lunes, 23 de noviembre de 2020

¿CAPITALISMO O MERCANTILISMO? LIBRE MERCADO O PROTECCIONISMO ESTATAL 🏪🏬🏭🏢


Capitalismo Y Mercantilismo: 
No Son Lo Mismo, 
¿Por Qué?
Venezolano, Ingeniero, Liberal y defensor acerrimo del Libre mercado. Adversarion del Colectivismo en todas sus facetas y de aquellos que pretenden hacernos creer en seres humanos ideales y sueños paradisíacos. No hay NADA gratis en la vida
Cui Bono: Frase atribuida al político Romano Marco Tulio Cicerón y que significa ”Quién se beneficia”. Normalmente se aplica a situaciones donde para esclarecer la responsabilidad de un acto, se cuestiona quien se pueda beneficiar de su ocurrencia.

En la entrega pasada te hable del Mercantilismo. Te mencioné que este es una doctrina que supone una economía con alta intervención del Estado y donde este otorga privilegios a algunos particulares, afines del gobierno, para la explotación de los recursos y el emprendimiento de empresas. También te comenté que en respuesta a este sistema de economía centralizada surgieron dos respuestas; la primera el Liberalismo, que proponía un sistema donde la intervención estatal se limitaba a la protección de los derechos de Vida, Propiedad y Libertad de los ciudadanos; y una segunda opción, representada por el socialismo, que, irónicamente, propone la sustitución de este sistema de economía centralizada por una aún peor, pues supone la total intervención del Estado en la economía y en la vida de los ciudadanos.

Increíblemente, a pesar de la oposición ideológica que enfrentaba, el Mercantilismo sobrevivió a los siglos XVIII y XIX. Y no solo sobrevivió sino que permaneció y permanece presente en diferentes grados en la economía mundial. Prueba irrefutable de esta aseveración son las economías de Latinoamérica. Solo basta echarles un ojo a algunos países de la zona para ver esto:

México: Empresas bajo control Estatal (Petroleras, Bancos, Comercializadoras, Aduanas, Salud, Educación…); protecciones arancelarias a productos agrícolas e industriales (evitado el ingreso de competidores que amenacen a los amigos del gobierno).
Venezuela (antes del socialismo): Empresas bajo control Estatal (Petroleras, Bancos, Comercializadoras, Aduanas, Salud, Educación, Minería, Acereras, Compañías de Servicios…); protecciones arancelarias a productos agrícolas e industriales (evitado el ingreso de competidores que amenacen a los amigos del gobierno), subvenciones a la producción, entre otros.

Incluso países más próximos al capitalismo en la región, sufren de este mal:
Chile: La empresa Codelco, la minera más importante de Chile es controlada enteramente por el Estado, así como la totalidad de la producción de cobre del país.
Pero este mal no se limita a Latinoamérica, incluso las economías más próximas al capitalismo sufren de algún grado de Mercantilismo:
Australia: El Estado es dueño de parte de Telstra (compañía de telecomunicaciones) y aplica leyes proteccionistas sobre el vino y algunos otros productos.
EEUU: Aplica políticas de protección arancelaria sobre su producción agraria. Durante la crisis Financiera más reciente, el gobierno impulsó paquetes de rescate para solo algunas de las organizaciones financieras afectadas. Existen paquetes de salvamento para las industrias Metalúrgica y Automotriz entre otras.
CEE: Aplica políticas de protección arancelaria sobre su producción agropecuaria e industrial. Al igual que en EEUU, la Comunidad Económica Europea ha creado paquetes de rescate para bancos, empresas y hasta países miembros (España, Irlanda, Portugal, Grecia). La misma existencia de la Comunidad es cuestionable pues se podría argumentar que su mera existencia responde más a un intento de proteger la producción interna de los países miembros que a establecer mercados libres.

Por favor, entendamos que cada país tiene una economía distinta y por tanto el grado de mercantilismo, socialismo o libre mercado presente es diferente al igual que lo son los resultados económicos que arrojan. Lo que siempre se mantiene invariable es que, a mayor libertad en el mercado, nos encontramos con unas economías más saludables y prósperas.

¿El libre mercado solo beneficia a los empresarios? No, esta es una de las ideas que los socialistas nos han impuesto a pensar. Esto lo lograron haciéndonos creer que Libre Mercado y Mercantilismo son la misma cosa.
En el Libre Mercado, el Estado no tiene poder alguno para afectar la economía y restringir el poder de decisión de los consumidores (valga acotar, todos nosotros). Esto es únicamente posible en el Mercantilismo y en el socialismo. Sin ese poder no se pueden limitar precios ni crear impuestos que favorezcan a algunos; ni reducir los permisos de explotación de cierto producto a solo unas pocas licencias para mantener a un mercado cautivo; ni crear aranceles que impidan el ingreso de competidores; ni tampoco expropiar empresas para ponerlas al control del gobierno; ni pare usted de contar. Y si ninguna de esas cosas se puede hacer, ningún empresario sanguijuela del Estado se puede beneficiar y por tanto ningún político puede comprar favores de ellos y a los primeros les tocara competir para ganar al mercado.

La naturaleza humana -y con esto no es que desee justificar pero si tratar de entender- tiende a buscar la resolución de los problemas de la manera más fácil; por tanto, la gran mayoría de los empresarios, trataran de ganar favores de los políticos de turno para así introducir regulaciones en la economía que los favorezcan y les eviten el tener que competir contra otros empresarios. Trataran que el gobierno, forcé de alguna manera al mercado a solo comprarles a ellos lo cual les dará poder sobre los precios y reducirá los requerimientos de calidad sobre sus productos. Por esta razón es que muchas veces en los países donde el Mercantilismo es rey, encontramos poca variedad de productos, de muy mala calidad y a precios exorbitantes en comparación con productos similares en países de economías más libres.

Estemos claros de algo: los empresarios no son socialistas. Ninguno de ellos quiere que sus empresas les sean expropiadas, salvo que ellos sean partícipes del gobierno (se han visto casos). Pero tampoco son Capitalistas (al menos no en su mayoría) pues el tener que competir les da como asco. Lo que muchos de ellos no toman en cuenta es que el Mercantilismo, si bien es defendido como política económica por un grupo de derecha conservadora (especialmente en Latinoamérica), es desde el siglo XIX, y bajo el auspicio de la socialdemocracia, el caballo de Troya que utilizan los socialistas en su camino al socialismo puro.

La socialdemocracia, por su parte, surgió como alternativa al socialismo revolucionario, proponiendo lograr los mismos objetivos de este último, mediante un proceso paulatino de reformas. Para los socialdemócratas, el Mercantilismo resulto ser un instrumento ideal, pues tiene ese marco de ideas intermedias que le permiten una transición paulatina de una economía libre a una socialista. La socialdemocracia, ha tenido cierto grado de evolución, y su semejanza con el socialismo varían de partido a partido sin que esto implique que sus ideas intermedias entre libertad y colectivismo no resulten invariablemente en una recaída de la economía y la sociedad hacia la debacle socialista si no se ven frenadas por instituciones liberales serias.

A la final del cuento, con mercantilistas, la población general pierde su poder de decisión como mercado, para beneficio temporal de algunos empresarios y en detrimento de sus libertades para la paulatina acumulación de poder en manos de los políticos.

Y entonces, Qui Bono


NO ES, NI MUCHO MENOS, LO MISMO
¿Capitalismo o mercantilismo?

Con el estallido de la presente crisis, se ha dicho que el capitalismo ha muerto. Se trata de un error que reconocen hasta los gobiernos que han nacionalizado parcial o totalmente bancos que fracasaron dentro del sistema mercantilista que prevalece en el mundo, pues han dicho que los venderán (privatizarán) en cuanto limpien sus finanzas.


El capitalismo es una cosa y el mercantilismo, otra bien distinta. En un sistema mercantilista el Gobierno manipula el precio del crédito (los intereses), y con su monopolio controla la oferta de dinero. Por si fuera poco, con extensas regulaciones vigila las operaciones financieras, no tanto para proteger derechos como para proteger intereses. Para colmo, los empresarios pierden la mesura, pues confían en que el Gobierno les salve de sus errores.
Ante la confusión existente, conviene aclarar los términos. Una de las definiciones de capitalista remite al individuo que posee un capital. Una segunda define al partidario del sistema económico conocido como capitalismo. Así las cosas, hay muchos capitalistas de la primera especie que no son capitalistas de la segunda; y a la inversa. Es decir, que hay poseedores de capital que no respaldan el sistema capitalista y hay defensores del mismo que no tienen capital.
Es común la creencia de que una persona que tiene capital está necesariamente a favor del sistema capitalista. Pero lo cierto es que muchos capitalistas que han hecho fortuna dirigiendo empresas planificadas desconfían del mercado, pues ven en él lo descontrolado. Y es que el mercado no es una organización planificada, como un negocio, un ejército o una iglesia, y no tiene objetivos definidos. El mercado es el resultado espontáneo de la acción humana, pero no del diseño humano. Cada participante tiene sus propios planes.
El mercado surge espontáneamente allí donde se respetan los derechos individuales; por cierto, llamamos libertad al ejercicio de los mismos. Esos derechos son, principalmente, el derecho a la vida y a la integridad; a escoger ocupación, religión, lugar de residencia; a disponer con exclusividad de lo legítimamente adquirido; a exigir el cumplimiento de los contratos libremente pactados. Los límites los impone el respeto a los derechos de los demás, que son los mismos.
Por conveniencia propia, hay que respetar el derecho del otro a hacer las cosas a su manera, incluso a competir con nosotros. Esto no es necesariamente del gusto de algunos capitalistas; los de la primera acepción que hemos manejado, pues lo consideran una amenaza a su seguridad económica. Por eso con frecuencia buscan algún privilegio que disuada a los demás de competir con ellos.

Eso no es mercado ni capitalismo: su nombre correcto es mercantilismo, sistema que ya combatía Adam Smith en el siglo XVIII.

Libertad y liberalismo ideológico. Juan Manuel de Prada.

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