Corazón:
Diario de un niño
"¡Es preciso vencer el dolor¡ Vencer lo que el dolor tiene de menos santo, de menos purificador; lo que, en vez de mejorar el alma, la debilita y la rebaja. La otra parte del dolor, la parte noble, la que engrandece y levanta el espíritu, ésta debe permanecer contigo y no abandonarte jamás"."Ánimo, pequeño soldado del inmenso ejército. Tus libros son tus armas, tu clase es tu batallón, el campo de batalla es la tierra entera, y la victoria es la civilización humana. No seas un soldado cobarde, Enrico mío".«La educación de un pueblo se juzga, ante todo, por el comedimiento que se observa en la vía pública»."Tu ciudad ha sido como una madre para ti; te ha instruido y protegido. Estúdiala en sus calles y en su gente; ámala, y cuando oigas que la injurian, defiéndela".«… no dejes que se apodere de ti la serpiente de la envidia: es una sierpe que roe el cerebro y corrompe el corazón».«Eso es valor: el valor del corazón, que no razona, que no vacila, que va derecho, con los ojos cerrados y con la velocidad del rayo, adonde oye el grito de los que van a morir».«Pero ¡cuántos me han empujado y ayudado a aprender, quien de un modo, quien de otro; en casa, en la escuela, por la calle, en todas partes donde he ido y visto algo!»
De Amicis, en forma tajante y, sin duda plenamente consciente, renunció de una vez por todas a utilizar la fantasía y la aventura exótica en su libro. Situó el escenario en su propia ciudad, Turín, y forjó sus personajes con seres de carne y hueso, accesibles, conocidos, compañeros de Furio y de Hugo, sus propios hijos. Ni siquiera en los cuentos incluidos en Corazón aparecen la aventura o la fantasía como ingredientes necesarios: los personajes son asimismo reales y sencillos; y la trama, dramática, sin más. Por otra parte, De Amicis, no recató en lo mínimo su intención didáctica: la expone francamente, no sólo en las ´´cartas´´ que desliza de cuando en cuando en Corazón, si no a través de los hechos mismos.
Un hecho innegable fue, y sigue siendo, que Corazón es una obra traducida a todos los idiomas europeos y que continúa editándose tanto en el viejo como en el nuevo continente. Incluso en Asia, en Oceanía, ha alcanzado numerosas ediciones. ¿A qué? Se debe tan constante como profunda popularidad?
Corazón, publicada en 1886, se convierte de inmediato en la obra cumbre de Edmondo de Amicis. Traducida a todos los idiomas, esta obra dedicada a los niños y a los jóvenes, marca un hito en la literatura de su época. Corazón es una obra llena de humanidad y patriotismo, en ella se refleja, de un modo único y certero, la personalidad de Edmondo de Amicis, hombre altruista, generoso y de una bondad que repercute por igual en los hombres de todas las clases sociales que se describen en su obra, de una inmensa bondad que se refleja en cada uno de sus personajes creados por él. Corazón presenta una escritura directa, sencilla, natural y detalladamente ingenua, reflejando con ello el modo de pensar progresista de la época.
En Corazón, el amor que se refleja es auténtico, con sentido humano, y en cada una de sus páginas se deja ver como una sublime lección de caridad, dignidad y gloria y es por ello que esta obra seguirá maravillando y emocionando siempre a todos los lectores de todos los tiempos.
Amicis concibió Corazón por y para los niños, no solamente como una obra literaria más entre muchas otras, sino, como una gran fuente de valores, como una auténtica doctrina moral para las presentes y futuras generaciones.
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RECUERDOS
EDWARD AMAYA MÁRQUEZ
Dulces recuerdos de una época soñada.
Eran tiempos en que el niño al adulto respetaba;
el alumno al profesor, casi que reverenciaba;
los abuelos a sus nietos, siempre historias les narraban.
La familia se reunía alrededor de la mesa,
a las doce del mediodía, con precisión casi inglesa;
la casa, en ese momento, se llenaba de alegría;
papá, mamá y los hermanos formaban la algarabía.
Quien no uso unos tenis Croydon,
zapatos Grulla o Verlon,
quien no se sentó a las cuatro, al frente del televisor,
hora justa en que iniciaba la ansiada programación;
sólo había dos canales pero, no tenían color,
si la imagen se dañaba, una acción se requería,
girar la antena unos grados, la señal siempre volvía,
Bonanza, el Gran Chaparral, la Isla de la Fantasía;
las tareas o los programas era siempre mi agonía.
¿Recuerdan los juegos de antes?
Hula Hula, saltar lazo, las canicas, trompo, rayuela,
se jugaba en los recreos que nos daban en la escuela;
la bicicleta sin frenos, fútbol en medio de la calle,
eran muchos, mil disculpas que otros tantos no detalle.
Si enfermábamos, la abuela siempre tenía una receta:
Paico para los parásitos, miel si la tos es muy seca;
jengibre para las náuseas, si es resfriádo sopa de pollo;
si te duele la garganta, ponte un pañuelito al cuello;
hielo al dolor de cabeza, cinta para las verrugas;
oliva, aguacate y huevo si preocupan las arrugas.
Y la música que escuchábamos,
de esa que llega hasta el alma:
Cerradas, Nabur, Perales, Mercedes Sosa, Gatica,
los Panchos, Javier Solís...
Créanme, la lista no es chica, Alberto Cortéz, Gardel,
cuantas letras con nostalgia, Lavoe, Bienvenido, Celia,
más que cantar, tenían magia.
Hay una generación de hombres y mujeres recios
cuyo valor y lealtad no se compra a ningún precio.
El cabello ya no es negro, la visión no es 20-20,
pero el espíritu sigue como el de un adolescente.
Muchos de ellos ya se han ido, otros siguen en la lucha,
nos gozamos cada día, gracias Dios por esta dicha.
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