domingo, 1 de mayo de 2022

LIBRO "BERGOGLIO, EL COJÓN DEL ANTICRISTO" por ENRIQUE DE DIEGO 👥👿


ENRIQUE DE DIEGO

Jorge María Bergoglio, el cojón del Anticristo, ha puesto en marcha el Sínodo con el fin de destruir la Iglesia Católica, vaciándola de todo contenido sobrenatural. Se cumple así la profecía de las apariciones de la Virgen María en San Sebastián de Garabandal de que el Aviso tendrá lugar cuando se celebre un Sínodo en Roma. Grandes hechos sobrenaturales van a tener lugar. La Humanidad se enfrenta a una crisis sin precedentes por el intento de aniquilación y de exterminio mediante unas falsas vacunas, que inyectan en los cuerpos el veneno de muerte, a las que el globalista y cómplice del genocidio Bergoglio ha calificado de acto de amor. 
La Segunda Venida de Cristo, en Gloria y Majestad, es inminente. ¡Ven Señor, no tardes!

INTRODUCCIÓN: EL COJÓN DEL ANTICRISTO

Ningún nombre menos apropiado para Jorge María Bergoglio que el de Francisco, pues el "poverello d'Assis" sentía la pasión por reconstruir la Iglesia y de esa forma se puso a desescombrar y a levantar "la Porciúncula", la partecita. Bergoglio, en cambio, tiene la obsesión de destruir la Iglesia de Jesucristo y tras numerosas tenta­ tivas por debilitar la firmeza en la fe ha cogido la piqueta y la va a acometer en un Sínodo que durará dos años y en el que sus propuestas serán presentadas como sa­lidas de la base, implicando a las parroquias de todo el orbe, lo que es su locura he­rética modernista, según la cual no existe Revelación, porque no cree, ni por asomo, en la Divinidad de Cristo, y cada generación puede acomodar el cristianismo a con­veniencia. Bergoglio, sometido a los globalistas, va a poner todo su empeño en de­moler la fe cristiana. El modernismo, compendio de todas las herejías, es estiércol para el magma mundialista, que ofrece una religión vaciada de todo contenido so­brenatural. Bergoglio es, como decía el beato de Liébana al herético arzobispo de Toledo, Elipando, el cojón del Anticristo.

Frente a este plan diabólico, se alza la Virgen María, Madre de Dios y Madre Nuestra, quien en San Sebastián de Garabandal a cuatro niñas les habló, por boca del Arcángel San Miguel, de un Aviso, que Conchita dijo tendría lugar cuando en Roma tuviera lugar un Sínodo. Helo aquí. Después vendrá el Gran Milagro y, si no hay en­mienda, un Castigo planetario. El Aviso es un juicio particular, en que cada uno verá su vida, el mal que ha hecho, sus pecados con la gravedad que los ve Dios. Ha empezado la cuenta atrás. Hay que rezar más, el Santo Rosario, hacer sacrificios y acompañar a Jesús Sacramentado.

Las niñas de Garabandal vieron una situación en la que la Iglesia parecería perecer en medio de un mundo azotado por el comunismo. Bergoglio se ha prestado al ge­nocidio que llevan a la práctica los globalistas con las falsas vacunas, ha presentado la timo vacunación como un "acto de amor" y, a su concurso, una mayoría de sacer­dotes han picado el anzuelo, con lo que estaremos ante una Iglesia sin sacerdotes y sin Sacramentos. 
El comunismo es la propuesta de la autonomía del hombre capaz de dictarse sus propias leyes al margen del Creador. Todos los días se nos predica esa falsedad. Vivimos en un mundo relativista donde reina la mentira, la codicia y la lujuria; donde se ha perdido el sentido del pecado. 
La agenda 2030, y a su com­paña el Foro de Davos, nos anuncian el futuro en el que "no tendrás nada y serás fe­liz", y Bergoglio prepara el terreno minusvalorando la propiedad privada. Es el nuevo totalitarismo atroz; la marca de la bestia sin la cual nada se puede comprar ni vender, al decir del Apocalipsis. Se pretende que quien no la lleve no pueda traba­jar. El tiempo se ha cumplido, el plan satánico ha sido desvelado en su fatua arro­gancia. Nunca, desde los tiempos de Noé, ha estado la Humanidad más amenazada de su extinción, de su aniquilación, de su exterminio.

"Los sacerdotes, obispos y cardenales van muchos por el camino de la perdición con ellos llevan a muchas almas" es el mensaje profético de Garabandal. Dicen los testi­gos, que las niñas no querían leerlo, les daba pavor, que sus madres les decían que no lo leyeran; "ni por todo el oro del mundo" les hubiera gustado tener que hacerlo público, dice uno de los testigos de aquel 18 de junio de 1965, día decisivo en la his­toria de la Humanidad, como los que vendrán de ahora en adelante. La sañuda persecución eclesiástica que sufrieron las niñas de Garabandal es la señal más cierta de su veracidad. Ciertamente, podían haber hecho examen de conciencia y propó­sito de la enmienda, en la lógica de Dios, pero en la de los hombres, era dramática­mente imposible. El humo de satanás, del que habló San Pablo VI, se había colado por alguna rendija, y ahora lo invade todo. Dolorosamente desgarrador fue el la­mento de San Pablo VI el día 29 dejunio de 1972: 
"Sentimos que hemos de contener la ola de profanidad, desacralización, secularización, que sube, que oprime, que quiere confundir y desbordar el sentido religioso, e incluso de hacerlo desaparecer. Se creía que después del Concilio vendría un día de sol para la Iglesia. Lo que ha ve­nido es un día de nubes, de tempestad, de oscuridad, de búsqueda, de incertidum­bres. Ha intervenido un Poder, un poder adverso; digamos su nombre: el demonio... Se diría que a través de alguna grieta ha entrado el humo de Satanás en el templo de Dios. Hay dudas, incertidumbres, problemática, inquietud, insatisfacción, confron­tación. Ya no se confía en la Iglesia. Ha entrado la duda en nuestras conciencias, y ha entrado a través de ventanas que debían estar abiertas a la luz... Ha venido la duda respecto a todo lo que existe, a todo lo que conocemos".
Hasta el punto de que, en verdad, "a la Eucaristía cada vez se le da menos importan­cia", que es el mensaje esencial de Garabandal, la llamada urgente y apremiante a adorar con delicadeza a Jesús Sacramentado. A rezar el Santo Rosario en honor a Nuestra Madre. A tener dolor de los pecados y lavar el alma en el Sacramento de la Confesión. A hacer penitencia y sacrificios de expiación.

A las niñas de Garabandal, la Virgen les enseñaba a vivir su vida cristiana ofre­ciendo a Dios su vida ordinaria y su trabajo, las cosas pequeñas de la jornada. Les instruía en el espíritu del Opus Dei, que enseñaba San Josemaría Escrivá de Balaguer. En "La Tercera campanada", escrita el 14 de febrero de 1974, les hablaba a sus hijos con toda claridad, como un Profeta, de la terrible crisis que vivía la Iglesia y en la que se ha profundizado. El Opus Dei ha traicionado su misión para estos tiempos satánicos, "a grandes males, grandes remedios", que decía su Fundador.

Ya sólo queda, como solución, una intervención extraordinaria de Dios con la inmi­ nente Venida de Nuestro Señor Jesucristo, en Gloria y Majestad. ¡Ven Señor, no tardes!

Jorge María Bergoglio no tiene fe y todo su empeño es acabar con la Iglesia Católica

Me resulta muy penoso escribirlo, pero tengo que hacerlo por responsabilidad: Jorge María Bergoglio, el "Papa Francisco", el impostor, es un hombre sin fe en el que todas sus actuaciones van encaminadas a acabar con la Iglesia Católica. No pre­tendo entrar en los claroscuros de la biografía de Bergoglio en su Argentina natal, en su colaboracionismo con la dictadura militar de Videla, en su entreguismo de dos compañeros de sacerdocio y de la Compañía de Jesús, ni en su línea ortodoxa, o como diría él, conservadora, mientras estuvo de Papa, el gran San Juan Pablo II, como su férrea oposición al aborto y al "matrimonio homosexual", ni en las afirma­ciones lejanas, allá por 1976, indicando que sería Papa, ni en la patente vanidad que le hace sentirse muy a gusto en su papel, cosa que no se había visto nunca.

La Iglesia Católica ha tenido Papas que han dejado mucho que desear en el ámbito moral, como Alejandro VI, el Papa Borgia, pero nunca cuestionaron la Revelación. Bergoglio es el primero. No tiene fe, en ninguno de los dogmas católicos, sólo en el poder, en sí mismo, pero no en Cristo, Nuestro Señor. No es que sea un cripto hereje, es que ni tan siquiera tiene fe en la Divinidad de Jesucristo. A principios de octubre de 2019, el día 9, el periodista Eugenio Scalfari, fundador de L'Espreso y del diario La Repubblica, de gran prestigio, confidente del Papa, con el que había mantenido numerosas conversaciones, que luego eran publicadas, escribió un artículo en el que afirmaba que el Papa le había confesado no tener fe en la Divinidad de Cristo: 
"Cualquiera que haya tenido, como me ha pasado varias veces, la suerte de encon­trarse con él y hablarle con la máxima confianza cultural, sabe que el Papa Francisco concibe a Cristo como Jesús de Nazaret, hombre, no Dios encarnado. Una vez encarnado, deja de ser un Dios y se convierte en hombre hasta su muerte en la cruz".
Y añadía Scalfari, respecto a la frase de Cristo en la Cruz, "Padre, por qué me has abandonado", "Cuando discutí estas frases, el Papa Francisco me dijo: 'Son la prueba de que Jesús de Nazaret, una vez que se convirtió en hombre, aunque era un hombre de virtud excepcional, no era un Dios en absoluto". 
El 10 de octubre de 2019, el Prefecto de la Comunicación de la Santa Sede, Paolo Ruffini, hizo un desmentido elíptico sobre una cuestión nuclear: "el Santo Padre nunca dijo lo que dice Scalfari".
Pero Scalfari no tomó notas ni grabó, porque tiene la máxima credibilidad, para qué se iba a inventar algo así alguien acostumbrado a la intimidad amigable, mante­nida después, con Bergoglio.

Toda la operación de dimisión de Benedicto XVI y la elección simoniaca del Papa Francisco habla de una operación globalista, pero luego sus líneas maestras son de sumisión a las tesis globalistas y de deterioro de la Iglesia Católica: en inmigración, abriendo las puertas de par en par a los musulmanes, con los hechos que todos su­frimos en la convivencia; incluso se fue a Polonia a predicar las tesis de George Soros; en medio ambiente, con sumisión a las tesis de la calentología de Bill Gates en su Encíclica Laudatio si!, auténtico compendio de tonterías y estupideces; en el punto clave de las timo vacunas, vendiendo la Congregación para la Doctrina de la Fe que no tiene importancia que estén hechas con restos de abortos, para evitar las exenciones religiosas a los católicos norteamericanos, presentando el propio Bergoglio la inyección del veneno de muerte como un "acto de amor" e imponiendo tiránicamente en el Vaticano la timo vacunación obligatoria y el pase sanitario.

Toda esta sumisión al globalismo pasa por la creación de una Iglesia despojada de todo contenido sobrenatural, sólo una filosofía, como culminación del moder­nismo, compendio de todas las herejías, según San Pío X. Si Cristo no es Dios, no hay Revelación, y se puede acomodar todo. En ese sentido, Bergoglio tiene su agenda para la destrucción de la Iglesia en el plano doctrinal. No sólo sus bromitas como cuando dijo que no había que estar hablando todo el día del aborto, o cuando llamó "coneja" a una madre que vivía la generosidad conyugal y la voluntad de Dios en tener hijos o cuando dejó en tierra a familias cristianas en Lesbos para hacer si­tio a familias musulmanas en el avión papal o su confusión en la recepción de la Eucaristía a los divorciados, con grave quebranto del matrimonio indisoluble establecido por Cristo. La demolición del contenido de la fe llega hasta la elaboración de una Comisión sobre las “diaconisas” con la que se pretende dar acceso a las mujeres al sacramento del Orden, con gran oposición a la voluntad de Cristo que sólo quiso varones en tal sacramento, y, como Dios, no se atenía a convenciones sociales.

Ahora se viene comentando que se planteará a las parroquias de todo el orbe un debate para una “renovación” sobre tres cuestiones: el matrimonio de los sacerdotes, la ordenación de mujeres y la relación con las personas que tienen tendencias sodomitas. Antes de entrar en las cuestiones obscenas, el mismo hecho de plantear ese debate es profundamente perturbador y herético; es la negación del contenido de la Revelación mediante una añagaza democrática. La Revelación nos obliga a todos, desde el Papa al último fiel católico. El Papa no tiene más autoridad que yo. Nos debemos a un código revelado inalterable. Lo otro es apostasía y modernismo, es tiranía de las conciencias y disolución. Los sodomitas deben ser tratados con caridad, pero si no se arrepienten de sus desviaciones irán al Infierno, que existe, como sentencia San Pablo, que predicaba en una sociedad corrompida como la actual. Las mujeres no pueden ser ordenadas, porque Cristo reservó esa función a los varones, a los Apóstoles en la Última Cena, cuando instituyó la Eucaristía. Hemos de ser fieles a ese legado divino.

Cuando estamos esperando la inminente segunda venida de Cristo, hemos de ser fieles a la fe, nos va en ello el alma, ir al Cielo, al Purgatorio o al Infierno, cuestiones en las que Bergoglio no cree ni por asomo, y que serán una desagradable sorpresa para él, hemos de tener temor a Dios y no miedo a los hombres. Resuenan en nuestros oídos la pregunta de Cristo sobre la parusía: ¿encontraré fe? Sí, Señor, humildemente la mía. 

Debemos oponernos a la tiranía relativista de Bergoglio. Es una situación inédita en la Iglesia, cuando el Romano Pontífice no tiene fe y juega a la destrucción de la Iglesia y a la disolución de su código revelado. Son tiempos para la fortaleza y para redoblar la oración. El humo de satanás, del que hablara Pablo VI, ha entrado en la Iglesia, y ha llegado ahora hasta su máxima autoridad, hasta la Sede de Pedro. Bergoglio, el globalista, sirve a sus planes diabólicos, a cambio encuentra el apoyo de los medios, fundamental para su vanidad monstruosa. Vade retro, Bergoglio.

PROFECÍA DE SAN FRANCISCO DE ASÍS

Con el Nihil obstat del Obispo Juan, de Teruel, España, con dictamen previo del Pbro. Manuel Eixarch, Canónigo Doctoral de esa diócesis, un grupo de católicos encabezado por el Canónigo Don Antonio Buj,

PROFECÍA XIV DE SAN FRANCISCO DE ASÍS

"Poco antes de la muerte, reuniendo a los frailes les anunció las tribulaciones venideras diciendo: "Obrad varonilmente, hermanos, confortaos y apoyaos en el Señor. Ya se avecinan tiempos de gran tribulación y aflicción, en los cuales abundarán temporal y espiritualmente las perplejidades y divisiones; se entibiará la caridad de muchos y se acrecentará la iniquidad de los malos.

"El poder de los demonios se soltará más de lo acostumbrado, se mancillará la pureza inmaculada de nuestra Religión y de otras (N de LBM: "Religión" quiere decir "orden religiosa" en este texto), de tal modo que poquísimos cristianos obedecerán con verdadero corazón y caridad perfecta al Sumo Pontífice y a la Iglesia Romana. Alguien no elegido canónicamente, proclamado Papa en el período más crítico de aquella tribulación, intentará propinar a muchos la muerte con la artimaña de sus embustes. Entonces se multiplicarán los escándalos, se dividirá nuestra Religión y muchas de las otras ordenes relifiosas se arruinarán totalmente, porque lejos de oponerse, secundarán el error. Habrá opiniones y cismas tantos y tan grandes en el pueblo, en los religiosos y en el clero, que si no se acortasen estos días, según el santo Evangelio S. Mateo 24, si pudiera ser, serían engañados también los elegidos, si la inmensa misericordia de Dios no los guiara en tan gran torbellino.

"Nuestra Regla y vida entonces por muchos será impugnada cruelmente. Sobrevendrán grandes tentaciones y los que fueren probados recibirán la corona de la vida. Infelices de aquellos, que se entibiarán confiados en la sola esperanza de la Religión y no resistirán constantemente a las tentaciones permitidas para prueba de los escogidos. Pero los fervorosos de espíritu que por caridad y celo de la verdad se unieren a la piedad, sufrirán persecuciones e injurias como desobedientes y cismáticos; pues sus perseguidores agitados por los espíritus malignos, dirán que hacen gran obsequio en matar y borrar de la tierra la memoria de hombres tan pestilentes (N: aquí San Francisco expresa el pensamiento de los malvados respecto de los fieles a los que perseguirán). Más el Señor será entonces refugio de los afligidos y los salvará porque esperan en Él. Y para conformarse con su Cabeza obrarán confiadamente comprando con la muerte la vida eterna y elegirán obedecer a Dios antes que a los hombres y de ningún modo temerán la muerte por no consentir con la falsedad y perfidia. Entonces los predicadores encubrirán la verdad con el silencio y por otros será negada y pisoteada. La santidad de vida será escarnecida y burlada por los que a ello se obligaron; por lo cual Nuestro Señor Jesucristo les enviará como lo merecen no un pastor digno sino un exterminador." San Francisco de Asís

“Soñemos Juntos” la agenda 2030 -JMB



VER+:


La "Santa" Sede ha hecho público este medio día la nueva exhortación apostólica del "Papa" Francisco: Laudate deum, que pretende ser la continuación de Laudato si.
Para Bergoglio, ya «no basta pensar en los equilibrios de poder sino también en la necesidad de dar respuesta a los nuevos desafíos y de reaccionar con mecanismos globales ante los retos ambientales, sanitarios, culturales y sociales, especialmente para consolidar el respeto a los derechos humanos más elementales, a los derechos sociales y al cuidado de la casa común. Se trata de establecer reglas globales y eficientes que permitan “asegurar” esta tutela mundial». Con esta última afirmación, el "Papa" se muestra partidario de destruir la soberanía nacional de los países en pro de un poder supremo que establezca políticas comunes para todos los países.



𝗘𝗟 𝗔𝗥𝗭𝗢𝗕𝗜𝗦𝗣𝗢 𝗚𝗔𝗟𝗟𝗔𝗚𝗛𝗘𝗥 𝗦𝗔𝗟𝗘 𝗘𝗡 𝗗𝗘𝗙𝗘𝗡𝗦𝗔 𝗗𝗘 𝗟𝗔 𝗜𝗠𝗣𝗟𝗘𝗠𝗘𝗡𝗧𝗔𝗖𝗜𝗢́𝗡 𝗗𝗘 𝗟𝗔 𝗔𝗚𝗘𝗡𝗗𝗔 𝟮𝟬𝟯𝟬 Secretario para las Relac. con los Estados y las O. I. de la S.S. , reitera compromiso del Vaticano con Objetivos de D. S. de la ONU

¡Aca tienen MODERNISTAS!... el gran circo bergogliano, este es su representante, ¡¡¡DESPABILEN!!!

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