miércoles, 20 de julio de 2016

EL SÍNDROME (EFECTO) DE DUNNING-KRUGER: CÓMO DESCUBRIR A UN INCOMPETENTE

"No hay nada más peligroso 
que un estúpido con iniciativa y con poder". 
Yanka


"HAY UN REMEDIO PARA LAS CULPAS O ERRORES: 
RECONOCERLAS" 
FRANZ GRILLPARZER


El Efecto Dunning-Kruger es un sesgo cognitivo, según el cual los individuos con escasa habilidad o conocimientos sufren de un efecto de superioridad ilusorio, considerándose más inteligentes que otras personas más preparadas, incorrectamente midiendo su habilidad por encima de lo real.

Este sesgo, es atribuido a una inhabilidad meta-cognitiva del sujeto de reconocer su propia ineptitud. Debido a que su habilidad real debilitaría su propia confianza, ya que los individuos competentes asumen, falsamente, que otros tienen una capacidad o conocimiento equivalente al suyo.



El fenómeno fue demostrado en una serie de experimentos realizados por Justin Kruger y David Dunning, de la Universidad de Cornell (Nueva York, EE. UU.). Sus resultados fueron publicados en el Journal of Personality and Social Psychology de diciembre de 1999.
En relación a ella, David Dunning y Justin Kruger de la Universidad de Cornell concluyeron:
«Esa incompetencia les impide a su vez darse cuenta de la ausencia de esa habilidad en ellos mismos así como reconocerla en otros individuos.».
Las investigaciones confirman que el patrón de persona “incompetente e inconsciente de su incompetencia” se replica en situaciones de la vida real, no sólo en pruebas abstractas de laboratorio”.
“Uno de los dramas de nuestro tiempo está en que aquellos que sienten que tienen la razón son estúpidos y que la gente con imaginación y que comprende la realidad es la que más duda y más insegura se siente”. Bertrand Russel

Kruger y Dunning investigaron cierto número de estudios previos que tendían a sugerir que en diversas habilidades como la comprensión lectora, conducción de vehículos de motor, y juegos como el ajedrez o el tenis, “la ignorancia frecuentemente proporciona más confianza que el conocimiento” (como dijo Charles Darwin). Su hipótesis es que, en una habilidad típica que los humanos poseen en mayor o menor grado:

Los individuos incompetentes tienden a sobrestimar su propia habilidad.
Los individuos incompetentes son incapaces de reconocer la habilidad de otros.
Los individuos incompetentes son incapaces de reconocer su extrema insuficiencia.
Si pueden ser entrenados para mejorar sustancialmente su propio nivel de habilidad, estos individuos pueden reconocer y aceptar su falta de habilidades previa.

Se trata de comprender que probablemente es un tema de formación. Hay que formar al individuo tanto para que pueda entender el problema como para que se dé cuenta de verdad de que antes no lo entendía.
Son dos las soluciones que se proponen para evitarlo en equipos de trabajo: No conformarse sólo con el propio juicio sobre un tema. No olvidemos que si no estamos preparados para tomar la decisión tampoco estaremos preparados para darnos cuenta de que no lo estamos.
Nuestro consejo es apostar por la formación continua y de calidad para mejorar el conocimiento del capital humano y la capacidad para reconocer las carencias propias que tenemos que solucionar.En todo caso, saber que existe nos debe enseñar a ser humildes. A saber que en nuestro cerebro hay algo que nos lleva en ocasiones a ver con total nitidez que estamos en posesión de la razón en un tema y sin embargo tratarse de una ilusión.
Si mezclamos el principio de Pareto con el Efecto Dunning-Kruger, el cual afirma que personas con escaso conocimiento tienden a pensar sistematicamente que saben mas que los demás, obtendremos el principio de meta-Pareto:

“Al menos el 80% de la población piensa que esta entre el 20% más inteligente”.
Arthur Charles Clarke, el autor de la novela “2001 Odisea en el espacio” establecía una acertadísima primera Ley de Clarke en 1962:

“Cuando un anciano y distinguido científico afirma que algo es posible, casi seguro esta en lo cierto. Cuando afirma que algo es imposible, muy probablemente se equivoca.” Primera Ley de Clarke.

“Nunca atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez”.


Una de las leyes mas conocidas en Internet es la Ley de Godwin dice así:

“A medida que avanza una discusión en Internet, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler (o a los nazis) tiende a uno". Ley de Godwin


El Principio de Peter hace referencia a lo fácil que es encontrar empleados que son totalmente incompetentes en un puesto de trabajo:
“En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta llegar a su nivel de incompetencia”. Principio de Peter.

Existe una variación sarcástica de este principio, creada por Scott Adams: 
El principio de Dilbert (basado en sus tiras cómicas), en la que explica que los empleados mas incompetentes suelen estar en cargos directivos para limitar el daño que pueden hacer.

La Ley de Danth es particularmente destacable en entornos en los que los usuarios no aceptan críticas:
“Si en una discusión tienes que insistir en que ganaste, es probable que hayas perdido miserablemente.” Ley de Danth.

Las Leyes de Wilcox-McCandlish son un conjunto de leyes, corolarios y excepciones sobre las discusiones que se salen de su tema principal. Aquí una de ellas:
“Si una discusión se ha caldeado lo suficiente (flame), todos los cambios de tema o de dirección de la discusión serán a peor.” Excepción al primer corolario de McCandlish.

La Ley de Hofstadter, creada por Douglas Hofstadter, hijo del científico que dio nombre al personaje de Leonard en la serie Big Bang Theory:
“Una actividad siempre lleva más tiempo del esperado, incluso si tienes en cuenta La Ley de Hofstadter.” Ley de Hofstadter.

La Ley de Parkinson (1957), en relación con la productividad en la realización de trabajos, fue enunciada por Cyril Northcote Parkinson:



Ver: 



La relación entre estupidez y vanidad se ha descrito como el efecto Dunning-Kruger, según el cual las personas con escaso nivel intelectual y cultural tienden sistemáticamente a pensar que saben más de lo que saben y a considerarse más inteligentes de lo que son. El fenómeno fue rigurosamente estudiado por Justin Krugger y David Dunning, psicólogos de la Universidad de Cornell en Nueva York, y publicado en 1999 en “The Journal of Personality and Social Psychology”.

Se basa en los siguientes principios:

1º. Los individuos incompetentes tienden a sobreestimar sus propias habilidades.
2º. Los individuos incompetentes son incapaces de reconocer las verdaderas habilidades en los demás.

Antes de que estos estudiosos lo evidenciasen científicamente, Charles Darwin ya había sentenciado que “La ignorancia engendra más confianza que el conocimiento”, y los que tenemos la manía de reflexionar, que es lo mismo que mirarse al espejo, ya sospechábamos que la mayoría tendemos a valorarnos a nosotros mismos por encima de la media, cosa que, lógicamente, es estadísticamente imposible.

El avance de Krugger y Dunning fue simplemente demostrarlo en un experimento consistente en medir las habilidades intelectuales y sociales de una serie de estudiantes y pedirles una auto-evaluación posterior. Los resultados fueron sorprendentes y reveladores: Los más brillantes estimaban que estaban por debajo de la media; los mediocres se consideraban por encima de la media, y los menos dotados y más inútiles estaban convencidos de estar entre los mejores. Estas observaciones, además de curiosas me parecen preocupantes, pues según ellas los más incompetentes no sólo tienden a llegar a conclusiones erróneas y tomar decisiones desafortunadas, sino que su incompetencia les impide darse cuenta de ello.

Pues bien, en la actualidad estos parámetros vienen al pelo para catalogar e interpretar muchas de las decisiones y desaciertos de tantos pretendidos “expertos” en economía y política, que nos han llevado a donde estamos. No estoy aludiendo a ningún personaje concreto, ni a ninguna opción política, sino simplemente me atrevo a proponer el modelo para diagnosticar a tantos líderes, peritos, charlatanes, sacamantecas y desatinados que pululan por doquier y padecen este “Síndrome de Dunning-Kruger”, y de paso recomendarles que, como diría un catalán, se lo hagan mirar ya que ellos solos, por si mismos, son incapaces de reconocer que lo padecen. Y el resto mejor no dárnoslas de sabios en nada, no sea que también estemos afectados.



El ser creativo 

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