"Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos". Mt 6, 28-29La expresión lirio de los valles aparece una sola vez en la Biblia en el libro de Cantar 2:1 (Yo soy el narciso de Sarón, el lirio de los valles). (Yo seré para Israel como el rocío, y lo haré florecer como lirio. ¡Hundirá sus raíces como cedro del Líbano!) Oseas 14:5. Y no hace referencia a Jesucristo, de hecho se muestra al esposo hablando de su esposa como el lirio entre las espinas, es decir, que el lirio de los valles hace referencia a la Iglesia.
Toda buena acción tiene su recompensa. Lo sabía Sidney Poitier cuando en el año 1963 protagonizaba "Los lirios del valle" (Ralph Nelson), que adapta la novela de William E. Barrett. Allí daba vida a Homer Smith, papel por el que conseguía el Oscar al mejor actor, un hito en Estados Unidos y también en Hollywood.
Y digo que lo sabía -y supo- porque en Los lirios del valle interpreta a un hombre lleno de bondad. De religión baptista, Smith es un trabajador que recorre el desierto de Arizona buscando un empleo con el que ganarse su sustento. La divina Providencia quiere que su coche se quede seco en una pequeña misión regentada por cinco monjas católicas venidas de Alemania.
Cinco hermanas de la caridad lideradas por la madre superiora María -Lilia Skala-, que le reclama su ayuda para reparar las goteras de la casa principal. Homer, por supuesto, accede y como todo trabajo quiere su remuneración. La madre María no solo no le paga, sino que con graciosa sutileza e inteligencia insta a Smith a construir una capilla -o capila, según se tercie en el doblaje- que dé servicio a toda la pedanía.
Entramos de lleno, pues en la esencia de la película. Porque la madre superiora y Homer son totalmente opuestos. Una católica, otro baptista. Cada uno con su propia voluntad y personalidad. Pero como Dios siempre provee, con el beneplácito del resto de hermanas, ambos entablan una amistad sincera y llena de humanidad con el objetivo de conseguir esa capilla. Sentimientos captados y narrados de forma magnífica, desde el humor más sutil, pero que dibuja una sonrisa perpetua que no se retira de la cara hasta el final.
Sidney Poitier cautiva en que cada plano. En sus momentos más tensos y también divertidos. Está de diez y se le nota disfrutar en el traje de Homer Smith. No en vano, entre sus manos tiene un papel de esos que los actores llaman caramelos. Porque su Homer Smith es un personaje de muchos matices y con el que uno empatiza rápidamente. Esto, en la piel de una actor con tanto carisma y un talento descomunal, es garantía de éxito. Y más cuando a su lado tiene secundarios tan valiosos como la propia Lilia Skala y a Stanley Adams. O, mejor dicho, Juan el posadero, el culmen de la comicidad en "Los lirios del Valle".
Los lirios del valle no se entiende sin ese componente religioso que gira en torno al amor hacia el prójimo. De hecho el título es toda una simbología. Los lirios del valle, que crecen y crecen a pesar de la sequía y los estragos del tiempo. Que se mantienen erguidos pese a los contratiempos. Cristianismo puro y duro.
Como Homer Smith, como la madre superiora y como el propio Sidney Poitier. Y en su esencia, el filme de Nelson es toda una radiografía de esa América rural, creyente, servidora del de arriba. Esa América que se resume en la música de Jerry Goldsmith, uno de los compositores más prolíficos de Hollywood. Sus notas ponen la banda sonora perfecta a toda la película. Y por encima de todas las melodías, el Amén de Jester Hairston.
Todos estos factores suman en la encantadora "Los lirios del valle". Una película modesta en su creación pero no en su proporción. Pero con voluntad, nada es imposible. Porque Nelson y todo el equipo nos regalan una hora y media de energía positiva a la que es imposible no sucumbir, seas o no creyente en poderes divinos. Así que mejor relajarse, disfrutar de Sidney Poitier y cía, y dejarse arrastrar por una de esas pequeñas grandes joyas de la segunda edad dorada de Hollywood.
Premios:
- 1963: Oscar: Mejor actor (Sidney Poitier). 5 nominaciones
- 1963: 2 Globos de Oro: Entendimiento internacional y actor (Poitier). 4 nom.
- 1963: Sindicato de Directores (DGA): Nominada a Mejor director
- 1963: Sindicato de Guionistas (WGA): Mejor guión comedia
- 1963: Festival de Berlín: Oso de Plata - Mejor actor (Poitier), Premios OCIC e Interfilm
- 1963: National Board of Review: Top 10 mejores películas
- 1964: Premios BAFTA: Nominada a Mejor actor extranjero (Sidney Poitier)
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