domingo, 27 de febrero de 2022

EL GIGANTE RETABLO DE EL SANTUARIO DE TORRECIUDAD: ESCULTURA PARA ORAR 🕂

El Santuario de Torreciudad,
dedicado a la Virgen María, en concreto a la advocación de Nuestra Señora de los Ángeles de Torreciudad. Está situado en el término municipal de Secastilla, en la comarca de Ribagorza del Alto Aragón en la provincia de Huesca de la comunidad autónoma de Aragón en España. 

Escultura para rezar (Mide 9,5 x 14,5 m)

Todas las líneas del santuario convergen en el RETABLO, en cuyo centro se encuentran el sagrario, que facilita la oración ante Jesús realmente presente, y la talla de la Virgen. El retablo es de alabastro, obra de Joan Mayné. «Leía las cosas del fundador del Opus Dei y esto me ayudaba, mientras modelaba, a conseguir lo que él quería: que las imágenes inspirasen devoción y llevasen a rezar. Y que todo el retablo fuese una catequesis en piedra de alabastro, como los retablos de Aragón» (Joan Mayné Torras)




Datos generales
Lo realizó el escultor catalán Joan Mayné (1928-2016) y está inspirado en el estilo plateresco renacentista, especialmente en la obra del escultor valenciano Damián Forment (s. XVI). Como el de las catedrales y otras iglesias de Aragón, es un retablo-custodia porque en el centro, generalmente en la parte superior, está el Sagrario con el Santísimo Sacramento. Mide 14,5 x 9,5 m. Está realizado íntegramente en alabastro, de uso también muy extendido en Aragón; en la cantera de Besalú (Girona) se contabilizaron 389 toneladas. En su visita al santuario en 1992, el cardenal Meisner comentó que comprendía que no fuese un material muy caro, porque en la escena evangélica en la que aquella mujer rompe un frasco de alabastro con perfume de nardo puro lo caro no era el frasco sino el perfume que contenía. La mayoría de las figuras son de bulto redondo, y muchas de ellas tienen espalda, que está trabajada como el frontal, aunque no se vea. Un obrero explicó mientras limpiaba cada escena por detrás que, aunque eso no se viera desde abajo, sí que lo veían Dios y la Virgen. La iconografía sigue los cánones clásicos de la tradición cristiana en la representación de cada personaje.

Marco exterior
El acabado exterior liso es una moldura, también de alabastro, que primero hace un bocel o bordón (sección semicircular y superficie lisa) y después un talón. En la parte exterior del marco del retablo (que se denomina guardapolvo) hay árboles con ramas de las que penden diversos frutos, que se distinguen de la vegetación por su color dorado. Desde abajo a la izquierda: peras, uvas, manzanas, higos, naranjas, olivas, bellotas (unas son de roble y otras de encina), nueces, granadas y limones. En la línea inferior, que marca la divisoria entre el retablo y su basamento, hay alcachofas en diversas posiciones y estados de crecimiento; simbolizan la necesidad de ser sencillos en la vida espiritual: igual que en las alcachofas se limpian las hojas duras de fuera para que quede el cogollo, así se va descomplicando interiormente el alma que ama a Dios. Todo el marco simboliza las obras de amor que nacen de una vida cristiana, y recuerda la frase de Jesús en el evangelio: «Os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca» (Juan 15, 16).

Arcángel san Rafael
Está andando y representado con báculo de caminante (acompañó a Tobías en un largo y peligroso viaje para conseguirle una esposa piadosa) y un pez (le dijo a Tobías que guardara la hiel de un pez que le había asustado cuando se bañaba y con ella se produjo el milagro de la curación de la ceguera de su padre).

Escudos familiares
Entre las ramas de los árboles se encuentran dos ángeles a cada lado sosteniendo los emblemas de los apellidos de los padres de san Josemaría: José Escrivá Corzán y Dolores Albás Blanc. Aunque san Josemaría no quería que se pusiesen, el Patronato de Torreciudad decidió incluirlos como agradecimiento.

Escudo de Torreciudad
En la parte superior dos ángeles sujetan el escudo de Torreciudad: la estrella (que representa a la Virgen María), la torre, la roca donde se asienta, el agua del río Cinca y al fondo los colores de la Corona de Aragón.

Apóstol san Juan
Está representado joven y lampiño (sin barba), con el evangelio y la pluma de escribir.

Cadena
A continuación puede verse una cadena de barco de 28 metros de longitud que rodea el retablo. Es de las que se utiliza para levar anclas, porque sus eslabones tienen contrete, una pieza añadida como refuerzo en la parte central para impedir su deformación que da idea de fortaleza. Simboliza la ayuda mutua que nos prestamos unos a otros en la vida, la unidad entre los hombres. «Nadie pelea solo —ninguno es un verso suelto, suelo repetir—: de alguna manera, nos ayudamos o nos perjudicamos. Todos somos eslabones de una misma cadena». (San Josemaría, Amigos de Dios 76).

Anclas
El retablo tiene cierto aire marinero. Además de la cadena de barco hay 12 anclas en la mitad superior, entrelazadas de dos en dos. Simbolizan la esperanza cristiana en la vida eterna, la seguridad de llegar a buen puerto. «Los que buscamos refugio en la posesión de la esperanza que nos es ofrecida, tenemos un poderoso consuelo, que es para nosotros como ancla segura y firme de nuestra vida» (Hebreos 6, 18-19).

Montantes
Unos rectángulos llamados montantes separan las distintas escenas. En total son 14: en 6 hay rosas y espinas, que simbolizan las alegrías y las dificultades propias de la vida; en otros 4 hay cardos y estrellas, recordando la frase de Séneca «per aspera ad astra!», a través de lo arduo y lo difícil, a las estrellas, a lo sublime. Significan que es preciso luchar por vencer los obstáculos y asperezas que nunca dejan de presentarse a lo largo de la vida y poder alcanzar así los bienes más altos. Los cuatro restantes muestran flores variadas en las que ya no hay espinas y se sitúan en torno a la escena de la Coronación de la Virgen: María ya goza de la Trinidad.

Doseles
Encima de las escenas hay doseles de diseño moderno, muy visibles, diseñados a partir de tres distintas filigranas que tienen un estilo similar:
  • Una con cuerdas entrelazadas en siete de las ocho escenas de la vida de la Virgen; significa la resistencia que ofrece estar unido a los demás, un solo hilo resiste muy poco, pero muchos forman una maroma: «Una soga de tres cabos es difícil de romper» (Eclesiastés 4, 12). La escena de la crucifixión no tiene dosel, forma una unidad con el óculo eucarístico, cuya significación teológica es profunda: la continuidad no sólo es física entre el Calvario y la Eucaristía sino también real
  • Otra distinta compuesta por tiras también entrelazadas para el camarín de la Virgen y para las 8 imágenes de santos y ángeles del interior del retablo; no llevan dosel las figuras representadas en el guardapolvo: siete ángeles y san Juan
  • La tercera para la sillería del basamento y sus dos figuras laterales
Crestería
Una cenefa de crestería ornamental marca la distinta finalidad de ambas partes del retablo: mover a la oración y acoger la celebración del culto.

Escenas de la vida de la Virgen
Las ocho grandes escenas son como un álbum de fotos de la vida de Santa María, como si le diéramos a la pausa mientras vemos un vídeo de su vida. Es, en palabras de la periodista Elica Brajnovic, «un gran reportaje sobre la vida de la Virgen». Son «instantáneas» en el sentido que se le dio a esta palabra en los comienzos de la fotografía: instantes de vida. Por eso no son estáticas, tienen una dinámica dramática, en expresión de Antonio María Ramírez en su libro Meditaciones ante el retablo. Son conversaciones, tienen un carácter dialógico porque el escultor hace hablar a las figuras. Igual que el evangelio de donde están sacadas, invitan a escuchar lo que hablan, invitan al diálogo. Y la oración es diálogo. Esto se explica porque el impulsor del retablo, san Josemaría Escrivá, pidió que sirviera fundamentalmente para orar, para hablar con Dios y con su Madre.

La mirada de María
En las escenas de la izquierda la Virgen está mirando hacia la derecha, y al contrario en el otro lado. Así, su mirada siempre se dirige hacia el centro del retablo, que es el Sagrario, Jesús realmente presente.

Doncella, Virgen, Madre, Señora
Antes de su maternidad, en las escenas de la izquierda, la Virgen lleva una trenza rubia de doncella que simboliza su virginidad. Después de su maternidad, en las de la derecha, lleva la cabeza cubierta con el velo que simboliza su condición de Virgen, Madre y Señora.

Desposorios de la Virgen
El anillo que san José va a poner en la mano de la Virgen está fundido con las alianzas de cuatro matrimonios catalanes que las donaron para esta finalidad. Sus nombres están grabados en el interior del anillo. Las vestiduras del sacerdote judío son lo más vistoso y alegre de toda la policromía del retablo.

Santo Tomás Moro
Santo Tomás Moro, que fue Canciller de Inglaterra en el siglo XVI: abrigo distinguido, esclavina de armiño ornamentada con el collar y el sello de Canciller del Reino, sujeta un libro porque era hombre de leyes. Padre de familia, murió decapitado por el rey Enrique VIII por mantenerse fiel a la fe.

La ciudad amurallada
Las figuras individuales se sitúan en unos apoyos llamados ménsulas. En la de Tomás Moro, una ciudad amurallada, símbolo de la seguridad que proporciona la fraternidad cristiana: «El hermano ayudado por su hermano es tan fuerte como una ciudad amurallada» (Proverbios 18, 19).

San Pío X
Papa de 1903 a 1914: revestido con capa pluvial, está bendiciendo, sostiene el báculo y cubre su cabeza con la tiara pontificia (triple corona). En su epitafio se lee: «Su tiara estaba formada por tres coronas: pobreza, humildad y bondad».

Pinchando higos
En su ménsula, dos agricultores están pinchando unos higos todavía en la higuera para que adquieran mayor dulzura, símbolo de la alegría que da llevar con amor la cruz de cada día. Decía san Josemaría: «Por mis tierras del Alto Aragón a esos higos gordos, negros, maravillosos de la primera florada, las brevas, los pinchan para que maduren antes, y parece que se convierten en almíbar» (San Josemaría, tertulia del 12-IV-1974).

Anunciación de la Virgen
Destaca el elegante bastón de mensajero que lleva el arcángel san Gabriel.

Arcángel san Gabriel
Lleva un lirio de agua, símbolo de la pureza de María, a la que llevó su mensaje de que sería la Madre de Dios.

Burro con piedras preciosas
En su ménsula, un asno está comiendo cargado con alforjas llenas de piedras preciosas, símbolo de que el fiel cristiano es personalmente muy poca cosa y a la vez es depositario de los tesoros de la fe y de la gracia.

Arcángel san Miguel
Vestido como un soldado con polainas largas, cota, escudo y espada, en su lucha contra los poderes del infierno.

Madre dando de comer a sus hijos
En su ménsula, una madre está repartiendo la comida a sus tres hijos de un único puchero, como la Iglesia da la misma doctrina a todos sus hijos sin distinción de razas, naciones o condiciones sociales.

Visitación de María a santa Isabel
Mayné representa al anciano Zacarías con una mano apoyada en la pared como signo de dependencia, para mostrar de algún modo que estaba mudo por no haber creído el mensaje de Gabriel.

Nacimiento de Jesús
Destaca la delicadeza en el detalle con que Mayné esculpió el rostro del Niño Jesús.

San Nicolás de Bari
Obispo que vivió en el siglo IV y es buen intercesor para resolver problemas económicos. Lleva capa, mitra en la cabeza, báculo y un libro.

El sembrador
En su ménsula, el sembrador echa la semilla en la tierra: «El sembrador siembra la palabra», dice Jesús en el evangelio al explicarles esta parábola a sus discípulos.

Santo Cura de Ars
Sacerdote francés que vivió en el siglo XIX, patrono de los sacerdotes católicos, especialmente de los párrocos. Revestido de sotana, un largo sobrepelliz sobre el que destaca la estola y el cuello almidonado de la vestimenta sacerdotal, en su mano izquierda sostiene los evangelios.

El pastor cura a una de sus ovejas
En su ménsula, un pastor cura la pata a una oveja herida. Simboliza la solicitud de los pastores por todas las almas que tienen encomendadas. En una carta escribió san Josemaría: «Recuerdo haber visto de niño a los pastores envueltos en sus zamarras de piel, en los días crudos del invierno del Pirineo, cuando la nieve todo lo cubre, bajar por las cañadas de esa tierra mía, con aquellos perros fidelísimos y aquel borrico cargado con todos los enseres, que culminaban en unos calderos, donde preparaban la comida para ellos, y los potingues, que ponían sobre las heridas de sus ovejas. Si alguna se había descalabrado, si alguna se había roto una pata, se reproducía la vieja estampa: la llevaban sobre sus hombros.» (San Josemaría, Carta 29-IX-1957, 22).

Huida a Egipto
Destaca el rostro sereno ante la adversidad de Santa María.

Apóstol san Pedro
Lleva capa pluvial y grandes llaves. Es el rostro del escultor.

Un niño ayuda con las redes
En su ménsula, un niño ayuda a dos pescadores a arrastrar las redes hacia la orilla. Es el símbolo de que Dios cuenta con la pequeñez del esfuerzo humano para realizar grandes obras.

Apóstol san Pablo
Representado con espada y un libro con sus epístolas.

El águila y la gallina
En su ménsula, un águila emprendiendo el vuelo y un ave de corral. Simboliza la visión católica y universal frente a la estrechez de miras.

Taller de José
En este taller el niño es Daniel, uno de los hijos de Joan Mayné.

Crucifixión del Señor
El arquitecto, Heliodoro Dols, es el soldado sentado en el suelo; la madre de Joan Mayné, la Virgen al pie de la cruz. No la conoció, murió cuando él tenía dos años, hay una historia asombrosa detrás de esta escultura. La escultura de Jesucristo en la cruz fue el mayor reto para el policromista, Emilio Juliá, al tratarse de un cuerpo que acaba de expirar.

Óculo eucarístico
Rodeado de trigo y vid (el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre del Señor) y cuatro ángeles: uno invita al espectador a adorar a Jesús y los otros tres ya lo están haciendo, cada uno poniendo las manos de una forma distinta para simbolizar que cada uno tenemos nuestra propia forma de dirigirnos a Dios.

Coronación de la Virgen
Probablemente la imagen de María más cuidada y hermosa de todo el retablo.

Ángel custodio del Opus Dei
Ángel con una cruz inscrita en un círculo, sello del Opus Dei: la santidad en medio del mundo.

El borrico de noria
En su ménsula, un borrico dando vueltas a la noria (máquina que servía para extraer agua y elevarla hasta un conducto de riego). Simboliza la eficacia humana y sobrenatural del trabajo constante y en apariencia monótono.

Sillería
En los respaldos de la sillería hay tres torres y tres estrellas, jaculatorias en latín dirigidas a la Virgen: torre de marfil, estrella del mar, torre de la ciudad, estrella de oriente, torre de David y estrella de la mañana. Hojas de acanto separan los asientos de la sillería.

Santa Catalina de Siena
Vivió en el siglo XIV. Está vestida como doncella joven: la túnica sobre el vestido sujeto el talle; en la mano derecha una pluma para escribir; en la izquierda nos ofrece un libro: su célebre “Diálogo”. Es co-patrona de Europa e Italia y Doctora de la Iglesia. Esta era una de las imágenes preferidas por el escultor.

Mamá pata enseña a sus crías
En su ménsula, mamá pata está enseñando a sus crías, que aprenden a nadar nadando. Es el símbolo de la audacia en el servicio de Dios y de la Iglesia.

Sede central
En el dosel del asiento central, un pastor defiende con su bastón a una oveja del lobo que pretende atacarle. Símbolo del Buen Pastor que es Cristo. En el respaldo, dos ángeles con un bastón y un lirio sostienen la corona de María como Reina de los Ángeles. Por eso en el retablo hay muchos ángeles, arcángeles y querubines: treinta en total.

Camarín de la Virgen
Más arriba, un ramo de rosas puesto a los pies de la Virgen en su camarín y rosas también en los montantes laterales. En los laterales 6 angelotes: los dos de abajo llevan un lirio y una rosa, los del centro son músicos y tocan una especie de laúd y un pequeño organillo, y los de arriba sujetan una cantera con la rosa, símbolo de María porque es la flor por antonomasia, al tiempo que uno está escuchando lo que dice la Virgen y el otro lleva la mano puesta en el corazón.

Nuestra Señora de los Ángeles de Torreciudad
Y en el centro de todas las miradas, la talla románica de madera de álamo de Nuestra Señora de Torreciudad, datada en el siglo XI. Tiene 83 cm. de altura y ha recibido millones de peticiones, acciones de gracias, confidencias y súplicas. Y como dice la oración Acordaos, «jamás se ha oído decir que ninguno que haya acudido a Ella haya sido desamparado».





El retablo de Torreciudad al detalle José Alfonso Arregui


Las proyecciones del vídeo mapping «El retablo te cuenta» de Torreciudad, son una fascinante experiencia audiovisual en la que el retablo despliega toda su riqueza de contenido a través de un increíble diálogo.

VER+:

Vídeo-mapping "El retablo de Torreciudad te cuenta"
Vive una experiencia única en el santuario de Torreciudad (Huesca) asistiendo a la proyección del vídeo-mapping "El retablo te cuenta". En este vídeo nos cuentan sus impresiones algunas personas que ya lo han visto.

Los retablos explican momentos de la historia sagrada a través de imágenes. Su función era la de explicar historias de forma visual. Las ocho grandes escenas que contiene el retablo de Torreciudad son como un álbum de fotos de la vida de Santa María. El vídeo mapping, escenifica y enfatiza las respuestas que da la Virgen a las preguntas que se hace San Josemaría, realzando cada una de las escenas durante el diálogo que ambos mantienen. En el retablo se encuentra el Sagrario y es por tanto, un lugar sagrado ante el que mucha gente se arrodilla en señal de respeto. Es por este motivo que el vídeo mapping que iba a ser proyectado sobre el retablo, aparte de invitar a rezar o a pensar, debía de ser también muy respetuoso. Se escogieron luces tenues para tal objetivo, suficientes para enfatizar y apoyar los diferentes mensajes que se transmiten a través de un diálogo que se puede escuchar entre la Virgen y San Josemaría. La idea base de esta gran proyección audiovisual es el amor y las diferentes formas en las que se manifiesta: a través del servicio, del sacrificio, del trabajo y de la entrega.

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