miércoles, 24 de abril de 2019

💗 💕 UNA CORAZONADA DE AMOR: EL SIERVO DE DIOS ÁNGEL RIESCO CARBAJO FUNDADOR DE LAS MISIONES APOSTÓLICAS DE LA CARIDAD


SIERVO DE DIOS ÁNGEL RIESCO CARBAJO



"Dios no llama a personas preparadas. 

Llama a personas pobres, 
y después las va preparando". 

Alabado por unos, marginado y menospreciado por otros (como ha pasado y sigue pasando en nuestra Iglesia), el Obispo y fundador español Angel Riesco Carbajo (1902-1972) sorprende por el brillo de sus virtudes.
Todavía no se ha desvelado el misterio de su marginación episcopal, por tanta envidia y soberbia eclesiástica. Se espera que sea descubierto a lo largo del proceso de su canonización. Sí es de sobra conocida su reacción positiva y llena de virtud, de respeto y amor a la jerarquía de la Iglesia, dentro de una humildad total.

Todo parecía que iba viento en popa para el presbítero Riesco. Trabajador infatigable en su parroquia de La Bañeza; hombre de oración y caridad exquisitas. Todos los días a las 6,30 de la madrugada se encontraba ya practicando su oración junto al sagrario de la parroquia. A las 8 le aguardaba una gran fila de penitentes. El resto del día, catequesis, enfermos, culto, pobres, acción católica, hoja parroquial... Siempre le daban en pie las doce de la noche. Y antes de las seis se levantaba para comenzar el nuevo día junto al Tabernáculo.

Alma de múltiples apostolados, fundó las Misioneras Apostólicas de la Caridad (MAC), un Instituto Secular abierto a personas de toda condición, que no discrimina (único en su carisma) para ser misionera o consagrada a personas con dificultades físicas o invidentes, y activo en varios países.
Don Angel fue obispo auxiliar de Oviedo y de Tudela y participó en el Concilio Vaticano II.

Actualmente se encuentra en proceso de canonización.

Es verdad que Don Ángel -él mismo lo reconocía- ofrecía una imagen poco honrosa: su diócesis menor que un arciprestazgo; su jurisdicción recortadísima y condicionada a otra persona; su apartamiento a vía muerta como si fuera un obispo “castigado”... todo esto le hacía aparecer ante la Iglesia española como una persona incapaz de llevar dignamente la responsabilidad que le habían puesto encima. 

Don Ángel sabía que sus hermanos en el episcopado se interrogaban sobre él, y que algunos de ellos, juntamente con otros que no eran obispos, lo miraban como “un pobre hombre”, y otros con lástima. Don Ángel lo sabía y lo decía. Sabía también que sólo los tudelanos, y no todos, lo miraban con simpatía y se sentían honrados de tener un Obispo entre ellos, aunque fuese un Obispo “con minúscula”. Otro se hubiera amargado; o hubiera protestado; o se hubiera dedicado a murmurar; o, al menos, hubiera publicado su inocencia aireando la injusticia que contra él se estaba cometiendo. De esto también fue tentado Don Ángel. Además de suponerlo por lógica normal, lo atestigua él mismo: 
“Conozco hasta la médula cuanto me dices, porque lo he pasado, y lo he pasado yo hace cinco años. Es duro parecer un ser raro al que parece que todos miran como un misterio, al que no se atreven a hablar, al que dejan a un lado, al que los pocos que se atreven a hablar es para desviar y rebajar haciéndole creer que las injusticias de los hombres son muchas y que no hay derecho...” 
Nació el 9 de julio de 1902 en Bercianos de Vidriales (Zamora). Diócesis de Astorga (León– España). Siendo niño, vivió la experiencia de emigrante en Argentina. De aquellos años guardó en su recuerdo la sentencia leída en la fachada del Colegio: “Lo que más vale en este mundo es ser bueno”. 
Alumno de la Universidad P. de Comillas destacó por su fidelidad a los dones recibidos de Dios, dejando en el Seminario la impronta de joven piadoso y de grandes virtudes. 
Era de admirar su celo apostólico especialmente en la catequesis, misiones y apostolado eucarístico y mariano y su amor a San José. Su ordenación sacerdotal tuvo lugar en el Seminario Mayor de Astorga el 25 de julio de 1926. Coadjutor y ecónomo en La Bañeza, tuvo como “dedicación exclusiva” su entrega a la Iglesia en la Catequesis; en los pobres y enfermos; en los movimientos apostólicos, sobre todo A.C.; en la promoción de la vida espiritual y en la magnificencia del templo parroquial. Nombrado Vicario General, irradió a la Diócesis de Astorga lo que había cultivado en La Bañeza. 

Fomentó con amor y entrega las diversas formas de vida consagrada y sacerdotal, promoviendo vocaciones y siendo guía espiritual de numerosas personas consagradas. En 1957, funda el Instituto Misioneras Apostólicas de la Caridad, con el carisma especial de caridad, inspirado en San Pablo: “Caritas Christi urget nos”, que le lleva a dar al Instituto una peculiaridad única en aquellos años: hacer posible la vida consagrada en el mundo, también a personas enfermas, pobres de cultura y de medios económicos, y quienes por causas similares no tenían cabida en ninguna Institución de vida consagrada. 
La Aprobación Pontificia del Instituto fue concedida el 15 de agosto de 1982. Está extendido también por Argentina, México y Perú. Promovido al Episcopado, fue consagrado como Obispo Auxiliar de Oviedo el 11 de mayo de 1958, donde se le encomienda la Visita Pastoral de gran parte de la Archidiócesis. Pasado poco más de un año, es trasladado a Tudela de Navarra (Pamplona). D. Ángel es Obispo en Tudela, pero Tudela es administrada apostólicamente por el Arzobispo de Pamplona, y así transcurren diez años en una dura prueba que, como muchas otras, superó viviendo lo que tantas veces repitió a sus Misioneras “ES EL SEÑOR”. 
Su fe hizo que se mantuviera siempre con ánimo alegre, hasta vivir con voto su alegría. En 1969 presenta su dimisión como Obispo en Tudela y pasa a La Bañeza dedicándose al Instituto por él fundado. El 2 de julio de 1972, el Señor le llama a su encuentro definitivo. Se celebra su funeral en “olor de multitudes”. Su cuerpo se deposita en la iglesia de Santa María de La Bañeza. 

En la lápida, una frase resume su vida: “Pasó haciendo el bien”. El día 12 de octubre de 1995, festividad de la Virgen del Pilar, se abre en La Bañeza su Proceso de Canonización. Se clausura el 1 de mayo de 1997, XL Aniversario de fundación del Instituto.





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