De ser el «tonto de la clase»,
a uno de los neurocirujanos
de mayor prestigio mundial
El Dr. Benjamin S. Carson nació el 18 de septiembre de 1951 en Detroit, Michigan, Estados Unidos.
Neurocirujano de renombre internacional es el actual director de neurocirugía pediátrica del Hospital Johns Hopkins de Baltimore, hospital que ha sido nombrado en repetidas ocasiones número uno en los Estados Unidos por la encuesta sobre «Los mejores hospitales del país» (revista U.S. News & World Report).
El Dr. Carson ha recibido numerosos honores y premios lo largo de los años, incluyendo más de 50 doctorados honoris causa, ¿pero qué se esconde detrás de este hombre?
Para contar la historia de él hemos de contar la de una mujer, su madre Sonya Carson.
Sonya Carson abandonó la escuela en tercer grado y con tan sólo trece años contrajo matrimonio con Robert Solomon Carson. Robert trabajaba en una fábrica de automóviles y al principio todo iba bien, hasta que el mundo de las drogas y el alcohol destruyeron los sueños de esta familia.
“Mi padre tuvo un buen empleo en una de las fábricas”, dijo Carson. “Mi madre administraba muy bien el dinero y, de hecho, logró ahorrar parte de lo que mi padre ganaba para invertirlo. Al principio mis padres eran propietarios de varias viviendas en Detroit pero posteriormente mi padre empezó con drogas y alcohol y lo arruinó todo”.
Cuando Ben Carson tenía ocho años sus padres se separaron y la señora Carson asumió la responsabilidad de sacar adelante a sus dos hijos.
Pasaron a vivir en los peores barrios de Boston (Massachusetts), donde residían unos parientes, hasta poder reunir el dinero suficiente para volver a Detroit. Allí vivieron en viviendas colectivas dilapidadas e infestadas de ratas y cucarachas, donde reinaba el crimen y la violencia. Sus condiciones no cambiaron mucho a su vuelta a Detroit, pero al menos lograron su independencia económica.
“Trabajó mucho”, recuerda su hijo Ben “A veces no la veíamos en toda la semana. Salía a las cinco de la mañana y volvía a las once o doce de la noche. Iba de un trabajo al otro y al otro, porque estaba decidida a no ser una de esas madres que reciben asistencia social”.
Carson manifestó tempranamente dificultades en su educación primaria, llegando a ser el peor alumno de su clase. Se convirtió en objeto de insultos por parte de sus compañeros y posteriormente desarrolló un temperamento agresivo e incontrolable.
Él cuenta que su sueño siempre fue convertirse en un doctor, hasta el punto de que era capaz de sacrificarse y dejarse pinchar, con tal de ir al médico y poder oler el olor de la consulta.
“Había una persona que no pensaba que yo fuera tonto, y esa era mi madre. Ella siempre estuvo segura de que había algo en mi, y siempre me decía – Benjamin, eres demasiado listo para traer estas notas a casa-”. Pero yo seguía trayendo las mismas notas, y ella seguía pensando lo mismo, y ya no sabía qué hacer, y rezaba, y le pedía a Dios que le diera sabiduría para saber qué hacer para hacer que su hijo entendiera la importancia del desarrollo intelectual”.
Carson dice que Dios le dió a su madre finalmente la sabiduría que requería para hacer que él y su hermano leyeran libros y le hicieran un resumen, incluso a pesar de que ella no podía leerlos. “Mi hermano y yo nunca pensamos que fuera nada útil .. ¿Apagar la televisión y hacernos leer para presentarle resúmenes que ella no podía leer? Pero nosotros no lo sabíamos, y ella añadía anotaciones, subrayaba y marcaba los textos, para que nosotros pensáramos que los leía”
La gente me decía “-¡¿Por qué lo haces?. Tu madre siempre estaba trabajando. Ella ni siquiera hubiera sabido si leías esos libros o no!-. Sí, lo hubiera sabido, y además, en aquellos días, uno hacía lo que sus padres le decían. En esos tiempos no habían psicólogos pidiendo que se deje a los niños expresarse a su aire. Simplemente hacías lo que te decían tus padres”.
Carson descubrió a través de la lectura personajes que habían logrado superarse al hacerse cargo de su propio destino. “A medida que leía esos libros, empezaron a ocurrir cosas increíbles. Empecé a darme cuenta, principalmente, según leía historias de personajes que habían alcanzado grandes logros en diversos campos, que la persona que más tiene que ver con lo que te va a ocurrir en la vida, eres tú misma. Nadie más. No es el entorno, no es tu capacidad, eres tú. Y eso me empoderó enormemente. Dejé de escuchar a las personas de mi alrededor – todos esas personas negativas que te dicen que algo no se puede hacer, y empecé a pensar sobre lo que si puede hacerse, y esto provocó una gran diferencia en mi vida. “
Una vez entró en la escuela de medicina, Carson fracasó en sus primeros exámenes. Cuando le enviaron al asesor “el miró mi expediente y dijo – Pareces un joven inteligente, hay muchas cosas que podrías hacer fuera de la medicina”. Me aconsejó que dejara la carrera de medicina.
Carson se sintió devastado, volvió a casa y rezó, pidiendo a Dios que le diera sabiduría para saber qué hacer. El estaba asistiendo a muchas clases, pero no estaba aprendiendo nada. Reflexionando, se dio cuenta de que lo que más le había enseñado siempre habían sido los libros, así que tomo una gran decisión, saltarse las aburridas clases y dedicarle el tiempo a aprender de los libros, y así el resto de su carrera de medicina se convirtió en un camino de rosas.
“Cada persona aprende de un modo diferente” indica Carson. “Yo personalmente no aprendo nada de las clases magistrales, pero aprendo mucho leyendo. Y hay otras personas como yo. Otras personas aprenden de los debates. Otras aprenden repitiendo lo aprendido. Otras son muy visuales y necesitan construir una imagen de cada concepto.. de hecho yo soy muy visual, y necesito hacerme “tarjetas flash” de cada cosa que me es útil saber.
Caron alienta a los estudiantes a encontrar la fórmula que funciona para ellos. “Dios nos ha dotado de maravillosos cerebros” y tenemos la obligación de usarlos en el modo que nos es más provechoso.
Pero Sonya Carson nunca se rindió, a pesar de los muchos problemas que estaba atravesando siguió adelante y confió en el talento de sus hijos.
En su trabajo en las casas de familias blancas ricas, Sonya Carson observó que los hijos estudiaban y leían después de regresar de la escuela, mientras que los suyos jugaban afuera o miraban la televisión. Fue entonces donde encontró la solución.
Decidida a cambiar la vida de sus hijos, la Sra. Carson limitó el tiempo que pasaban viendo la televisión y les impuso una serie de tareas diarias, limitando también sus horas de juego en la calle.
“Así que un día, después de rezar por largo tiempo, mi madre llegó a casa y nos dijo: ‘Esto es lo que vamos a hacer de ahora en adelante. Ustedes van a empezar a leer libros y van a apagar esa tonta televisión. Para asegurarme de que estén leyendo, me van a entregar informes sobre los libros’”, recuerda Ben Carson. “Naturalmente, pensé que eso era ridículo”.
Sus hijos obedecieron sus órdenes de leerse dos libros por semana, que tomaban prestados de la biblioteca pública, y de escribir informes acerca de cada uno de ellos. Además de otras tareas como aprender las tablas de multiplicar.
Ben Carson se sumergiría en la lectura, a lo que atribuye su transformación académica, y pronto sorprendería a sus compañeros y profesores con sus nuevos conocimientos. «Fue en ese momento que me di cuenta que no era estúpido», recuerda Ben. Un año más tarde, Ben Carson era el mejor alumno de su clase.
“Llegué al punto de que si disponía de cinco minutos, me ponía a leer un libro”, relata Carson. “No importaba dónde me encontrara, esperando al autobús, viajando en autobús o en la mesa durante la cena. Mi madre, que siempre estaba detrás de nosotros para que leyéramos, me decía: ‘Benjamin: cierra el libro y cena’”.
Después de determinar que quería ser psiquiatra, Carson se graduó con honores de la escuela secundaria y asistió a la Universidad de Yale, donde se licenció en Psicología. A continuación, estudió en la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan, donde su interés se desplazó hacia la neurocirugía. Con tan sólo 33 años, y superándose a si mismo día a día hasta lograrlo, alcanzó el puesto de director de Neurocirugía Pediátrica del hospital Johns Hopkins.
Como escritor, Ben Carson ha escrito varios libros, siendo traducidos a múltiples idiomas. En ellos habla de su vida y los pasos que le llevaron al éxito, bajo su ferviente fe y confianza en Dios.
La película que lleva por título «Gifted Hands» (Manos prodigiosas) esta basada en la historia de la vida del mundialmente conocido neurocirujano Ben Carson.
En 1987, Ben Carson realizó por primera vez en la historia la separación de dos siameses con éxito. Antes de saber cómo iba a realizar la operación de los siameses, le comentó a su madre, “Me siento como un grifo bloqueado”, a lo que ella respondió: “El truco está en ver qué es lo que te bloquea para sacarlo del camino. Aunque fracases, lo habrás intentado».
«Tienes todo el mundo dentro de tu cabeza, sólo tienes que ver más allá”.
El mundo en sus manos: la historia de Ben Carson, es la película basada en la autobiografía de Ben Carson, famoso cirujano estadounidense y cristiano comprometido con su fe y con los demás, especialmente los más necesitados. Es conocido en todo el mundo por sus avances en neurocirujía, pero poca gente conocía sus orígenes humildes y sus dificultades en el colegio en su primera etapa. Su madre, analfabeta, quería que sus hijos tuvieran un porvenir mejor y les inculcó el amor por los libros y la lectura, obligándoles a leer un libro a la semana (que tenían que sacar de la biblioteca) y a entregarle un resumen.
Debido a las malas notas de Benjamin, su hijo pequeño, les redujo las horas de televisión, dejándoles ver sólo dos programas a la semana, para que dedicaran más tiempo al estudio. Poco a poco sus notas fueron mejorando y llegaron a la universidad, aunque antes sufrieron discriminaciones de todo tipo por el color de su piel. Ben llegó a Yale, y, aunque le costó, sacó sus estudios con notas excelentes y conoció a la que sería su mujer. Durante su juventud tuvo que intentar dominar su fuerte carácter, que le llevaba a ser violento en ocasiones, y para ello le fortaleció mucho su fe en Jesús y la oración.
A los 33 años consiguió el cargo de director de la sección de neurocirugía pediátrica del hospital John Hopkins y operó con éxito a muchos niños a los que pocos se atrevían a operar, siempre encomendando sus manos a Dios.
"El truco está en ver qué es lo que te bloquea para sacarlo del camino. Aunque fracases, lo habrás intentado" le dijo su madre.
Hoy en día realiza numerosas obras de apoyo social a los chicos de zonas difíciles y deprimidas y promueve la lectura entre los más jóvenes, con "habitaciones de lectura" y premios a los alumnos que más leen. En estas habitaciones, hay siempre un cartel que pone "Think big" (piensa a lo grande). También ayuda, con becas, a los alumnos brillantes, pero que tienen pocos recursos, para que puedan seguir estudiando e ir a la universidad.
"Cuando no tengo respuestas, rezo"
“Descubrí muy temprano en mi carrera que Dios era un neurocirujano”, explica, contando el caso milagroso de cura de un niño que tenía un tumor cerebral inoperable.
El médico recuerda que los padres del niño tenían “gran fe” y que Dios lo curaría, pero Carson tenía poca confianza de que la cirugía pudiera ayudar. “Ellos tenían gran fe y dijeron: ‘El Señor nos ha enviado aquí’. Pero yo necesitaba decirles que yo no podía hacer nada en ese caso.
Pero Carson terminó operando de todos modos, eliminando la mayor cantidad de tumor que pudo. Más tarde fue a ver a los padres y explicó que no podía quitar toda la masa.
Los padres respondieron con esperanza nuevamente, creyendo que Dios sanaría a su hijo. Su fe inquebrantable aturdió por completo a Carson.
“Nunca había visto personas con ese tipo de fe, esperando que el niño se recuperara a pesar de todo”, destaca el neurocirujano.
“Él salió del hospital, creció y hoy es un pastor”, revela Carson sobre el niño.
Esta sanación milagrosa fue tan chocante que un oncólogo que no era religioso lo buscó e hizo una revelación que le impresionó: “Nunca fui creyente, pero ahora lo soy”.
“Dice: ‘Señor, de ahora en adelante serás el neurocirujano y yo seré las manos'”, dijo Carson.
A veces no estás satisfecho con tu vida, mientras que muchas personas en este mundo sueñan con vivir tu vida. Un niño en una granja ve un avión volando y sueña con volar. Pero, un piloto en el avión ve la granja y sueña con volver a casa. ¡Así es la vida!¡Disfruta la tuya!
Si la riqueza fuera el secreto de la felicidad, entonces los ricos deberían estar bailando en las calles. Pero solo los niños pobres lo hacen. Si el poder garantizara la seguridad, los funcionarios deberían caminar sin vigilancia. Pero los que viven humildemente, duermen profundamente.
Si la belleza y la fama crearan relaciones ideales, entonces las celebridades deberían tener los mejores matrimonios. ¡Pero aquellos que viven de manera sencilla, caminan humildemente y aman genuinamente! ¡Todo lo bueno volverá a ti!
El hombre pregunta: “¿Dónde estaba Dios cuando Myles Munroe, su esposa y sus asociados murieron en un accidente? Él responde: "En el mismo lugar donde estaba cuando Juan el Bautista, mi siervo, fue decapitado. Cuando Esteban mi siervo fue apedreado hasta la muerte. Cuando Pablo mi siervo fue asesinado en Roma. En el mismo lugar donde estaba cuando mi único Hijo fue brutalmente crucificado, herido, magullado y asesinado. Yo no me he movido de mi posición". Yo soy el mismo. No es el medio de salida de la tierra lo que importa, sino el destino. Vive de forma sencilla. Lo importante es que Dios sea quien dirija tu vida.
🙏
Nuestro destino es el cielo. ¡Dios te bendiga!
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Manos Milagrosas Ben Carson by yune1982
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Juan Carlos (Yanka)