domingo, 10 de abril de 2016

SOY EL PAN... Y FRENTE AL MISTERIO DE TU CUERPO


SOY EL PAN... 

Soy el pan que alimenta tu jornada 
el alimento de la vida que no muere 
el maná que en la vida se requiere 
el pan del peregrino en la alborada. 

Soy el don del Padre que te ofrece 
la eternidad abierta desde el cielo 
el alivio, la energía y el consuelo 
la presencia de un Dios que permanece. 

Verdadera comida que te sacia 
y que colma en su Amor al hombre hambriento 
soy el manjar de la Vida y el sustento 
de aquel que se dirige hacia mi casa. 

Soy el pan templado con el fuego 
del Espíritu que habita mis entrañas 
sabor del misterio que en el alma 
abre la puerta del Amor primero. 

Soy el vino purísimo que embriaga 
la sed de plenitud y de hermosura 
de la bodega celeste la frescura 
el licor que desde el cielo se derrama. 

Embriaguez del deseo que no muere 
la respuesta a las ansias de tu pecho 
el que despierta tu ilusión deshecho 
en el lagar del Amor que te conmueve. 

Verdadera bebida embriagadora 
la fuente de la esperanza que te mueve 
el regalo del Padre que te quiere 
la sangre que se entrega y te desborda. 

Bebe mi sangre, ven, come mi cuerpo 
y habitaré tu vida para siempre, 
yo plantaré en tu seno la simiente 
del Espíritu que desciende de mi cielo. 

Vivirás por mí , tendrás mi vida 
se llenará de mi presencia tu jornada 
habitaré la entraña de tu nada 
y colmaré tus horas de alegría.


TU CUERPO... 

Tu cuerpo está desnudo, como el pan sacramentado 
atravesado de luz, lleno de sol, transfigurado. 
Serena humanidad que transparenta al contemplarlo 
la paz de eternidad en la que entró para salvarnos. 

Icono del misterio por los siglos ocultado 
sobre los brazos yace, de una Iglesia que despierta, 
un cuerpo que es la puerta que al cielo queda abierta 
escándalo a los ojos que lo ven desfigurado. 

Encarnación del dolor y de la muerte, su figura 
conserva la victoria en los profetas anunciada, 
la humanidad, en nueva Alianza, al fin reconciliada 
que recupera en tu carne entregada su hermosura. 

Distendido a los pies de un patíbulo inhumano 
lavado por el llanto de un cielo atormentado 
llevas el sello de la tortura cruel y de los clavos 
y les muestras a los muertos tu victoria soberano. 

Adán y Eva, sorprendidos, te reciben exultantes, 
los patriarcas te esperan con palmas en las manos 
es fiesta para el hombre de la muerte rescatado 
te aclaman los profetas y los siglos expectantes. 

Envuelto en el silencio que el lino contenía 
en la quietud adorante de un cielo reposado 
el sábado te acoge en el descanso consagrado 
y prepara el nuevo culto que tu vida prometía. 

En él te has vuelto pan de comunión y eucaristía 
la vida sin ocaso que en tu sangre ya se bebe 
la imagen rescatada del hombre que no muere 
el lugar del encuentro con el Padre de la vida.


Frente al Misterio de Tu Cuerpo - 
Fray Alejandro Ferreirós


Frente al misterio de tu cuerpo

Frente al misterio de tu cuerpo siento
cuando el misterio me traspasa y mira
el tiempo dilatado de la vida
y el amor entregado que contemplo.

Tú eres la fuente de mi gozo eterno
anticipado en celestial comida
el que celebra cada eucaristía
en que te donas con abrazo tierno.

Siento que vives y tu Amor palpita
que el tiempo vuela con candor alado
que el canto fluye porque enamorado
desde la hondura de la ausencia invita.

Tú que en silencio todo lo percibes
cuando el susurro de mi voz te invoca
cuando el aliento de mi amor te toca
dame la gracia que el Amor concibe.

Estoy sediento, el corazón postrado
mis ojos en los tuyos, suplicantes.
y el pecho enamorado y anhelante
se confunde en el tuyo traspasado.

Comida del hambriento, te has quedado
en el pan del trabajo cotidiano
en el fruto de la tierra y de mis manos
en el vino del racimo triturado.

¡QUÉ BELLO ESTAR AQUÍ!

¡Qué bello estar aquí!
Que gusto al adorarte,
sentir que el tiempo pasa y no se acaba,
porque ya Te lo di,
sólo quiero alabarte,
beber del vino bueno que me embriaga.

Quiero el cáliz bendito
de Tu sangre preciosa,
que sacia el corazón con Tu Presencia,
porque en Tu templo habito
y es bebida sabrosa,
la miel de Tu Palabra en tanta ausencia.

Quiero Tus ojos buenos,
Tu mirada serena,
la luz de Tus pupilas, refulgente,
que allí nos encotremos
cuando el alma se llena
y se entrega a Tu amor ya plenamente.

Qué bello aquí postrarme,
a Tus pies mi deseo
de amar más plenamente y de servirte,
pues he de reencontrarme
si en el altar Te veo
y el amor que arde dentro he de decirte.

Fray Alejandro Ferreirós



PAN DE VIDA - 
MARGARITA ARAUX Y MARCO LÓPEZ


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