Las mil y una caras de la locura
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De los diagnosticados a quienes diagnostican. De la vida en las unidades de agudos a la hospitalizaci贸n de larga estancia. Retrato de la enfermedad mental sin estereotipos.
En 2016 se cumplen 30 a帽os de la ley de sanidad que dio pie al cierre de los manicomios en Espa帽a
Aunque afecta a una de cada cuatro personas a lo largo de su vida, la enfermedad mental permanece envuelta entre el estigma, el reduccionismo y el desconocimiento generalizado. Este es un retrato de su realidad sin estereotipos. De los diagnosticados hasta quienes diagnostican. Desde la vida en las unidades de agudos hasta la hospitalizaci贸n de larga estancia y la psiquiatr铆a penitenciaria. Recorrido por las voces de un universo complejo y poli茅drico.
“TODOS LOS TRABAJADORES DE SALUD MENTAL DEBER脥AN PROBAR LOS NEUROL脡PTICOS PARA VER LO DESAGRADABLES QUE SON SUS EFECTOS”.
En 2016 se cumplen 30 a帽os de la aprobaci贸n de la Ley General de Sanidad 4/1986, de 25 de abril. La norma ejerci贸 como espoleta de la reforma que determin贸 en Espa帽a el cierre de los viejos manicomios. Los tratamientos comenzaron desde entonces a desarrollarse bajo el control de los centros de salud mental. Los antiguos hospitales psiqui谩tricos se reconvirtieron en centros de rehabilitaci贸n y nacieron las minirresidencias. La reforma integr贸 en el sistema sanitario general los servicios especializados para su coordinaci贸n con la atenci贸n primaria y la asistencia social. El desarrollo competencial auton贸mico determin贸 la ejecuci贸n desigual de la reforma. Y, como insisten desde la Confederaci贸n Salud Mental Espa帽a, el peso acab贸 recayendo sobre las familias: “En el 80% de los casos, los familiares se han convertido en cuidadores informales”.
En 1986 exist铆an 108 hospitales psiqui谩tricos en Espa帽a. En 2012, el Sistema Nacional de Salud contabilizaba 99 centros de larga y media estancia. El n煤mero de camas se ha reducido desde las 30.702 de 1986 hasta las 11.963 de 2011. “Esta hospitalizaci贸n espec铆fica ha permanecido para un perfil que no tiene alternativa mejor por la complejidad de su conducta y de su psicopatolog铆a o el consumo asociado de determinadas sustancias”, explica 脕lvaro Romero, director del Instituto Jos茅 Germain. “Los destinatarios de un servicio como el que prestamos son personas a las que no les queda otra alternativa por su mala adherencia a los f谩rmacos, una escasa conciencia de la enfermedad o altos niveles de dependencia y vulnerabilidad. El hospital psiqui谩trico concilia mejor la seguridad, atenci贸n 贸ptima y autonom铆a del paciente, durante el menor tiempo posible y buscando siempre la entrada y la salida”.
El doctor Muro est谩 convencido de la existencia de una mayor proporci贸n de problemas de salud mental dentro de las c谩rceles que fuera de ellas. “La prisi贸n en s铆 misma puede condicionar que algunas patolog铆as se expresen m谩s. Si la tasa media de esquizofrenia es del 1%, en las prisiones oscila entre el 5% y el 15%. La patolog铆a depresiva se multiplica por 10. Otro asunto es que en el anteproyecto de la 煤ltima reforma del C贸digo Penal hab铆a una parte dedicada a las medidas de seguridad seg煤n la cual, por el hecho de padecer enfermedad mental, un paciente podr铆a llegar a pasar m谩s tiempo de reclusi贸n que otra persona sin enfermedad mental a la que se le impusiera una pena. Hubo oposici贸n desde muchos sectores y, afortunadamente, este aspecto no sali贸 adelante en el proyecto de ley. La enfermedad mental no condiciona mayor riesgo. Nosotros trabajamos aqu铆 sin juzgar”.
El C贸digo Penal establece que las personas con trastorno mental que cometen un delito son inimputables, correspondi茅ndoles medidas de seguridad en un establecimiento adecuado al tipo de alteraci贸n ps铆quica. En Espa帽a, dichos centros son el hospital psiqui谩trico de Alicante, el de Sevilla y esta unidad de Barcelona. El estudio Salud mental e inclusi贸n social. Situaci贸n actual y recomendaciones contra el estigma, publicado recientemente por la Confederaci贸n Salud Mental Espa帽a con financiaci贸n del Ministerio de Sanidad, asegura: “La poblaci贸n reclusa que convive con un trastorno mental acarrea un doble estigma: el asociado a su trastorno mental y el asociado al medio penitenciario”.
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son consumidores de cannabis
Expertos dan la alarma del constante aumento de casos de trastorno psic贸tico inducido por el consumo de porros entre adolescentes y j贸venes
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