...y os utilizaron por ser niños:
Adoctrinamiento y desprotección
para legalizar la pederastia
Van a por los menores. Los han convertido en objeto y sujeto de consumo. Sujeto, porque son un negocio de incalculables proporciones como clientes de esos servicios sexuales y reproductivos que mueven mucho dinero sin generar residuos. Objeto de consumo para esa parte de la sociedad que ha perdido el sentido de sus vidas y ve en el sexo con menores la última frontera de la transgresión. La Agenda 2030, con su objetivo tácito y prioritario de reducción poblacional, los ve como una masa ingente de peligrosos seres reproductivos, generadores de CO2 y consumidores de recursos. Masa ingente que hay que frenar destruyendo sus mecanismos biológicos de supervivencia como especie y como individuos.
Por eso hay que eliminarles las diferencias sexuales que atraen a los sexos y empujarles a relaciones no reproductivas, enseñarles desde muy niños la autosatisfacción sexual en soledad, mutilarlos, esterilizarlos, destruirlos. Por eso hay que educarlos en la ignorancia y el odio hacia su biología, sus raíces, su sociedad, su historia, sus valores, sus familias y su propio ser, para conseguir que se autoinmolen en el altar de una reducción poblacional que nos lleva a la extinción. Por eso deben sustraerlos de la protección natural y biológica por excelencia: sus padres.
Adoctrinamiento y desprotección. Las dos vías para hacerse con ellos.
Sí, van a por tus hijos. A por sus cuerpos, para lo que ya tienen montadas las leyes y las estructuras de expropiación, porque primero se han hecho con sus almas.
Y hay millones de estúpidos agentes de cambio para implantar la Agenda 2030 en las aulas, en la política, en las instituciones, en los medios de comunicación… Agentes de cambio que también serán destruidos, tras destruir a tus hijos.
Porque los objetivos 2030 que aparecen al final de esta historia no quieren supervivientes. No hacen rehenes, no respetan aliados. Y no va a dejar a nadie atrás.
Entre ellos y tus hijos solo estás tú.
NOTA DE LA AUTORA
Este libro no pretende otra cosa que analizar los hechos que han sucedido y están sucediendo para intentar entender hacia dónde nos llevan. Para ello, se ha manejado mucha información que a menudo ha resultado difícil de referenciar por dos razones: su escasa incidencia en los medios de comunicación por motivos obvios y la desaparición de esa información y de trabajos y estudios en la red. La memoria de la humanidad está siendo alterada. Antes fueron las quemas de libros. Hoy, los enlacesa noticias e informes molestos desaparecen sin dejar huella y sin posibilidad de que, como en el caso de los libros, algunos ejemplares sobrevivan para dar luz a los analistas del futuro. Por eso es importante que sigan escribiéndose libros en papel que cuenten lo sucedido.
La desaparición de enlaces referencia les ha obligado, a veces, a buscar otras referencias menos completas o fiables. En enero de 2023, todos los enlaces que aparecen en este libro han sido comprobados.
PROLOGO
Escribir u n prólogo para el último libro de Alicia Rubio constituye para el autor de estas lineas un inmenso honor y es así por varias razones. La primera es que Alicia Rubio es una mujer de extraordinario valor que se ha atrevido a decir la verdad -y documentarla sólidamente- sobre la ideologia de género mientras los que tenían que ha blar callaban aunque, en los pasillos o en un reservado de un restaurante, dijeran de manera confidencial y totalmente off the rerord lo que ella se atrevía a proclamar con coraje y contundencia. Para aquellos que deseen saber lo que es esa ideología y por qué resulta una pavorosa amenaza para la libertad e incluso la salud -literal- de millones de personas, los escritos de Alicia Rubio constituyen una referencia a escala internacional.
En segundo lugar, a la valentía, Alicia Rubio ha unido siempre una integridad moral vcrdaderamenle impresionante. Donde otros se han rendido, han pactado o han intercambiado la defensa de convicciones por una cómoda poltrona o por la esperanza de la promoción personal, Alicia Rubio ha optado por pagar el precio de ser una voz de gente que muchas veces se ha visto privada de voz por los mecanismos nada sutiles de censura que intoxican a nuestra sociedad a uno y otro lado del Atlántico.
En tercer lugar, a esa valentía y a esa integridad, Alicia Rubio ha sumado siempre el uso de una documentación verdaderamente aplastante. Por supuesto, se podrá o no estar de acuerdo con todas y cada una de sus afirmaciones, se podrá matizar aquí o allí, se podrá incluso pedir un tono más agresivo, pero de lo que no cabe la menor duda es de que sus argumentos presentan una solidez muy difícilincnte atacable y que no hay afirmación que no se sustente en hechos clara y contundentemente demostrables.
A esas tres circunstancias, Alicia Rubio ha unido además siempre una respuesta a necesidades no teóricas sino dolorosarnente prácticas e inmediatas que convierten sus textos en materiales de lectura indispensablemente obligada. Ése y no otro es el caso del presente libro.
Cuando en el afio 2004, quien ahora se dirige al lector se opuso a la aprobación del matrimonio homosexual impulsada por el gobierno socialista que presidía Rodríguez Zapatero, lo hizo, entre otras razones, porque sabía que aquello era sólo el inicio de un camino que nadie había transitado hasta entonces en el seno de la Unión Europea, que se exportaría a Hispanoamérica y que incluiría, cada vez de manera más descarnada, la conversión de niños indefensos en las víctimas de asquerosos depredadores sexuales. Aquellas afirmaciones mías provocaron entonces un mar de reacciones negativas y no pocas veces maliciosas que el paso del tiempo ha demostrado sin causa real -al menos, noble- y totalmente equivocadas. Lo que entonces advertí basándome en los propios documentos publicados por distintos lobbies gays es ahora una realidad angustiosa que Alicia Rubio desgrana magistralmente en este Libro.
Si el primer objetivo de destrucción fue el matrimonio y la familia naturales, el actual es que criaturas inocentes sean entregadas a un conjunto de pervertidos que sueñan con convertirlas en su presa más codiciada. Precisamente por ello no peco en absoluto de exagerado al calificar a la presente obra como un libro magnífico, sólido y, por encima de todo, necesario.
A lo largo de sus páginas, la autora va desgranando la base ideológica de esta monstruosidad que pretende adquirir rango de ley e incluso de derecho, las razones para colocar a los menores en el punto de mira de la infame ideología de género, los avances en la legalización de algo tan repulsivo y antinatural como las relaciones sexuales con niños e incluso bebés, la manera en que se intenta blanquear las acciones de los paidófilos como si se trataran de una conducta sexual más totalmente permisible, la forma en que esa agenda está siendo impulsada por organizaciones internacionales como la propia Organización internacional de las Naciones Unidas, el esfuerzo educativo -adoctrinador, en realidad- para convencer a las nuevas generaciones de la normalidad de una perversión odiosa e incluso el engranaje de tan inmundas conductas en el conjunto de la Agenda globalista, una agenda perversa que pretende ejecutar un plan mundial de horrenda esclavitud para el conjunto del género humano. Todo ello, por supuesto, con el aplauso de políticos sin escrúpulos y de furcias mediáticas.
Al respecto, basta ver las declaraciones repetidas urbí et orbí por la ministra de igualdad de España, Irene Montero, sobre las garantías que hay que dar a las relaciones sexuales de menores -todos, todas y todes, según sus palabras literales- o la manera en que la ley del «sólo sí es sí» permiite excarcelar a violadores o pidófilos para darse cuenta de que no hay ni un gramo de exageración en la demoledora y documentada exposición de Alicia Rubio. A decir verdad, la actuación de la señora o señorita Montero sólo deja de manifiesto hasta qué punto el actual gobierno español -como otros del globo- no trabaja en pro de los intereses reales de los ciudadanos, sino que es una marioneta servil y lacayuna de la Agenda globalista.
Van a por los niños -en realidad, han ido siempre- y o la sociedad se moviliza ante semejante iniquidad o lo que le espera es un futuro de siervos sometidos incluso al derecho de pernada de las castas privilegiadas. Al respecto, las informaciones de Cristina Seguí en España -otra mujer valiente que advierte de donde estamos contra viento y marea- ya han sacado a la luz cómo instituciones públicas se han convertido en caladeros donde van a pescar menores de los que abusar los personajes más variados.
Para aquellos que somos creyentes no existe la menor duda de que existe una Justicia cósmica que recaerá sobre aquellos que no han dejado de dar pasos para destruir la inocencia de los niños, adoctrinarlos en la sumisión de tan espantosa tropelía y transformarlos al final en carne de abuso emocional y sexual. Pero incluso para aquellos que no son creyentes, deberían ser motivo de reflexión aquellas palabras del Maestro de Nazaret que anunció que «cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeños más le valdría atarse una piedra de molino al cuello y lanzarse al mar» (Lucas 17:1-2). Ciertamente, una sociedad que no haga frente a esta marea de indecible maldad y perversión se verá anegada por ella. Y no entretengo más al amable lector. Le espera -se lo aseguro- una lectura más que imprescindible en estos tiempos que nos ha tocado vivir.
Que Dios los bendiga.
César Vidal
Whashington, DC
Febrero 2023
Vienen por tus niños (con Alicia Rubio)
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