domingo, 17 de abril de 2016

A VECES, SEÑOR, A VECES...


A veces, Señor, a veces...

A veces, Señor, a veces 
son tantas las ofertas 
y tantos los guiños e insinuaciones, 
que el corazón se desboca 
y la mente se ofusca 
con propuestas tan llamativas y gustosas. 

Y entonces, Señor, entonces, 
me voy por sendas oscuras, 
no presto atención a tus melodías, 
evito tu roce y caricias, 
y me pierdo, aunque sea de día, 
porque me obsesionan los cantos de sirena. 

Pero... 
A veces, Señor, a veces 
sólo anhelo que Tú me llames, 
pronunciando mi nombre, como otras veces, 
para despertarme y pacificarme, 
y poder compartir heridas, deseos y tareas 
a la vera del camino de la vida. 

Y entonces, Señor, entonces, 
aunque haya bandidos y ladrones, 
sé que Tú vas cerca y delante 
abriendo caminos y horizontes, 
silbando alegres canciones 
y dándonos a todos vida abundante. 

A veces, Señor, a veces 
reconozco tu presencia y voz, 
y entonces, Señor, entonces 
te sigo y salgo al mundo con ilusión. 

Florentino Ulibarri

Sumérgeme en el río de Tu Espíritu


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