"La Envidia y la Soberbia matan
la Lealtad, la Verdad, la Libertad".
Yanka
"Perseguirás la libertad en vano,
que cuando un pueblo la virtud olvida,
lleva en sus propios vicios su tirano".
Gaspar Núñez de Arce
"No hay peor esclavitud que la de la mentira, hay que libertar la conciencia del pueblo diciendo la verdad. Ahora bien, la verdad que hay que decir no es una verdad cualquiera, sino aquello que se hace necesario proclamar, es preciso decir en cada momento las verdades que los demás callan por no ser racional ni razonable decirlas." UNAMUNO
¿Por qué los hombres luchan por su esclavitud como si fuera por su libertad? Porque el poder y la cultura los mantiene en el engaño.
*
"La verdad sin libertad
cae en toda suerte de fundamentalismos".
Julio L. Martínez, sj
"Lo religioso puede y debe ocupar su espacio,
no debe ser desconocido".
José María Contreras
Hoy vamos a tener enfrente dos adversarios: el relativismo y el extremismo. El relativismo no se agota en sí mismo, y hay otro fenómeno que intenta reemplazarlo: el extremismo.
"Les invito a dialogar, a discurrir, discutir y argumentar para enriquecernos mutuamente", dijo.
"Uno de los desafíos a los que nos enfrentamos es el de la identidad europea", afirmó Barrasa. "Hay un debate de fondo de hacia dónde debe caminar la Unión Europea. En este debate las raíces de fondo son muy importantes, para poder llegar a acuerdos sobre lo que debemos ser en el futuro", dijo, refiriéndose a la crisis económica actual y a los problemas más recientes en torno a la cuestión griega.
El decano de la Facultad de Teología de la UPSA, Jacinto Núñez Regodón, afirmó que "no es extraño que las tres facultades eclesiásticas de nuestra universidad organicen juntas una actividad llamada ‘diálogo', que quiere decir: estar convocados por el logos". Así, repasó el sentido del término "logos" en Filosofía (razón), Teología (Palabra, Verbo) y Derecho (orden).
Julio Martínez habló sobre la fe cristiana en relación con la sociedad europea. Inició sus palabras refiriéndose a la tragedia de los inmigrantes y refugiados muertos a la entrada de Europa. "Es una vergüenza", señaló, citando al papa Francisco. La preocupación por esta cuestión, afirmó, es mucho menor en la sociedad europea que la que hay por la crisis griega. "Se ha hecho presente la tensión de la ambivalencia donde están la soberbia y la arrogancia, por un lado, y el escepticismo ante Europa, por otro".
Esto trae consigo "una crisis cultural de bastante intensidad, ya que las sociedades europeas estarían viviendo de valores que no sólo no producen y alimentan, sino que incluso destruyen". Y por ello hay un individualismo y un acceso meramente científico a la realidad que determinan nuestra cultura. Como se puede ver señalado en la encíclica Laudato si', "un antropocentrismo desviado y un modelo tecnocrático que esconde problemas más agudos". Francisco le dice a Europa algo así: "sal de ti mismo, Europa, para encontrarte. Es necesaria una valiente revolución cultural para recuperar los valores".
También dentro de las Iglesias hay efectos de esta cultura, la mundanización: "una pérdida de fe primigenia y una convivencia con la lógica del mundo. No es raro que las comunidades no tengan el amor que antes tenían, como dice Ecclesia in Europa. Se hallan envueltas en contradicciones y fatigas". Así surgen problemas como la quiebra de una moral tradicional, la crisis vocacional, la pérdida del sentido del pecado, el descenso de la práctica religiosa... "Los cristianos de Europa necesitamos de nuevo escuchar el Evangelio que nos invite a la conversión. Necesitamos volver al amor primero, y desde él, ser una Iglesia consciente de su debilidad pero valiente, que se crea que puede decir algo culturalmente, viviendo profundamente nuestros valores para ayudar desde ahí a una desmoralizada sociedad europea", dijo.
Esto hay que hacerlo desde la alegría del Evangelio. "La Iglesia en Europa hoy es una grey con escaso poder cultural y político, pero renovada por el Espíritu debe estar convencida de que es capaz de aportar a Europa lo esencial: alma, espíritu y esperanza". Hagamos lo que hagamos, debemos acabar siempre "con el énfasis en una espiritualidad viva y vivificante".
Estamos en una encrucijada, como cuando Ortega y Gasset apuntaba a una Europa sin moral. "Europa necesita un suplemento de alma, o un alma entera... ¿tiene algo que aportar el cristianismo a la recuperación del alma y de la misión de Europa?". Y contestó que sin memoria y sin esperanza no hay posibilidad de regeneración. Por eso aludió a la identidad cristiana y católica de los padres fundadores de la Unión Europea.
Para Julio Martínez, "tenemos que dejarnos interpelar internamente, dejarnos nutrir de verdadera espiritualidad cristiana para ser coherentes y creíbles. Ser testigos, en esta encrucijada de la historia, del único testigo fiel, Cristo". El ponente citó a mons. Eugenio Romero Pose, que hablaba del valor de Europa como integradora de diversidad y libertad.
"La verdad sin libertad cae en toda suerte de fundamentalismos", afirmó. "De ahí proceden el sectarismo y la imposición sobre el diferente, algo que llega a matar". Y, por el contrario, "la libertad sin verdad llega al individualismo, lo que hace difícil la transmisión de valores comunitarios". Esto se ve en la reclamación de derechos sin querer asumir deberes. "La libertad sin verdad pone las condiciones óptimas para que los populismos, hoy muy reales, tengan todo el campo para desarrollarse. Populismos que manejan muy bien los medios de comunicación social".
"La sensibilidad por la verdad se da por derrotada cuando no se busca lo que es justo, sino lo que acepta la mayoría. Lo que importa aquí es la persuasión y no la verdad, lo que parece verdadero y no lo que lo es. La demagogia campa a sus anchas: no importaría engañar con tal de que eso resulte verosímil o persuasivo. Convencer sería la finalidad del discurso", explicó.
Señaló dos riesgos en Europa, "dos grandes peligros ante los que las comunidades cristianas, si vivimos con integridad nuestra vocación y misión, podemos dar perfectamente una respuesta propositiva". El primero es "el universalismo abstracto, que llega a prohibir el uso de signos religiosos en públicos, ya sea el velo islámico o el crucifijo". El segundo es "un relativismo contextualista", en el que al final "se cae en una privatización del hecho religioso en el sentido de considerar irracionales lo que son las convicciones y creencias religiosas. La religión sería convicción pero no conocimiento, algo que aporta bienes a las personas pero que no tiene una significación para la vida pública".
"Buena parte del multiculturalismo en Europa lo que hace es defender la diversidad cultural pero al mismo tiempo pedir la reclusión de la religión a lo privado. Al final se quiere desalojar la religión... y resulta que la religión, cuando menos, forma parte sustancial de la cultura y de la identidad", señaló. Y añadió una llamada a "apostar por una cultura del diálogo y del encuentro" por parte de los cristianos.
La cruz y la acogida de los diferentes
"La religión nuestra tiene algo que aportar a Europa: no prescindir del sufrimiento humano. El signo de la cruz es el símbolo que plantea preguntas a todo ser humano, a toda cultura, a toda ética social. Nos pide que abramos nuestros ojos al sufrimiento del mundo actual. Es el más específico de todos los signos cristianos, y tiene que llevarnos a ofrecer a los no cristianos la posibilidad de elaborar una ética social desde la categoría de la compasión".
Por último, Julio Martínez se refirió a la acogida de los migrantes en Europa. "La mayoría de ellos son creyentes y llegan a sociedades muy secularizadas", afirmó. Por eso se trata de una importante prueba para ellos y para las comunidades cristianas. "Según sea nuestra respuesta a esta prueba, los cristianos crearemos valor y daremos alma a nuestras sociedades". Terminó enunciando una serie de elementos que la Iglesia tiene, pero que debe vivir más en su conjunto para afrontar positivamente los desafíos actuales.
El mundo "cada vez se hace más cristiano y más musulmán", según los mismos estudios, que ofrecen cifras para ambas religiones. Para el año 2050 "cristianos y musulmanes estarán casi a la par". Pero en el cristianismo se produce un salto cualitativo: estará fundamentalmente en el hemisferio sur, frente a lo que ocurría antes. También "Europa se va ir secularizando progresivamente". El mayor ritmo de secularización se va a producir en España, según el profesor Contreras.
La cantidad de personas que no creen en Dios "va a aumentar, normalmente con mayor proporción en los países protestantes que en los católicos, con excepción de Francia". Los cristianos seguirán siendo mayoría en Europa, pero también crecerá el islam. "Todo esto nos lleva a esa diversidad y a esas sociedades plurirreligiosas sobre las que proyectaré la función de los poderes públicos y la función de las comunidades religiosas".
¿Qué supone la laicidad en las relaciones Iglesia-Estado? "Muchas veces se ha entendido como privatización de la religión. Pero esto no quiere decir que se relegue al plano personal, sino que escapa del ámbito del Estado", señaló el ponente. "La libertad religiosa tiene un ámbito social y externo que debe ser protegido. Estado laico significa que los poderes públicos deben estar separados de la religión, y las normas jurídicas no pueden articularse sobre valores religiosos, respondiendo a la protección y garantía de los derechos fundamentales".
Laicidad y libertad religiosa
La libertad religiosa "no abarca sólo a los que creen, sino también a los que no creen. Garantiza la libertad de todos ante la pregunta sobre la existencia de Dios. En su ámbito externo no sólo incluye la libertad de coacción, sino también una acción positiva o de promoción de esa propia libertad religiosa". Por ello "la laicidad debe ser entendida como la otra cara de la moneda de la libertad religiosa".
En España, "aunque la libertad religiosa está oficialmente reconocida, su ejercicio es difícil a veces". En algunos países se confunden las técnicas de normalización con la integración. "No es lo mismo la inmigración, que es una cuestión coyuntural, que la religión, que es estructural. Los hijos de los inmigrantes de hoy serán nacionales, y no se les pueden aplicar las mismas medidas, porque habrá un problema de pertenencia", afirmó.
José María Contreras señaló que una cosa son los derechos que incluye la libertad religiosa, y otra cosa la gestión de esos derechos. Abordó algunos casos concretos: la apertura de lugares de culto, los ritos funerarios y enterramientos, la presencia de símbolos religiosos en los centros públicos, etc. Llamó a aceptar las religiones en los ámbitos públicos, ya que la sociedad tiene una identidad integrada también por la religión.
En cuanto al papel de las religiones en el espacio público, el ponente habló de tres funciones: "la primera es estar atentas a la tutela de la libertad religiosa, no sólo la relativa a ellas mismas, sino cuando afecta a otros grupos. La defensa de la libertad religiosa de todos y para todos. A más libertad, más para todos".
Una segunda función sería "la tutela de los derechos de las minorías. Los derechos colectivos, no sólo los de las personas, se ven como una necesidad. Porque a veces se sufren discriminaciones por formar parte de un grupo. Las comunidades cristianas deben izar la bandera de la protección de las minorías en una Europa mayoritariamente cristiana, y no utilizar el elemento de la reciprocidad, que no hace más que disminuir los derechos fundamentales".
Por último, la tercera función es "el diálogo interreligioso, un elemento esencial que pueden aportar los cristianos a Europa, sin excluir a nadie. Cuando yo era director general, eché en falta el diálogo entre las confesiones. Sólo lo veía dentro de la Comisión Asesora de Libertad Religiosa, y no constaté que lo hubiera de manera institucional entre ellas".
"No nos une una homogeneidad suficiente en lo histórico, político y cultural, sino la adhesión a unos valores", señaló la letrada. Es lo que permite "cambiar las cosas en lugar de adaptarnos simplemente a ellas". Por eso la ponente afirmó que "no es cierto que en el origen de la Unión Europea naciera sólo con motivaciones económicos, sino que nació para salvaguardar la paz y la unión en torno a unos valores después de las grandes catástrofes del siglo XX. Se trataba de crear una comunidad con unos lazos que evitaran repetirlas, precisamente en torno a compartir soberanía en algunos elementos importantes, como fueron al principio el carbón y el acero".
Para terminar, Mayor Oreja, llamó a "hacer un examen de conciencia. Cada uno debe responderse a esa cuestión de cómo cambiar". Esto "nos va a exigir mucho a todos, y nos va a exigir mucho a los cristianos. Me escandaliza hoy en el mundo no es que maten a cristianos en otros lugares, a mí lo que me preocupa es nuestra indiferencia: los matan y no reaccionamos ni sabemos cómo reaccionar. Es un ejemplo de lo que, en mi opinión, debemos cambiar. Encontrando el alma de Europa o llenándonos de espiritualidad, reencontrando el amor primero".
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"Nos co-municanos, luego, co-existimos".
Juan Carlos (Yanka)