sábado, 23 de julio de 2016

EL SÍNDROME DE LA RANA HERVIDA O PROCESO DE ANESTESIA COLECTIVA

EL SÍNDROME DE LA RANA HERVIDA

Las fábulas, los símbolos, las historias, las parábolas, las alegorías, los cuentos han sido siempre excelentes técnicas para explicar, enseñar y transmitir ideas. He leído en algún lugar que la distancia más corta entre una persona y la verdad es un cuento. 
Olivier Clerc, especialista en bienestar y desarrollo personal nacido en Ginebra y afincado hoy en Borgoña, escribió en el año 2005 un libro titulado “La rana que no sabía que estaba hervida… y otras lecciones de vida”. 
El síndrome de la rana también se puede aplicar al ámbito social. Hay sociedades en las que, en un tiempo, se vivía en función de valores acendrados. Pero, poco a poco, se van perdiendo las referencias éticas y un ciudadano de la primera época no se podría reconocer en la situación a la que sin pensarlo se ha llegado. Año tras año, día tras día, hora tras hora prosigue la degradación. Una creciente proliferación de la vulgaridad, de la grosería, de la falta de respeto hacen que nos sumerjamos en un clima éticamente irrespirable. 
¿Cómo se ha pasado el la vida de aquellos pueblos en los que se dejaban las puertas abiertas a esta inseguridad que no eliminan ni los cerrojos, ni las alarmas ni la policía pública y privada?

La falta de reacción se debe a que el deterioro de paso lento es casi imperceptible. Por eso debemos estar siempre en situación de alerta. Oliverc Clerc nos dice en su obra: 
“Lo que nos enseña la alegoría de la rana es que siempre que existe un deterioro lento, tenue, casi imperceptible, tan solo una conciencia muy aguda o una memoria excelente permiten darse cuenta de ello, o bien un patrón de referencia que haga posible valorar el estado de la situación”.
Tres soluciones complejas, que no es fácil ejercitar de forma permanente y efectiva. 
  • La primera consiste en ejercitar la conciencia, sin la cual estaremos dormidos en el sentido estricto o figurado. 
  • La segunda es el ejercicio de la memoria. Sin memoria no hay comparación, no hay discernimiento. 
  • La tercera es la utilización de termómetros referenciales. La rana que está sumergida en el agua carece de un patrón de referencia. 
¿Cuáles son los criterios en los que basamos nuestra salud emocional, nuestro clima ético, nuestro estado de salud? 
Cuando uno se quiere pesar, lo primero que hace es comprobar que la báscula está a cero. De lo contrario, ¿qué fiabilidad tendría la medida? Pobre rana. Inconsciente, amnésica y embotada, no le queda más que esperar la cocción. 
Pobres de nosotros si perdemos la capacidad de reaccionar ante el deterioro paulatino e imperceptible.


Un engaño que ha explotado y que los más perjudicados son, como siempre, los que menos tienen, los más débiles, los que se fueron adaptando a las malas prácticas políticas, y a un poder que es el que permanece, manteniéndonos a todos bajo el agua que hierve, sin que tomemos conciencia de ello, sin que dispongamos de recursos suficientes para hacer frente a lo que todos nosotros hemos permitido, creyendo en un falso bienestar de autoengaño.

Tomemos conciencia, atendamos a lo que vivimos, reflexionemos sobre los cambios, indaguemos en la manipulación y el “beneficio” que nos hierve hasta dejarnos sin recursos.

Os pido que atendamos y reflexionemos acerca lo que dice Olivier Clerc:
En nombre del progreso, de la ciencia, y del aprovechamiento, se efectúan continuos ataques a las libertades individuales, a la dignidad, a la integridad de la naturaleza, a la belleza y a la felicidad de vivir. Lenta, pero inexorablemente, con la constante complicidad de las víctimas, inconscientes, o quizás incapaces de defenderse.



La #Argentina como Venezuela, 
gobiernos que aplica la “paradoja de la rana hervida” 
rompiendo de a poco el orden institucional para terminar 
la democracia como #Venezuela, #Bolivia y #Nicaragua 
hoy sometidos al crimen organizado y narcoestados.

by siropedemaria on Scribd







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