domingo, 9 de diciembre de 2012

LAS NUEVE COLUMNAS O VIRTUDES DEL SER PERSONA DE BIEN: LA PERSEVERANCIA



 
“ Por ser perseverante la tortuga llegó al Arca de Noé. ”
 
 
"La perseverancia es la virtud por la cual todas
las otras virtudes dan su fruto". 
 Arturo Graf
 
 
"Si se siembra la semilla con fe
y se cuida con perseverancia,
sólo será cuestión de tiempo recoger sus frutos". 
 Thomas Carlyle
 
 
"Las grandes obras son hechas no con la fuerza,
sino con la perseverancia". 
Samuel Johnson
 
 
 
 
 
 
La perseverancia es una virtud adjunta a la fortaleza, como virtud secundaria respecto de la virtud principal, que inclina a permanecer en el ejercicio del bien, a pesar de las molestias que ocasione su prolongación.
La perseverancia hace permanecer inmóvil e inquebrantable en la práctica de la virtud un día y otro día, sin desfallecer jamás. Hace vencer las dificultades que provienen de la prolongación de la vida virtuosa.
 
Para perseverar necesita el auxilio de la gracia. E incluso se requiere el empuje de la gracia actual ordinaria, que Dios no niega a nadie que no ponga obstáculo a su recepción, para ejercitar cualquier virtud infusa.

Diferencia entre la perseverancia y la constancia

La perseverancia y la constancia tienen el mismo fin y es propio de ambas mantenerse firmes en el bien. Pero los objetos que ofrecen dificultad para permanecer en el bien son diferentes, pues la perseverancia vence la dificultad que implica la duración del acto y la constancia vence la dificultad originada por todos los obstáculos externos.

Se opone a la flojedad, que se inclina a desistir fácilmente de la práctica del bien cuando surgen las primeras dificultades que provienen de la costumbre, pues quien está acostumbrado a los placeres podrá soportar con mayor dificultad su privación y no soportará la tristeza de la misma abnegación. Junto con la pertinacia del que se obstina en no ceder en su opinión cuando sería razonable ceder, sin querer mantener su opinión tenazmente en todo o perseverando en ella más de lo conveniente.


Virtud difícil

Lo difícil no es comenzar algo en la vida, sino continuar con constancia hasta el final. «El que persevera hasta el fin será salvo» (Mt. 10, 22). ¿De qué sirve empezar y no terminar, como el que empezó a construir la torre y la dejó a medias?¿Qué vale una vida de fervor y santidad si no se persevera en ella?

No debe tener en cuenta el cristiano, decía San Jerónimo, sus comienzos, sino su término. Lo importante no es empezar sino acabar bien. «Nadie, después de haber puesto la mano en el arado y que ponga la vista, es apto para el reino de Dios» (Lc 9, 62). San Bernardo escribe: «a los que empiezan se les promete el premio, pero no se da sino a los que terminan».


La perseverancia aquilata las virtudes

La perseverancia es la que da valor definitivo a las demás virtudes, pues la virtud más grande pierde todo su mérito si no va unida a la perseverancia. Por muy pequeña que sea una virtud, sólo por ir acompañada de la perseverancia ya vale mucho.

San Pablo dice: «¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos corren, pero uno solo alcanza el premio? Corred, pues, de modo que lo alcancéis» (1 Col. 9, 24). En Getsemaní ruega Jesús: «Padre mío, si es posible, posible pase de Mí este cáliz; pero, no se haga como yo quiero, sino como quieres Tú» (Mt. 26, 39). La gracia de la perseverancia es la gracia de las gracias que debemos pedir sin cesar para no desmayar.


La virtud es para vivir rectamente

Virtud es lo que hace que vivamos rectamente, según Aristóteles. San Agustín en el libro De Libero Arbitrio dice que nadie puede decirse que es perseverante mientras vive si no mantiene su perseverancia hasta la muerte. La permanencia invariable en la práctica de la virtud es condición necesaria de toda virtud, como se demuestra en la Ética de Aristóteles.

Lo difícil no es soportar los bienes, sino los males. Los males que constituyen peligro de muerte no tenemos que soportarlos durante largo tiempo, porque lo más frecuente es que pasen pronto. Entre los otros males, los principales son los que se oponen a los deleites del tacto, porque éstos tienen por objeto cosas de primera necesidad para la vida, como la falta de alimentos y de otros bienes también necesarios, que a veces se han de soportar como larga amenaza.

No les es difícil aguantar esto por largo tiempo a quienes no se entristecen demasiado porque les faltan estos placeres ni se deleitan en exceso con su posesión, como sucede con los hombres sobrios, cuyas pasiones no son vehementes. Pero es sumamente difícil para aquel que se siente atraído con vehemencia hacia ellos, al no poseer una virtud perfecta capaz de moderar sus pasiones.
La perseverancia es un esfuerzo continuo, supone alcanzar lo que se propone y buscar soluciones a las dificultades que puedan surgir, un valor fundamental en la vida para obtener un resultado concreto. Con perseverancia se obtiene la fortaleza y esto nos permite no dejarnos llevar por lo fácil y lo cómodo. El estudio siempre implica paciencia y perseverancia para su conclusión. Por esto es muy importante que los niños aprendan a ser perseverantes. Les brindará de estabilidad, confianza en sí mismos y madurez.
 
 
 
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