domingo, 2 de enero de 2022

EL APOCALIPSIS EN EL MUNDO Y EN LA IGLESIA por BARTOLOMÉ HOZHAUSER




"El falso profeta será un cristiano desleal 
y apóstata que ocupará la sede de Pedro" 
B. Holzhauser

La Biblia se desarrolla en una serie de profecías inspiradas por Dios.
Algunos libros son manifiestamente más proféticos, como el libro del Apocalipsis.
Y en estos 2000 años quizás haya sido el texto que ha suscitado más interpretaciones y visiones místicas.
Una de las interpretaciones de más alcance es la del Venerable Bartolomé Holzhauser.
Quien fue un sacerdote alemán y fundador de órdenes, del siglo XVI.
Holzhauser ve en el Apocalipsis un plan de Dios para el desarrollo de la historia del mundo y de la Iglesia, que pasa por 7 épocas.
Actualmente estamos transitando la 5ª época, y en la 7ª será la 2ª venida de Jesucristo y el juicio final.
¿Qué nos deparará el futuro escrito por Dios según Holzhauser?


El Venerable Bartolomé Holzhauser (1613-1658) nació en el pequeño pueblo de Laugna, en el sur de Alemania
Como sacerdote se desempeñó en el valle del Tirol, en la diócesis de Maguncia, y como cura en Bingen en el Rin, permaneciendo allí hasta su muerte en el 20 Mayo de 1658, antes de cumplir los 45 años.
Desde muy temprana edad experimentó dones proféticos.
Tuvo diez visiones inspirado en el Apocalipsis.
Y explicó las 7 eras de la Iglesia basado en las 7 iglesias que San Juan menciona en los capítulos 2 y 3 del Apocalipsis.

Venerable Bartolomé Holzhauser

De acuerdo con sus conclusiones, las siete iglesias del Apocalipsis caracterizan a siete épocas históricas que conforman la historia de la Iglesia hasta el fin del mundo.
A esas épocas corresponden las siete iglesias de Asia Menor del Apocalipsis en los Capítulos 2 y 3, a las que se dirige la palabra del Señor en la visión de San Juan.
Y es un correlato de los siete días de la creación y los siete dones de la Espíritu Santo.
Aunque estas siete iglesias reflejan una variedad de significados, cada una también refleja un período de años, desarrollándose en un orden cronológico de la historia de la Iglesia hasta su terminación.
La época actual hasta los días del Juicio Final comprendería el período de la manifestación de la quinta, sexta y séptima iglesias del Apocalipsis.
Este Comentario, escrito en latín permaneció manuscrito durante un siglo y medio, fue impreso por primera vez en Bamberg y en Wurzburg en el año 1784.

Mapa de las 7 Iglesias reales mencionadas en el Apocalipsis

RESUMEN DE LAS 7 ÉPOCAS DE LA IGLESIA

Veamos un resumen de las 7 épocas en que Holzhauser divide la historia y que asocia a la imagen de cada una de las Iglesias que menciona San Juan en las capítulos 2 y 3 del Apocalipsis.

Primera Época de la Iglesia (Éfeso)
Desde la Primera Venida de Cristo y los Apóstoles, al Papa Linus y al Emperador Nerón, aproximadamente de los años 4 aC – 79 dC.
Comprende el período transcurrido desde la predicación de nuestro Señor Jesucristo y sus apóstoles, hasta el martirio de San Pedro y San Pablo bajo Nerón.

Segunda Época de la Iglesia (Esmirna)
Los Días de la Persecución, aproximadamente entre los años 79 – 337 dC.
Son las persecuciones que duraron hasta Constantino.

Tercera Época de la Iglesia (Pérgamo)
Desde el Papa Silvestre al Papa León III, aproximadamente entre los años 337 – 800 dC.
Se extiende hasta Carlomagno.

Cuarta Época de la Iglesia (Tiatira)
Se extiende desde el Papa León III a León X, aproximadamente entre los años 795 – 1520 dC.
Data del restablecimiento del imperio occidental en tiempos de Carlomagno, y termina con la época de Carlos V y León X; es el momento de “paz” .

Quinta Época de la Iglesia (Sardes)
Desde el Papa León X a un gobernante fuerte y un Santo Papa.
Comienza con el nacimiento del protestantismo, y en la que todavía vivimos, es el estado de “Tribulación”.
Esta es la actual era de la Iglesia que aparentemente está llegando a su a su fin.
En esta época María revela los 10 secretos (eventos) para desplegar e incluye la Purificación y la Iluminación de las Conciencias.
Al final, un gran monarca católico (gobernante fuerte) se levanta.

Sexta Época de la iglesia (Filadelfia -AMOR FRATERNO-)
Es el tiempo de la “Consolación” que comienza con el Papa Santo y el Emperador Poderoso, y termina con el nacimiento del Anticristo.
Después de los 10 secretos que se desplegaron, María habla de un “cierto período de paz” en la tierra.
Será el Reino del Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María.
Holzhauser dice que todas las naciones estarán unidas en la fe católica.
Bajo la protección del gran monarca y sus sucesores se mostrará un gran celo por la verdadera Iglesia.

Séptima Época de la Iglesia (Laodicea -JUSTICIA DEL PUEBLO-)
Desde el nacimiento del Anticristo hasta el fin del mundo.
Aquí los Dos Testigos, Elías y Enoc serán enviados a la tierra.
Estará la Venida de Cristo entre las nubes.
Luego viene el Juicio Final.

Veamos ahora en particular las épocas quinta a séptima.

ÉPOCA DE LA QUINTA IGLESIA – SARDES

Es la época actual extendiéndose desde el advenimiento del protestantismo hasta la futura derrota del imperio del mal, pero no la derrota final.
Dice Holzhauser,
“Es un estado de problemas, desolación, humillación y pobreza para la iglesia.
Podemos, con razón, llamarla un estado de purificación, en el cual el Señor Jesucristo ha tamizado Su trigo.
Y lo tamizará por guerras, por sediciones, por hambrunas, por epidemias y otros flagelos.
Por la tribulación y la pobreza que sufrirá en la Iglesia latina, por medio de herejes y malos cristianos, que le quitarán la mayor parte de sus obispados e innumerables monasterios, especialmente los más ricos”.
Es una época de calamidades, tanto en el campo espiritual como en el temporal.
Europa es devastada por sangrientas guerras de religión, los católicos son oprimidos por herejes y malos cristianos.
Pero la herejía es combatida en discusiones, escritos y por la fuerza de las armas.
Y Dios manifiesta de modo admirable su asistencia especial a la Iglesia en esa época de pruebas.
Oponiendo a Lutero y a su funesta herejía por diversos santos.

Convocando, por inspiración del Espíritu Santo, el Concilio de Trento, para esclarecer los dogmas de la Fe y restablecer la disciplina eclesiástica, sobre todo el celibato.
Concediendo a la Iglesia, en otras partes del mundo, tantos fieles como los que ella perdía en Europa, por medio de la evangelización de los pueblos de América, Asia, India, China, Japón y últimamente África.
Suscitando soberanos celosos, entre los cuales el más notable fue el Emperador Fernando II (1619 a 1637)
Pero eso no será suficiente para para impedir el progreso del mal en esa época.

Al final de la misma el demonio gozará de una libertad casi absoluta y universal, y una gran tribulación devastará la tierra.
Es lo que estaríamos viendo ahora.
Los pocos servidores fieles se conservarán puros en medio del mundo y serán despreciados y repelidos.
Sólo una transformación asustadora e inimaginable, hecha por la mano de Dios, podrá poner fin a esa época de tribulaciones.
“Un gran lamento vendrá sobre toda la humanidad y sólo un pequeño lote sobrevivirá a la tormenta, pestilencia y horror” dice Holzhauser.

Al final de esta quinta era de la Iglesia, la humanidad no tendrá otra opción que volver a vivir directamente de la tierra.
“Estas cosas sucederán por el justo juicio de Dios, a causa de la masa acumulada de nuestras iniquidades, de la cual nuestros padres y nosotros mismos hemos llenado la medida, en el momento en que la misericordia del Dios Todopoderoso nos suplicaba penitencia.

El quinto día de la creación, Dios produjo en la tierra pájaros, peces y las bestias del campo.
Pero en esta época los hombres se entregarán a sí mismos a la vida licenciosa, y a la lujuria”, dice Holzhauser
En este lamentable estado de la iglesia, las leyes divinas no tienen fuerza.
Las doctrinas y preceptos de la iglesia son despreciados.
La disciplina no es mejor observada por los sacerdotes.
Cada uno, como las bestias del campo, cree lo que quiere y hace lo que quiere.
Pero sin embargo significa el comienzo de la belleza, pues las calamidades de este período serán el comienzo de un tiempo mejor.
“La Divina Providencia ha ordenado sabiamente que la iglesia que Él hará durar hasta el fin del mundo, debería beber las aguas de la tribulación, como el jardinero riega su jardín en el tiempo de la sequía”.
Sin embargo, como estas diferentes épocas no están separadas una de la otra por compartimientos estancos, el cierre de la quinta época estará marcada por grandes conquistas de la iglesia.

ÉPOCA DE LA SEXTA IGLESIA – FILADELFIA
También llamada de época de “consuelo” de la Iglesia, se extenderá desde el advenimiento del Gran Monarca y del Pontífice Santo, hasta la toma del poder por el Anticristo.
Esta será una época en la cual Dios consolará a Su iglesia después de las muchas mortificaciones y aflicciones que había soportado en el quinto período.
Porque todas las naciones serán llevadas a la unidad de la verdadera fe católica.
La sexta época de la Iglesia es un tiempo de auténtico Período de Paz, de la que María habla en Fátima.

Los primeros Padres de la Iglesia, los Doctores de la Iglesia, el Venerable Holzhauser y otros santos hablan también de esta era de la Paz.
“Con respecto a la perfección, este período corresponde al sexto día de la creación, en la cual Dios creó al hombre según su propia imagen y le sometió, como señor de la creación, a todas las criaturas de la tierra.
Así será el hombre ahora una imagen verdadera de Dios, (en justicia y santidad), y el fuerte Monarca gobernará sobre todas las naciones”.
Cuando mayor sea la presión ejercida por los infieles contra los cristianos, al final de la quinta época, Dios suscitará un gran monarca que, por sus virtudes, por la fuerza de las armas y por el apoyo que recibirá de Dios, derrotará el imperio del mal y extirpará las herejías.
El Gran Monarca será grande por sus victorias y sólidamente establecido en el trono de su imperio.
Reinará por muchos años y humillará los herejes.

Nacerá en el seno de la Iglesia Católica y será enviado especialmente por Dios, según los decretos de la Providencia Divina, que lo habrá escogido para el consuelo y la exaltación de la Iglesia latina en medio de la aflicción y la humillación.
Su reinado se constituirá con el más sólido apoyo a la Iglesia Católica y continuará hasta la aparición nuevamente de la apostasía y del Anticristo.
“El Gran Monarca del mundo creará nuevas leyes para la nueva humanidad y hará que comience una nueva era, en la cual habrá un solo rebaño y un solo Pastor, y la paz será de larga, larga duración, para la gloria de Dios en el cielo y en la tierra…”
También suscitará un Santo Pontífice, que va a estimular, alentar y auxiliar al Gran Monarca en la lucha para exterminar el imperio del mal.
Este Pontífice formará un gran ejército con los estados cristianos y sus aliados, para lo cual nombrará un gran general que irá con sus tropas en auxilio del Gran Monarca.
Junto con los infieles serán exterminados también los herejes, por el poder que Dios le concedió.
Por el poder del Gran Monarca y por la autoridad del Santo Pontífice será entonces convocado un concilio general, que será el más grande y el más célebre de todos.

La Iglesia debe sufrir amarguras, tribulaciones y dificultades para la ejecución de ese concilio.
Pero los malvados no prevalecerán y ella predicará la Fe católica a todas las naciones, incluso a las paganas y a aquellas que se habían separado por el cisma o por la herejía.
El espíritu de sabiduría reinará en las ciencias – sacras y profanas – y en la interpretación de las Escrituras.
El ateísmo, las herejías y las falsas doctrinas caerán en descrédito.
La Iglesia Católica será elevada al apogeo de su gloria temporal y no habrá controversias ni discusiones para saber cuál es la verdadera Iglesia, como existe actualmente en la quinta época.
Los hombres temerán al Señor su Dios, guardarán sus mandamientos y lo servirán de todo su corazón.
Las Escrituras serán entendidas de una manera uniforme, sin contradicción y error, de modo que todos se maravillarán de haber malinterpretado tanto el sentido claro de escritura santa.

Las ciencias serán multiplicadas y completadas, y los hombres recibirán una iluminación extraordinaria en el conocimiento natural, así como en el conocimiento divino.
Pero al final de esa sexta edad la caridad se va a enfriar, los pecados se multiplicarán y, poco a poco, se formará una generación perversa e infiel.
Los justos, los santos, los buenos prelados y pastores serán llevados por Dios, en gran número, por muerte natural.
En su lugar vendrán hombres tibios y carnales, que sólo cuidarán de sí mismos.
Este estado de espíritu de la población en general es el que marcará el paso gradual de la sexta a la séptima y última época de la Iglesia.

ÉPOCA DE LA SÉPTIMA IGLESIA – LAODICEA

Se extiende desde la aparición del Anticristo hasta el fin del mundo y el Juicio Final.
Su tiempo de duración será corto en comparación con las otras épocas.
Será una época de desolación y de defección total de la Fe: la abominación de la desolación.
En el comienzo, mientras el Anticristo no esté todavía en el poder, será una continuación del estado de espíritu observado al final de la sexta época: pérdida del amor de Dios y de la Fe, reinos perturbados por agitaciones y divididos entre sí, raza de hombres egoístas, indolentes y tíbios.
Entonces nuestro Señor Jesucristo comenzará a vomitar la Iglesia de su boca y permitirá que satanás y el anticristo extiendan su poder a todo, incluso dentro de la propia Iglesia.
Será el resultado de la tibieza del período de decadencia de la sexta época.
Por permiso de Dios, el hijo de perdición [anticristo] tendrá con el demonio una completa unión de posesión desde el momento de su concepción, aún en el seno de su madre.
El anticristo con la ayuda del demonio, va a restaurar el antiguo poder y extensión del imperio del mal, derrotando a los cristianos y sometiéndolos a su poder tiránico y despótico.
Él se presentará como siendo Cristo, el Mesías prometido venido en la tierra, acusando a nuestro Señor Jesucristo de haber sido un impostor.
Su poder sobre pueblos y naciones será el más grande que jamás ha habido en la historia, y su persecución la más cruel.
Su reino será el de la lujuria, la concupiscencia y la crueldad.
En su tarea de perseguir a los cristianos el anticristo será auxiliado por el falso profeta y antipapa.

Que será un cristiano apóstata que, apoyado por los judíos, invadirá los Estados de la Iglesia y matará al Papa legítimo, quedando en su lugar.
Este antipapa va a inducir a todos los cristianos a adorar al anticristo y su imagen, y también recibirá poderes del demonio para hacer cosas prodigiosas, persiguiendo cruelmente a los que persistan en la verdadera Fe.
La apostasía será generalizada, a excepción de los pocos elegidos, a los que nada más restará que la gloria del martirio.
Pues cualquier lucha armada contra las fuerzas del anticristo será inútil, e incluso desaconsejada por Nuestro Señor Jesucristo.
La gran mayoría de los mártires de esa época será constituida por eclesiásticos de diversos órdenes de la jerarquía: obispos, predicadores, pastores, doctores, sacerdotes en general, y también por gran número de laicos.
En esa época Elías y Enoc serán enviados como testigos de Dios contra el anticristo.
Ellos predicarán y harán grandes prodigios, en nombre de Nuestro Señor Jesucristo, contra las imposturas y los falsos milagros del anticristo.

Y pasada la época de su predicación el anticristo los matará.
Sus cuerpos quedarán expuestos en plazas públicas de Jerusalén, que en esa época será una ciudad grande, rica y poderosa, hacia donde afluirán hombres de todos los pueblos.
Junto a los cuerpos de Elías y Enoc quedarán cuerpos de muchos otros mártires, especialmente sacerdotes y doctores.
Habrá gran regocijo de los impíos durante las tres semanas y media en que los cuerpos quedarán expuestos.
Será el tiempo de goce del anticristo por su victoria y él se hará adorar como dios en lo alto del Monte de los Olivos.
Después de estos días, Dios resucitará Elías y Enoc y los elevará al cielo en cuerpo y alma a la vista de todos.
El anticristo, enojado, intentará vengarse haciéndose elevar en los aires por el poder del demonio.
Pero será precipitado vivo en el infierno, entrando por una abertura en la tierra que se formará como consecuencia del gran terremoto que habrá en la ocasión.
Después de la muerte del anticristo pocos días serán concedidos a los hombres para hacer penitencia, con las terribles señales que preceden a la segunda venida de Nuestro Señor Jesucristo y el juicio final.

Los judíos se convertirán y se unirán a los cristianos para cantar alabanzas a la gloria, bondad y misericordia de Dios Padre y de su Hijo Jesucristo.
Entonces serán mejor conocidas las vías de Dios para la creación, conservación y gobierno del género humano a lo largo de los siglos.
Conocimiento éste que será mucho más completo con ocasión del Juicio Final, el cual nadie sabe exactamente cuándo se dará, sólo Dios.
Tanto el día del Juicio Final y la cuestión de la predestinación constituyen un gran misterio reservado sólo a Dios.
En esa ocasión todos los secretos serán manifestados.
Los hombres no creerán en ese día hasta que venga.

Fuentes:






"El falso profeta será un cristiano desleal y apóstata 
que ocupará la sede de Pedro" POR  B. Holzhauser. Con Rafael Laza.

EL GRAN MONARCA EN EL APOCALIPSIS Y LA PRESENCIA DE CRISTO EN SU REINO EN LA TIERRA TRAS LA PARUSÍA



"En el siglo pasado, décadas del 50 y 60, una joven camada de sonrientes jóvenes teólogos, iluminados con nuevas ideas innovadoras, progresistas, modernistas, liberales, democráticos, existencialistas, fenomenológicos, personalistas, convencidos de que la iglesia había caído en el atraso y estaba anquilosada.
Anquilosada en su propia visión fundamentalista, antigua, cerrada, arcaica, fanática, guetista, dualista, alienante del mundo y la vida real moderna. Se había encapsulado en un arca de noé.

Ha llegado el momento, dijeron, que hay que ponerla al día adaptando al mundo moderno, inyectándole las nuevas filosofías, lenguajes y métodos de la modernidad. Había que subir definitivamente la Iglesia al carro del progreso con mayúscula, hacia el punto omega.
Se haría esto, desembarazándose de la violencia, del fanatismo y fundamentalismo, sobrenaturalista, igualista antiguo, pero conservando el amor, lo fundamental del cristianismo; había que fusionarla con el mundo y hacerla una sola cosa con él, beneficiando también al mundo con el amor cristiano ya limpiado de excrecencias fanáticas igualistas.
Posteriormente, finalmente, después de todo este aciago proceso, llega un apóstata hipócrita, rencoroso, demagogo, criado al calor del grupo anterior, hijo ideológico del grupo anterior, beneficiado y promovido por ese grupo y su rumbo, embebido de su filosofía pero, ya con la intención visible de demoler, destruir hasta los cimientos la iglesia, basado en los cauces que le brindó el grupo anterior, esta situación es el presente, es hoy". JUAN DONNET

«Todos los cristianos que no creen en la Segunda Venida de Cristo se plegarán a ella. Y ella les hará creer en la venida del Otro», como llamó Cristo al Anticristo: «Porque yo vine en nombre de mi Padre y no me recibisteis; pero otro vendrá en su propio nombre y a ése lo recibiréis» (Jn 5, 43).
De ahí la importancia de ese dogma que recitamos en el Credo, casi como de paso: «Y de nuevo vendrá con gloria a juzgar vivos y muertos». Un dogma bastante olvidado y nada meditado. Su traducción es ésta: el mundo no continuará desenvolviéndose indefinidamente, ni acabará por azar, o por un choque cósmico, sino por una intervención directa del Creador. «El Universo no es un proceso natural, como piensan los evolucionistas o naturalistas –escribe Castellani–, sino que es un poema gigantesco, un poema dramático del cual Dios se ha reservado la iniciación, el nudo y el desenlace; que se llaman teológicamente Creación, Redención y Parusía». El día en que el Señor ascendió, dijeron los ángeles: «Éste que os ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá tal como le habéis visto subir al cielo» (Act 1, 11). De donde concluye nuestro autor: 
«El dogma de la Segunda Venida de Cristo, o Parusía, es tan importante como el de su Primera Venida, o Encarnación».
Por eso San Pablo dijo: «El tiempo es corto» (1 Cor 7, 29), recordando las enseñanzas de Cristo sobre la vigilancia que es preciso mantener frente a la muerte, el «ladrón nocturno», dirigida ahora no ya solamente a los particulares sino a toda la historia, así como a sus grandezas caducas y sus ilusiones de pervivencia terrena y de «progreso indefinido». Lo preocupante es que muchos cristianos consienten a dicha tentación. Porque, como escribe Castellani, «la señal más cierta de la aproximación del Anticristo será cuando la Iglesia no querrá ocuparse de él, conforme dice San Pablo: “cuando digan, henos aquí en plena paz y prosperidad, entonces súbito vendrá la pataleta” (1 Tes 5, 3)». El Apocalipsis según Leonardo Castellani

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