martes, 28 de febrero de 2017

LA NUEVA CLASE. ANÁLISIS DEL RÉGIMEN COMUNISTA Y Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo 😈💥

"La nueva clase. 
Análisis del régimen comunista" 
de Djilas, Milovan

Este es un libro sobre el comunismo, escrito por un hombre que hasta hace muy poco tiempo era uno de sus héroes. Ejemplifica y expresa la angustiada desilusión de los intelectuales de la órbita soviética, que sostienen la necesidad de una urgente y amplia democratización. Documento político, uno de los más importantes de nuestra época, no tiene ninguna semejanza con la propaganda anticomunista corriente. Es un manifiesto teórico, que expone una serie de causas y efectos, y trata de demostrar, con claridad y sencillez, que el comunismo siguió el único camino posible, y que no puede, en ninguna circunstancia, realizar sus fines socialistas. 
El comunismo, afirma Djilas, es víctima de sus propias contradicciones: una teoría utópica, y una realidad cruel; un paraíso teórico, y un Estado donde impera la esclavitud; una clase gobernante privilegiada que se devora a sí misma, y un pueblo que vive sumido en la pobreza moral y material. 
El lector admirará la integridad moral de este libro y su apasionada defensa de aspiraciones e ideales. Djilas no es nunca agresivo: lucha seriamente por la verdad; acusa y denuncia rehuyendo las argumentaciones fáciles, las pruebas brillantes, las expresiones meramente negativas, y afirmando, por encima de todo, el valor de la libertad y de la dignidad humana.

PRÓLOGO

A todo esto se lo podría llamar de una manera diferente: historia de una revolución contemporánea, la expresión de una serie de opiniones, o la confesión de un revolucionario. Un poco de cada una de esas cosas se puede encontrar en este documento.Pero aunque se trate de una síntesis inadecuada de historia, opiniones y recuerdos, refleja mi esfuerzo para ofrecer un cuadro, todo lo completo y breve que es posible, del comunismo contemporáneo. Quizá se pierdan algunos aspectos especiales o técnicos, pero confío en que eso contribuirá a que el cuadro general sea mucho más sencillo y completo.He procurado apartarme de mis problemas personales no sometiéndome a ellos. Mis circunstancias son, en el mejor caso, inciertas y en consecuencia me veo obligado a exponer apresuradamente mis observaciones y experiencias; un examen más detallado de mi situación personal podría complementar algún día, y quizá inclusive cambiar, algunas de mis conclusiones.No puedo descubrir todas las dimensiones del conflicto por el que atraviesa dolorosamente nuestro mundo contemporáneo. Tampoco pretendo estar enterado de lo que sucede fuera del mundo comunista, en el que he tenido la fortuna o la desgracia de vivir. Cuando hablo de un mundo exterior al mío lo único que hago es poner a mi propio mundo en perspectiva para hacer más clara su realidad. 

Casi todo lo que contiene este libro se ha dicho en otras partes y de un modo distinto. Quizá se encuentren en él un sabor, un color y un estado de ánimo nuevos, y algunas ideas también nuevas. Las experiencias de cada hombre son únicas y merecen ser comunicadas a sus semejantes. El lector no debe buscar en este libro una filosofía social ni de ninguna otra clase, ni siquiera cuando hago afirmaciones de carácter general. Mi propósito ha sido presentar un cuadro del mundo comunista, pero no hacer filosofía acerca de él por medio de generalizaciones, aunque a veces no he podido evitar la generalización. El método de la observación objetiva me parecía el más adecuado para presentar mi material. Habría podido reforzar mis premisas y probar mis conclusiones mediante citas,estadísticas y relatos de acontecimientos, pero para ser todo lo sencillo y conciso posible he expuesto, en cambio, mis observaciones mediante el razonamiento y la deducción lógica, reduciendo al mínimo las citas y las estadísticas. 

Creo que mi método es adecuado en lo que respecta a mi situación personal y a mi manera de trabajar y de pensar.Durante mi vida adulta he recorrido todo el camino abierto a un comunista, desde el más bajo hasta el más alto de los peldaños de la escala jerárquica, desde el foro local hasta el internacional y desde la formación del verdadero Partido Comunista y la organización de la revolución hasta el establecimiento de la llamada sociedad socialista. Nadie me obligó a aceptar ni a rechazar el comunismo. 

Tomé mi decisión de acuerdo con mis convicciones, libremente, en la medida en que puede ser libre un hombre. Aunque sufrí una desilusión,no soy uno de aquellos cuya desilusión ha sido aguda y extrema. Me fui apartando poco a poco y conscientemente, trazándome el cuadro y sacando las conclusiones que expongo en este libro. Y a medida que me aparto cada vez más de la realidad del comunismo contemporáneo me voy acercando a la idea del socialismo democrático. Esta evolución personal se refleja también en este libro, aunque su propósito principal no es el de seguir las huellas de esa evolución. Considero superfluo criticar al comunismo como idea. Las ideas de igualdad y fraternidad entre los hombres, que han existido en diversas formas desde el comienzo de la sociedad humana —y que el comunismo contemporáneo acepta verbalmente— son principios a los que aspirarán siempre quienes luchan por el progreso y la libertad. 

Criticar esas ideas fundamentales sería tan erróneo como inútil y tonto. El esfuerzo por realizarlas forma parte de la sociedad humana.No me he dedicado a una crítica minuciosa de la teoría comunista, aunque esa crítica es necesaria y útil. He concentrado mi trabajo en la descripción del comunismo contemporáneo y tocado la teoría sólo cuando era necesario. Es imposible exponer todas mis observaciones y experiencias en una obra tan breve como ésta. He enunciado sólo las más esenciales y apelado a las generalizaciones sólo cuando eran inevitables. 

Este relato puede parecer extraño a quienes viven en el mundo no comunista, pero no puede parecer inusitado a quienes viven en el comunista. No pretendo un mérito o una distinción exclusivos por el cuadro que presento de ese mundo ni por las ideas que expongo a su respecto. Son sencillamente el cuadro y las ideas del mundo en que vivo. Soy un producto de ese mundo, he contribuido a crearlo y ahora soy uno de sus críticos. Sólo en la apariencia es esto inconsecuente. He luchado en el pasado, y sigo luchando, por un mundo mejor. Esa lucha puede no producir los resultados deseados. Sin embargo, la lógica de mi acción está contenida en la duración y la continuidad de esa lucha.

A pesar de que los regímenes comunistas de Europa del Este se desintegraron, el espectro perverso del comunismo no ha desaparecido. Por el contrario, este espectro perverso rige nuestro mundo y la humanidad no debe albergar un optimismo errado. El comunismo no es una tendencia de pensamiento, ni una doctrina, ni un intento fracasado de ser una nueva forma de ordenar los asuntos humanos. En cambio, debería ser entendido como un demonio –un espectro perverso forjado por el odio, la degeneración y otras fuerzas elementales del universo. Tomó la forma de una serpiente, luego la de un dragón rojo, está en compañía de Satán, que odia a Dios, y explota a seres vivos y demonios de bajo nivel para sembrar el caos en la humanidad. 

El objetivo del espectro es arruinar a la humanidad, y mientras los dioses ofrecen salvación a los seres humanos, el comunismo le dice al hombre que no lo crea, ataca la moralidad humana para que renuncie a la tradición y causa que el hombre no acate la enseñanza de Dios a fin de que, en última instancia, sea destruido. El perverso espectro comunista, con sus incontables mutaciones, está lleno de astucia. A veces usa la matanza y la violencia para amenazar a quienes se rehúsan a seguirlo; otras veces recurre al lenguaje de la “ciencia” y el “progreso”, ofreciendo un maravilloso proyecto de futuro con la intención de engañar a los seguidores. A veces se presenta como un profundo campo de aprendizaje y hace que la gente crea que es la dirección futura de la humanidad; otras veces utiliza los eslóganes de “democracia”, “igualdad” y “justicia social” para infiltrar el área de la educación, los medios de comunicación, el arte y el derecho, metiendo a la gente bajo su bandera sin que siquiera lo sepan. 

Además, otras veces, se llama a sí mismo “socialismo”, “progresismo”, “liberalismo”, “neomarxismo” y otros términos de izquierda. A veces sostiene banderas aparentemente rectas, tales como el pacifismo, el ambientalismo, el globalismo y la corrección política; otras veces, apoya el arte de vanguardia, la liberación sexual, la legalización de las drogas, la homosexualidad y otras indulgencias de los deseos humanos, dando la falsa impresión de que es parte de una tendencia popular. El extremismo y la violencia no son sus únicas expresiones –a veces simula preocuparse por el bienestar de la sociedad. No obstante, su propósito de raíz es destruir, por cualquier medio necesario, todo lo tradicional –sea la fe, la religión, la moral, la cultura, la institución de la familia, el arte, la pedagogía, el derecho–, lo que sea necesario para que el hombre caiga en un abismo moral y sea condenado. 



COMO EL ESPECTRO C. RIGE EL... by Karina Flores Rezpka 


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