“España y sus demonios”:
un libro que sirve de luminaria
para tiempos decrépitos
Una obra a contracorriente, una respuesta a la tiranía de los medios del Sistema y el pensamiento único, por José Antonio Bielsa, redactor de "EL DIESTRO".
"ESPAÑA Y SUS DEMONIOS" reúne una selección de artículos y ensayos breves de carácter crítico. La apariencia miscelánea de la obra no anula su unidad interna: un fino hilo maestro atraviesa cada una de las partes del tapiz, alimentando al conjunto de idéntica filosofía: España, la Hispanidad, la crisis del Occidente, la corrupción de la cultura, los valores y las costumbres, los mecanismos de manipulación del Nuevo Orden Mundial luciferino y otros muchos temas que el autor trae a colación para denunciar, sin filtros, la decadencia inexorable de nuestra civilización. Un libro transversal, contestatario y sin complejos, que invita al lector despierto a cultivar su espíritu...
La distribución internacional del libro corre a cargo de Amazon, en cuya plataforma digital puede adquirirse en este enlace.
La distribución internacional del libro corre a cargo de Amazon, en cuya plataforma digital puede adquirirse en este enlace.
Descrito por el periodista Javier Navascués como “un libro que sirve de luminaria para tiempos decrépitos”, "ESPAÑA Y SUS DEMONIOS" (Almater, 2019) reúne una selección de artículos y ensayos breves de carácter crítico.
La apariencia miscelánea de la obra no anula su unidad interna: un fino hilo maestro atraviesa cada una de las partes del tapiz, alimentando al conjunto de idéntica filosofía: España, la Hispanidad, la crisis del Occidente, la corrupción de la cultura, los valores y las costumbres, los mecanismos de manipulación del Nuevo Orden Mundial luciferino y otros muchos temas que el autor trae a colación para denunciar, sin filtros, la decadencia inexorable de nuestra civilización.
El libro está prologado por Javier Giral Palasí y cuenta con una presentación a cargo de Josele Sánchez, amén de un epílogo firmado por el periodista Javier Navascués, director de Hispanidad Católica.
Un libro transversal, contestatario y sin complejos, que invita al lector despierto a cultivar su espíritu… Por el autor de CÓMO SOBREVIVIR AL NUEVO ORDEN MUNDIAL: UN MANUAL DE TRINCHERA (La Tribuna Ediciones, 2019)
Estas líneas que preceden al libro “España y sus demonios” pretenden ser una alfombra al paso vibrante, marcial y seguro de un José Antonio Bielsa que se ha convertido ya, por derecho propio, en una de las figuras más relevantes del pensamiento disidente español. Sólo la resistencia sirve para no ser aplastado por un globalismo que uniformiza, adocena y destruye al ser humano.
Bielsa resulta un lujo para una España tan falta de intelectuales fecundos que se opongan al “pensamiento único”. Su formación, su información, su capacidad de comunicación y lo mucho y bueno que tiene que transmitir a esta España que se suicida un poco más cada día, tal y como decía José Antonio Primo de Rivera “entre la saña de un lado y la antipatía del otro”.
«Décimas de Fray Luis de León a la salida de la cárcel»:
Aquí la envidia y mentira
me tuvieron encerrado.
Dichoso el humilde estado
del sabio que se retira
de aqueste mundo malvado,
y con pobre, mesa y casa
en el campo deleitoso
con sólo Dios se compasa
y a solas su vida pasa:
ni envidiado, ni envidioso”.
España se encuentra ante una situación límite y lo peor es que parece absurdo soñar una patria diferente para compatriotas tan indiferentes.
Pero la obligación moral del intelectual comprometido (en definitiva, uno elegido por los dioses) no es la de aislarse en su torre de marfil, sino la de descender a ese asfalto democráticamente degenerado, para dirigir el despertar de las masas.
Voy a citar unas frases que, escribió Indalecio Prieto en sus memorias, estando en el exilio, entona el «mea culpa», comenzando sus memorias de esta manera:
ME ACUSÓ ANTE MÍ CONCIENCIA,
ANTE MÍ PARTIDO, Y ANTE MÍ PAÍS,
DE HABER CONTRIBUIDO A LA BOLCHEVIZACIÓN
DEL PSOE, Y POR LO TANTO AL DESENCADENAMIENTO
DE LA GUERRA CIVIL.
LA DICTADURA DEL SILENCIO:
EL PENSAMIENTO ÚNICO
Especialista en historia contemporánea y una de las voces más vigorosas de nuestro tiempo, el madrileño Fernando Paz Cristóbal (n. 1966) es autor de 5 libros de autoría individual que, por derecho propio, escapan a los cauces de la corrección político-historiográfica imperante: Europa bajos los escombros (2008), El fracaso de una utopía (2010), Antes que nadie (2012), Núremberg: juicio al nazismo (2016) y La neutralidad de Franco (2017); Paz también ha colaborado en otros dos libros de autoría colectiva: El libro negro de la izquierda española y Proceso a José Antonio.
“La dictadura del silencio: el pensamiento único”, cuestión tanto más candente cuanto que Paz ha sido víctima, en los últimos tiempos, de un brutal linchamiento mediático por parte de los medios de desinformación del Sistema, dominado por agentes globalistas muy poderosos. Debido a estos ataques, Paz, candidato de Vox a un sillón de diputado al Congreso por Albacete, ha tenido que renunciar a encabezar la lista de la formación verde por dicha provincia. Política al margen, lo cierto es que Fernando Paz vale muchísimo más que sus incultos detractores, y su conferencia ha sido la prueba más incontestable de ello.
Las tesis desplegadas por Paz en la conferencia, atentas a los procesos históricos y con una pausada lectura del fenómeno de la disolución de la Cristiandad y su viraje hacia la modernidad, pueden compendiarse, con el riesgo que toda simplificación implica, en los siguientes 20 puntos que aquí les suministramos:
La España de nuestros días está inmersa en un siniestro cambio de paradigma político consistente en la construcción de una sociedad totalitaria (es importante diferenciar dicho totalitarismo social del típico totalitarismo de Estado).
La mentira del pluralismo con el que el Sistema atonta las humanas cabezas implica el más eficaz medio para cercenar cualquier conato de disidencia.
La mixtificación del pasado como una monstruosidad (sirva como ejemplo la Ley de Memoria Histórica, que en mucho recuerda a la distopía 1984 de Orwell: “cuando muera la última persona que vivió aquel período de la historia… morirá con ella la verdad”).
Liquidada la Ley Divina, la secularización y la laicidad consiguientes han potenciado enteros la sujeción de la persona al poder del Estado. El influjo devastador del liberalismo trajo consigo la sacralización del poder (fenómeno que arranca ya con el hereje Lutero: “Guerra de los campesinos”, 1525).
La aceptación de la antropología natural pasa a ser reemplazada por el liberalismo mismo, impulsando el derecho a la felicidad humana (Locke, Hume, Bentham), como paso esencial hacia la senda del subjetivismo. Late aquí el embrión de los actuales DELITOS DE ODIO.
En tanto en cuanto el alma se ha entregado a la CODICIA, la mercantilización del nuevo modelo social ha destruido la tradicional división tripartita de antaño (sacerdotes-guerreros-comerciantes), haciendo imperante la presencia del comerciante (Ezra Pound: el capitalismo nos coloniza el alma).
La clave del ordenamiento social se vehicula así a partir del principio “lo privado es público” (Kate Millet); esta inversión en la que lo público pasa a ser lo privado, y viceversa, está dirigida desde los mass media y su censura del silencio.
Las formas de censura de los medios pueden ser cuatro: una censura a priori, una censura a posteriori, no prohibir nada o mediante el silencio. Esta última estrategia es la más certera, por cuanto su imposición nos lleva a la tesis de la superioridad de nuestro tiempo sobre los demás, componente que entraña una presunta superioridad moral de época, justificada sobre las quimeras del avance material (que no moral); “me he encaramado a lomos de gigantes” (Newton).
La era del capitalismo industrial, pragmática y anti-histórica (H. Ford) forja su credo reblandecido en un progresismo ciego, de crítica y revisión del Occidente, con el objeto final de asestar un golpe mortal a su más sólida construcción: la familia.
Las premisas de reducción al silencio de todos aquellos que se oponen al “progreso” son manifiestas, y explican la razón del porqué de dicho silencio: 7 EMPRESAS CONTROLAN EL 90 % DE LOS MASS MEDIA EN OCCIDENTE. La construcción del imaginario colectivo impera sobre todo lo demás.
Si partimos del hecho de que un europeo medio ve al año unos 30.000 ANUNCIOS, comprenderemos por qué este sujeto desarmado resulta progresivamente intercambiable con respecto a sus coetáneos: las formas de vida son cada vez más semejantes entre sí, así como nuestro modo de pensar.
Y es que ante esta aplanadora ni los medios privados se salvan: también ellos son esclavos de los intereses empresariales: ahí tenemos los grupos Vocento, Prisa, etc. Omitiendo la calidad de los productos (“basura”, desde el punto de vista intelectual), esta homogeneización de todas las partes es una de las más traumáticas técnicas totalitarias imaginables.
La imposición de la ideología de género en los últimos 15 años le debe más a las millonarias corporaciones privadas que al Estado mismo. Una vez envenenado el cuerpo social a través del entretenimiento y sus futesas, el Estado pasa a verter el jarabe de rigor sobre la legislación misma.
Por ende, los vínculos entre MEDIOS DE COMUNICACIÓN y FINANZAS son imparables: 13 empresas de comunicación, con la presencia de la Banca, fagocitan la política nacional a sus anchas. La endogamia entre la clase política y las finanzas es patente. Esto es escandaloso.
Para perpetuar este sistema, se precisa de un sistema de PUERTAS GIRATORIAS que consolide esta sumisión al globalismo. Nuestros políticos han alcanzado extremos vergonzosos de nulidad, aunque los vínculos entre la casta y el mundo empresarial logran ocultar esto con eficacia.
España, sin soberanía económica, ha desmantelado así su economía real en base a los más peregrinos intereses personales de sus políticos de turno. P. ej.: la implementación del “Nuclear NO gracias” va parejo al mantra pro-ecologista, cuando sabemos que las energías renovables sólo pueden cumplir con un 30 % de solvencia de la demanda energética. Prominentes nombres de la política nacional han participado de esta filosofía de las “puertas giratorias”: por sus servicios prestados a entidades privadas, estos políticos han visto colmada su vida laboral postrera con jugosas nóminas, en verdad obscenas: Acebes (Iberdrola), Aznar (Endesa), Borrell (Abengoa) o González (Gas Natural Fenosa), entre otros tantos, sólo son algunos nombres en medio de esta gran tarta de intereses. También la extrema izquierda y la coartada moral de la oligarquía nacional laboran en semejante tarea cual aliados fieles.
Se llega así a la conclusión de que TODOS LOS PARTIDOS Y LA BANCA TIENEN INTERESES EN COMÚN.
Una de las principales amenazas para el Sistema, en este sentido, son las redes sociales, plataformas vivas en las que la disidencia es posible. Las noticias censuradas (p. ej.: la actividad en Londres de 250 bandas de delincuentes inmigrantes que conforman más de 5.000 individuos) son perseguidas, imponiéndose el PENSAMIENTO ÚNICO, que es cuestión de lenguaje.
La corrupción del lenguaje resulta así cardinal para modificar esta nueva realidad: el “aborto” pasa a ser denominado “interrupción voluntaria del embarazo”, etc. El dominio del lenguaje es esencial para esclerotizar el pensamiento (PALABRAS POLICÍA): el feminismo y la ideología de género participan de esta corriente (lo personal también es político): el sufijo -fobia deviene así patología capital para consolidar el avance hacia la sociedad totalitaria (no confundir con el Estado totalitario); este totalitarismo no es sino una RELIGIÓN POLÍTICA.
Finalmente, caminamos hacia la desaparición del Estado, al tiempo que la Banca tiene los días contados. Sorprendentemente, o no tanto, la pervivencia del Estado sería la única muralla contra este escenario apocalíptico en el que estamos inmersos. Al fin y al cabo, el proyecto globalista sólo aspira a fundarse sobre un nuevo relato de hibridación entre el capitalismo descarnado y la ideología progre dominante.
La sociedad del futuro:
una esclavitud sin amos.
NICOLÁS GÓMEZ DÁVILA
La nueva esclavitud no es noción de invención reciente, producto perfeccionado de una tecnocracia aséptica: se ha venido fraguando desde el siglo XVII, mas su reinado explícito no se ha consolidado sino a partir del XX.
La nueva esclavitud es hija natural del libertarianismo. No fue gestada tanto por un impulso sensual e irrefrenable como por un ansía despiadada de control y muerte; la rapiña y la vileza son sus perpetuas aliadas, arterias vitales de las sociedades industrializadas. Sobre las bases monstruosas de la secularización política y el descrédito de la vida del espíritu, la mediocridad -esa constante sempiterna del género humano- tenía vía libre para implantarse en los más divergentes tejidos sociales. Al renunciar a la idea cristiana del hombre (lo contingente) ante Dios (lo inmanente), al destronar la virtud como principio de salvación, la ética quedaba relegada a producto de lujo, cachivache piadoso en manos del poderoso deificado. Fijados los límites del poder del Estado y despolitizadas parcelas enteras de la humana actividad, el liberalismo liquidaba al fin el proyecto ideal clásico, heredado por el cristianismo.
Así, y sobre la quimera de los derechos individuales, el hombre se otorgaba a sí mismo primores infundados. Indiferente no ya a la moral más esquemática sino a la mismísima sombra de un Dios impasible, el sujeto moderno adquiría al fin poderes divinos. Arbitro y dueño de su destino, pasaba a ser no ya celoso albacea de su espíritu maltrecho, sino esclavo insobornable de sus más mezquinos intereses. No sólo no era capaz de matar a su hermano por unas monedas de oro, sino de hacer con él algo tal vez “peor”: esclavizarlo, es decir, cosificarlo; recientes teorías políticas asimiladas -harto bien conocida una de ellas-, no harían sino subrayar esta evidencia.
Pero conforme una cosa tomaba conciencia de sí misma, destinada estaba a conceptualizarse, es decir, a ocultarse. En consecuencia, la esclavitud convencional, por ineficaz, quedaba condenada a prescribir antes de tiempo. Los cantores de los derechos humanos llegaban con retraso: no habían hecho sino denunciar lo obvio, lo atroz de una vergüenza tiempo ha perpetrada. Mas ya era tarde. Las sangres derramadas fueron tantas que bien pudieran haber suministrado ingente caudal a ríos amazónicos en su agónico devenir. Pero la esclavitud no había expirado con la supresión de la argolla y las cadenas. Al contrario: meramente se estaban sutilizando sus tácticas invasivas.
El esclavo ya no sería el cuerpo del hombre, sino su alma, que desde entonces iba a ser depreciada, negada, aniquilada. Regado de bajos placeres y peregrinas vilezas, el cuerpo se consumía en su fiebre, al tiempo que el alma, humillada y envilecida, se abismaba con loca ceguera en las simas de la escala zoológica: su muerte real era ya inminente.
Arrancada la Religión Cristiana de las empobrecidas nuevas generaciones, ésta fue progresivamente sustituida por el culto al Estado y a la sacrosanta tecnología, confirmando lo que iba a ser una manipulación de la humana percepción sin precedentes (la más audaz hasta hoy conocida); este renovado culto a la tecnología de nuestro tiempo, inoculado con perversa astucia en esas multitudes faltas de vida espiritual, ha rubricado con éxito una esclavitud tiempo ha pactada.
La nueva esclavitud alcanza en nuestro enfermo presente su más alta cota de eficacia. No es concepto sociológico impertinente, sino letal tumor del alma agonizante del moderno.
VER+:
La verdadera demolición de España, la cristiandad y el Occidente civilizador -ese derribo a cámara lenta que muchos de nuestros coetáneos parecen no advertir-, se está dando en las instituciones educativas, en mayor o menor grado: es la sempiterna batalla entre la Ideosofía triunfante frente a la Filosofía perenne, hoy arrodillada y vejada; es en esencia la expulsión de la Metafísica de la Academia, acaso la huida del Ser.
El ser es y el no-ser no es. (Parménides de Elea)
Adueñarnos del mundo de las ideas, para que las nuestras, sean las ideas del mundo. (Antonio Gramsci)
Extrapolable a cualquier fenómeno, esta devastadora técnica -propia del libertarianismo- fue sistematizada por el teórico político Joseph P. Overton (1960-2003) y resulta mucho más efectiva que el simple “lavado de cerebro”. Puede valorarse como una de las más perfectas herramientas del Nuevo Orden Mundial en la consecución de su proyecto de dominación global.
La patria traicionada:
España en el Nuevo Orden Mundial,
nueva obra de Laureano Benítez
Laureano Benítez Grande-Caballero ―autor de 35 libros, la mayoría de temática católica― acaba de publicar su obra "LA PATRIA TRAICIONADA: ESPAÑA EN EL NUEVO ORDEN MUNDIAL, que puede considerarse como la segunda parte de su libro "EL HIMALAYA DE MENTIRAS DE LA MEMORIA HISTÓRICA", que publicó hace un año con gran éxito. Son sus dos libros de temática política, aunque el autor es un prolífico articulista de opinión en muchos medios digitales patrióticos.
Si en la obra anterior sobre la memoria histórica Laureano Benítez desmontaba las falsedades y engaños sobre los que se sustentaba la sectaria y totalitaria visión de la historia reciente que nos quiere imponer despóticamente la ideología de las izquierdas, estudiando con detalle la verdad de lo que sucedió durante la República y el franquismo, en este nuevo libro el autor arranca desde 1975 ―fecha en la que terminó el libro anterior―, para desenmascarar la gigantesca estafa de nuestra mal llamada democracia, exponiendo sus corrupciones, sus pucherazos, sus golpes de Estado, sus innumerables traiciones a la España de Franco, que fueron dirigidas y planificadas desde las cloacas del Nuevo Orden Mundial, especialmente a través del Club Bilderberg.
En su obra demuestra con profusión de datos que la Transición española fue diseñada por los poderes fácticos del Nuevo Orden Mundial (NOM). ¿Puede decirnos a grandes rasgos en qué consiste el NOM?
El Nuevo Orden Mundial (NOM) es una estructura transnacional que se está implementando progresivamente en el sistema mundo, a través de una serie de organismos supranacionales, y mediante la imposición a escala planetaria de una pensamiento global basado en una serie de ideologías cuyos postulados apuntan directamente a la eliminación de los valores ―emanados del cristianismo y la Ley Natural― que han sido la base de la civilización occidental, pues hacia este objetivo se encaminan la ideología LGTBI, el feminismo misándrico, el multiculturalismo, el altermundismo, el laicismo, la cristianofobia, el ecologismo totalitario, el animalismo, etc. La explicación de estas ideologías y su implantación en España serán objeto de otro libro que publicaré el próximo año, y que será como la segunda parte del presente trabajo.
Junto a este pensamiento único ―«políticamente correcto»―, el NOM busca la implantación de un totalitario Gobierno Mundial, para lo cual conspira por la disolución de los Estados-Nación, a los cuales pretende diluir en el magma globalista.
Según este plan del globalismo, el Gobierno Mundial afectará a todos los países, no solamente a España. Sin embargo, en su libro usted demuestra que la ofensiva del NOM contra nuestra Patria es más intensa y poderosa que en otros países, que la dotan de unas características especiales.
Efectivamente, porque, aunque la conspiración por el Nuevo Orden Mundial afecta en su totalidad al Sistema-Mundo, el ataque globalista a España adquiere una especial intensidad, hasta el punto de que se puede afirmar que somos el país más atacado por las élites plutocráticas y las fundaciones y organismos transnacionales cuyos hilos manejan, que han escogido a España como campo de experimentación, como laboratorio pionero de sus estrategias, donde ensayan sus maquiavélicos planes con una intensidad y una amplitud desconocidas en otros lugares.
¿Por qué hemos tenido este dudoso honor? La razón principal es porque nuestra Patria ha sido el baluarte de la fe católica ―la principal enemiga del NOM―. Si a esto le añadimos a las amenazas secesionistas, y las traiciones de una casta política corrupta e inepta, cuyas fechorías se exponen en estas páginas, desde el Rey Juan Carlos hasta Pedro Sánchez, pues el resultado final es que dábamos un perfil perfecto para las conspiraciones del NOM.
Y no hay que olvidar que España ha sido el único país que derrotó al comunismo, el cual es también una creación del NOM, hasta el punto de que puede afirmarse que el futuro Gobierno Mundial será pseudocomunista, donde una minoría de plutócratas tendrá el control absoluto del mundo.
El libro repasa una amplia galería de traiciones y traidores, hasta el punto de que llega a decir que todos los políticos que han pilotado nuestra democracia han alcanzado el poder al precio de vender nuestra Patria al globalismo que pretende destruirla. Desde su punto de vista, ¿cuál ha sido la mayor traición?
Sin duda alguna, la descristianización de España, que la ha vaciado de la esencia nacionalcatólica que ha formado parte fundamental de nuestra idiosincrasia, de nuestra identidad como nación. La pavorosa apostasía que ha lobotomizado nuestra Patria nos ha privado de unos valores, de unos principios, de unos códigos que siempre habían proporcionado a los españoles una enorme motivación para defendernos con valor y gallardía contra los enemigos que durante la historia pretendieron destruirnos como pueblo y como nación, lo cual nos hizo protagonizar la Reconquista, la lucha contra el protestantismo, la guerra de liberación contra la invasión francesa, y el Alzamiento Nacional contra el bolchevismo anticatólico. Al caer en la apostasía, hemos traicionado la más pura esencia de nuestra Patria.
Según afirma en su trabajo, todas las traiciones a España han sido dirigidas y diseñadas por las jerarquías globalistas, entre las cuales destacan las conspiraciones tuteladas por el Club Bilderberg. ¿Qué hechos concretos de la Transición pueden atribuirse a este Club?
Prácticamente toda nuestra supuesta democracia ha sido coordinada por los bilderbergianos, desde el nombramiento de Juan Carlos como sucesor de Franco ―en la famosa Operación Lolita―, hasta el golpe de Estado de la moción de censura que derribó a Rajoy y entronizó a Pedro Sánchez. Absolutamente todos los políticos más relevantes que han tenido poder en España desde 1975 han pisado los salones del Club, desde Manuel Fraga en 1977 ―el primer español en ser invitado―, hasta Inés Arrimadas y Pablo Casado. Y es que ellos saben perfectamente que no podrán tocar el terciopelo del poder sin inclinar la cerviz ante los mandamases del Club. Es de hacer notar que la Reina Sofía ha sido la más asidua asistente, junto con Juan Luis Cebrián.
En cuanto a los hechos concretos que preguntaba, en el libro se estudia con detenimiento cómo el ataque del NOM a España se ha ejecutado mediante una sucesión de pucherazos y golpes de Estado: la creación de la ETA, el asesinato de Carrero Blanco, el autogolpe del 23F, el atentado del 11M, el fenómeno del 15-M, la moción de censura de mayo del 2018, el secesionismo catalán, y el alevoso pucherazo de las elecciones del 28-A de 2019. En todos estos casos se explican los hilos ocultos que conectan estos acontecimientos con los intereses de las oligarquías globalistas.
¿Cuál sería el horizonte final de estas traiciones contra España?
El objetivo final es la destrucción del Régimen del 78, para implantar una República Federal en la que España esté constituida por 17 comunidades-estado con práctica independencia, donde los poderes públicos serán sustituidos por corporaciones plutocráticas al servicio de las oligarquías mundialistas. Porque no hay que olvidar que el NOM persigue destruir los Estados-Nación para, en el vacío subsiguiente, acaparar el poder con sus falanges globalistas, arrasando con las riquezas nacionales para su propio beneficio. Es decir, quieren acaparar todos los recursos.
La secesión catalana, por supuesto, es otro fenómeno alentado por el mundialismo, que lo ha promovido con la intención de crear un problema para el que ofrecen el federalismo como solución. Es lo de siempre, el famoso y maquiavélico solve et coagula.
Por eso la banda de corruptos y traidores que nos malgobierna ha puesto tanto énfasis en el antifranquismo, porque, si el Régimen del 78 se constituyó de la ley a la ley, atacando el franquismo pretenden desprestigiar el Régimen que salió de él.
Para terminar, usted afirma en su libro que esta vasta conspiración contra España viene a ser como el primer acto del Armageddón, un episodio importantísimo en la lucha entre el Bien y el Mal, con lo cual proyecta la traición a nuestra Patria a un escenario apocalíptico. ¿Por qué es tan importante lo que sucede en España para el conjunto de la Humanidad?
España siempre ha estado a la vanguardia del mundo en los avatares históricos, porque, como dije anteriormente, siempre hemos sido el campo de experimentación de los grandes movimientos de la historia, que primero se ensayan en nuestra Patria antes de homologarlos para el resto del mundo.
Quizá hoy día nuestra mayor originalidad es que somos dos países en uno: las dos Españas. No es cierto que siempre hayamos tenido este conflicto bipolar, pues éste nació a raíz de la invasión napoleónica, cuando España se bifurcó entre afrancesados liberales y tradicionalistas absolutistas. La Guerra Civil fue la contienda entre estas dos Españas, que, tras su unificación bajo Franco, vuelven a estar enfrentadas ahora debido al guerracivilismo de la izquierda.
Al igual que nuestra Guerra Civil fue la antesala y el ensayo de la Segunda Guerra Mundial, el desaforado y traicionero ataque globalista a nuestra Patria que tiene lugar en la actualidad refleja la batalla entre dos mundos: la civilización occidental generada por el cristianismo y el clasicismo, y el Nuevo Orden Mundial, creación de «La Sinagoga de Satanás», que pretende arrasar los valores tradicionales e identitarios de las sociedades para instaurar su Gobierno Mundial, que será la sede donde se entronice el Anticristo, vicario de Lucifer. Es la eterna batalla ―ya declarada― del Bien contra el Mal.
Estamos en primera línea de fuego, en la vanguardia del combate porque nuestra dualidad como país encarna la oposición entre el Bien y el Mal, ya que la nacionalcatólica tradicional refleja el Bien, y la España jacobina y bolchevique encarna el Mal. De quién gane esta batalla dependerá una parte importante del futuro que nos aguarda.
No es mala suerte, porque si nos han elegido como protagonistas pioneros de esa lucha es porque ninguna otra nación está capacitada para acaudillar ese conflicto perenne entre el Bien y el Mal, que nos ha llevado de victoria en victoria. Somos el tablero de ajedrez donde se está jugando la decisiva partida en la que la Humanidad se alzará definitivamente hacia la luz, o se hundirá en las tinieblas del Averno. Somos la vanguardia del Bien, y por eso se nos ha encomendado otra vez la tremenda responsabilidad de luchar en la avanzadilla de la historia contra las fuerzas de las tinieblas.
Dios salve a España.
A los hijos de nuestros hijos,
esperando que algún día
pueda contarse toda la verdad,
y que ellos puedan conocerla.
«Sentados junto a los ríos de Babilonia, llorábamos al acordarnos de España. En los álamos colgábamos nuestras arpas. Allí, los que nos habían llevado cautivos, los que todo nos lo habían arrebatado, nos pedían que cantáramos con alegría: ¡que les cantáramos canciones de España!»
¿Cantar nosotros canciones del Señor en tierra extraña? ¡Si llego a olvidarte, Patria mía, que se me seque la mano derecha! ¡Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti; si no te pongo, (España), por encima de mi propia alegría!». (Salmo 137)
«Nosotros buscamos las causas de la crisis, pero la más profunda y la más evidente no se la nombra. A riesgo de provocar vuestras risas, de todos modos yo os la cito: es Satanás, que está aquí en medio de nosotros» (Mons. François Nestor Adam, Obispo de Sion, en su intervención, el 2 de octubre de 1971, en el Sínodo que se realizó ese año)
«¡Basta de silencios!
¡Gritad con cien mil lenguas!:
porque, por haber callado,
¡el mundo está podrido!».
(Santa Catalina De Siena)
España en en Jardín de las Delicias
«Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados
por quien caduca ya su valentía[...]
y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte».
(Francisco de Quevedo)
Las dos Españas
¿Qué es una Patria?
Es una entidad que puede definirse con un criterio geográfico, al estar constituida por un conjunto de territorios; también tiene una dimensión histórica, bajo cuyo punto de vista una Patria podría considerarse como una colectividad que ha compartido una serie de acontecimientos -un destino- en el tiempo; así-mismo, frecuentemente la Patria puede asociarse a determinados sustratos étnicos, más o menos puros.
Sin embargo, lo más esencial al concepto de Patria es la posesión de un patrimonio cultural y tradicional único, a través del cual se revela la idiosincrasia, la personalidad y la cosmovisión del mundo de una determinada comunidad de personas, patrimonio que forja su horizonte final, su destino, su meta y su misión histórica.
Aunque una parte relevante del patrimonio identitario de nuestro pueblo la constituye el paradigma de la civilización occidental, construida sobre la conjunción entre clasicismo y cristianismo, podemos afirmar, sin embargo, que, a pesar de nuestro sustrato común con Occidente, «España es diferente».
Porque la definición de Patria choca en España con un escollo peculiar, impensable en los países de nuestro entorno, pues desde las revoluciones liberales se viene afirmando que hay dos Españas antagónicas que malamente conviven en el mismo solar patrio. Parafraseando a Paul Eluard, podríamos decir aquello de que «Hay dos Españas, pero están en ésta».
Esta creencia es uno de los tópicos de nuestra historia, perteneciente incluso a nuestra «leyenda negra», que afirma que en este conflicto fratricida se expresa nuestra propensión a la crueldad, que tuvo como víctimas a los indígenas del Nuevo Mundo, a los protestantes del Norte de Europa, y a las víctimas de la Inquisición y nuestras guerras civiles.
De este modo, según la historiografía tradicional, lo más asombroso de nuestra Patria no es que haya dos Españas, sino que, además, quieran destruirse la una a la otra, en lo que suele llamarse «cainismo». La pintura negra de Goya «Duelo a garrotazos», ilustra a la perfección esta tragedia. Ya lo decía Machado, en unos versos meteorológicos que habría que recitar a los neonatos al pie de su cuna: «Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios: una de las dos Españas ha de helarte el corazón».
Estas dos Españas gemelas -siamesas, podría decirse- tuvieron expresión simbólica en el águila imperial bicéfala de Carlos V, cuyas dos cabezas miran premonitóriamente en direcciones opuestas.
Hay quien dice que este cainismo atroz que es como nuestro estigma nacional viene desde tiempos lejanos. Así, tenemos una España celta, de procedencia centroeuropea, y otra íbera, de origen norteafricano; luego viene la dualidad entre la España cristiana y la España sarracena; a continuación, viene la coexistencia entre los dos reinos, los de Castilla y Aragón.
Y así llegamos al siglo XIX, cuando se produce la ruptura entre la España afrancesada liberal, y la España tradicional, monárquico-absolutista. La primera pasará a la predemocrática y jacobina España isabelina, mientras que la segunda se refugiará en el carlismo.
Sin embargo, para Larra no había dos Españas, sino una sola, pero fragmentada en dos mitades que luchan entre sí, hasta que muera una de las dos. En el tremendo epitafio que escribió el día de difuntos de 1836 en su artículo «Fígaro en el cementerio», no concreta cuál fue la España que falleció: «Aquí yace media España, murió de la otra media».
Las guerras cai·listas fueron el antecedente del terrible enfrentamiento del siglo XX entre las dos Españas, en sus versiones de España roja y España nacional, que combatieron cainitamente en la Guerra Civil.
¿Es verdad que existen estas dos Españas? En caso afirmativo, ¿cuál es la frontera, la «línea Maginot» que separa estas dos presuntas Patrias enfrentadas entre sí? ¿Cuál es la que ofrece más garantía de autenticidad?
Si consideramos como criterio de legitimidad que la España verdadera es la que ha tenido más vigencia y continuidad en nuestra historia, la que más protagonismo ha tenido, este papel le corresponde indudablemente a la España forjada en el imperio y un acendrado catolicismo, conservadora de los valores que conformaron la civilización europea, gallarda y heroica, una e indivisible; la otra es su Mr. Hyde, nacida en la cara oculta de la historia, en las cavernas conspiradores de sectas iniciáticas de cuyo nombre no quiero acordarme, promotora de «revoluciones liberales», furibundamente anticatólica, destructora de valores, que se califica a sí misma de «progresista», cuya cosmovisión es la progresía roja, que ha tenido muy poca presencia en nuestra historia, y cuyo horizonte final es la destrucción de España en el Nuevo Orden Mundial. Es decir, que esta «cara oculta de España» ha surgido justamente para destruir a la auténtica España. Para traicionarla, en definitiva.
Desde este punto de vista, la frontera entre las dos Españas la marca el catolicismo, señal distintiva del ADN de la única España, a la que se opone bipolarmente la otra, monstruoso alíen nacido en el vientre de la España de siempre con las semillas del jacobinismo y el bolchevismo que buscan acabar en nuestros solares con todo resto de civilización cristiana.
El arzobispo catalán Pla y Deniel (1876-1968) afirmaba que «en España luchan cruentamente dos concepciones de la vida, dos sentimientos, dos fuerzas que están aprestadas para una lucha universal en todos los pueblos de la tierra, las dos ciudades que San Agustín, el genio del Águila de Hipona, padre de la Filosofía de la Historia, describió maravillosamente en su inmortal Ciudad de Dios, donde afirma que dos amores hicieron dos ciudades: la terrena, el amor de sí hasta el desprecio de Dios; la celeste, el amor de Dios hasta el desprecio propio».
Además de evangelizar a medio mundo, España ciertamente ha sido la «reserva católica» de Occidente, junto con Italia, con la diferencia sustancial de que, al haber sido un imperio durante algunos siglos de nuestra historia, hemos hecho una labor de difusión sin igual, a la vez que hemos sido «martillo de herejes», defendiendo la pureza del Magisterio y la Tradición de la Iglesia frente a persecuciones y herejías.
Marcelino Menéndez Pelayo escribió estas palabras en su epílogo a su «Historia de los heterodoxos españoles»:
«España, evangelizadora de la mitad del orbe; España, martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma , cuna de San Ignacio... ésa es muestra grandeza y nuestra unidad: no tenemos otra".
En su obra "¿Qué saldrá de la España que sangra?", publicada en Buenos Aires en 1937, el padre Julio Meinvielle define con precisión la esencia católica de la Hispanidad: «España es obra exclusiva de la fe cristiana, de suerte que destruir la fe cristiana es destruir España y destruir España es como amputar la Cristiandad. [...] España, entonces, nos muestra espléndidamente en su opulenta historia que todo lo debe a la Iglesia. España ha sido grande cuando se olvidó de sí misma para servir a la Iglesia. Entonces, cuando descubría y colonizaba nuevos mundos, con sus teólogos, santos, reformadores y artistas, iluminaba a Europa, y por el genio de Juan de Austria rompía definitivamente en Lepanto la pujanza de los turcos.
[...] Este ha sido el imperio de España: un magnífico imperio universal, no de dominación terrena, no de aprovechamiento de las energías de los demás como si el mundo fuese una inmensa factoría, sino de expansión de cultura al servicio de la cristiandad, en la defensa de la Iglesia y en la conquista de las almas. Y este imperio grandioso forjado en el preciso momento en que los pueblos cristianos, agitados frenéticamente por el espíritu de rebelión, se apartaban de la Iglesia, es la respuesta de Dios a los hombres, que les dice que sólo en la fidelidad a sus preceptos se puede lograr la verdadera grandeza.
[...] España es de Cristo o del Anticristo: España o Anti-España».
La conformación de España como país católico por excelencia ha producido en nuestra historia la repetición de un conjunto de empresas en las que hemos defendido la fe católica contra sus enemigos, que eran también los nuestros.
Nuestra primera cruzada tuvo lugar con la epopeya de la Reconquista, que recuperó los territorios entregados traidoramente a los musulmanes mediante una epopeya bélica que duró ocho siglos. Esta empresa guerrera utilizó la fe católica como catalizador y aglutinante con el que movilizar a los distintos pueblos que conformaban nuestra entidad nacional.
Cerrada la Reconquista con la toma de Granada, emprendimos la magna empresa de la conquista y colonización de América, acometida también como una colosal aventura de evangelización, de difusión de la fe católica por aquellos vastos territorios, en una suerte de
«Reconquista, segunda parte».
Posteriormente, acaudillamos la lucha contra el protestantismo, desviación del catolicismo dirigida por la conspiración gnóstica que se enfrenta a la Tradición de la Iglesia desde el principio de los tiempos; protestantismo ya plenamente inserto en las maquinaciones del Nuevo Orden Mundial, en el que tienen desde hace mucho su nicho religioso.
Paralelamente, fuimos el brazo armado de la catolicidad contra el peligro turco, que fue neutralizado en Lepanto.
Anunciada en el protestantismo y la Ilustración, y victoriosa en la Revolución Francesa, la ideología jacobina quiso introducir en España su quinta columna de afrancesados liberales y anticatólicos, pero España defendió nuevamente su identidad nacional, su integridad territorial y sus esencias patrias con uñas y dientes, alzándose en armas contra el invencible Napoleón en incontenibles cargas contra sus mamelucos.
Luego llegaron las revoluciones jacobinas del XIX, siempre aureoladas de desamortizaciones y persecuciones a los católicos, de laicismo agresivo, que culminó con la Segunda República, causante de un holocausto católico que según muchos autores ha sido el mayor de la historia -después del que se produjo en la Rusia bolchevique- , que fue derrotada en la Guerra Civil por la España católica, tradicional y conservadora.
Como afirmaba Julio Menvielle en la obra citada anteriormente: «Esta cruentísiina guerra es, en el fondo, una guerra de principios, de doctrinas, de un concepto de la vida y del hecho social contra otro, de una civilización contra otra».
El humo de Satanás
España, Patria traicionada, Patria devastada, casa desolada batida por el viento...
Después de la España nacionalcatólica del franquismo vino la democracia, y durante décadas creímos que estábamos viviendo un sueño maravilloso, que nos llevó a danzar y bailar en bellas noches en nuestros jardines, en hermosas verbenas patrias que nos llenaron de regocijo y de orgullo, porque creíamos estar viviendo en el país de las maravillas.
Mas la democracia no nos ha llevado a ninguna apoteosis patriótica de destino en lo universal, a ninguna gloria galáctica, porque desde la Transición volvió a resurgir
-como un Ave Fénix- la España liberal-bolchevique, la que protagonizó la empresa revolucionaria de la Segunda República, la que pretende llevarnos nuevamente hacia la chatarra interestelar de una Tercera República, hacia el agujero negro de un populismo luciferino, hacia los escoriales globalistas donde aliens rojos y ectoplasnmas de milicianos insepultos de toda calaña devorarán nuestros huesos: así es como hemos pasado del infinito al cero, del incienso al azufre luciferino, del nacionalcatolicismo al rojopopulismo: sic transit gloria mundi.
Y esta España es la que tenemos ahora, descaradamente alentada y promocionada por el Nuevo Orden Miundial (NOM).
Su triunfo ha sido posible porque los poderes globalistas han sido -como veremos- los que han diseñado y dirigido nuestra democracia, los que han resucitado con la inicua memoria histórica el alien de la España «roja» heredera de la República, puesto que es la que inejor sirve a sus intereses, a su objetivo de destruir nuestra Patria para entregarla en bandeja de plata a los gerifaltes del NOM. Utilizando toda su gigantesca maquinaria propagandística lavadora de cerebros; urdiendo un «Himalaya de mentiras» con las que adoctrinar a las masas aborregadas; cooptando a personajes políticos de baja estofa, corruptos y felones; alentando separatismos, promoviendo golpes y asonadas para cambiar gobiernos.
Y ésta ha sido la última traición que ha sufrido España. Porque las Patrias no solamente se desguazan diseccionando sus territorios, ya que otra estrategia para llevar a cabo su destrucción consiste en desestructurar un país desmontando sus valores tradicionales, aquellos que conforman su patrimonio identitario, utilizando para esta labor de zapa una panoplia de contravalores que desbaraten el sistema de tradiciones sobre las que se asienta la identidad de un país. Estos contravalores son precisamente los que el NOM ha inyectado en España, pues coinciden en gran medida con los que conforman la esencia de la España de izquierdas, en perpetuo gueracivilismo contra la España verdadera, la única real.
Sí, España, que viviste un sueño y ahora despiertas en una pesadilla... España, Titanic a la deriva, en plena zozobra después de chocar contra el Ice-Bilderberg, empeñado en feroz porfía en mandar a la gélida mar océana a los que le ganaron la guerra.
Es como una desbandada de vampiros al amparo de la noche gótica que se ha abatido sobre nosotros, como un ejército desencadenado de saurones despiadados, de lobos siniestros a lo que hemos votado para que aúllen en los hemiciclos, en templos arrasados por profanadores impunes; para que desentierren cadáveres de patriotas, desguacen nuestros territorios y nos abismen en la más cruel bancarrota.
Sí, España pensó que, después de la Transición, el sol iba a brillar sobre nuestra historia... pero, en lugar del sol, han aparecido unas densas tinieblas, de sulfuroso hedor, que amenazan la integridad de nuestra Patria, destruyendo sus valores, sus ideales, sus principios, su historia, nuestra identidad nacional... Parafraseando a Pablo VI, podemos decir que «a través de una fisura, el humo de Satanás entró en España».
Porque aquí están los milicianos de nuevo cuño: algunos bien encorbatados enarbolando rosas, vendidos al potosí globalista y luciferino; otros tocados con guayaberas y boinas cheguevarianas, agresivos, vociferantes, blasfemos; para rematar, no podían faltar los golpistas, con sus barretinas, organizando una asonada amarilla, otra «revolución de colores» a añadir a las organizadas por George Soros y cía.
Ahí están, con el puño en alto, organizando barricadas, preparando revoluciones desde sus trincheras, dominando el cotarro desde sus orgías mediáticas, okupando plazas y patios, asaltando capillas, escracheando a todo lo que se mueve a su derecha, confeccionando listas negras con todos aquellos que no hacen genuflexiones ante su pensamiento globalísticamente correcto, amenazando con sus hordas de matones a las bancadas derechosas, patrióticas y católicas...
El NOM lo ha tenido fácil, pues bastaba resucitar a los milicianos insepultos, haciéndoles agitar banderas rojas y separatistas, regurgitando cantonalismos en la «nación de naciones», en el «país de países», en el «país plurinacional»; era suficiente con conjurar en noches de espiritismo a los fantasmas de Buenaventura Du-rruti, de Largo Caballero, de Lluis Companys...
En la situación actual de España cobran plena vigencia aquellas palabras de Azaña en su diario de 1937: «Una verdad arrasa el alma: empujada por la barbarie, España rueda otra vez al abismo de su miseria».
Y también la advertencia profética de Menéndez Pelayo:
«Presenciamos el lento suicidio de un pueblo que, engañado por gárrulos sofistas, hace espantosa liquidación de su pasado, escarnece a cada momento las sombras de sus progenitores, huye de todo contacto con su pensamiento, reniega de cuanto en la Historia hizo de grande, arroja a los cuatro vientos su riqueza artística, y contempla con ojos estúpidos la destrucción de la única España que el mundo conoce, la única cuyo recuerdo tiene virtud bastante para retardar nuestra agonía. Un pueblo viejo no puede renunciar a su historia sin caer en una especie de segunda infancia muy próxima a la imbecilidad senil».
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