Hay ocasiones en las que nuestra conciencia nos obliga a tomar partido. Lo sabrás cuando no puedas dormir por las noches.
La barbarie humana no conoce de límites, es cierto. Pero también hay personas que en los momentos más terribles de la historia, han decidido no cerrar los ojos, ni taparse los oídos, y su conciencia, sus principios, su integridad, han sido lo suficientemente fuerte como para atreverse a hacer algo por dignidad humana para cambiar la situación que estaban viviendo. De algunas de estas personas, lo sabemos casi todo; de otras, prácticamente nada. Simplemente son héroes...
“A lo largo de su carrera, mi padre siempre nos decía: lo que tuve el privilegio de hacer en Budapest, es lo más importante que he hecho en mi vida”. Así lo desvelaba su hija Adela de su padre, Ángel Sanz Briz, el diplomático español que salvó del exterminio a más de 5.200 judíos cuando comandaba en 1944 la Embajada española en Budapest. La ciudad estaba ocupada por los nazis y, viendo su final, querían acabar el holocausto de los hebreos y otras etnias con el que habían asolado Europa.
El paralelismo que ofrece Sanz-Briz con la historia de Oskar Schindler es tal que fue llamado “el Schindler español”, como una forma rápida de explicar la tarea llevada a cabo por este diplomático español. La figura de Sanz-Briz sigue siendo ciertamente desconocida, mientras que la del empresario austrohúngaro Schinlder, que salvó a unos 1.200 judíos, ha pasado por las pantallas de nuestro país decenas de veces, en la película que Steven Spielberg le dedicó hace ahora 20 años. El español también cuenta con un film coproducido por Televisión Española y BoomerangTV, una TV movie no tan mundialmente conocida como La lista de Schindler ganadora de 7 Oscar. El ángel de Budapest (2011) dirigida por Luis Oliveros es el nombre que define realmente a Sanz-Briz y no la –respetable- comparación con el industrial: la aventura vivida por el español supera con creces el guión de Spielberg.
El diplomático español Ángel Sanz Briz (1910-1980) salvó la vida de más de cinco mil judíos en el Budapest ocupado por los nazis. Además de concederles visados y cartas de protección, con el sello de nuestro país, alojó a muchos de ellos en casas amparadas por la legación española.
Por esa labor, en 1966 Israel lo distinguió con el nombramiento de Justo entre las Naciones, pero el gobierno de Franco (que no mantenía relaciones con Tel Aviv) le prohibió recogerlo. Sanz Briz murió, por tanto, sin haber recibido ningún reconocimiento público, aunque en los últimos años se han multiplicado los homenajes en su memoria.
El Muro de Honor del Jardín de los Justos en Jerusalén contiene los nombres de unas 22.000 personas a las que reconocen el mérito de haber salvado a hebreos. Ningún español fue incluido antes de que nuestro país estableciera relaciones diplomáticas con Israel, pero posteriormente fueron reconocidos, además de Sanz Briz, José Ruiz Santaella, agregado de la Embajada española en Berlín, y su mujer Carmen Schrader. En octubre de 2007, lo fue Eduardo Propper de Callejón (1895-1972), que como diplomático en París ayudó a escapar a miles de judíos franceses.
En 2008, la Fundación Raoul Wallenberg propuso para Justos entre las Naciones a otros tres diplomáticos españoles: Julio Palencia, Bernardo Rolland de Miota y Sebastián Romero Radigales.
En 2001, Berndt Rother estimaba entre 20.000 y 35.000 los judíos que salvaron su vida gracias a actuaciones de españoles.
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