lunes, 18 de marzo de 2019

🌿🌾 EL CÓDICE DE LA CRUZ-BADIANO (Libellus de medicinalibus indorum herbis)






EL CÓDICE DE LA CRUZ-BADIANO
(Libellus de medicinalibus indorum herbis)
La más antigua medicina utilizaba solamente hierbas y jugos de plantas. Así empezó la práctica médica a la que se incorporaría después el empleo de la lanceta y de medicamentos de todo tipo. San Isidoro de Sevilla
En este breve texto mi intención es sólo remitirme a algunos casos de la amplia tradición de herbarios, de la que de alguna manera este códice forma parte. Comenzaré mencionando algunos aspectos generales de dicha obra. Como se sabe, el Libellus de medicinalibus indorum herbis, más conocido como Códice de la Cruz-Badiano, fue escrito en 1552 por el médico náhua Martín de la Cruz y traducido al latín por el indio Juan Badiano. 

Es, pues, una de las fuentes más antiguas de la medicina mesoamericana escrito después de la conquista española. Se ha dicho que esta obra se encuentra más estrechamente vinculada a la realidad de la cultura indígena, que los propios trabajos sobre medicina de Sahagún o la vasta obra de Francisco Hernández. El Libellus contiene, además del texto, ilustraciones de gran interés sobre las plantas y otros elementos que encierran una expresión indígena, de confección muy similar a las pinturas precortesianas. 

Dicho códice, aún cuando está escrito en latín, mantiene conceptos en náhuatl para referirse a las plantas tal y como eran conocidas en la cultura indígena. Normalmente las plantas se representan encima de un glifo relacionado con su localización, con el medio en donde crecían. La participación colonial en la elaboración de dicho códice no logró suprimir el carácter mágico de algunas de sus concepciones, reiterando su originalidad. De cualquier manera, estos contenidos no quitan —ni quitaban entonces— al documento su lectura de intención científica. La obra fue enviada a España para ser entregada a Carlos V. Germán Somolinos ve al Códice de la Cruz-Badiano como “el último gran herbario medieval”. 

Por su parte, Carlos Viesca estima que el Libellus es un “herbario sui géneris”, ya que su estructura y orden no están dados por las plantas o los remedios obtenidos de ellas, como en cualquier herbario europeo tradicional, que normalmente siguen el modelo de la obra de Dioscórides. Este códice, en cambio, está ordenado en función de las enfermedades o padecimientos. Dicho investigador acepta, sin embargo, que en esta obra los nombres de las plantas allí dibujadas tienen un lugar preponderante al anteceder a los títulos de las enfermedades. Es necesario destacar, como lo han hecho varios estudiosos de la botánica, que el Libellus “es el primer documento en donde se representan plantas americanas, específicamente mexicanas, es decir, se trata de la fuente más antigua donde los botánicos pueden encontrar figuras de plantas autóctonas”.

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Se cuenta que en el México antiguo tenían amplios conocimientos sobre los seres vivos e incluso en ciertas ramas de la medicina y de la farmacología, pues se utilizaban plantas y partes de animales en el tratamiento de algunas enfermedades. Se sabe que el emperador Moctezuma ordenaba a sus médicos experimentar con sus guerreros en la cura de enfermedades con hierbas para probar su afectividad.
Durante la conquista de los españoles los mexicanos encontraron espectaculares jardines botánicos como el de Tezcutzinco, cerca de Texcoco, fundado por Netzahualcóyotl; el de Huaxtepec, en Morelos, que se distinguió por el cultivo de plantas de ornato y medicinales; el de Iztapalapa, cerca de Tenochtitlán, contaba con plantas acuáticas; y el de Chapultepec, construido por los mexicas con la intención de cultivar y adaptar a ese nuevo habitad plantas de otras regiones del país.

A través del tiempo usaban las plantas medicinales, aromáticas y productoras de distintos tipos de especias que remontan a la antigüedad, donde inicialmente fueron usadas siguiendo el instinto, hoy en día, gracias a los avances de la química, se fue racionalismo su uso y determinando sus propiedades terapéuticas, incluso aromáticas como condimentos. La historia del uso de las plantas es tan remota como que su destilación se practica desde hace miles de años en Asia, y ya la antigua Babilonia fue una importante fábrica de perfumes, extractos, lociones, aceites, pinturas de labios, etc.
También en la cultura maya usaban ese tipo de procedimientos para hacer medicina, pero los mayas fueron uno de los primeros pueblos en aplicar procedimientos terapéuticos para tratar enfermedades. Se dice, por ejemplo, que hacían punciones con espinas de puerco espín para tratar las neuralgias, lo cual reducía el dolor. Con los colmillos de la víbora de cascabel realizaban sangrías (sangrados) en algunas zonas del cuerpo.
A las personas que ejercían el arte de curar en esa época les llamaban dzac-yac, h-men o haxbac y jugaron un papel muy importante en el pueblo maya; sin duda, contribuyeron al desarrollo de la medicina y de las ciencias médicas actuales.

Los mexicas machacaban las hojas del árbol conocido con el nombre de bálsamo (que crece en el valle de México) colocaban esa pasta directamente sobre las heridas para favorecer la cicatrización. En el siglo pasado el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) realizó una investigación de los efectos curativos de esta planta; así se comprobó que la infusión de las hojas favorece la cicatrización de las úlceras gástricas e intestinales y disminuye el dolor de los pacientes.
Los pueblos mayas, mexica y tolteca emplearon una nomenclatura para identificar a las plantas y a los animales que conocían hasta el momento, y se agruparon a los seres vivos en categorías o niveles básicos; esto no sólo les facilitó su estudio, también les permitió conocer la distribución de las plantas y animales en su entorno.

Don francisco Hernández fue el primer naturalista español que llegó a Nueva España, en 1570. Realizó un amplio estudio de las plantas nativas, que culminó en 1576 con su obra, "Natural de Nueva España", donde menciona que los indígenas utilizaban mas de 3 000 plantas medicinales; Hernández descubrió las propiedades de muchas de ellas al experimentar consigo mismo y en personas enfermas.
Los mexicas impulsaron el conocimiento de las plantas, al aprovecharlas no sólo como alimentos, sino como medicamentos. Al utilizar estos conocimientos sobre los aspectos curativos de las plantas, los mexicas al igual que otras culturas como la griega en Europa, y la egipcia en África establecieron una línea particular y especifica del conocimiento: la herbolaria.

Durante el desarrollo de la herbolaria, los mexicas practicaron la observación y la experimentación. Era tal la cantidad de plantas medicinales que llegaron a conocer y usar, que seguramente eso los llevó a la necesidad de nombrarlas y clasificarlas.
En 1552 el medico indígena Martin de la Cruz, nativo de Xochimilco, escribió un libro sobre las plantas medicinales mexicanas, libellus de medicinalibus indorum herbis (también conocido como Códice De la Cruz-Badiano), un legado fundamental para la Botánica y la medicina tradicional, y representa quizás el mas antiguo texto de medicina escrito en América. De la Cruz describe que la cihuapahtli, hierba del parto y hoja santa se empleaba para facilitar el parto o cuando se tenía dificultad para expulsar el feto. Las investigaciones que realizaron químicos mexicanos en el siglo XX ratificación que esta planta contienen una sustancia química que, efectivamente, acelera el trabajo de parto.

Diversas culturas existieron en los márgenes de los lagos cuando los mexicas se establecieron en Tenochtitlán y Texcoco; entre ellas la chichimeca en xoloc; la hñahuu en Hidalgo y la tepaneca en azcapotzalco y coyohuacan y la tolteca en Culhuacán y chimalpa. Estas culturas y otras mas favorecieron el intercambio de plantas y animales usados para el alimento, en remedios medicinales o como ornato.
En los mercados no solo se fomentó la comercialización de plantas y animales; también se propiciaron lazos culturales y tecnológicos entre los mexicas y los pueblos vecinos. Asimismo, en las negociaciones empleaban el grano de cacao como moneda.
Diversas manifestaciones culturales denotan un contacto cercano con la naturaleza y los seres vivos. Ejemplo de ello son las leyendas indígenas, como la de Huitzilopochtl, quien pidió a su pueblo establecerse en el lugar donde encontraran un águila posada en un nopal devorando una serpiente.

Otro ejemplo de manifestaciones culturales indígenas relacionadas de alguna manera con la naturaleza son las figuras de cerámica o de piedra, donde aparecían esculpidas calabazas, nopales, magueyes y maíz, o animales como las águilas, las serpientes y los xolozcuintles
Hoy en día es muy frecuente escuchar o leer en los medios de comunicación referirse a muchos de los aspectos que estudia la ecología. Oímos hablar de contaminación, smog, inversión térmica (cuando una capa de aire caliente remplaza el aire frio, bloqueando la circulación normal de aire en las capas bajas de la atmosfera), impacto ambiental, pesticidas, herbicidas, insecticidas, desechos industriales, aguas negras, extinción de especies, tratamientos de aguas, reforestación, parques ecológicos, gasolina ecológica y control de la natalidad.

Nuestro país tiene una gran variedad ambiental, producto de su situación geográfica y su orografía que permiten la presencia de una gran diversidad biológica. Desafortunadamente, se conoce poco de nuestros ecosistemas. Sin embargo, el Centro de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México está trabajando en Jalisco con el objetivo de entender no solo la estructura y el funcionamiento de la selva baja caducifolia en condiciones naturales, sino también de evaluar el efecto que producen algunas perturbaciones en su productividad y capacidad de recuperación.
Para el estudio de un ecosistema local se requiere de una serie de visitas con el fin de recabar información sobre la flora, la fauna, el tipo de suelo, el clima, la cantidad del agua presente en forma de lluvia y la influencia del hombre sobre ese ecosistema.
México posee una gran riqueza natural, pues en su territorio se concentra el diez por ciento de la flora mundial. Esto representa 25 mil especies de plantas superiores, producto de la gran variedad de suelos y climas.

Considerando los diversos factores ecológicos México establece varias asociaciones definidas de plantas, las cuales forman los siguientes tipos de vegetación: bosques de pinos, bosque de encinos, y matorral submontano.
También México posee una gran variedad de biomas terrestres y acuáticos; entre los primeros encontramos los siguientes: la tundra alpina, los bosques, la pradera, el chaparral y el desierto.
Los seres humanos formamos parte de los ecosistemas e interactuamos en ellos para satisfacer las necesidades de alimento, vestido y vivienda, entre otras.
El hombre ha influido en su ambiente, modificándolo en ocasiones de una manera muy drástica. Esto se ha acrecentado al aumentar la cantidad de habitantes, al cambiar las formas de producción y al acentuarse la explotación de los recursos naturales.

Los mexicas utilizaban vocablos compuestos para denominar a las plantas y animales. Por ejemplo, al hongo que tiene forma de flor lo llamaban xochinanácatl, compuesto por dos raíces nahuas: xóchitl, que significa flor y nanácatl, cuyo significado es hongo; denominaron tlilzapotl al zapote negro, compuesto por los vocablos tlilli, negro y zapotl y zapote. Respecto a los animales nombraron quimichpatlan al murciélago, que proviene de las raíces quimich, ratón, y potlani, volar; al armadillo le dieron nombre de ayotochtli, donde ayotli significa calabaza y tochtli, conejo.
En la actualidad, las clasificaciones contribuyen al conocimiento de la diversidad, de la organización y de las relaciones que existen entre los seres vivos, tomando como base la historia evolutiva del científico Aristóteles que el mismo, clasificó aproximadamente más de 500 organismos. Las categorías que él propuso presentan una estructura jerárquica; las que agrupaban a mayor cantidad de organismos tenían un nivel de jerarquía mayor que las agrupaban menos. Este procedimiento sigue aplicándose en la actualidad.

Para Aristóteles, cada forma de vida permanecía fija e inmutable desde el momento de su creación. La clasificación aristotélica se basó fundamentalmente en la observación de las semejanzas y diferencias entre los seres vivos.
San Agustín (354-430), teólogo del siglo IV, también elaboró una clasificación de los seres vivos pero él los agrupó en útiles, dañinos y superfluos; se basó en las experiencia practica de la utilidad que presentaban para los seres humanos.
Después de un largo periodo, durante el cual no hay evidencias de que se hayan realizado trabajos relacionados con la clasificación de las plantas y los animales, en el siglo XVI se retomó en Europa la idea de agrupar a los seres vivos, y fueron los botánicos los encargados de formar grupos de plantas, basándose en sus propiedades medicinales.
También le dieron muy buenas utilizaciones a un hongo llamado hongo alucinógenos, en algunas regiones de México se utilizaban (y se siguen utilizando) hongos alucinógenos o raíces-como el peyote-,con fines curativos; en la época colonial, la inquisición prohibió por edicto el consumo del peyote, pues consideraba que era usado no solo por indios, sino también por algunos españoles, mestizos y mulatos, para hacer adivinaciones, "siendo así, que la dicha yerba (o raíz), ni otra alguna, no pueden tener la virtud y eficacia natural que se dice para los dichos efectos, ni para causar las imágenes, fantasmas y representaciones en que se fundan las dichas adivinaciones, y que en ellas se ve notoriamente la sugestión y asistencia del demonio, autor de este abuso…". Hoy en día, se prohíbe o regula su uso por razones de salud.

La medicina es una ciencia que se ha transformado de manera radical, sobre todo a partir del siglo XIX. Gracias al microscopio, se pudieron descubrir los gérmenes (después llamados bacterias y virus) que provocaban las distintas enfermedades. El desarrollo de la química permitió identificar y clasificar las sustancias y compuestos de las plantas, con lo que fue posible entender por que aliviaban síntomas de ciertas enfermedades. La farmacéutica moderna desarrolló el procesamiento de plantas para extraer las sustancias activas y elaborar medicamentos concentrados. Hasta cierto punto, la medicina moderna es deudora del amplio conocimiento de la herbolaria tradicional.
Los indígenas mexicanos lograron un amplio conocimiento sobre la flora del país; hicieron una clasificación utilitaria de muchas plantas, entre las que destacan las alimenticias (maíz, chile, nopal, maguey), y las medicinales como el epazote, para calmar los dolores abdominales y estomacales; la planta yoloxóchitl o magnolia mexicana, "flor del corazón", para aliviar malestares cardiacos; la semilla del iztactzápotl o zapote blanco dormía al paciente o se usaba para evitar el dolor por sus efectos somníferos; y el acocoxihuitl o hierba de oso se utilizaba para tratar la epilepsia, aunque en la actualidad su fruto se usa como estimulante de digestión y de la liberación de gases intestinales.

Monografias.comLa importancia del agua en México

Algo muy importante que no faltaría en cada civilización sería el agua, que también ha sido vital para todas las civilizaciones sobra decir que los asentamientos humanos se fijaban siempre a la orilla de un río o cerca de un manantial, es decir, siempre en un lugar próximo a una fuente de agua potable. En el mundo prehispánico, hubo ciudades que, debido a su poder o a sus conquistas, crecieron desproporcionadamente y enfrentaron problemas de agua. En Teotihuacán se elaboraron canales para permitir el flujo de agua por el centro de la ciudad, pero es posible que el liquido llegara a escasear sino es que a agotarse. Pero también lo utilizaban para la agricultura ya que lo usaban como tipo de hoyos en un terreno con plantas alrededor y el agua les servía para ahorrarse tiempo y esfuerzo de estar vaciando agua a cada vez.
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10 costumbres aztecas que sorprendieron a los conquistadores







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