viernes, 28 de julio de 2023

CANTO SOBRE LA GLORIA DEL GUERRERO Y LA DESHONRA DEL COBARDE EN EL COMBATE POR LA LIBERTAD 💥


Tirteo fue un poeta ateniense que, sin embargo, floreció artísticamente en Esparta en la segunda mitad del siglo VII a. C.
Tirteo, ateniense, floreció en la olimpiada 23, 684 años antes de Jesucristo. Era por este tiempo en Atenas maestro de gramática, cuando los lacedemonios para la segunda guerra de los mesenios, por disposición del oráculo délfico que habían consultado, pidieron un general a los atenienses.
Estos, bien por desprecio, como algunos quieren, bien, como otros afirman, temiendo el engrandecimiento de sus émulos, escogieron al cojo Tirteo para que los mandase en cumplimiento del oráculo.
El éxito de la guerra fue contrario a las malignas intenciones de los atenienses, pues Tirteo, a pesar de ser nuevo en el arte de pelear y de haber encontrado a los lacedemonios abatidos por reveses anteriores, los inflamó de tal manera con sus versos que, olvidándose de la vida y codiciosos de una muerte gloriosa, pelearon hasta derrotar completamente a los mesenios. Los vencedores manifestaron su agradecimiento, concediendo a Tirteo los derechos de ciudadano, cosa que jamás concedieran los espartanos a ningún extranjero.
Dejó escritos Tirteo, según el testimonio de Suidas, cinco libros de cantos guerreros y una obra de preceptos morales en versos elegíacos. Esta ha perecido, y de los cinco libros solo restan los cortos fragmentos que ahora se traducen, conservados en varios autores del mismo modo que los de Safo. […].

A continuación tienes las traducciones, en verso y prosa, de José del Castillo y Ayensa (1795-1861) publicadas en 1832, por tanto en dominio público. La versión en verso me limito a transcribirla tal cual, solo modernizando ortografía y puntuación; en la versión en prosa me permito, además, hacer alguna mínima modificación (p. ej. nombres griegos en lugar de romanos).

Canto I

¡Oh, qué bello es morir por la querida
patria! Varón, en los combates fuerte,
con los primeros expondrás tu vida.

¿Mendigando infeliz quisieras verte?
¿Del que abandona su natal campaña
no sabes, no, la desdichada suerte?

Desamparado vaga en tierra extraña;
los hijos, la mujer, el padre anciano,
familia desolada, le acompaña.

Le aborrecen do quier, y clama en vano;
de la indigencia al peso ya caído,
nadie le prestará piadosa mano.

Que afrentó su linaje y ha perdido
hasta las nobles formas del semblante,
y su infamia y su mal ha merecido.

¡Oh, destino cruel del hombre errante!
No el desdichado habrá ningún consuelo,
ni respeto, ni gloria en adelante.

Tú a la batalla por el patrio suelo
valiente corre, y por tus hijos muere;
deja de infame vida el torpe anhelo.

Mantén la fila y, denodado, hiere;
mantenla firme; oprobio a aquel cobarde
que a la fuga en la lid principio diere.

Iras pon en tu pecho, en iras arde;
con hombres las habrás en la pelea;
no el amor de la vida te acobarde.

El anciano aguerrido no se vea
por ti con mengua tuya abandonado,
que su rodilla débil ya flaquea.

¿Vergüenza no será que atropellado
yazga a tus ojos al primer momento
de sienes ya rugosas el soldado?

Allí en el polvo, mírale, sangriento
su cabello nevado y barba cana,
yace exhalando el animoso aliento.

Nudo su cuerpo, ni de heridas sana
la parte del pudor con mano amiga
cubre el ultraje de la turba insana.

¡Espectáculo atroz! ¿Y a la enemiga
hueste no vas? Al joven animoso
morir conviene, juventud le obliga.

Saliendo de las lides victorioso
lo acata el hombre, la mujer le quiere;
pero aún es a las bellas más hermoso
si en los primeros batallando muere.

Es hermoso que el varón fuerte que pelea por la patria muera cayendo en la primera fila; pero que mendigue abandonando su ciudad y sus abundosos campos y, vagando con la querida madre y el padre anciano, con los hijos pequeñuelos y la tierna esposa, es la mayor de todas las desventuras, porque se hace odioso a aquellos a quienes va, sometiéndose a la indigencia y a la triste pobreza, y afrenta su linaje y afea la hermosura del rosotro, y toda deshonra y calamidad le acompaña. Del hombre que así vaga ningún caso se hace, ni se le vuelve a honrar jamás.
Peleemos con valor por esta patria y muramos por los hijos, sin cuidarnos en manera alguna, ¡oh, jóvenes!, de la vida. Combatid empero estrechos unos con otros, y no comencéis medrosos la vergonzosa fuga. Antes bien, poned en el ánimo grande y poderoso coraje, y despreciad la existencia para pelear con hombres.
A los viejos veteranos, cuyas rodillas son ya torpes, no los dejéis abandonados, porque es vergüenza que en la primera fila yazga caído ante los jóvenes el varón anciano, el que ya tiene cana la cabeza y blanca la barba, exhalando el fuerte espíritu en el polvo, ocultando con sus amigas manos las vergüenzas ensangrentadas (cosa torpe, indigna de mirarse), y el cuerpo desnudado.
Mas a los jóvenes todo está bien, mientras conservan la hermosa flor de la juventud. Al joven que se salva gustan los hombres de verlo, y las mujeres, de amarlo; pero es hermoso cayendo en la primera fila.

Carlos Rivera - Grito de Guerra (Lyric Video)

LA BALADA DEL COBARDE

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