (Gn 3,15). Estos dos linajes siempre han estado enemistados, como muy bien explica San Luis María Grignion de Montfort en su maravillosa obra, "Tratado de la Verdadera devoción a la Santísima Virgen María". El Apocalipsis anuncia el culmen de esta confrontación, con terribles desgracias para unos y feliz término para otros.
Para comprender el rescate anunciado en el Apocalipsis, es necesario compararlo con los rescates históricos, y en particular el del Éxodo, donde se narra la durísima lucha entre el faraón y Moisés, egipcios contra israelitas. Para el Pueblo de Dios se trató de una liberación. Pero el pueblo pagano que intentó impedir la voluntad de Dios, oponiéndose al rescate, terminó devastado. Se trata de un mismo suceso, pero con dos desenlaces totalmente opuestos. El faraón perdió cosechas, ganado, la salubridad del Nilo, todo su ejército y hasta los primogénitos, mientras que el pueblo hebreo terminó con gozo, entonando el cántico de Moisés que vemos en Éxodo capítulo 15.
Esto es el Apocalipsis, el nuevo rescate, el definitivo éxodo de un pueblo migrando, no de Egipto a Canaán, sino del mundo presente al Reino de Dios en la Tierra, bajo el reinado de Cristo. Por eso leemos en el libro del Apocalipsis, también en el capítulo 15, a los rescatados del actual Egipto3 entonando el mismo canto: "Cantaban el cántico de Moisés; siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: «Grandes y sorprendentes son tus obras, oh Señor, Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, oh Rey de las naciones»" (Ap 15,3).
La Tierra Prometida entregada por Josué no era sino sombra y figura de la verdadera Tiena Prometida, que es la Tierra entera una vez restaurada: "Arrepentíos, pues, y convertíos, para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que del Señor venga el tiempo de la consolación, y envíe al Cristo que os había sido destinado, a Jesús, a quien debe retener el Cielo hasta el Tiempo de la restauración universal, de que Dios habló por boca de sus santos profetass" (Hch 3, 19-2 1). La carta a los hebreos deja claro que la definitiva Tierra Prometida es futura, y su herencia está pendiente hasta nuestros días, pues si no, no hubiese hablado David sobre la vigencia de la advertencia de no endurecer el corazón: Temamos, pues; no sea que, permaneciendo aún en vigor la promesa de entrar en su descanso, alguno de vosotros parezca llegar rezagado.(...) Y eso que las obras de Dios estaban terminadas desde la creación del mundo, pues en algún lugar dice acerca del dia séptimo:
Y descansó Dios el día séptimo de todas sus obras. Y también en el pasaje citado: ¡No entrarán en mi descanso! Por tanto, quedando en claro que algunos han de entrar en él, y que los primeros en recibir la buena nueva no entraron a causa de su desobediencia, vuelie a señalar un día, hoy, diciendo por David al cabo de tanto tiempo, como queda dicho: Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones. Porque si Josué les hubiera proporcionado el descanso, no habría hablado Dios más tarde, de otro dia. Por tanto, está daro que queda un descanso sabático para el pueblo de Dios". (Hb 4, 1-9). Josué no otorgó el verdadero descanso. San Ireneo de Lyon en su obra magna, "Contra las Herejías"4, explica que ese descanso es el Reino de Dios en la Tierra, la definitiva Tierra Prometida que heredarán los justos de todos los tiempos. Es el misterio del día séptimo, el "descanso sabático", que es el séptimo milenio según San Ireneo, pues para "el Señor un día es como mil años y mil años como un día" (2 P 3,8).
Dios no quiere la condenación de nadie. La parábola del Reino de Mateo 22, asocia la intención de Dios de que todos se salven, con la invitación universal a una boda: "Entonces dijo a sus siervos: «las bodas están preparadas, mas los convidados no eran dignos. Id, pues, a las encrucjjadas de los caminos, y todos cuantos halléis, invitadlos a las bodas». Salieron aquellos siervos a los caminos, y reunieron a todos cuantos hallaron, malos y buenos, y la sala de las bodas quedó llena de convidados" (Mt 22, 8-10). Los comvidados eran los hebreos, el Pueblo Elegido. Gracias a su caída Dios ofrece la salvación "a todos cuantos halléis", estoes, a todos los pueblos. La invitación destaca que no es cualquier banquete, sino el de "un rey que celebró las bodas de su hijo" (Mt 22,2), y por esto ofrece lo mejor de lo mejor: "Tengo preparado mi banquete; mis toros y animales cebados han sido sacrificados ya, y todo está a punto: venid a las bodas" (Mt 22,4). Dios invita a todos a salvarse. Primero al pueblo hebreo, luego a todos los gentiles.
Dios tiene su plan para salvar a todos. En un sueño del Patriarca José se predice la salvación de las tres religiones abrahámicas, cuando estas se postren ante Jesucristo5: "Mirad, he tenido otro sueño más: el sol y la luna y once estrellas se postraban delante de mí' (Gn 37,9). Pero Dios quiere recuperar también ateos, budistas, hinduistas, masones y hasta satanistas.
Todos están invitados, pero deben aceptar a Cristo como único Salvador y convertirse, pues el traje de boda es requerido: "«Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin tener el traje de boda?» Y él enmudeció. Entonces el rey dijo a los siervos: «Atadlo de pies y manos, y arrojadlo a las linieblas»" (Mt 22, 12-13).
El desenlace de todo el plan salvífico de Dios está en el Apocalipsis, donde está el mismo banquete de Mateo 22, ofrecido por Dios Padre, el Rey que celebra la boda de su Hijo Único, Jesucristo: "Y salió una voz del trono, que decía: «Alabad a nuestro Dios, todos sus siervos y los que le teméis, pequeños y grandes.» Y oí el ruido de muchedumbre inmensa y como el ruido de grandes aguas y como el fragor de fuertes truenos, y decían: «¡Alelura! Porque ha establecido su reinado el Señor, nuestro Dios Todopoderoso. Alegrémonos y regocijémonos y démosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero, y su Esposa se ha engalanado y se le ha concedido vestirse de lino deslumbrante de blancura -el lino son las buenas acciones de los santos»-. Luego me dice: «Escribe: Dichosos los invirados al banquete de bodas del Cordero»" (Ap 19,5-9). Claramente se establece la relación entre el banquete nupcial del Hijo de Dios y el momento en que éste establece su reinado en el mundo. Cristo ya reina en el Cielo, pero también reinará en la Tierra. Por eso respondió a Pilato: "Mas ahora mi reino no es de aquí"6. (Jn 18, 36). La mayor parte de las traducciones no tienen la palabra "ahora", pero en la Vulgata en latín sí está ("nunc"). Al decir que ahora su reino no es de este mundo está declarando que a futuro sí lo será; su respuesta fue por tanto una profecía. Su reinado llegará con "ruido de muchedumbre inmensa" y con "fragor de fuertes truenos", al grito de "¡Aleluya!'.
El Reino de Dios en la Tierra inicia con un banquete, al cual vendrán salvos y conversos de los cuatro puntos cardinales: "Del oriente y del occidente, del norte y del mediodía [sur] vendrán a sentarse a la mesa en el Reino de Dios" (Lc 13,29). Todos los hombres están invitados, mas no todos participarán.
Esta cita de Lucas capítulo 13 forma parte de la parábola de la puerta angosta: "Luchad para entrar por la puerta angosta, porque muchos, os lo declaro, tratarán de entrar y no podrán" (Lc 13,24). En esta parábola vemos algo sorprendente: "Alejaos de mí obradores todos de iniquidad. Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahan, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y a vosotros arrojados fuera" (Lc 13, 27-28). Declara que los obradores de iniquidad no estarán presentes, pero sí los Patriarcas y los Profetas. Explica San Ireneo, que en ese banquete los santos participan una vez resucitados, de hecho, recién resucitados, y por eso pueden comer y beber en el cuerpo, pues el alma no come ni bebe.
Todo hombre se dirije en este momento, de manera apresurada e inexorable, a un Apocalipsis de boda, o a un Apocalipsis de juicio. De nuestros pensamientos, intenciones y acciones diarias dependerá si nos dirigimos hacia uno u otro. No hay puntos intermedios. Aún sin saberlo, todos haremos el rol de pueblo egipcio o el de pueblo hebreo, y eso determinará si terminamos bajo el Mar Rojo, o del otro lado del mismo modo dando gracias a Dios con el "cántico de Moisés".
Por eso tenemos que tomarnos muy en serio nuestra salvación y las profecías bíblicas sobre el final de los últimos tiempos. En la Biblia está lo que va a suceder, y está todo lo necesario para explorar el tiempo presente y comprender las selñales que preceden la Segunda Venida de Jesucristo. En el último mensaje de la Santísima Virgen al Padre Gobbi, la Madre nos dice: "cuanto os debía decir os ha sido dicho, porque todo os ha sido revelado"7. Para los que quieren escuchar todo ha sido dicho, y nadie podrá jamás decir que el buen Dios no nos advirtió. Seamos como las vírgenes prudentes, mantengamos las alcuzas llenas de aceite. Estemos preparados y en espera activa del gran anuncio: "¡Ya está aquí el novio!' (Mt 25,6).
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1 Se usa término "apocalíptico" para describir a una persona, artículo o libro que anuncia calamidades y desgracias. Partiendo de una mala comprensión de ese libro, no se suele asociar ese adjetivo a algo bueno.
2 "Evangelio", de la palabra griega εὐαγγέλιον (evangelion), está compuesta por εu (eu, «bien», y αγγέλιον (agelion), «mensaje», lo que se traduce como «buena noticia», «buenas nuevas», «mensaje feliz». Nótese que esto aplica aun habiendo en el Evangelio profetas que suelen atemorizar. Y nótese la relación con la palabra ἄγγελος (ággelos) «mensajero».
3 Egipto representa al mundo actual que reta a Dios y combate a sus hijos.
4 San lreneo de Lyon, "Contra las Herejías", Libro V, Capítulo 3, Numeral 28.3.Sin embargo, sobre esto conviene leer completo los capítulos 3 y 4.
5 José representa a Jesús, traicionado por sus hermanos, pero luego encumbrado. Más tarde, además de perdonarlos, los salva. La luna viene a ser el islam. El sol representaría el cristianismo y las estrellas el pueblo hebreo; o bien podría ser al revés, el sol los judíos y las once estrellas las demás tribus de Jacob de las cuáles nace el cristianismo. Los judíos regresaron de su exilio en Babilonia, no así las tribus del norte deportadas inicialmente a Asiria, y que con el tiempo migraron a Europa y América.
6 "Respondit lesus: «Regnum meum non est de mundo hoc; si ex hoc mundo esset regnum meum, ministri mei decertarent, ut non traderer ludaeis; NUNC autem meum regnum non est hinc.»", lo que se traduce como: "Respondió Jesús: «Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregodo a los Judíos; Mas AHORA mi reino no es de aquí»". Fuente: Vulgata latín-español.
7 A los Sacerdotes Hijos Predilectos de la Santísima Virgen María, dado en Milán, 31 de diciembre de 1997.
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