FIESTA CON PIÑATA
AJUSTE DE CUENTAS
CON LA POLITIQUERÍA VENEZOLANA
"Fiesta con piñata", ajuste de cuentas con la politiquería venezolana podría ser un libro triste porque lo que se relata en sus páginas es una crónica funeraria. Escrito en pasado, a veces con historias y a ratos con anécdotas, el primer libro del autor muestra la manera en que una clase política se entregó a la sordidez y permitió que el chavismo avanzara y capturara a la Nación. Más que un epitafio, esta podría ser una crónica roja, como la sangre derramada de tantos venezolanos.
Entre las crónicas reales de alcance histórico y las Crónicas terrícolas del personaje ficticio Eduardo Lorenzo, la obra hace que el lector descienda a los infiernos de la politiquería venezolana, ayudando a comprender por qué el chavismo logró dominar a Venezuela por más de dos décadas.
Satisfacer a los puristas de las letras ameritaría encasillar esta obra en el género de la crónica de no ficción. Sin embargo, la ausencia de ficción o el exceso de historia fabulada, no indica necesariamente faltas a la verdad ni realidad tergiversada. El lector podrá identificar entre la bruma de los personajes ficticios, la anatomía de la politiquería venezolana.
Con su primer libro, Daniel Lara Farías no solo deja desnuda a la peor generación de dirigentes de la historia de Venezuela. También demuestra que un libro con estos niveles de honestidad brutal, solo él podía escribirlo.
¡Oh sociedad rebelde y corrompida!
Perseguirás la libertad en vano,
que cuando un pueblo la virtud olvida,
lleva en sus propios vicios su tirano.
Gaspar Núñez de Arce
AJUSTE DE CUENTAS
La señora que entregó al marido a las fuerzas del régimen cuando se enteró de la otra mujer y los otros hijos que tenía.
El politiquero que pactó con el régimen para hacerse del control de su partido solo para vengarse de aquellos que lo humillaron por años.
El joven que para llegar a la más alta posición que podía dentro de la política en ese momento, aceptó dinero sucio y amantes aún más sucios.
Ese jefe del régimen que con fama de peligroso y señalado con orden de busca y captura internacional por narcotráfico y terrorismo, pernocta en el elegante hotel de su ciudad con aquel ministro deportista con fama de macho vernáculo.
El extraño personaje que, sin ser estudiante ni profesor, dirige la política estudiantil en aquella importante universidad en la cual connotados amantes del susodicho alcanzan siempre importantes posiciones para ellos o sus relacionados.
El dueño del canal aquel, repartiendo dinero, celulares y organizando fiestas con putas para dirigentes juveniles.
El periodista caído en desgracia por darle pantalla y palestra a muchachos a los que acosaba sexualmente, hasta que llegó donde no debía y pasaron cosas malas.
El dirigente del régimen que fue a comprar drogas y terminó asaltado y asesinado, pero convertido en víctima por el aparato de propaganda que ocultó los hechos e inventó otra historia.
El narco preso que sabe la historia real de las muertes de esos dirigentes chavistas convertidos en mártires, porque comparte prisión con los asesinos, a los que protege y pone a su servicio y les saca las historias.
El llanto del Comandante en sus días finales, en la hamaca y sufriendo, señalando con el dedo al vacío diciendo entre lágrimas: Ellos, todos ellos me hicieron esto. Ellos me están matando.
La amargura de los caídos en desgracia en el régimen y en el bando contrario, hoy dispuestos en sus postrimerías vitales a contar lo que saben, lo que no saben y lo que se imaginan.
El maldito parné
¿Dónde está el dinero que quedó de la campaña? Es una pregunta que fue incómoda en 1978, pero que a nadie preocupó en 1983. Ni hablar de 1988. ¿Y en 1993? Todos esos bancos que quebraron pusieron dinero en la campaña, para que los dejaran caer igual.
En 1988 cuando se veía claro que el candidato perdería, o al menos cuando los más avezados estaban claros en las dificultades que había, hubo una propuesta clara.
Mira, tú eres un gran candidato y te hiciste ya con el control del partido pase lo que pase. Además, derrotaste al fundador del partido. Entonces es sencillo, tu camino no se acaba aquí. Pero como hay que ser previsivo, tenemos diez millones de dólares guardados para que tengas tranquilidad en los años que vienen, pase lo que pase.
Eso hay que tenerlo en cuenta cada vez que vemos a esos dirigentes que no cobran pensión ni trabajan ni tienen bienes de fortuna heredados, pero andan por ahí tan campantes.
CAP murió en la pobreza. Su familia, a ambas orillas del Caribe, no atesora bienes de fortuna alguno. Luis Herrera murió en hospital público y viviendo en su casa de siempre en la modestia que le caracterizó siempre. Lusinchi murió en casa de sus hijas, sin mayor aspaviento.
Pero se les acusó y se les señaló de ser los corruptos más grandes de la historia nacional, como si Guzmán Blanco o Crespo o Pérez Jiménez hubiesen sido de otro país distinto al nuestro.
¿Entonces para qué gobernaron? Dejaron a todos esos amigos y relacionados a ellos meterse en grandes negocios. Se repartieron concesiones, contratos, licencias, privilegios. Ellos no agarraron ni medio. Ni su familia. Entonces se mueren en la pobreza y ninguno de esos aprovechadores fue al velorio o le dio el pésame a la familia. Por eso es que te digo, si se llega al gobierno algo hay que guardar. Después nadie se va a acordar de uno.
Esas palabras la escuchaban el presidente de la FCU del momento y otros dirigentes estudiantiles, de boca del exministro que llegó limpio al gobierno, sin bienes de fortuna que le permitieran, dos décadas después, ser dueño del emporio mediático que acumulaba y que le permitía dirigir además la política del país en la sombra, solo con sus medios.
Esos muchachos escuchaban y preguntaban. Esas intimidades del poder. ¿Por qué le interesaba tanto a ese bribón que saltó de la dirigencia estudiantil al parlamento, saber tanto de CAP? Tan intere sado estaba, que le regalaron una corbata del expresidente. Le decía a esos allega dos al presidente que él era su admira dor, y lo que en realidad quería saber era cuál había sido el error, por qué perdió el poder y quedó en la pobreza.
Eso se convirtió en señal en esa generación de nuevos politiqueros. Los emergentes, llamados al relevo, no aprendieron de los fundadores de la democracia sino de sus sepultureros. De los corruptos, de los que se aterraron a la llegada de Chávez cuando vieron como quedaban arrasados y fuera de la jugada y en riesgo de morirse de mengua o, peor aún, verse obligados a abandonar la política y trabajar por primera vez en su vida.
Esos fueron los que se transaron con el chavismo por una alcaldía, por una gobernación, por un puesto menor desde el cual se les permitiera enriquecerse y mantenerse ahí, medrando. Preparando a sus hijos para el relevo o a sus parejas de ocasión. Esposas, amantes, segundos y terceros frentes. Protegidos y protegidas. Testaferros, interpuestos. Negociantes. Comisionistas, intermediarios.
Todos en la misma. Todos metidos en la jugada.
Es evidente que esa gente merece lo peor. Merecen que se sepa lo que hacen y lo que han hecho. Lo que nos han hecho. Hipotecaron el futuro del país transándose con un régimen capaz de acabarnos a todos. Todo por dinero. Porque de eso es de lo que estamos hablando aquí. Del dinero que han hecho todos estos años. Para no ser pobres nunca más.
En cada actor de la politiquería nacional, hay un aspirante al ascenso social. El arribismo como guía de la acción política, no importa lo que haya que hacer y con quien haya que pactar. Lo importante es que, en la próxima vuelta de tuerca de la historia, no les pase como a CAP, como a Luis Herrera, como a Lusinchi. Que mueran pobres otros, que sean las familias de otros las que queden desamparadas.
Ellos no.
A ellos no les tendrán que hacer una colecta el día de su muerte. No será a ellos a quienes olviden los otrora beneficiados cuando estuvieron con el poder en la mano. No serán rehenes de la limosna del futuro. En todo caso, serán ellos los que den limosnas, si quieren.
No sentirán sus hijos la amargura de la humillación. Ninguno de los beneficiados principales de los dos gobiernos de CAP fue capaz de ir a darle el pésame a la familia, o de financiar los actos por su centenario. Se esconden de la familia o ignoran al personaje histórico del cual se beneficiaron. Al enterarse de eso, los bribones de hoy se repiten el mantra: a mí no me va a pasar esa vaina.
Mula amarrada, carga segura. Pájaro en mano.
Que la vida no nos sorprenda.
El calvario que merecen.
¿Qué merecen los traidores? Muchas cosas. Sus motivaciones los retratan. Traicionar para beneficiarse ellos de forma personal, por mezquindades o por unas cuantas monedas. No por motivos mayores. Siempre por menudencias.
He soñado con verlos en un paredón. Así como los Ceaușescu, disminuidos con las manos atadas y gritando llenos de impotencia, a sabiendas del destino que les espera. Recordando quienes son ellos, amenazando en vano frente a unos hombres armados que se ríen de ellos y solo cumplen con la formalidad de hacer un juicio que no es tal, porque según las normas hechas por los mismos sumariados, ya la sentencia esta lista antes si quiera de arrancar el juicio.
O como aquel dictador africano, que capturado por quienes lo derrocan, se niega a responder las preguntas que se le hacen haciéndose el que no escucha. Le cortaron las orejas y las pusieron sobre el escritorio y su verdugo e interrogador empezó a hablar a las orejas lanzadas sobre el escritorio. Le preguntaba una y otra vez ¿Ahora si me oyes, ¿verdad?
O colgados en una viga de concreto, con una guaya de grúa de esas bien gruesas, irrompibles para evitar que se salven por error. En una gran plaza, con la cabeza tapada y viendo con expectación el momento en que se abre la compuerta bajo sus pies. Escuchar el momento en que suenan sus huesos al ser desnucado. Y los vítores de los espectadores.
No sería justicia, dirán algunos. Sería venganza.
Si, claro. Es que a estas alturas ya uno no espera justicia sino lo que llaman en el periodismo de sucesos un ajuste de cuentas. Ese eufemismo de redacción de periódico para referirse a los asesinatos de los que son victima los delincuentes a manos de otros delincuentes. O no necesariamente. Muertes indeterminadas o convertidas por los ejecutores, normalmente policías, en casos de venganza entre delincuentes.
El problema es que nosotros no somos delincuentes. O al menos, yo no. No se ustedes, porque al final no se quien esté leyendo este libro. Quizás mucha gente de bien, agradada por lo que a continuación podrán leer. Pero seguro también más de un aludido, o temeroso de ser aludido. Algún delincuente, algún politiquero temeroso de lo que se pueda decir de él. Quizás. Quien sabe.
Pero en todo caso, es importante saber y entender que el término correcto sería ajusticiamiento. Porque a la politiquería nacional no se le puede tratar de otra manera que, con la humillación, con el hostigamiento y con la vergüenza. Con el desprecio y el castigo social. Contra ellos, contra sus parejas, sus hijos. Que sus familiares quieran cambiarse el apellido. Que no puedan entrar a ninguna parte sin que los desprecien. Que no los atiendan en ningún comercio, ni los acepten en ningún colegio. Que sus vecinos los hostiguen y se tengan que ir a algún rincón recóndito a pasarla mal.
Que por cualquier calle por donde camine un delincuente de estos, un venezolano los encuentre y los insulte, los castigue frente a todos gritándole ladrones, traidores, vendidos, colaboracionistas. Que se les trate como a las lacras que son.
Que donde camine un chavista poderoso, haya un venezolano dispuesto a insultarlo no más al verlo por la calle.
Que tengan miedo de caminar en cual quier calle del mundo. Que el desprecio sea la norma para tratarlos donde quiera que estén.
Ese es el ajusticiamiento. El ajuste de cuentas o como lo quieran llamar.
Como es difícil el paredón o el cadalso, que la palabra sea el arma que los fulmine. Ahí les dejo esto.
"Todo tiene su tiempo de ser creído".
Javier Marías
EL INFAME CLOSET DE LA POLITIQUERÍA VENEZOLANA
Puede resultar chocante o raro para algunos que el tono de estos relatos se circunscriba al tema sexual, o más exactamente, al tema homosexual y su vinculación con la política venezolana. Esto tiene su explicación y es necesario hacerla.
En primer lugar, en Venezuela desde hace mucho la política no existe, solo la politiquería, por esa razón ya no se puede analizar con seriedad el sistema regente, no hay manera de hacerlo desde un punto de vista que no sea el policial, militar, psiquiátrico, o satírico.
Mi valoración y justificación del chisme como elemento de análisis de la politiquería venezolana, tiene como fundamento un artículo del profesor Agustín Blanco Muñoz que se distribuyó vía correo electrónico el seis de septiembre de 2020, hace dos años, para el momento en que escribo esto.
El profesor Blanco Muñoz escribió lo siguiente en su artículo titulado Traidores:
"Hace varias décadas propusimos la creación de un ministerio encargado de or ganizar la producción y uso continuado del chisme, porque aquí y en buena parte del mundo donde se cultiva la politiquería, que no la política, si no manejas lo menudo, el dato, lo comentado sigilosamente, lo que está detrás de las decisio nes tomadas por la alta burocracia, no entiendes nada de lo que está pasando. Esto quiere decir que la base o fundamento teórico de la politiquería es el chisme. La menudencia de la confrontación personal por intereses da pie a des calificaciones como la de traidor".
"Por esto sugerimos crear el departamento de la traición a la patria en el marco del Ministerio del Chisme de la República Bolivariana de Venezuela. Su misión: estudiar el fenómeno, establecer su proceso y enfrentar los daños. En este sen tido, según el chisme de muchos, el gobierno actual es traidor porque su socia lismo carece de socialismo. A su vez, a lo interno es larga la lista de salta talan queras, desertores del partido y la revolución. La confrontación derecha-izquierda-radicales es creciente. Por esto la alta dirección lanzó e impuso la cono cida consigna: "¡Leales siempre, Traidores nunca!".
"Pero en el caso de las oposiciones, los dialogantes, incluyendo la actual Mesita y a otros seguidores de esta práctica, se les califica como traidores".
"Estos negociadores dicen haber logrado, entre otras cosas, libertad de presos políticos y garantías para su participación electoral. Al propio "presidente encar gado" se le da el mismo calificativo por no haber cumplido o alcanzado el prome tido cese de la usurpación. En general, quien se aparte de una línea o posición antes adoptada puede ser tildado o chismeado como traidor. ¿Qué político está exento de esta posibilidad?".
"Y la traición en este escenario de las oposiciones crece. Para unos -según el chisme- quien va a las elecciones del 06D es un traidor, vendido y negociante. Y este bando acusa a los abstencionistas de las mismas desviaciones. Nada que ver con posiciones políticas e ideológicas. El compromiso generalizado es con el mercadeo-ganancia. Nada nuevo en estos avatares de la corrupción y la traición".
"En efecto, la traición aquí tiene una larga data. Miranda en 1812 es entregado por Bolívar y otros patriotas a los españoles, a sabiendas de que estaba condenado a muerte, por considerarlo como un traidor por la capitulación ante Monteverde. Y es largo el registro de "la traición republicana" que busca superar la revolución. Pero aquí, como en buena parte del mundo, la política como negociaciones y chanchullos por parcelas de poder puede mantener su status: El provecho individual-burocrático-demagógico por encima del bien de las mayorías. La traición al sueño e ideales del colectivo nueblo. Sancho. ¡Son 520 años sin Política pensante, creadora y con uso y acción del verbo traicionar!".
He subrayado los fragmentos donde el profesor Blanco Muñoz puntualiza lo referido al chisme. Chisme como fundamento, como motor, como grasa que lubrica la maquinaria de la politiquería, sin excepción. Debo añadir algo adicional a esto y es la importancia infame que tiene en el chisme, en la politiquería y sus intrigas, el clóset gay nacional.
Un inmenso clóset que paga dividendos
Para la población general, es imposible tener conciencia en su magnitud de lo que significa la vida de clóset de un homosexual venezolano, en la cultura machista predominante impulsada, por cierto, principalmente por las mujeres que dominan desde los hogares a la sociedad.
Hay un rol que se exige al hombre y que debe cumplir, y quien lo impone fundamentalmente es la mujer venezolana en su rol de madre, de abuela, de hermana, de tía. Desde el comportamiento "de hombre" hasta las "cosas de hombre" que en lo más nimio y cotidiano se imponen en el hogar.
Comportarse como un hombre. Cuidar a las mujeres de la casa. Ser el que trabaja y no permite que su mujer trabaje, pues ésta además debe ser la sirvienta, quien crie a los hijos y quien lo hace, por cierto, bajo estereotipos similares.
"Corte de cabello de hombre". "Ropa de hombre". "Hable como un hombre"."Vaya a jugar con los muchachos".
"¿Qué es eso de andar jugando con las niñas?". "Dónde están los interiores no están las pantaletas". "Cuide a su hermana". "¿Y cómo están esas novias?"
Piénselo, analícelo por un momento. Esta situación la vive todo hombre venezolano, desde bien temprano cuando la mamá, la abuela, las hermanas o las figuras maternas empiezan a sacarlo de la cocina siendo apenas un niño, porque la co cina "es cosa de mujeres".
Todo termina en un concepto de masculinidad que trauma y deja lisiados a una buena cantidad de personas, tanto hombres como mujeres. Ellos, porque tienen que ser de una determinada manera y cumplir altos estándares impuestos por la sociedad para poder ser considerados hombres. Ellas, porque tienen que mantener bajo permanente escrutinio al prospecto de marido, a quien además tienen que someterse a la vez que lo juzgan, pues si caminan de la forma equivocada o usan alguna ropa sospechosa, significará que algo está pasando.
Dicho lo anterior, ahora traslade el asunto al escrutinio público. Aquellos que aspiren a ocupar un rol en la sociedad deben cumplir con esos estándares para poder ser considerados hombres. No es cuestión ni de biología ni de legalidad, más bien de concepciones: debe verse como un hombre y comportarse como tal. De lo contrario, no es un hombre. Sea artista, deportista y peor aún si es un político.
Porque al político se le escoge, éste se postula para que la gente vote por él, por tanto, su problema es mayor. Debe ser incuestionablemente un hombre, sin resquicios para dudas.
Debe permanecer casado y si tiene una o varias amantes, mejor. No importa si tiene hijos fuera del matrimonio, eso fortalece la imagen. Si es mujeriego, eso es un plus. Si es borracho, pues qué más da, pero eso sí debe ser: "un hombre" en toda la extensión de la palabra o en toda la extensión del estereotipo que la sociedad ha cultivado.
Ahora veamos el problema en toda su dimensión: imagínese a un político homosexual en esa Venezuela. Imposible que sobreviva, por eso, tiene que esconderse y meterse en un férreo clóset donde cumplirá con todos los preceptos necesarios para pasar sin dudas por el ojo público. Se casará, tendrá hijos, se mostrará bravucón en demasía. Ocultará sus amantes del mismo sexo detrás de colaboradores, escoltas, secretarios, edecanes, sobrinos, socios, incluso ministros. Las expresiones homofóbicas y machistas serán su mejor arma y las herramientas de defensa serán fundamentalmente la intriga, la venganza, pero muy sobre todas las cosas, la información.
Los actores de la politiquería venezolana, homosexuales o no, tienen clara esta situación y la utilizan dentro de su quehacer. El homosexual de clóset se comporta siempre dentro de la intriga de forma eficiente, porque es su forma de vida. El secreto, esconderse. Manejar las bajas pasiones propias y ajenas. El chantaje, la extorsión, la venganza, el chisme. Todo esto lo usa el que está en el clóset y aquellos que saben de alguien que se oculta en él.
No sorprende entonces que a un candidato presidencial su propio partido lo haya dejado ser derrotado, para evitarse el suplicio de pasar cinco años defendiéndolo de las acusaciones que se desataron en su contra durante la campaña por el simple hecho de ser un hombre soltero y sin hijos. Se manejó el asunto con manos de seda, garantizándole al personaje puestos de honor de carácter vitalicio en el partido, en las instituciones y en la sociedad, pero hasta ahí.
Tampoco sorprende quejefes de partido hayan llegado a capitanear sus organiza ciones después de cargarse a competidores usando en su contra la extorsión y el chantaje con asuntos de clóset o que simplemente hayan aguantado incólumes todos los ataques que por esta razón recibían, humillaciones y desprecios incluidos. Esto para esperar el momento exacto en el cual se lanzarían a la cima con to das sus facturas guardadas y su venganza preparada contra quienes lo maltrataron.
De igual modo, no es de extrañar que coincidiera el ascenso de uno de los enclose tados más infames de la politiquería nacional con el arribo del chavismo al poder. Esta es una entre muchas razones por las que Venezuela se mantiene en las manos de esta banda de criminales.
Más sórdido y difícil de entender es la construcción de personajes de la llamada "nueva política" (que ni es nueva ni es política) donde lo primordial es mantenerlos en el closet y cumpliendo roles de masculinidad totalmente ajenos a su sentir. El resultado es patético: rehenes de sí mismos, mentiras que caminan, estafas políticas.
El problema no es el closet.
Cualquiera puede ser homosexual y no pasa nada. Es su vida. No hay nada que reprochar. Inclusive, estar en el clóset, entendido esto como la previsión básica de no ventilar tu vida privada y vivir la homosexualidad dentro de la discreción no tiene que ser reprochable en ningún sentido.
El problema no es ese. El conflicto se presenta cuando los personajes siendo homosexuales y decidiendo quedarse en el clóset, van más allá y deciden fingir lo que no son frente a una sociedad que discrimina a los homosexuales que decidimos estar fuera del closet porque nos da la gana. Es decir, son colaboracionistas homofóbicos. Son verdugos de sus propios congéneres. Simulan ser parte de la sociedad machista disfrazándose de machos, pero viviendo en secreto una vida aún más sórdida, alocada y perversa que la de cualquier homosexual fuera del clóset.
Además, usan las miserias para atacar y permiten que se usen las suyas como arma en su contra, en eterna simulación. Ocultando el porqué de sus decisiones cuando impone a una persona y defenestra a otra. Ocultando las razones para postularse o para declinar. Ocultando sus razones para votar a favor o en contra en momentos decisivos. Todos esos sucesos tienen la misma razón detrás: la ex torsión, el chantaje y la presión de un clóset atravesado, propio o ajeno. Es una dinámica perversa.
En conclusión, sin un marico metido en el clóset fingiendo ser un súper macho venezolano, la politiquería nacional no existiría y probablemente el chavismo no estaría en el poder. No hablo por hablar, lo hago desde el conocimiento y eso que quede claro.
Los monstruos son reales y
los fantasmas también lo son.
Viven dentro de nosotros y a veces ganan.
Stephen King
NOTA DE YANKA:NO SÓLO NOS HAN ROBADO O PERDIDO NUESTRO PAÍS, VENEZUELA, TAMBIÉN, NOS ROBARON NUESTRA VENEZOLANIDAD DE ANTAÑO, NUESTRA IDENTIDAD, NUESTRA FORMA DE SER, NUESTRO BUEN TALANTE Y GENEROSIDAD.EL CHAVISMO NOS HA ROBADO ESO, QUE ERA LO QUE NOS IDENTIFICABA Y POR EL QUE NOS APRECIABA TODO EL MUNDO...EN MI BLOG, HE HECHO CIENTOS DE RESEÑAS DE LIBROS, RESEÑAS SOBRE TODO DE LO QUE ACONTECE EN NUESTROS PUEBLOS OPRIMIDOS HISPANOAMERICANOS. CUANDO CONSEGUÍA A SUS AUTORES EN LAS REDES SOCIALES, LES REMITÍA EL LINK DEL POST DEL LIBRO RESEÑADO, PIDIÉNDOLES PERMISO, LES NOTIFICABA QUE HACÍA REFERENCIA DE SU LIBRO EN MI HUMILDE BLOG. TODOS ME LO AGRADECÍAN POR MI DEFERENCIA, Y POR LA PUBLICIADAD (GRATUITA) PARA QUE SE CONOCIERA LA OBRA.SÓLO HA HABIDO DOS EXCEPCIONES, DOS VENEZOLANOS DE LA GENERACIÓN PERDIDA, ANTICHAVISTAS, PERO SÍ, CONTAMINADOS DEL SISTEMA EMBRUTECEDOR DE REINGENIERÍA SOCIAL CASTROCHAVISTA:JOVEL ÁLVAREZ, AUTOR DEL LIBRO "RELATOS DE UN PAÍS PERDIDO" Y, DANIEL LARA FARÍAS EN SU LIBRO RESEÑADO EN ESTA ENTRADA. INCOMPRENSIBLEMENTE ME CONTESTARON QUE NO ME HABÍAN DADO NINGUNA AUTORIZACIÓN.EL QUE SE PASÓ DE PATÁN, DE PALURDO Y DE SOEZ FUE DANIEL LARA FARÍAS, "EL ENEMIGO DE TODOS" -COMO ÉL MISMO SE PRESENTA EN SU CANAL DE YOUTUBE- ME LLEGÓ A AMENAZAR A QUE RETIRARA MI RESEÑA, BAJO DENUNCIA JURÍDICA.Y LES CONTESTÉ QUE EL CHAVISMO LES HABÍA INFESTASO, CORROMPIDO LA MENTE Y EL ALMA. QUE ERAN UNOS EGOCÉNTRICOS EGOTISTAS Y EGÓLATRAS. QUE SÓLO PENSABAN EN SÍ MISMOS Y NO EN EL SUFRIMIENTO DE NUESTROS PUEBLOS, PARA QUE TODO EL MUNDO LO SUPIERA. ESTO ES TAN OBVIO, QUE LA GENTE CON DOS DEDOS DE FRENTE NO NECESITAN QUE SE LES EXPLIQUE.EL COMUNISMO AUMENTA EL SUBDESARROLLO MENTAL Y PERSONAL. HA SEMBRADO EN ELLOS EL ODIO, LA DIVISIÓN, LA ESTUPIDEZ, LA MEZQUINDAD Y LA OBTUSIDAD.COMO DICE UN REFRÁN MARABINO: "NO HAY PEOR ENFERMEDAD QUE LA DE SER BRUTO".
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"Nos co-municanos, luego, co-existimos".
Juan Carlos (Yanka)