sábado, 23 de abril de 2011

UNA APROXIMACIÓN AL DIOS DE LA FE Y AL DIOS DE LOS FILÓSOFOS


He escuchado a muchos teólogos y me han parecido muy soberbios y muy racionalistas. Además van de  intelectuales. Son muy teóricos y muy egoístas. Hablan de cosas que no han experimentado ni vivenciado. Creen pensando y no sentipensando a Dios.
Son los nuevos escribas. Jesús no escogió a ningún escriba o teólogo como discípulo.
No viven la GRATUIDAD. Que El Señor les quebrante (es una bendición)...





UNA APROXIMACIÓN AL DIOS DE LA FE
Y AL DIOS DE LOS FILÓSOFOS

Al redactar este artículo quiero hacerlo recordando la noche del 23 de noviembre de 1654, en que Blaise Pascal escribe lo que se llamó su propio memorial, dicho texto nace a raíz de una
revelación que se le encontró escrita en una pequeña hoja de pergamino cosida al forro de su casaca cuando dejó de existir para este mundo. El destacado filósofo falleció a los 39 años, joven y con una producción intelectual prodigiosa.

Cabe destacar que Pascal, aunque siempre mantuvo su fe religiosa tuvo como todo hombre sus momentos de alejamiento y diversión, pero es a raíz de la noche del 23 al 24 de noviembre
en que experimenta una magnífica revelación: “Fuego, Dios de Abraham, Isaac y Jacob”, y no, Dios de los Filósofos y los sabios”. Es decir, que Pascal apuesta por el Dios Fuego, por el Dios vivo en contraposición a un Dios teórico o conceptual. Él experimentó al Dios vivo, al Dios de la Fe, y en tal vivencia transformadora, comprendió con asombro gozoso que la irrupción de la realidad de Dios es muy diferente en comparación con lo que la filosofía griega o la filosofía matemática de un Descartes pudieran explicar sobre Dios.

El Cardenal Joseph Ratzinger (actual Papa Benedicto XVI) señala que el Dios de la Fe es el Dios del Nombre, del monoteísmo,  y el Dios de los filósofos es el de Aristóteles como el Dios concepto, el Dios Motor Inmóvil o el Dios garante de Descartes. Se debe tener presente que Blaise Pascal (1623‐1662) forma parte del pequeño grupo de filósofos que escriben para conocerse a sí mismos, dedican su vida a ello y no para resolver problemas conceptuales. La religión es vivencia, la filosofía es teoría, luego, el Dios de la religión es vivo y personal
mientras que el Dios de los filósofos, vacío y rígido.

Si hablamos de un Dios vivo y personal, debemos entender que Dios tiene Nombre. Si nos detenemos en la doctrina filosófica vemos que se parte de lo particular y plural para llegar hasta lo general, hasta el concepto. El Dios bíblico tiene nombre y es uno particular, pero el nombre no es expresión de conocimiento de la esencia sino que le da la categoría de ser apelable y de la apelabilidad se sigue la relación de la existencia con el ser a nombrar, quiere decir que se hace accesible al hombre, admite a los hombres a la coexistencia consigo.

Pero Dios en cuanto ser superior al hombre no puede ser nombrado por el hombre, no puede ser forzado por el hombre a la apelabilidad, Dios es apelable sólo si deja apelar, su nombre es conocido sólo si Él mismo se da a conocer, es decir que Dios es uno que se nombra, que se revela y no uno que es pensado. Téngase presente que en la filosofía griega es el hombre el que desde sí mismo busca a Dios, en la Fe bíblica es Dios mismo el que establece en libertad creadora la relación Dios‐Hombre. El Dios de la Revelación es el cognoscible sólo en la revelación. Dios, como es pensado fuera de esa revelación es otro, es un pensado y por tanto no es el Dios personal cuya esencia es comunicarse.

En relación a la filosofía griega y el Dios de la Fe, cabe precisar que los primeros no poseyeron un sentido preciso de la historia, se movieron dentro de una visión cíclica, en donde todo se
repite tal y como ha sido en el pasado negando toda idea de progreso. El Dios de la Fe no posee un carácter cíclico sino rectilíneo, los acontecimientos se dan de manera decisiva e irrepetible, nos encontramos con la visión de progreso donde el hombre se comprende a sí mismo mucho mejor: comprende mejor de dónde viene, dónde se encuentra ahora y dónde
está llamado a llegar.


Estas aproximaciones a la realidad del Dios de la Fe y del Dios de los filósofos, no son más que el resultado de saciar, en parte, la sed en que todos los hombres deseamos saber, donde la verdad es el objeto propio de este deseo. Cada uno de nosotros busca descubrir más allá de lo conocido superficialmente, puesto que el hombre es el único ser en toda la creación visible
que no solo es capaz de saber sino que se da cuenta que se está dando cuenta y por eso se interesa por la verdad real de lo que se le presenta, nadie puede estar indiferente frente a la verdad de su saber.

El Dios de la Fe y el Dios de los Filósofos, Fe y Razón, son como las dos alas con la cuales el espíritu humano se eleva a la contemplación de la verdad. Y para alcanzar esa verdad se necesita llegar a una edad adulta donde el hombre pueda discernir con sus propios medios, entre lo que es verdadero y lo que es falso para lograr formarse un juicio propio sobre la realidad objetiva de las cosas.

Finalmente, desde mi punto de vista, Dios no se ha revelado para ser estudiado, sino para ser vivido. Sabe mucho más de Dios quien lo vive, que quien lo estudia, porque Dios se sigue revelándose a los pequeños y sencillos de corazón.

Lic. Pedro Jesús Maquera Luque



"LA VERDAD ES TAN OSCURA HOY EN DÍA Y LAS MENTIRAS 
TAN BIEN ESTABLECIDAS QUE A MENOS QUE AMEMOS LA VERDAD, 
JAMÁS LA RECONOCEREMOS". BLAISE PASCAL

VER+:

HAY QUE REPENSAR LA FE O A LOS TEÓLOGOS

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