domingo, 15 de abril de 2018

👨🐎🐕 CUENTO "UN HOMBRE, SU CABALLO Y SU PERRO"


CUENTO "UN HOMBRE, SU CABALLO Y SU PERRO" 
👨🐎🐕
Un Hombre, su caballo y su perro iban por una carretera. Cuando pasaban cerca de un árbol enorme cayó un rayo y los tres murieron fulminados. 
Pero el hombre no se dio cuenta de que ya había abandonado este mundo, y prosiguió su camino con sus dos animales (a veces los muertos andan un cierto tiempo antes de ser conscientes de su nueva condición…)

La carretera era muy larga y colina arriba. El sol era muy intenso, y ellos estaban sudados y sedientos. 
En una curva del camino vieron un magnífico portal de mármol, que conducía a una plaza pavimentada con adoquines de oro. 
El caminante se dirigió al hombre que custodiaba la entrada y entabló con él, el siguiente diálogo: 

- Buenos días. 
- Buenos días – Respondió el guardián 
- ¿ Cómo se llama este lugar tan bonito?. 
- Esto es el cielo. 
- Qué bien que hayamos llegado al Cielo, porque estamos sedientos! 
- Usted puede entrar y beber tanta agua como quiera. Y el guardián señaló la fuente. 
- Pero mi caballo y mi perro también tienen sed… 
- Lo siento mucho –Dijo el guardián– pero aquí no se permite la entrada a los animales. 

El hombre se levantó con gran disgusto, puesto que tenía muchísima sed, pero no pensaba beber sólo. Dio las gracias al guardián y siguió adelante. 
Después de caminar un buen rato cuesta arriba, ya exhaustos los tres, llegaron a otro sitio, cuya entrada estaba marcada por una puerta vieja que daba a un camino de tierra rodeado de árboles.. 

A la sombra de uno de los árboles había un hombre echado, con la cabeza cubierta por un sombrero. Posiblemente dormía. 
- Buenos días – dijo el caminante. 
El hombre respondió con un gesto de la cabeza. 
- Tenemos mucha sed, mi caballo, mi perro y yo 
- Hay una fuente entre aquellas rocas –dijo el hombre, indicando el lugar. 
Podéis beber toda el agua como queráis. 

El hombre, el caballo y el perro fueron a la fuente y calmaron su sed. 
El caminante volvió atrás para dar gracias al hombre 
- Podéis volver siempre que queráis – Le respondió éste. 
- A propósito ¿Cómo se llama este lugar? – preguntó el hombre. 
- CIELO. 
- ¿El Cielo? Pero si el guardián del portal de mármol me ha dicho que aquello era el Cielo 
- Aquello no era el Cielo. Era el Infierno – contestó el guardián. 

El caminante quedó perplejo. 

- Deberíais prohibir que utilicen vuestro nombre! ¡Esta información falsa debe provocar grandes confusiones! – advirtió el caminante. 
- De ninguna manera! –increpó el hombre– En realidad, nos hacen un gran favor, porque allí se quedan todos los que son capaces de abandonar a sus mejores amigos…




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