Ante la incomprensible decisión adoptada por el Ayuntamiento de Jerez de la Frontera de retirar el busto dedicado al literato José María Pemán y Pemartín, situado a la entrada del Teatro Villamarta de dicha ciudad, la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), de cuyo Centro de Cádiz fue secretario el propio Pemán, desea hacer constar lo siguiente:
1º.- José María Pemán fue un escritor de gran relevancia y académico de la Lengua (también director de la RAE), cuya extensa obra ha merecido todo tipo de elogios y reconocimientos tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, destacando en géneros muy diversos, pero sobre todo en el periodismo, el teatro y la poesía.
2º.- Su compromiso político le llevó, en tiempos especialmente difíciles y trágicos para los españoles como los de la Guerra Civil, a defender sus ideales como tantos otros compatriotas en los dos bandos enfrentados.
3º.- Tras el conflicto, Pemán se caracterizó por trabajar incansablemente en favor de la reconciliación de todos los españoles, con espíritu de concordia, liberalidad y diálogo.
4º.- Una seña de identidad de dicho compromiso fue su incansable apoyo a la Monarquía durante el Régimen anterior, como instrumento de paz y diálogo entre los españoles, gracias al cual ha sido posible el largo período de convivencia que se abrió en 1978, tras la instauración de la democracia y la promulgación de la Constitución.
5º.- La figura de José María Pemán destacó muy particularmente por su estrecha vinculación a la provincia de Cádiz. Desde aquí desarrolló una parte fundamental de su labor pública, artística y cultural, sirviendo a la vez como albacea y embajador de las mejores cualidades humanas de esta tierra.
6º.- Su generosidad fue siempre muy grande, como tantos han reconocido, no sólo hacia aquellos que pensaban como él, sino con todos los que, desde unas ideas y actitudes diferentes, recabaron su ayuda en momentos de dificultad, según demuestra su abundante correspondencia con personalidades, sin salir del ámbito literario, como Federico García Lorca, Antonio Buero Vallejo, Juan Ramón Jiménez, Rafael Alberti o Fernando Quiñones.
En consecuencia, solicitamos que el mencionado acuerdo municipal sea reconsiderado, a fin de que la justicia, el honor y la verdad prevalezcan, dejando a un lado el desconocimiento de la relevante figura de Pemán y actitudes más cercanas a la revancha que al consenso y, por lo tanto, ajenas al espíritu de convivencia que hoy preside la vida de los españoles.
ELOGIO DE LA VIDA SENCILLA
"La vida que no florece
y es oculta y escondida,
no es fecunda, ni crece;
es vida que no merece,
ni el santo nombre de vida".
y es oculta y escondida,
no es fecunda, ni crece;
es vida que no merece,
ni el santo nombre de vida".
José María Pemán
Vida inquieta, frenesí
de la ambición desmedida...
¡Qué mal comprende la vida
el que la comprende así!
la vida es soplo de hielo
que va marchitando flores;
no la riegues con sudores
ni la labres con desvelo;
la vida no lo merece:
que esa ambición desmedida
es planta que no florece
en los huertos de la vida.
Necio es quien lucha y se afana
de su porvenir en pos:
gana hoy pan y deja a Dios
el cuidado de mañana.
Vida serena y sencilla,
yo quiero abrazarme a ti,
que eres la sola semilla
que nos da flores aquí.
Conciencia tranquila y sana
es el tesoro que quiero;
nada pido y nada espero
para el día de mañana.
Y así, si me da ese día
algo, aunque poco quizás,
siempre me parece más
de lo que yo le pedía.
Ni voy de la gloria en pos,
ni torpe ambición me afana,
y al nacer cada mañana
tan sólo le pido a Dios
casa limpia en que albergar,
pan tierno para comer,
un libro para leer
y un Cristo para rezar;
que el que se esfuerza y se agita
nada encuentra que le llene,
y el que menos necesita
tiene más que el que más tiene.
Quiero gozar cuanto pueda,
y, con acierto y medida,
gastar moneda a moneda
el tesoro de mi vida;
mas no quiero ser jamás
como el que amontona el oro
y no goza del tesoro
por acrecentarlo más.
Quiero gozar sin pasión,
esperar sin ansiedad,
sufrir con resignación,
morir con tranquilidad;
que, al llegar mi postrer día,
quiero pensar y decir:
"Viví como viviría
si ahora volviera a vivir.
Viví como un peregrino,
que, olvidando los dolores,
pasó cogiendo las flores
de los lados del camino;
cantando he dejado atrás
la vida que recorrí;
pedí poco y tuve más
de lo poco que pedí;
que si nadie me envidió
en el mundo necio y loco,
en ese mundo tampoco
he envidiado a nadie yo".
Tras los honores no voy;
la vida es una tirana,
que llena de honores hoy
al que deshonra mañana.
No quiero honores de nombres;
vivo sin ambicionar,
que ese es honor que los hombres
no me lo pueden quitar.
He resuelto despreciar
toda ambición desmedida
y no pedirle a la vida
lo que no me puede dar.
He resuelto no correr
tras un bien que no me calma;
llevo un tesoro en el alma
que no lo quiero perder,
y lo guardo porque espero
que he de morir confiado
en que se lo llevo entero
al Señor, que me lo ha dado.
José María Pemán
(1898-1981)
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