El marco geográfico
La presente ruta propone un interesantísimo recorrido a través de los más enigmáticos y mejor conservados eremitorios y santuarios rupestres de la Península Ibérica, los cuales, por circunstancias para nada casuales, se concentran en un espacio geográfico bastante unitario que comprende las territorios más orientales de la Montaña Palentina, el Curso Alto del río Ebro a su paso por el valle cántabro de Valderredible, y el histórico Alfoz de Bricia, que si bien hoy queda jurisdiccionalmente adscrito a territorio burgalés, geográficamente ha tenido desde siempre su vía de comunicación natural a través de tierras cántabras.
Así pues, la ruta que a continuación presentamos, pese a recorrer el suelo de tres provincias distintas, se circunscribe a un marco físico relativamente pequeño y, por lo tanto, perfectamente abordable en pocas jornadas ya que, en línea recta, no llegan ni al centenar los kilómetros que separan los puntos de partida y destino del itinerario. Cuenta además con el atractivo extra de recorrer uno de los territorios más ricos de Europa en cuanto a densidad de edificios románicos conservados, algunos de ellos de enorme calidad y cuya visita es perfectamente compatible con los santuarios rupestres que nos sirven de hilo conductor para la presente propuesta.
El recorrido
Dividiremos la ruta en dos etapas bien diferenciadas, para las cuales, por su privilegiado emplazamiento, la localidad de Aguilar de Campoo puede constituir un campo base idóneo.
La primera de ellas partiría de la localidad de Cervera de Pisuerga, turística población al pie de Fuentes Carrionas desde donde, paralelos al recién nacido río Pisuerga, emprenderemos dirección sur al encuentro de Aguilar de Campoo, en cuyos alrededores se concentran algunos de los mejores ejemplos de templos rupestres de la geografía nacional, entre ellos, el de los Santos Justo y Pastor de Olleros de Pisuerga.
La segunda etapa partiría de Aguilar de Campoo para, dirección norte a través de la nueva autovía que comunica Castilla con Santander a través de Pozazal y Reinosa, desviarnos inmediatamente al encuentro del encantador Valle cántabro de Valderredible, el cual recorreremos en un eje Oeste-Este siempre con la inseparable compañía del río Ebro a nuestra vera.
Breve aproximación a la arquitectura rupestre y al fenómeno eremítico
Se conoce como iglesias o eremitorios rupestres a aquellas construcciones que, como lugar de culto o retiro, fueron habilitadas a partir de la excavación y vaciado de un espacio físico pétreo, pudiendo en ocasiones ser aprovechada en primera instancia una cueva natural o un abrigo rocoso.
El fenómeno rupestre o troglodita como mecanismo de cobijo para el hombre fue una práctica habitual desde época remota. Rara es la civilización conocida a lo largo de los siglos que; bien como refugio, como almacén o como lugar de culto; no se benefició de las cuevas naturales que le proponía la naturaleza, habiéndonos quedado incontables e inequívocos testimonios de su uso a través de numerosas pinturas murales en ellas conservadas, algunas de ellas de tiempos prehistóricos.
El fenómeno eremítico en la Península Ibérica debió remontarse igualmente a los albores del Cristianismo; así, en los primeros siglos de nuestra era cuando un eremita o anacoreta decidía apartarse de la vida mundana y dedicar en exclusiva su existencia a la oración, las cuevas constituían lugares idóneos para su refugio de vida contemplativa en contacto con la naturaleza, constituyéndose de éste modo el primer germen del movimiento monástico que triunfaría en los siglos altomedievales.
En tiempos de la Reconquista y en lugares donde las características físicas del terreno lo permitían -como es el caso del territorio que nos ocupa- las construcciones rupestres no se limitarían exclusivamente a pequeños eremitorios de retiro espiritual, sino que incluso, fueron fundados monasterios e iglesias parroquiales excavadas sobre la roca viva.
LA RUTA DE LAS IGLESIAS RUP... by Yanka
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