CARTA ABIERTA A LOS VACUNADOS
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Queridos conciudadanos:
Soy una de esas personas no vacunadas que en los últimos días estamos empezando a sentir no ya sólo la presión, sino la franca hostilidad, colindante con actitudes agresivas y dictatoriales, de la mayoría social de vacunados existente actualmente en España. Y como creo que un poco de reflexión serena siempre constituye una aportación positiva en cualquier situación, he decidido escribiros la presente carta.
En primer lugar, querría plantearme el porqué de vuestra hostilidad hacia nosotros. Ante una situación de supuesta emergencia sanitaria -que vosotros consideráis grave y real-, habéis decidido poneros lo que, sin serlo realmente, estamos llamando “vacunas”. Se supone que, así, os estáis protegiendo frente al virus Covid-19 (porque, si no, ¿para qué ponerse la vacuna?), aunque los mismos estamentos oficiales os dicen luego que podéis seguir transmitiendo ese virus. En cambio, los no vacunados hemos decidido no ponernos la inyección: en la inmensa mayoría de los casos, porque nos hemos informado exhaustivamente y desconfiamos de los efectos que producirán en el futuro las inyecciones de Pfizer y demás farmacéuticas (aparte de que ya estamos viendo los gravísimos efectos secundarios, silenciados por los grandes medios de comunicación). De esta manera, hemos renunciado a la supuesta “protección” que proporcionan las vacunas Covid-19. Ahora bien: esta renuncia, ¿en qué os perjudica a vosotros? ¿En qué sentido se supone -porque es lo que ahora suponéis- que los no vacunados somos peligrosos para los vacunados, y desde luego más peligrosos que los demás vacunados que os rodean, junto a los cuales no sentís ningún temor?
Si se supone (y lo dicen los propios medios oficiales) que tanto vacunados como no vacunados pueden “transmitir la enfermedad”, ¿por qué nos teméis más a nosotros, los no vacunados? Y, además, en todo caso, ¿no se supone que estáis protegidos, mediante la así llamada vacuna, contra los efectos más graves del Covid-19? Si esto es así, ¿a qué tanto miedo? ¿Por qué tanta indignación contra los que no confían en la “vacunación”?
Me parece que lo que pasa en la gran mayoría de los casos es que vosotros, mis queridos conciudadanos vacunados, simplemente no os habéis detenido a pensar serena y objetivamente sobre estas sencillas cuestiones. Hace tres meses, todavía en verano de 2021, la situación epidemiológica y vacunatoria era prácticamente la misma que ahora y, sin embargo, entonces no existía aún esta atmósfera actual, de presión y hostilidad crecientes hacia los que no se han puesto la vacuna. ¿Por qué este cambio? A mi modo de ver, la razón está en la manipulación apabullante a la que intentan someternos los grandes medios de comunicación, que han decidido -seguramente porque han recibido instrucciones al respecto- que ahora toca machacar el tema de la supuesta culpabilidad de los no vacunados en que la pandemia no termine de acabarse e incluso vuelva a coger fuerza. La inmensa mayoría de vacunados parecéis estar comprando este discurso, el cual, además, toca un resorte psicológico muy efectivo: en todas las sociedades, en todas las situaciones y respecto a todos los temas, la mayoría presiona a la minoría para que se adapte a los usos mayoritarios, en pos de una homogeneidad social percibida por el grupo como un bien indispensable. La mayoría sabe que tiene la fuerza y siente un secreto placer en ajustar cuentas con la minoría disidente que se resiste. Los ejemplos históricos de este proceder son innumerables: progromos, discriminaciones, persecuciones, medidas legislativas de presión, estigmatización, señalamiento público, creación de “ciudadanos de segunda categoría”. Sin embargo, creíamos que las sociedades “abiertas y plurales” del Occidente democrático estaban protegidas contra estas pulsiones autoritarias, que nos parecían propias de épocas pasadas y de otro tipo de regímenes. Ya estamos viendo (el ejemplo de Austria es el más sangrante) que esa protección era más teórica que real.
Francia, Italia, Alemania, Austria, Green Pass… Países modernos, libres, democráticos, supuestamente tolerantes, están adoptando medidas sin precedentes contra unos ciudadanos -los no vacunados- que no hacen más que ejercer su elementalísimo derecho a la autonomía personal. Con ello, además, y como ya hemos dicho, ¿en qué os perjudicamos a los vacunados, que ya se supone que estáis protegidos? ¿Acaso los no vacunados “transmitimos más la enfermedad”, o transmitimos una “variante más letal del virus”? Ni siquiera los propios medios oficiales se atreven todavía a decir tal cosa, a propagar una falacia de tal categoría. Si bien es cierto que, mintiendo, manipulando y tergiversando datos, os hacen creer a los vacunados que “los culpables de que esta pesadilla del coronavirus no se acabe son los recalcitrantes no vacunados”. Ahora bien: esa tesis, ¿en qué datos reales y objetivos se apoya? Pues, clarísimamente, en absolutamente ningunos. Muy por el contrario, nos llegan por doquier informes de hospitales de toda Europa que admiten que sus casos graves de Covid en UCI son actualmente, en su inmensa mayoría, pacientes que ya se vacunaron. Y, por otro lado, tenemos el ejemplo paradigmático de Gibraltar, un territorio con prácticamente el 100 % de su población vacunada y que está sufriendo en el momento presente un número creciente de casos graves.
Siendo todo esto así, ¿por qué tantos vacunados estáis actualmente convencidos de que los no vacunados somos los “culpables de la situación”? ¿Por qué no lo pensabais, o al menos no tan claramente, hace tres meses y ahora sí? ¿Qué riguroso proceso de pensamiento os ha llevado a este cambio de postura y a vuestra indignación actual? Honradamente, creo que ninguno en absoluto. Ha bastado, por el contrario, con que, desde hace algunas semanas, los grandes medios de comunicación hayan empezado a poner en el centro de su diana a los no vacunados. Ha bastado, decimos, para poner en marcha unos mecanismos emocionales enormemente primarios en una masa de vacunados entre quienes hay también, desde luego, muchas personas cultas e inteligentes: cultas e inteligentes, sí, pero no inmunes ni a sus propias reacciones de tipo tribal y atávico ni a las poderosas y sofisticadas armas de las modernas técnicas de manipulación.
Queridos conciudadanos vacunados: me gustaría que comprendierais que vosotros y nosotros no estamos en bandos distintos, sino en el mismo. Como ya muchos han señalado, estamos inmersos en una especie de Tercera Guerra Mundial: una guerra de nuevo cuño, que se desarrolla dentro de nuestras mentes y en la que las élites globalistas pretenden obtener un dominio absoluto sobre el conjunto de la población mundial, Sólo quien voluntariamente insista en cerrar los ojos no es capaz de ver que las élites que controlan el mundo por encima de los gobiernos han decidido dar un giro radical a la sociedad humana, con la fecha de 2030 marcada en rojo en su calendario. El Foro Económico Mundial de Klaus Schwab es el ejemplo más claro de tal propósito. Ellos han decidido que el viejo mundo de 2019 ya nunca va a volver. Y han diseñado para nosotros -para todos nosotros- un futuro en el que la libertad individual quedará absolutamente pulverizada: quieren integrarnos en una red digital mundial en la que mantener un margen de libertad individual frente al Sistema, como muchos hemos venido haciendo hasta ahora, ya no será posible. Por mucho que os suene a argumento de película de Netflix y a algo “que no puede darse en el mundo real”, todo esto que digo es así, y el propio Klaus Schwab lo ha reconocido abiertamente. Por favor, pensadlo bien: ¿acaso no os habría parecido en 2019 la idea de pretender “vacunar a los 8.000 millones de habitantes del planeta”, como dice Bill Gates que hay que hacer, también algo “propio de película de Netflix” y “que no puede suceder en el mundo real”?
Queridos conciudadanos vacunados: sé que es muy duro reconocer que uno, a pesar de su título universitario y su tal vez alto nivel cultural, ha sido groseramente engañado por los gobiernos y medios en los que creía poder confiar (entre nosotros, El País, El Mundo, Abc y tantos otros, para no quedarnos sólo en las masas que se enganchan al Telediario de Telecinco después de haber visto Sálvame). Como digo, es duro; pero también es necesario. Y, en realidad, no resulta muy difícil. Sólo hace falta darse cuenta de que, como es de sobra conocido, ni gobiernos ni medios son independientes respecto a los verdaderos Amos del Mundo, que son quienes controlan el flujo mundial del dinero y el sistema financiero internacional. Y, finalmente, hace falta también dejar de lado nuestro orgullo y amor propio (“¿Cómo puedo haber sido tan pardillo?”), en un doloroso pero sanador ejercicio de humildad.
Salvando vidas y la economía. Héroes sin capa.
Que grandes momentos nos dio la "siensia".
¿Os imagináis estas fotos en un futuro en los libros de historia?
Nos prometieron inmunidad de rebaño...
y tenemos rebaño sin inmunidad
No pretendo daros lecciones de nada con esta pequeña carta, tal vez inútil, que ya se acerca a su fin. Sólo quiero que veáis que nosotros, los no vacunados, no somos vuestros enemigos, sino vuestros compañeros y aliados. Y también, desde luego, que os están engañando miserablemente. ¿No os dijeron que “había que alcanzar el 70% de población vacunada para lograr la inmunidad de rebaño”? Pues, misteriosamente, ahora parece que hace falta, no se sabe por qué, el 100%. ¿Os dijeron acaso que vendrían una segunda, una tercera, seguramente una cuarta dosis y las que aún estén por llegar? No, eso tampoco os lo dijeron. ¿Os están diciendo ahora que existe una correlación clarísima, estadísticamente evidente, entre progreso de la campaña de vacunación y un llamativo aumento de la mortalidad? No, eso tampoco os lo dicen. ¿Cuánto más estáis dispuestos a tragar, cuántas mentiras más estáis dispuestos a admitir?
Por desgracia, sé que una parte de vosotros, los vacunados, ha elegido el camino de la ignorancia voluntaria, el miedo y la obediencia a los poderes establecidos, para “no tener problemas”, “poder viajar” y “que me dejen tranquilo”. Sin embargo, otros muchos seguramente no estáis tan convencidos ni tan ciegos como para negaros en redondo a revisar vuestra postura. Pensad que la élite globalista sólo puede mantener su poder sobre nosotros en la medida en que les creamos y les obedezcamos. Y, por cierto, ya que he mencionado a Austria: allí, y pese a la brutal campaña pro-vacunación en curso, nada menos que un 35 % de la población se está negando a vacunarse y, aunque apenas lo muestren los grandes medios, inunda las calles del país con manifestaciones multitudinarias en las que se corean emocionantes himnos patrióticos a la libertad.
Amigos vacunados: los no vacunados no somos ningún tipo de peligro ni amenaza para vosotros. Somos vuestros compañeros y aliados. No más inteligentes ni mejores que vosotros. Si acaso, sólo un poco más tercos e inconformistas. Nuestros verdaderos enemigos son ellos, la élite globalista de la familia Rothschild y compañía. Aunque, desde otro punto de vista más esencial, ya sabemos que el mayor enemigo de cada uno de nosotros es… él mismo. Porque cada uno de nosotros tiene sus propios demonios interiores -y el peor de todos es el del orgullo- contra los que luchar.
Compañeros, amigos, hermanos: la élite oscura no puede nada si nosotros no le obedecemos ni le rendimos pleitesía. En realidad, eso es lo que más temen: nuestra unión en una gran fraternidad humana. Por eso emplean tantas energías en dividirnos (Divide et impera). Y por eso es tan importante que comprendamos que la unión amorosa entre los seres humanos -también entre vacunados y no vacunados- es el instrumento más poderoso que existe para crear un nuevo mundo y para transformar luminosamente la realidad.
Rescatamos esta recopilación como dedicatoria a todos los hijos de satanás que en el día de hoy han alzado la voz contra “la cultura del odio y las cacerías inhumanas”.
Con el pasar del tiempo, vuestro terrorismo informativo está quedando todavía más en evidencia.
CARTA A LOS NO VACUNADOS
El Dr. Denis Rancourt, investigador de la OCLA, y varios colegas académicos canadienses han redactado una carta abierta para apoyar a quienes han decidido no aceptar la vacuna de la COVID-19.El grupo hace hincapié en el carácter voluntario de este tratamiento médico, así como en la necesidad del consentimiento informado y la evaluación individual de los riesgos y beneficios. Rechazan la presión ejercida por los organismos de salud pública, los medios de comunicación social y los ciudadanos.El control sobre nuestra integridad corporal puede ser la última frontera de la lucha por la protección de las libertades civiles. Lea la carta a continuación o en formato PDF aquí.
¡No estáis solos! A fecha de 28 de julio de 2021, el 29% de los canadienses no han recibido la vacuna COVID-19, y un 14% adicional ha recibido una inoculación. En Estados Unidos y en la Unión Europea, menos de la mitad de la población está totalmente vacunada, e incluso en Israel, el «laboratorio del mundo» según Pfizer, un tercio de las personas siguen sin estar completamente vacunadas. Los políticos y los medios de comunicación han adoptado un punto de vista uniforme, convirtiendo a los no vacunados en chivos expiatorios de los problemas que han sobrevenido tras dieciocho meses de alarmismo y confinamientos. Es hora de aclarar las cosas.
Es totalmente razonable y legítimo decir «no» a las vacunas insuficientemente probadas para las que no existe una evidencia científica fiable. Usted tiene derecho a hacer valer la tutela de su cuerpo y a rechazar tratamientos médicos si lo considera oportuno. Tiene derecho a decir «no» a una violación de su dignidad, su integridad y su autonomía corporal. Es su cuerpo y tiene derecho a elegir. Tiene derecho a luchar por sus hijos contra su vacunación masiva en la escuela.
Tiene derecho a cuestionar si el consentimiento libre e informado es posible en las circunstancias actuales. Se desconocen los efectos a largo plazo. Se desconocen los efectos transgeneracionales. Se desconoce la desregulación de la inmunidad natural inducida por la vacuna. Se desconocen los daños potenciales, ya que la notificación de los efectos adversos es tardía, incompleta e incoherente entre jurisdicciones.
Usted está en el punto de mira de los medios de comunicación, de las campañas de ingeniería social del gobierno, de las normas y políticas injustas, de los empresarios colaboradores y de la mafia de los medios sociales. Se le dice que usted es el problema y que el mundo no puede volver a la normalidad a menos que se vacune. La propaganda le convierte en un vil chivo expiatorio y los demás le presionan. Recuerde que no hay nada malo en usted.
Se le acusa inexactamente de ser una fábrica de nuevas variantes del SARS-CoV-2, cuando en realidad, según los mejores científicos, su sistema inmunitario natural genera inmunidad contra múltiples componentes del virus. Esto favorece su protección contra una amplia gama de variantes virales y anula la propagación a cualquier otra persona.
Está justificado que exija estudios independientes revisados por pares, no financiados por empresas farmacéuticas multinacionales. Todos los estudios revisados por pares sobre la seguridad y la eficacia a corto plazo han sido financiados, organizados, coordinados y apoyados por estas empresas con fines de lucro; y ninguno de los datos del estudio se ha hecho público o ha estado disponible para los investigadores que no trabajan para estas empresas.
Tiene usted razón al cuestionar los resultados preliminares de los ensayos de vacunas. Los supuestos altos valores de eficacia relativa se basan en un pequeño número de «infecciones» vagamente determinadas. Además, los estudios no eran a ciegas, por lo que las personas que administraban las inoculaciones sabían o podían deducir si estaban inyectando la vacuna experimental o el placebo. Esta no es una metodología científica aceptable para los ensayos de vacunas.
Tiene usted razón en sus llamamientos a la diversidad de opiniones científicas. Como en la naturaleza, necesitamos un policultivo de información y sus interpretaciones. Y eso no lo tenemos ahora. Decidir no recibir la vacuna es dejar espacio para que surjan la razón, la transparencia y la responsabilidad. Tiene razón al preguntar: «¿Qué viene después cuando cedemos la autoridad sobre nuestros propios cuerpos?».
No se sienta intimidado. Está demostrando resistencia, integridad y valor. Os estáis uniendo en vuestras comunidades, haciendo planes para ayudaros unos a otros y defendiendo la responsabilidad científica y la libertad de expresión, que son necesarias para que la sociedad prospere. Estamos entre los muchos que os apoyan.
Angela Durante, PhD
Denis Rancourt, PhD
Claus Rinner, PhD
Laurent Leduc, PhD
Donald Welsh, PhD
John Zwaagstra, PhD
Jan Vrbik, PhD
Valentina Capurri, PhD
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Gracias a ello, nos enriquecemos desde la pluralidad y desde la diversidad de puntos de vista dentro del respeto a la libre y peculiar forma de expresión.
La Comunicación más alta posee la gracia de despertar en otro lo que es y contribuir a que se reconozca.
Gracias amig@ de la palabra amiga.
"Nos co-municanos, luego, co-existimos".
Juan Carlos (Yanka)