INSPIRADOS POR SATANÁS
El martirio de las cosas, el martirio de los santos y profanaciones eucarísticas en los días de la persecución religiosa en España (1930-1939)
Este no es un libro para mostrar exclusivamente la pérdida del patrimonio de nuestras iglesias, que también; estas páginas quieren repetir hasta la saciedad que el marxismo-leninismo en connivencia con el Frente Popular y de la mano de la masonería quisieron que la Iglesia católica desapareciese en España. Y a pesar de sus estragos, no lo consiguieron.Sus burlas, blasfemias y profanaciones —junto, no lo olvidemos, con las más de diez mil personas asesinadas in odium fidei— los llevaron a desvalijar templos, quemar iglesias, destrozar patrimonio y lo hicieron irrecuperable.Por el cargo del autor, postulador de cientos de causas de beatificación, y por los años que lleva en ejercicio, López Teulón es uno de los mejores conocedores de la persecución religiosa en España.
Es el título de una obra recién editada, y escrita a lo largo de varios años de trabajo, por Jorge López Teulón, sacerdote postulador de una Causa de beatificación de más de 900 mártires por odio a la fe durante la persecución religiosa sufrida en España en el periodo de 1936 a1939. La obra sin embargo comprende toda la década de los años 30 del siglo pasado, década que comenzó con la proclamación de la II República y concluyó con su derrota en la Guerra Civil. En estos tiempos de omnipresencia de «memoria» histórica obligatoria y ahora ya incluso «democrática», esta obra basada en fuentes primarias y de veracidad incontestable, incluye un extraordinario fondo documental de más de 400 fotografías –«una imagen vale más que mil palabras»– que muestra lo que fue esa persecución donde el horror supera a todo lo imaginable. En verdad sabemos que ni Nerón, ni Diocleciano en el imperio romano, ni en el México cristero y de López Calles, ni en la época del Terror de la Revolución francesa o en la persecución contra la ortodoxia rusa durante la revolución bolchevique y la URSS, llegó a tales niveles de odio y saña la persecución contra la fe. Como señala el autor en el prólogo de la obra y se destaca en la contraportada:
«Este no es un libro para mostrar exclusivamente la pérdida del patrimonio de nuestras iglesias, que también; estas páginas quieren repetir hasta la saciedad que el marxismo-leninismo en connivencia con el Frente Popular y de la mano de la masonería, quisieron que la Iglesia católica desapareciese en España. Y a pesar de sus estragos, no lo consiguieron». Aludiendo al denominado «martirio de las cosas», recoge la descripción que hiciera Monseñor Antonio Montero reconocido como referente indiscutible del Estudio de la persecución religiosa en España, y se lee: «Puede parecer cuerpo extraño (…) un capítulo sobre las pérdidas materiales… Sin embargo tal recuento descubre exactamente el costado más espiritual de la persecución religiosa. (….) Cuando esos objetos son de algún modo sagrados, su aniquilamiento descubre una saña contra el mundo religioso mucho más significativa que si los aniquilados son hombres de carne y hueso». Y retoma el autor López Teulón: «Sus burlas, blasfemias y profanaciones, junto a más de diez mil personas asesinadas «in odium fidei», los llevaron a desvalijar templos, quemar iglesias, destrozar patrimonio haciéndolo irrecuperable».
El título de la obra muestra que sólo cuando el hombre, es inspirado por el «príncipe de este mundo», se pueden ejecutar estos inhumanos estragos. Es Memoria Histórica de España de obligada lectura en los tiempos frentepopulistas que vivimos.
Era puro odio a Cristo.
Aunque con mucho retraso, vamos conociendo
ya los miles de nombres de los mártires de la persecución religiosa perpetrada por la II República española.
Jugaron al fútbol con la cabeza de un obispo
Que en la persecución de la Iglesia y el asesinato de miles de católicos durante la Segunda República y la Guerra Civil los socialistas y los comunistas estuvieron inspirados por Satanás no es una metáfora, ni siquiera una hipérbole.
Desgraciadamente, es una de las verdades más denigrantes de la Historia de todos los tiempos, ya que el Frente Popular, de la mano de la masonería, es el responsable de haber cometido la mayor persecución de la Iglesia Católica en sus dos mil años de existencia.
Las persecuciones de Nerón, Decio, Diocleciano y demás emperadores romanos se quedan muy cortas comparadas con las atrocidades cometidas por los marxistas en España. Los socialistas, los comunistas y los anarquistas aventajaron con mucho a los peores tiranos , no solo por el número de mártires, sino también por la crueldad con que cometieron sus crímenes.
El Frente Popular, de la mano de la masonería, es el responsable de haber cometido la mayor persecución contra la Iglesia Católica en sus dos mil años de existencia
No encuentro episodios comparables a lo que hicieron con el obispo de Barbastro, al que emascularon con una navaja y le abandonaron en el cementerio para que se muriera desangrado, o al tormento que padeció Sor Apolonia Lizárraga, a la que aserraron viva y echaron sus restos a los cerdos, por no hablar de cómo violaron con palos a la tres hermanas Ferragutcasas, hermanas de sangre y de religión, a las que remataron volviéndolas a violar metiéndolas el cañón de sus pistolas en las entrañas y apretando el gatillo.
Sorprende, desde luego, la atrocidad de todos estos crímenes, pero llama todavía más la atención la capa de un silencio culpable que se ha echado encima de la persecución religiosa en España, para falsear la historia de los socialistas y los comunistas, que hoy se presentan como los adelantados de la convivencia democrática y de la tolerancia.
Y peor que un silencio culpable es esa denominación oficial de “mártires del siglo XX o mártires de la década de los treinta”. El perdón y hasta el amor hacia los perseguidores es una exigencia de la religión católica, y de ello dieron sobradas muestras nuestros mártires, que entregaron su vida perdonando a sus asesinos y con una sonrisa en la cara, porque eran conscientes de que su martirio era un pasaporte directo al Paraíso. Pero ni el amor, ni el perdón hacia los enemigos tiene nada que ver con esa mentira grosera y cobarde de la denominación oficial, que solo pretende mantener un buen rollito con los herederos políticos de los asesinos de los mártires, solo porque los socialistas y los comunistas son los que tienen ahora la sartén por el mango.
Por todo ello la aparición del libro de Jorge López Teulón titulado Inspirados por Satanás, que lleva por subtítulo “El martirio de las cosas, el martirio de los santos y profanaciones eucarísticas en los días de la persecución religiosa en España (1930-1939)”, es importante, porque rompe con este silencio contando con claridad las cosas como fueron.
Este libro de López Teulón es la prueba más evidente de que lo que pretendieron los socialistas y los comunistas fue arrancar de raíz la religión de nuestra patria
El libro, de un formato superior al que acostumbra la editorial San Román, tiene 500 páginas en las que se incluyen 400 fotografías. En efecto, sabíamos de la destrucción de iglesias, profanaciones de imágenes y utilización sacrílega de los elementos de culto, pero nunca se había dicho con tanta nitidez como en este libro, que es la mejor prueba de que una imagen vale más que mil palabras.
Evidentemente que en las 500 páginas de este libro no caben todas las imágenes del llamado “martirio de las cosas sagradas” de la Segunda República y la Guerra Civil. Pero por primera vez se publica una muestra de lo más importante de toda la zona controlada por el Frente Popular.
Aunque con mucho retraso, vamos conociendo ya los miles de nombres de los mártires de esta persecución religiosa en España. Solo con esos datos se puede afirmar con rigor que se trata de la mayor persecución de los católicos de todos los tiempos. Pero la exposición del “martirio de las cosas sagradas” muestra la verdadera magnitud de lo que fue la persecución religiosa durante la Segunda República y la Guerra Civil.
Sí, fue rabia satánica. De otra forma no se entiende el ensañamiento sangriento con todo lo que oliera a cristianismo
Este libro de López Teulón es la prueba más evidente de que lo que pretendieron los socialistas y los comunistas fue arrancar de raíz la religión de nuestra patria. Aunque lo intentaron, los enemigos de la fe no consiguieron eliminar a la totalidad de los católicos, ni siquiera a todos los sacerdotes y religiosos, aunque en alguna diócesis como la de Barbastro estuvieron a punto de conseguirlo, pues en ese obispado aragonés mataron al 83% del clero.
En el territorio controlado por el Frente Popular se salvaron muchos sacerdotes que estuvieron escondidos y protegidos por las buenas gentes del lugar. Pero las iglesias, ermitas y lugares de culto o de significación religiosa, que por su naturaleza, ni podían huir ni esconderse, fueron profanados en su totalidad.
E incluso de la radicalidad de una persecución que no admitía excepciones presumieron sus verdugos. El 5 de marzo de 1937, el Secretario General del Partido Comunista Español, José Díaz (1896-1942), dijo en un mitin celebrado en Valencia: «En las provincias en las que dominamos, la Iglesia ya no existe. España ha sobrepasado con mucho la obra de los Soviets, porque la Iglesia en España está hoy día aniquilada».
Los enemigos de la fe no consiguieron eliminar a la totalidad de los católicos, ni siquiera a todos los sacerdotes y religiosos, aunque en alguna diócesis como la de Barbastro estuvieron a punto conseguirlo, pues en ese obispado aragonés mataron al 83% del clero
El autor del libro que comentamos encabeza su escrito con los versos del Salmo 73, que sin duda son proféticos de lo que pasó en España. Perdón, seamos precisos: de lo que pasó en la parte de España controlada por el Frente Popular, porque en el otro sector de España controlado por las tropas nacionales de Franco no solo no se persiguió a los católicos, sino que se protegió a la Iglesia católica. Y esta es la gran verdad que la mentirosa y grosera denominación oficial de "mártires de siglo XX o mártires de la década de los treinta" trata de ocultar, generalizando el martirio durante todo ese tiempo en España, como si en todos los sitios hubiera ocurrido lo mismo. Pero volvamos al profético salmo 73, esto es lo que dice:
“En la entrada superior
abatieron a hachazos el entramado;
después, con martillos y mazas,
destrozaron todas las esculturas
Prendieron fuego a tu santuario,
derribaron y profanaron la morada de tu nombre.
Pensaban: acabaremos con ellos,
E incendiaron todos los templos del país”.
Y comentando a qué se refiere este salmo, Jorge López Teulón escribe una líneas, que a mí me parecen el mejor reflejo de lo que es este libro, que ahora ve la luz: “Los estudiosos no se ponen de acuerdo, aludiendo unos a que se trata de la destrucción de Jerusalén por el ejército de Nabucodonosor en el 586 a.C.; mientras que otros, en cambio, creen que la situación refleja más bien la persecución de los tiempos macabeos, aludiéndose a la profanación del templo por los emisarios de Antíoco IV Epifanes (168 a.C.). Y, sin embargo, dando un salto hasta el siglo XX, yo creo ver las huellas (a veces, hasta firmaban sus fechorías) del llamado Frente Popular de los años de la Segunda República: PSOE, UGT, PCE, CNT-FAI, POUM… el marxismo-leninismo en estado puro, que —tras dejar un reguero de más de 10.000 mártires asesinados in odium fidei— destrozó a su paso catedrales, basílicas, iglesias, ermitas. ¡Al Señor Sacramentado!, quemado sacrílegamente en esos incendios. Miles y miles de imágenes del Señor, de la Virgen, de los santos. O el episodio, no tan conocido y aquí narrado al detalle, de decenas de cuerpos de santos —algunos de ellos incorruptos— que sufrieron la misma persecución por odio a la fe”.
Javier Paredes
Catedrático emérito de Historia Contemporánea
de la Universidad de Alcalá
PRÓLOGO DEL LIBRO ESCRITO POR EL AUTOR
Cada vez que la liturgia de las horas nos ofrece rezar con el salmo 73, cierro los ojos y rememoro las fotografías que vas a poder ver en este trabajo. Los exégetas explican sobre este salmo que se trata de una lamentación colectiva que responde a la tragedia del pueblo escogido: la ciudad está en ruinas y el templo de Dios ha sido profanado. Los estudiosos[1] no se ponen de acuerdo, aludiendo unos a que se trata de la destrucción de Jerusalén por el ejército de Nabucodonosor en el 586 a.C.; mientras que otros, en cambio, creen que la situación refleja más bien la persecución de los tiempos macabeos, aludiéndose a la profanación del templo por los emisarios de Antíoco IV Epifanes (168 a.C.). Y, sin embargo, dando un salto hasta el siglo XX, yo creo ver las huellas (a veces, hasta firmaban sus fechorías) del llamado Frente Popular de los años de la Segunda República:
PSOE, UGT, PCE, CNT-FAI, POUM… el marxismo-leninismo en estado puro, que -tras dejar un reguero de más de 10.000 mártires asesinados in odium fidei- destrozó a su paso catedrales, basílicas, iglesias, ermitas. ¡Al Señor Sacramentado!, quemado sacrílegamente en esos incendios. Miles y miles de imágenes del Señor, de la Virgen, de los santos. O el episodio, no tan conocido y aquí narrado al detalle, de decenas de cuerpos de santos -algunos de ellos incorruptos- que sufrieron la misma persecución in odium fidei.
INSPIRADOS POR SATANÁS
He querido poner este título, tomado de la biografía de san Manuel González (cuyo biógrafo lo refiere por una serie de profanaciones eucarísticas que sucedieron en 1935), porque me parece acertadísimo.
He querido traer esta pintura de lo sufrido por nuestros hermanos albaneses, que padecieron igualmente una salvaje persecución, porque es calco de lo que siempre sucede:
Satanás entrando en las almas para alterar las mentes y conducirlas a su reinado. Reinado que no obtendrá la victoria final, pero que con sus garras lo impregna todo y lleva a la confusión, al odio, al exterminio y a la muerte martirial…
Aunque, incluso a pesar de lo que vayas a ver, eso es apariencia: quien vence siempre es Cristo y en Él, nuestros mártires.
Este libro busca mostrar cómo cuando los hombres se dejan inspirar por Satanás y desean vivir bajo sus pútridas alas, su confusión y muerte pueden hacer verdaderos estragos…
No es un libro para mostrar exclusivamente la pérdida del patrimonio de nuestras iglesias, que también; estas páginas quieren repetir hasta la saciedad que el marxismo-leninismo en connivencia con el Frente Popular y de la mano de la masonería quisieron que la Iglesia católica desapareciese en España. Y a pesar de sus estragos, no lo consiguieron.
Sus burlas, blasfemias y profanaciones -junto, repito, no lo olvidemos, con las más de diez mil personas asesinadas in odium fidei- los llevaron a desvalijar templos, quemar iglesias, destrozar patrimonio y lo hicieron irrecuperable.
Después de meses, recopilando lo que he publicado durante años, tengo que poner punto y final. Os invito a que os asoméis a estas páginas. Creo que es suficientemente explicito para que el que quiera ver, vea.
[1] PROFESORES DE SALAMANCA, Biblia Comentada. IV Sapienciales (Madrid, 1967). Los comentarios son del padre dominico Maximiliano García Cordero. Páginas 480-481.
La mayor persecución religiosa de la historia tuvo lugar en España, entre 1930 y 1939. Sí, leyó bien. Pese a que se tiende a pensar que la quema de iglesias y conventos comenzó en mayo de 1931, el padre Jorge López Teulón prueba en su libro Inspirados por Satanás (Editorial San Román), que incluso meses antes de la proclamación de la Segunda República española ya había ataques a palacios y edificios de la Iglesia católica como, por ejemplo, el intento de quemar el Palacio Episcopal de Málaga en diciembre de 1930.
Este libro muestra en imágenes desgarradoras el martirio de los santos y profanaciones eucarísticas en los días de la persecución religiosa en España (1930-1939). «Dando un salto hasta el siglo XX, yo creo ver las huellas del llamado Frente Popular de los años de la Segunda República: PSOE, UGT, PCE, CNT-FAI, POUM… el marxismo-leninismo en estado puro, que -tras dejar un reguero de más de 10.000 mártires asesinados in odium fidei- destrozó a su paso catedrales, basílicas, iglesias, ermitas. Miles y miles de imágenes del Señor, de la Virgen, de los santos hasta llegar a la aberrante profanación de cadáveres de sacerdotes y monjas para exponerlos al público», afirma López Teulón, uno de los mayores expertos en el genocidio católico español perpetrado en los años 30.
No es un libro para mostrar exclusivamente la pérdida del patrimonio de nuestras iglesias, sino repetir hasta la saciedad que el marxismo-leninismo en connivencia con el Frente Popular quisieron que la Iglesia católica desapareciese en España. Y a pesar de sus estragos, no lo consiguieron.
POEMA
"A LOS MÁRTIRES DE ESPAÑA"
Tú que, al pasar, irás volviendo una a una las páginas de este libro sincero. Léelo todo, regístralo en tu corazón, pero, contén tu cólera y tu espanto.
Es igual, es lo mismo que vivieron nuestros predecesores. Es lo que aconteció en tiempos de Enrique VIH, de Nerón, de Diocleciano.
El cáliz que apuraron nuestros antepasados, ¿no tendremos que apurarlo también nosotros?
La corona de espinas que ellos ciñeron, ¿sería para nosotros, solo para nosotros, una corona de rosas?
La sal que antaño pusieron en nuestra lengua, tenía el gusto de este nuevo bautismo.
Es posible, Dios mío, que nos otorguéis este honor supremo. De daros algo, nosotros los pobres, y de nuestra presencia! Y de decir que es verdad, que Vos, con nuestra sangre, sois el Hijo de Dios! La maravilla de vuestra existencia, es cierto, no puede pagarse más que con sangre!
El Evangelio de Jesús que yo he recibido, no podía recibirlo impunemente! En este mundo que no cree, no es verdad que pueda creerse impunemente! No fue solo por nuestro bienestar por lo que diste Tú la pena de nacer!
El mundo te odia desde sus entrañas, y el esclavo no es mejor que el señor. Mas nosotros, nosotros creemos en Vos y escupimos sobre el rostro de Satán!
Todos estos pobres forjadores de dudas, todos esos cobardes y todos esos vacilantes.
No son palabras las que faltan, es un acto, la voz clara y el estallar de alguna cosa.
Vos, Vos estáis ahora en el cielo, más allá de la visibilidad y de la nube.
Pero nosotros estamos en sus manos: y por nuestra parte les ofrecemos cosas que ver, cosas que ciegan su mirada! Robespierre, Lenin y los demás, Calvino, no han agotado todos los tesoros del odio y de la rabia! Voltaire, Renán y Marx no han chocado aún con el fondo de la humana idiotez!
Mas, delante de nosotros, el millón de mártires, ante nosotros, todos esos inocentes llenos de gloria. Ellos tampoco lo han derramado todo ni lo han ofrendado todo todavía.
Somos nosotros los que estamos ahora en su lugar y estamos en él por una vez! Por fin ha vuelto la hora del Príncipe de este mundo! La hora del interrogatorio final, la hora de Iscariote y Caín. Santa España en la punta de la cuadrada Europa, concentración de la Fe, masa dura y trinchera de la Virgen Madre.
Y la última zancada de San Jaime, que sólo termina donde la tierra acaba. Patria de Domingo y de Juan, y de Francisco el Conquistador, y de Teresa. Arsenal de Salamanca y Pilar de Zaragoza, y raíz ardiente de Manresa. Indestructible España, que sabe rehusar la medida de lo mediano.
Sacudida de espaldas contra el hereje, contenido y, paso a paso, rechazado. Exploradora de un doble firmamento, razonadora de la plegaria y de la sonda. Profetisa de otra tierra, allá lejos, bajo el sol, y colonizadora de otro mundo. En esta hora de tu crucifixión, santa España, en este día, hermana España, que es tu día.
Llenos los ojos de entusiasmo y de lágrimas, yo te envío mi admiración y mi amor.
Cuando todos los cobardes traicionaban, tú, una vez más, supiste rehusar! Como en tiempos de Pelayo y del Cid, tú una vez más, has desenvainado ia espada!
Ha llegado el momento de elegir y de desenfundar el alma! Ha llegado el momento de medir, fijos los ojos en los ojos la proposición infame! Ha llegado, por fin, el momento de que se conozca el color de nuestra sangre! Muchos se figuran que el pié marcha solo al cielo por un camino complaciente y fácil.
Pero, de pronto, la pregunta está hecha, y he aquí el requerimiento y el martirio! El cielo y el infierno son puestos en nuestra mano, y tenemos cuarenta segundos para escoger. Cuarenta segundos. Y sobra tiempo todavía. Hermana España, santa España, tú escogiste ya!
Once obispos, dieciséis mil sacerdotes sacrificados y ni una sola apostasía! ¡ Ah, ojalá pueda un día yo, como tú, lanzar mi testimonio en voz alta en el esplendor del mediodía! Se había dicho que tú dormías, hermana España, un fingido sueño. Y luego, de improviso, la interrogación, y de un golpe esos dieciséis mil mártires!
«¿De dónde me llegan todos estos hijos?», grita aquella a la que llamaban estéril. Las puertas del cielo ya no bastan a esa legión que se apretuja! Lo que llamabais el desierto, miradlo!, ah! ¿era el desierto, decíais? ¡Ved en él el manantial y la palmera!
¡Dieciséis mil sacerdotes! Todo el contingente en un momento y el cielo colonizado en una sola llamarada! ¿Por qué temblar, oh alma, y por qué indignarte contra los verdugos? Yo no hago más que juntar las manos y llorar, y digo que esto es bueno y que esto es bello,
Y vosotras también, piedras, salud desde lo más profundo de mi alma, santas iglesias exterminadas! Estatuas destrozadas a martillazos, y todas esas pinturas venerables, y ese copón que va a pisotearse.
Donde la C. N. T., gruñendo de delicias, pone su jeta y su baba. ¿Para qué todos esos dioses buenos? El pueblo no los necesita. Lo que el bruto inmundo detesta, tanto como a Dios, es la belleza! ¡Al fuego grandes bibliotecas! Leviatán se revuelca de nuevo, y de los rayos del sol ha hecho yacija y estiércol.
Todas estas bocas que nos interrogan, todo eso; ¡contra todo eso era tan difícil mantenerse en el propio cuadro! Cerremos su boca de un puñetazo, es lo más sencillo. ¡Abajo el Cristo y viva el toro!
Hay que dejar sitio para Marx y para todas esas biblias de la imbecilidad y del odio! Mata, camarada, destruye y embriágate, yace con las hembras! Esto es la solidaridad humana! No digas que todos esos curas, vivos o muertos, que nos miran no nos han provocado.
El que ellos hicieran el bien sin recompensa, era en verdad cosa intolerable! A los que lían muerto se les irá a buscar bajo la tierra. Es divertido ver como ríen todas estas calaveras | Un bromista ha separado el cigarrillo de su boca y lo ha colocado entre los dientes de ese cadáver que fue su madre. Quememos todo lo que pueda ser quemado, los muertos y los vivos en una sola pira. ¡Acercad el petróleo!
Quememos a Dios. Será una liberación magnífica! Todos esos ojos que nos miran, vivos o muertos, nos molestan y además ¿para qué sirven?
¡Salud, las quinientas iglesias catalanas destruidas! Catedral de Vich, catedral de Sert! Vosotras también, vosotras habéis sabido dar vuestro testimonio! También vosotras formáis entre los mártires!
Las mismas iglesias que vio Juan, iglesias de Gerona y de Tortosa, iglesias de Laodicea y de Tiatira. La casulla se ha incendiado con el sacerdote, y el cirio ha prendido fuego en el candelabro. El campanario se yergue todavía un momento sobre el animal evangélico que se encabrita. Y después, en un rodar de trueno, cae de golpe. Se hunde, ha desaparecido ya. Iglesia de mi Primera Comunión, todo acabó; ya no te veré más!
Pero es una bella cosa el ser partido en dos, secti sunt! Es una bella cosa morir en su puesto con un grito triunfal! Es bello para la iglesia de Dios ascender al cielo Joda ella en el incienso y en holocausto. Sube al cielo, virgen venerable, por la derecha vía! Sube columna! Asciende ángel! Sube al cielo, gran plegaria de nuestros abuelos.
Catedral de Vich, de José María Sert, tú eras admirable sólo para los hombres; ahora eres grata a Dios! Ya está hecho! La obra está consumada, y la tierra por todos sus poros ha bebido la sangre que la turbaba.
Ha bebido el cielo y la misa de los cien mil mártires; la tierra es profunda para digerirla. El asesino vuelve titubeante a su casa, y mira con estupor su mano derecha. El santo, solemnemente, ha tomado posesión de su parte, que es la mejor. Todo una vez más, está consumado, y en el cielo se ha hecho un silencio de media hora.
Y nosotros también, "la cabeza descubierta, en silencio; alma mía!, guarda silencio ante la tierra sembrada. La tierra ha concebido en el fondo de sus entrañas y ha comenzado ya el recomenzar. El tiempo de labrar ha terminado, y es ahora el tiempo de la siembra!
El tiempo de la amputación ha acabado para el árbol, y es ahora el tiempo de las represalias.
La idea que ha germinado bajo la tierra, y en todos los lugares de tu corazón, santa España, la represalia inmensa del amor. Con los pies en el petróleo y en la sangre, yo creo en Ti, Señor, y en este día, un día que será tu día.
Tiendo mi mano derecha hacia Ti para jurar entre la acción de gracias y la matanza. Tu cuerpo es, en verdad, un alimento, y Tu sangre es, en verdad una bebida. De esta carne triturada, la Tuya, y de esta sangre que ha sido derramada. Ni una parcela ha perecido, ni una gota se ha derramado en vano. El invierno sobre nuestros surcos continua; pero la primavera ha hecho ya explosión en las estrellas!
Y todo lo que ha sido derramado, los ángeles lo han recogido respetuosamente y lo han llevado al interior del Velo.
Brangues, 10 mayo 1937.
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Moa Pío - Los Crímenes de La Guerra Civil y Otras Polémicas
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