lunes, 30 de marzo de 2015

ONGS: HUELE A TUFO, TUFILLO... COMO GREENPEACE




La continua sospecha sobre las ONG. El caso de la ONG francesa que intentaba sacar a niños de Chad de manera ilegal vuelve a poner el tema a debate. En España, Intervida y Anesvad han sido los dos casos más sonados.



La idea de que la actividad de toda Organización No Gubernamental es "buena" parece gozar de una respetabilidad bastante inmerecida.
Primero habría que preguntar: ¿qué es una ONG? Una iniciativa de la sociedad civil que no depende del gobierno, se dirá. Pero eso no la hace necesariamente "buena": igual que sucede en el credo liberal, parece que todo lo que procede del Estado es sospechoso, mientras que no sucede así con lo que viene de los poderes anónimos "privados". 

Quienes queremos mantenernos fuera de los tópicos ideológicos de la globalización –en el fondo casi calcados a los del marxismo más rancio- no creemos que algo por el hecho de ser público o privado tenga que ser necesariamente buen ni malo. Por ejemplo, la deslocalización de una empresa que, tras haber recibido ayudas y bonificaciones de un Estado, se lleva la producción simplemente porque le resulta más barato, deja una situación en el país que abandona difícilmente asumible. Con ello roba literalmente los recursos de un país y se aprovecha del dinero de todos. "Internalización" de empresas, le llaman a esto. Pero en el fondo es una actividad privada inmoral y desastrosa que nunca es criticada como merece. 

Con las ONGs sucede algo parecido, dado que por el hecho de no pertenecer al Estado parece que ya están más allá de toda crítica., y por ello creemos que en realidad, nadie debería ser criticado en base a apriorismos dudosos sino por los hechos en sí. A poco que se busque afloran multitud de casos. 

Resulta que se ha desvelado que el Departamento de Estado de los EEUU ha financiado a una ONG (One Voice) con filial en Israel (Victory 15) para conseguir que Bibi Netanyahu no saliera elegido. La historia es increíble por lo que tiene de inusual, dado que lo que habitualmente sucede es al revés: los EEUU prestan sus millones, su ejército y su veto en la ONU para defender lo indefendible de la política israelí. 

Pero inmiscuirse en la política interna de Israel es igualmente incoherente con la idea de que un país debe meterse fundamentalmente en sus propios asuntos, esencialmente cuando son amenazados intereses vitales, y dejar a los interesados los ajenos. Este tipo de acciones es, por desgracia, la norma y no la excepción en la política americana. 

Gracias a Victoria Nuland y colaboradores, sabemos que los EEUU invirtieron, a través de diversas ONGs, no menos de 5000 millones de dólares desde 1991 en conseguir el acercamiento de Ucrania a las potencias de la OTAN. Para algunos esta maniobra es una triunfo de la "libertad" pero para países como Rusia constituye un atentado a su independencia y el secuestro de un país con el que mantiene muchos más vínculos de todo tipo que con, por ejemplo, Francia o Alemania. Es la subversión de una potencia eslava para dirigirla contra la propia Rusia. 

En 2003, ciertos "think tanks" estadounidenses alardearon de haber promovido una "revolución rosa" para derrocar a Eduard Shevardnadze en Georgia y traer a Mikheil Saakashvili. La aventura acabó en una guerra en 2008 con Rusia por Osetia del Sur. Fueron igualmente ONGs estadounidenses las expulsadas hace poco de Egipto por el presidente Abdel Fattah al-Sisi y por Pekín tras los disturbios de Hong-Kong. 

Se trata de un patrón repetitivo que se ha dado en todas las "revoluciones" coloristas producidas en el mundo, principalmente islámico pero no solo, que ha provocado la proliferación de regímenes peores que los que había, y que, en todo caso, han generado amplias zonas de inestabilidad violenta. Las ONGs han jugado un nada despreciable papel en todo el asunto. 

En el caso concreto de los EEUU cabe preguntarse, ¿cuál es el objetivo de la política estadounidense que, en definitiva, constituye un referente para el mundo occidental? ¿Ha demostrado ser positiva a la hora de pacificar un planeta que parece arder por las cuatro esquinas? ¿O más bien ha generado, con sus bienintencionadas ONGs, más conflictos y problemas cada vez más difíciles de gestionar? 

Pero las ONGs no son únicamente un problema para la política internacional por el hecho de jugar a favor de tesis ideológicas, totalmente alejadas de los intereses reales de los estados. A veces las ONGs contribuyen a minar los fundamentos mismos de la nación en base a percepciones de la realidad así mismo ideológicas. No solo es una cuestión de instrumentalización política sino de que existen ONGs que, intrínsecamente, parecen nacidas para destruir los cimientos de la comunidad nacional. 

En el caso de la denominada "izquierda abertzale", ha sido un entramado de ONGs diversas el que ha prestado abundante cobertura a la progresión del independentismo terrorista. En un orden de cosas similar, aunque sin terrorismo, la Generalitat de Cataluña ha utilizado a ONGs diversas para avanzar la discordia y el odio a lo español. 

Otros ejemplos pasan más desapercibidos. En las fronteras de Ceuta y Melilla, ONGs pretendidamente humanitarias conspiran para destruir la frontera española alegando razones de tipo compasivo. Para estas organizaciones el inmigrante, que está aquí violando nuestras leyes, es objeto de derechos por encima del mismísimo derecho a la soberanía que tiene nuestro país, primera garantía de su libertad.

Como estrategia narcotizante, esgrimen razones humanitarias en contextos muy complejos, a menudo viciados por los intereses de potencias como Marruecos, que usan la inmigración a modo de herramienta de chantaje, ignorando los efectos destructivos de emplear la compasión para generar caos político. A estos efectos, no dudan en convertir la sospecha en certeza y en negar siempre a los mismos el beneficio de la duda: pase lo que pase los que quieren violar al soberanía de nuestras fronteras siempre tienen razón, mientras que por activa o por pasiva resultan exonerados el ultracapitalismo –razón última de la inmigración masiva-, los gobiernos tercermundistas, primeros responsables de la vida de sus ciudadanos, y las políticas "progresistas", auténticas mamporreras de los intereses del capital global. 

Con todo esto no se quiere criticar despiadadamente el hecho de que la sociedad civil pueda organizarse de acuerdo con sus legítimos intereses. Pero sí explicar que no todo interés es beneficioso para el objetivo irrenunciable de preservar la integridad de las fronteras, a las que debemos nuestra libertad, y la comunidad en la que todos vivimos y de la que todos nos beneficiamos, incluidos aquellos que se aprovechan de las ventajas que confiere la comunidad nacional para destruirla.







La preocupación medioambiental es real, y para encauzar las inquietudes se ofrece esta empresa. Greenpeace es una empresa y como tal se gestiona y establece objetivos: hace socios, recoge cuotas, recoge donaciones, atiende a los requerimientos de sus clientes cumpliendo con los objetivos empresariales mientras invierte en finanzas.

"No importa lo que es verdad, lo único que importa es lo que la gente cree que es la verdad."
Intentamos buscar lazos entre la ONG Greenpeace y las Corporaciones que la sostienen en estrambóticas carambolas conspirativas. La realidad es mucho más sencilla y cruel, el vil metal mueve sus hilos y motiva sus actividades financieras. Después están las inquietudes de sus afiliados. Es una Corporación Multinacional dedicado a las Publicidad y Medios de Comunicación. Sus prácticas empresariales no son distintas al funcionamiento de cualquier otra empresa. Como cualquier otra ONG las cúpulas sustituyen trabajadores por voluntarios. Ahí donde hay una inquietud hay algún buitre deseando aprovecharse de los incautos. Hay un nicho de negocio por se explotado.

La táctica social de Greenpeace: el negocio del espectáculo

Teatro estilo Femen
Si para los grandes Lobbies internacionales Greenpeace es "una grave amenaza para su existencia", ¿por qué dan de comer al enemigo? PUBLICIDAD.

Greenpeace vive del circo mediático y montajes públicos. Es su esencia, su forma de atraer abonados. Y con esa publicidad vienen los contratos.
Conclusión: 
afirmamos que GREENPEACE 
es una ESTAFA a nivel mundial.


Las ONGs son la forma en que los Estados y Multinacionales dominan, controlan y gestionan las distintas inquietudes sociales, son parte de la Contra-revolución. Empresas a las que se les otorgan beneficios, formando estructuras piramidales, mantenidas por los mejores sentimientos de los voluntarios, con reminiscencias ideológicas logrando alejar a los individuos de los verdaderos problemas. Y si algún voluntario destaca y se pasa de reivindicativo se le da un carguito.

Esta es la táctica de infiltración social se lleva a cavo desde antiguo, siendo 1945 el momento en que se encuentran primera mención en la ONU. Desde entonces encauzan y canalizan los recursos que deberían ser legítimamente usados por la sociedad en forma de ayudas de todo tipo. Y lo que es peor, sostienen el sistema ideológico basado en la jerarquía piramidal, cadenas de nepotismo e influencia y democracia mercantil y capitalismo. Son parásitos ideológicos y sociales.

Se calcula que en estados Unidos hay 1,5 millones, 200 mil en Rusia y 2 millones en la India, más ONGs que escuelas. En España nadie sabe a ciencia cierta cuántas ONG hay. Los profesores Víctor Pérez-Díaz y Joaquín P. López Novo, que publicaron en 2003 el informe El tercer sector social en España, calculaban que en nuestro país hay más de 15.000... sus recursos humanos incluyen más de un millón de voluntarios y unos 200.000 asalariados. Aquí un listado aproximado.

Su poder de 'lobby' condiciona 
la agenda política internacional

La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) ha otorgado más de 2.200 millones de euros públicos en subvenciones específicas para las Organizaciones no Gubernamentales de Desarrollo (ONGD) entre 1992 y 2012. Más del 70% de esta cantidad se ha concentrado en una treintena de organizaciones y su reparto ha estado influido por los cambios de color político del Ejecutivo nacional. elconfidencial.com 25.11.2013

La actividad ecologista es necesaria, pero la participación en estructuras capitalistas es total y absolutamente contraproducente, lleva a contradicciones básicas y el resultado solo puede ser uno: fracaso en la misión y asimilación en el sistema. Empecemos desde la base!

ONGs, el negocio de la caridad


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