miércoles, 11 de abril de 2018

📘🎥 90 MINUTOS EN EL CIELO: UNA HISTORIA REAL DE VIDA Y MUERTE



UNA HISTORIA REAL DE VIDA Y MUERTE

Alégrense en la esperanza, 
tengan paciencia en las dificultades 
y sean constantes en la oración
Rm 12,12


En 1989, DE CAMINO a casa luego de una conferencia, el auto de Don Piper, un pastor evangélico, fue aplastado por un camión que se cruzó de carril. Los paramédicos lo declararon muerto al instante. Mientras su cuerpo yacía inerte entre los hierros retorcidos de su auto, Piper vivió las glorias del cielo, maravillado ante su belleza y la música. Noventa minutos después del accidente, mientras un ministro oraba por él. Piper volvió milagrosamente a la vida en la tierra con solo el recuerdo de la inexpresable dicha celestial. Su fe en Dios fue puesta a prueba severamente durante su incierta y dolorosa recuperación. Ahora comparte con usted esta historia que le cambió la vida...

Don Piper dice que recuerda la música que estaba “en el más allá era espectacular”, aromas que nunca había olido antes. Su abuelo estaba allí y le dio la bienvenida con gusto, al igual que decenas de personas que habían muerto en los últimos años se pusieron delante de él frente a una magnífica puerta.

Piper, es un ministro bautista, e insiste en que no era un sueño, lo que vivió por lo que escribió “90 Minutos en el Cielo” donde relató su experiencia en el cielo y que New York Times publicó. Puede verse el sitio de web de Don Piper aquí.

“Fue la cosa más real que me ha pasado”, dice Piper, quien sufrió un accidente en un puente, en una zona rural de Texas en 1989. Allí, un camión chocó contra su automóvil, dejándolo a Piper con heridas graves.

“El volante se me quedó clavado en el pecho y luego el techo del coche se derrumbó sobre mi cabeza, simplemente no había forma de poder sobrevivir a este accidente”, dice a Piper.

Piper, dijo que su corazón había dejado de bombear y los paramédicos lo declararon muerto. Él no tenía pulso y pasó así durante 90 minutos antes de que volviera a la vida.

“En el cielo no hay luz artificial, Dios lo ilumina con su gloria”, dice. Delante de la puerta estaba su abuelo, dándole la bienvenida “a casa”, me dijo. “Me rompió el corazón cuando él murió. Ahora estoy en las puertas del cielo, y dije, es la primera persona en darme la bienvenida”, cuenta Piper.


El libro no sólo ha cruzado al mercado secular sino también ha hecho su aparición en la lista de libros “best seller” (más vendidos) en EEUU. Recientemente alcanzó el sexto lugar entre los 10 mejores libros no ficticios en la lista del conocido periódico The New York Times.

La historia del pastor Piper empieza con el relato de su accidente automovilístico en el año 1989. Una mañana lluviosa Don iba de regreso a casa después de asistir a una convención bautista en Texas. Lo que menos tenía en mente es que esa misma mañana del 18 enero de 1989, moriría aplastado por un camión comercial de 18 ruedas, digo aplastado porque las ruedas del gigantesco camión pasaron por encima del pequeño Ford Escort quitándole la vida instantáneamente al chofer. A pesar que los paramédicos asistieron inmediatamente a la escena del accidente, nada pudieron hacer por el ministro quien había quedado totalmente atrapado en su carro.

Don relata que en el cielo todo es gozo, todos tienen un rostro bello y radiante. Pudo reconocer a mucha gente, pero a la vez, no tenía conciencia de los seres queridos que había dejado en la tierra. Estando en medio del gentío pudo sentir el amor que lo rodeaba, estaban verdaderamente felices de su llegada, nunca se había sentido tan amado y bienvenido. La luz del cielo es irradiante, suave, pero a la vez fulgorosa pudiendo cegar la vista humana. En el estado que Don estaba, la luz no molestaba sus ojos, todo lo contrario, era algo esplendoroso. Los colores en el cielo son vivos, deslumbrantes, nítidos, todo era tan radiante como si estuviera en otra dimensión. Conforme entraba por aquellos bellos portones veía y sentía cosas imposibles de explicar con palabras humanas. Caminando dentro de la ciudad celestial pudo ver las calles de oro que la Biblia relata, escuchó una música tan hermosa y angelical, la constante alabanza de los ángeles y los ciudadanos celestiales en coro. Algo que recuerda claramente es que entre todas las alabanzas que oyó ninguna hablaba del sacrificio o de la muerte de Jesús, todas las alabanzas eran acerca del poderío y majestad de Dios. Nunca llegó a ver a Jesús ni a Dios Padre, tampoco recibió ningún mensaje celestial.

Estando su cuerpo inerte en el auto, los policías no podían transportarlo a la morgue hasta que no llegara el médico forense a dar la orden de removerlo. El tráfico estaba completamente parado, uno de los carros en la línea era de un pastor que había atendido la convención. 

El pastor Dick Onerecker y su esposa escucharon que adelante había sucedido un trágico accidente automovilístico. Ya que el tráfico estaba totalmente parado decidieron ir a la escena del choque para orar por los heridos. El pastor Onerecker habló con los policías y ofreció sus servicios ministeriales. El policía le señaló algunos de los heridos de los otros carros y dio permiso para asistirlos. Dick se dio cuenta que el chofer del Escort era el que necesitaba oración, pero el policía le informó que el chofer había muerto instantáneamente. En ese momento el Espíritu Santo le habló para que orara por el hombre muerto, su primera reacción fue negativa, ya que la Biblia, dice el pastor evangélico “ nos manda a orar por los vivos y no por los muertos”.

La voz de Dios era tan clara y la urgencia que él sentía de parte de Dios para orar era tan persistente que no se pudo negar más y le pidió autorización al policía para orar por el muerto. La reacción del policía también fue negativa insistiendo que nada podía hacer por alguien que ya estaba muerto. Pero Dick no se rindió hasta que el policía le dio autorización. El pastor entró por la parte de atrás del carro, logrando con mucho trabajo llegar cerca del cuerpo y tocar el hombro del cadáver. Dick dice haber orado por varios minutos, elevó una oración intensa y llena de fervor, no podía entender por qué oraba para que el hombre no tuviera daños internos, ya que estaba muerto, su oración fue tan fuerte, con suplica y llanto. 

Cuando el pastor comenzó a cantar el himno “Oh que amigo nos es Cristo” que Don se unió en coro con él. Piper había regresado a la vida con la ferviente oración del pastor Onerecker. Los policías y los paramédicos no podían entender lo que estaba sucediendo, ellos habían declarado al hombre muerto 90 minutos antes y ahora estaba vivo. Los rescatistas lograron liberar el cuerpo de Don Piper de los escombros de su auto y lo transportaron de emergencia al hospital más cercano.

Aunque la narración de su visita celestial es hermosa e intensa, esto no es el corazón de la historia. El impacto de la historia está en los días después de su accidente, en los días de su recuperación. Don quedó literalmente destrozado, en pedazos, los doctores lucharon por salvar su vida y reconstruir su cuerpo después de 34 dolorosas operaciones. Vivió en el hospital por cerca de 13 meses, en continuo dolor y depresión. Después que salió del hospital siguió su dolorosa recuperación en casa y tratando de aceptar que ni su cuerpo ni su vida sería la misma. Aunque nunca tuvo resentimiento en contra de Dios por lo que le sucedió, sí se preguntaba constantemente por qué Dios lo llevó al cielo para luego regresarlo a la tierra. Su depresión estaba conectada con el constante dolor con el que vivía día a día, ningún medicamento ni tratamiento médico podía quitarle el dolor de su cuerpo quebrantado. Él ya conocía el cielo y la gloria, no entendía por qué tenía que regresar a un mundo lleno de aflicción y de dolor, especialmente en la condición en la que regresó.
Se cree que Piper fue enviado de vuelta a difundir un mensaje especial: “El cielo es un lugar real”. Piper, ha extendido ese mensaje en su libro, que ha vendido 4 millones de copias. Pero aún con todo su éxito aquí en la Tierra, dijo que espera regresar a las puertas magníficas.
Don Piper está siendo usado grandemente por Dios, actualmente viaja a diferentes iglesias grandes y pequeñas para compartir las grandezas de Dios. Muchos grupos seculares también lo están invitando a dar conferencias, él dice que su enfoque está en ministrar “a los que se encuentran en lo más bajo de su vida y los que sufren dolor”. Oremos para que Dios siga usando a este siervo con su poderoso testimonio.


Sin fe no hay esperanza. 
Sin esperanza no hay amor, 
y sin amor no hay fe
Se puede tener esperanza sin fe, 
pero no se puede tener fe sin esperanza

“La fe que más me gusta, dice Dios, es la Esperanza”. La Esperanza, una de las tres virtudes teologales sobre las que se cimienta la catedral del alma humana.

La esperanza es lo que mantiene vivo el corazón del hombre. ¿Es posible la esperanza sin fe? ¿Es posible la esperanza con una fe rutinaria y anodina? ¿Es posible la esperanza sin una fe que llegue a lo más profundo del alma humana?

Lo responde Péguy en una bellísima poesía que escribió algunos años antes de escribir este Pórtico:

«No me gustan los beatos; los que porque no tienen la fuerza de ser de la naturaleza, creen que son de la gracia; los que creen que están en lo eterno, porque no tienen el coraje de lo temporal; los que porque no están con el hombre, creen que están con Dios; los que creen que aman a Dios simplemente porque no aman a nadie».

Una fe que no ayude al hombre a alcanzar la felicidad y la esperanza no es digna del hombre y es ajena al proyecto que Dios tiene para cada uno de nosotros.

¡Señor, dame un fe plena, libre, cierta, alegre, humilde y activa! ¡Señor, dame una fe sin reservas que penetre en mi interior para aceptar las renuncias y los deberes de mi vida cristiana! ¡Señor, dame la coherencia para acoger en mi corazón los dones del Espíritu Santo! ¡Señor, dame fe para que no tenga miedo a enfrentarme a los problemas que atenazan mi vida y que me ayude a aceptar tu voluntad! ¡Señor, dame fe para sosegar mi espíritu y lo disponga a la oración contigo! ¡Señor, dame una fe coherente que no tenga presunción ni orgullo frente a los que no creen sino que sea testimonio de amor, caridad y entrega!








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