viernes, 18 de marzo de 2016

IDENTIDAD CULTURAL Y ALTERIDAD

 
Identidad cultural

La identidad cultural son las características propias de la cultura de un grupo que permiten a los individuos identificarse como miembros de un grupo y también diferenciarse del resto. Está compuesta por múltiples elementos como las tradiciones, los valores y las creencias características de una determinada cultura.La identidad cultural y la interculturalidad son conceptos complementarios que permiten a una persona o grupo afirmar su propia identidad y a la vez entablar relaciones con otras culturas.

Identidad cultural es un conjunto de valores, orgullos, tradiciones, símbolos, creencias y modos de comportamiento que funcionan como elementos dentro de un grupo social y que actúan para que los individuos que lo forman puedan fundamentar su sentimiento de pertenencia que hacen parte a la diversidad al interior de las mismas en respuesta a los intereses, códigos, normas y rituales que comparten dichos grupos dentro de la cultura dominante.



Identidad Cultural es el sentimiento de identidad de un grupo o cultura, o de un individuo, en la medida en la que él o ella es afectado por su pertenencia a tal grupo o cultura.


Está dada por un conjunto de características que permiten distinguir a un grupo humano del resto de la sociedad y por la identificación de un conjunto de elementos que permiten a este grupo autodefinirse como tal. La identidad de un pueblo se manifiesta cuando una persona se reconoce o reconoce a otra persona como miembro de ese pueblo. La identidad no es otra cosa que el reconocimiento de un pueblo como "si mismo". 



Para Kottak "todos aquellos rasgos culturales que hacen que las personas pertenecientes a un grupo humano y a un nivel cultural (...) se sientan iguales culturalmente" (Kottak 2002). De manera que la condición natural de la cultura es que ésta varía -se diferencia, cambia en poco o en mucho - en lo que se refiere a sus contenidos entre grupos humanos; por esta razón, no es posible encontrar dos comunas que sean idénticas, dos poblaciones de una ciudad, o dos regiones en el país que no muestres diferencias en los elementos que componen su cultura. Es decir, costumbres, valores, normas, lenguajes y simbolismos van a cambiar de grupo en grupo humano haciendo que cada uno de ellos exprese su propia identidad cultural.
Identidad y Cultura

La construcción de identidad se ha considerado a lo largo de la historia como un proceso al mismo tiempo cultural, material y social. Cultural, porque los individuos se definen a si mismos en términos de ciertas categorías compartidas, cuyo significado está culturalmente definido, tales como religión, género, clase, profesión, etnia, sexualidad, nacionalidad que contribuyen a especificar al sujeto y su sentido de identidad. Estas categorías podríamos llamarlas identidades culturales o colectivas. Es material en cuanto los seres humanos proyectan simbólicamente su sí mismo, sus propias cualidades en cosas materiales, partiendo por su propio cuerpo; se ven a sí mismos en ellas y las ven de acuerdo a su propia imagen. Es también un proceso social, porque la identidad implica una referencia a los “otros” en dos sentidos. Primero, los Otros son aquellos cuyas opiniones acerca de nosotros hacemos internas, cuyas expectativas se transforman en nuestras propias auto-expectativas. Pero también son aquellos con respecto a los cuales queremos diferenciarnos. Podríamos entonces hablar de algunos elementos componentes de toda identidad: categorías colectivas, posesiones y los “Otros”.

La persona utiliza la identidad como de categorías únicas no compartidas por otros. Cuando a alguien le piden que diga quién es, su relato va a utilizar categorías compartidas con otros tales como religión, clase social, nacionalidad, género, etnia, orientación sexual, profesión, etc. Cada una de ellas puede considerarse como una identidad cultural o colectiva. Pero esto no sólo se aplica a identidades individuales sino también a identidades colectivas. Por ejemplo, en la definición identitaria de un país se utilizan también categorías más generales tales como: islámico/cristiano, norte/sur, hispano/ anglosajón, desarrollado/subdesarrollado, europeo/latinoamericano, oriente/occidente, etc. Esto significa que toda identidad requiere una referencia a un grupo más amplio con el que se comparten ciertas características.
Erikson expresa esta idea diciendo que en el proceso de identificación “el individuo se juzga a sí mismo a la luz de lo que percibe como la manera en que los otros lo juzgan a él.” (Erikson, p. 22)

El medio social no sólo nos rodea, sino que también está dentro de nosotros. En este sentido se podría decir que las identidades vienen de afuera en la medida que son la manera como los otros nos reconocen, pero vienen de adentro en la medida que nuestro auto-reconocimiento es una función del reconocimiento de los otros que hemos internalizado.

La identidad no es puramente una construcción pasiva constituida por las expectativas de los otros, es un proceso de interacción por medio del cual la identidad del sujeto es construida no sólo como una expresión del reconocimiento libre de los otros, sino también como resultado de una lucha por ser reconocido por los otros.

Así se puede apreciar que el concepto de identidad se encuentra estrechamente relacionado con el concepto de cultura ya que esta celebración del yo se hace posible en base a un “otro” que refleje la diferencia identitaria que se ve también de acuerdo a la perspectiva del sustento del sujeto a través del “otro” .


A decir de Jaime Fisher, la identidad cultural es el sentido de pertenencia a un determinado grupo social y es un criterio para diferenciarse de la otredad colectiva.

Así, un individuo puede identificarse con alguno o algunos de los contenidos culturales de un grupo social (tradiciones, costumbres, valores) pero -y esto es significativo para comprender el concepto de identidad cultural desde Fisher- dentro de un mismo grupo aparentemente homogéneo existen varias identidades, puesto que cada uno de sus integrantes se identifica con varios -no todos, ni de la misma manera- con los componentes señalados.

La multidiversidad, entonces, es ese conjunto de identidades posibles dentro de un mismo grupo. El autor propone tres tipos básicos de identidad cultural y tres tipos distintos de multiculturalismo. A saber, endógeno, exógeno e intercultural. En el primero, un grupo autóctono minoritario se halla políticamente sujeto a un Estado nación con valores occidentales. El segundo se presenta en países medianamente homógenos que han aceptado inmigrantes de razas y culturas varias. Y el último lo encontramos cuando culturas minoritarias conviven con un creciente flujo de inmigrantes.

Los países adelantados de Europa, Asia y Norteamérica, por ejemplo, alcanzaron su desarrollo en base a su identidad cultural, cada uno con su propia realidad, con su historia y geografía, con sus propios hábitos, razas e idiomas, con sus obras y sus propias metas, y, por tanto, con sus propias huellas digitales.



La mayoría de esos países para conseguir su desarrollo consolidaron primero su identidad nacional, su Nación, y luego consolidaron su Estado, aparato político de su Nación. Es decir, primero lograron su independencia nacional, económica, social, cultural y política gracias a que tuvieron burguesías nacionalistas, revolucionarias y modernas que luego construyeron su Estado moderno y su desarrollo.

No hay identidad sin alteridad


Alteridad es la condición de ser otro. El vocablo alter refiere al “otro” desde la perspectiva del “yo”. El concepto de alteridad, por lo tanto, se utiliza en sentido filosófico para nombrar al descubrimiento de la concepción del mundo y de los intereses de un “otro”.

La alteridad hay que entenderla a partir de una división entre un “yo” y un “otro”, o entre un “nosotros” y un “ellos”. El “otro” tiene costumbres, tradiciones y representaciones diferentes a las del “yo”: por eso forma parte de “ellos” y no de “nosotros”. La alteridad implica ponerse en el lugar de ese “otro”, alternando la perspectiva propia con la ajena.

Es decir, la alteridad viene a ser una buena muestra de interés por comprenderse. De ahí que se encargue por fomentar tanto el diálogo como los acuerdos e incluso las vías de paz a cualquier posible conflicto.

Precisamente por todo lo que es y lo que significa, normalmente cuando se habla de alteridad también viene a la mente otro concepto, el de otredad. A veces se emplean como sinónimos, no obstante, este último tenemos que decir que es aquel término que se utiliza para expresar que cuando una persona está entablando una conversación con otra lo que hace es adueñarse de ella. ¿Cómo hace eso? Recurriendo a frases habituales como “si yo fuera tú lo que haría sería…”.

Precisamente por lo que significan, por los valores que expresan y transmiten tanto la alteridad como la otredad se usan en determinados ámbitos de estudio como, por ejemplo, la Historia o la Antropología. Y es que sirven para entender las posturas de unas partes u otras en cualquier acontecimiento o hecho.

Esto quiere decir que la alteridad representa una voluntad de entendimiento que fomenta el diálogo y propicia las relaciones pacíficas. Cuando un hombre judío entabla una relación amorosa con una mujer católica, la alteridad es indispensable para entender y aceptar las diferencias entre ambos. En cambio, si se registra una escasa alteridad, la relación será imposible ya que las dos visiones del mundo sólo chocarán entre sí y no habrá espacio para el entendimiento.

La alteridad también puede entenderse a un nivel más amplio. El encuentro entre dos países o dos pueblos implica poner diferentes formas de vida frente a frente. Si hay voluntad de alteridad, la integración podrá ser armónica, ya que cada pueblo respetará las creencias del otro. Ese diálogo, por otra parte, enriquecerá a ambos. En cambio, si no hay alteridad, el pueblo más fuerte dominará al otro e impondrá sus creencias. 
Es estúpida la idea de que la multiplicación de los contactos con el exterior es una amenaza contra la identidad, algo que se escucha a menudo No hay identidad sin la presencia de los otros. No hay identidad sin alteridad.
Creo que hay que llevar a cabo algo más que el multiculturalismo para crear otro tipo de diversidad, lo más importante es el multi-individualismo. Mañana la moda intelectual puede cambiar y lo importante me parece el individuo.

La historia trata de grupos que se movieron. Se reivindica una identidad en parte ilusoria y se la cree amenazada precisamente porque no se llegan a admitir las relaciones de alteridad. No es la alteridad la que pone la identidad en crisis. La identidad está en crisis cuando un grupo o una nación rechaza el juego social del encuentro con el otro.





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