lunes, 19 de marzo de 2018

CONTABA EL ABUELO Y SEGUIMOS SIENDO EMIGRANTES



ROBERTO GONZALEZ RODRIGUEZ

Contaba el abuelo...
que se escapó de una guerra,
saltando muchos controles,
cruzando algunas fronteras...
navegando largos mares
en barcas de viejas velas.

Contaba el abuelo...
que con muchos esfuerzos
logró llegar a esta tierra,
siendo solo piel y huesos,
y que le costó mucho
adaptarse a lo nuevo.

Contaba el abuelo...
que muy lentamente
se fue mezclando 
en otros ambientes
y logró que su futuro
se convirtiera en presente.

Contaba el abuelo...
que jamás quiso saber
de su gente, de su tierra
y que no pensó en volver,
porque a él los recuerdos
nunca le daban placer.

Contaba el abuelo...
que con esfuerzo y tesón
supo salir adelante
en esta nueva nación
la que le acogió en sus brazos
sin poner nada en cuestión.

Contaba el abuelo...
que un hermoso y lejano día
conoció a la mujer
que su esposa sería,
la que le ayudó a olvidar
el pasado de su vida.

Contaba el abuelo...
que casi sin darse cuenta
crió hijos, cuidó nietos
y más rápido que lento
se le puso el pelo blanco,
señal de que se acababa su cuento.

Contaba el abuelo...
que con los años más recordaba
al sitio en que nació
y que muchas veces soñaba
con su madre,con los hermanos
y con aquella guerra lejana.

Contaba el abuelo...
que le hubiese gustado regresar
a su aldea del alma,
volver a pisar su hogar
y que estaba arrepentido
de no haber vuelto jamás.

Cuando el abuelo se fue
al cielo sin previo aviso,
hice aquella promesa
de hacer lo que él no hizo...
volver a pisar la aldea 
que en este momento piso.

Y recorriendo el pueblo
con lo ojos humedecidos
siento a mi lado al abuelo
alegre y agradecido
por estar viviendo yo
lo que él no había vivido.


ROBERTO GONZALEZ RODRIGUEZ

Antes el mundo era grande
y las distancias inmensas.
El que se iba a algún sitio
si volvía, era sorpresa.

Los regresos eran pocos,
ya nadie los esperaba.
¡Para que cruzar el mundo
y no poder llevar nada!

Hoy, en un abrir y cerrar de ojos
cambiamos de continente,
pisamos nuevos países,
conocemos otras gentes.

Volvemos a nuestra casa
aunque sea un fin de semana.
No decimos ¡hasta siempre!,
sino ¡hasta mañana!

Aunque el tiempo ha cambiado
y tiramos para adelante,
una misma palabra nos define,
seguimos siendo “emigrantes”.



EL ABUELO - ANA KIRO



LONXE DA TERRIÑA - LUAR NA LUBRE


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