"Mirar a Cristo y dejar de mirarnos egocéntricamente a nosotros mismos"
Si cada uno de los cristianos del mundo no mirara a otro lado que a Cristo, no existiría desunión en las iglesias, no existirían las sectas, no habría tantos problemas de ortodoxia ni heterodoxia, ni muchos otros problemas que se nos presentan cuando contemplamos el panorama del cristianismo actual.
Si todos los cristianos del mundo miráramos exclusivamente a Cristo, entonces las instituciones y las jerarquías adquirirían su verdadero sentido y serían eficaces al cien por cien. Y desde luego que todos seríamos una sola Iglesia.
Hay muchos hombres que dicen actuar en el Nombre de Dios, y que levantan grupos e iglesias nuevas. Yo no niego que hagan una buena labor ni que Dios no esté con ellos. Pero desde luego que en la mayoría de los casos la función que realizan (o que otros realizan apoyándose en ellos) es la de desunión, la de incrementar la diversificación y el enfrentamiento.
Toda iniciativa que reúna a los hombres en torno a la adoración a Dios es buena y viene del Cielo, pero faltan verdaderos profetas que luchen por la conciliación.
La novedad no está en idear nuevas formas de afrontar el mensaje cristiano, la verdadera novedad sería reunir el rebaño de Jesucristo derribando los muros que nos separan y eliminando privilegios de autoridad sustentada por procedimientos institucionales.
La verdadera autoridad (y así lo demostró Cristo) no se fundamenta en situaciones de privilegio dentro de los armazones institucionales. La verdadera autoridad la da Dios a quien quiere, y sólo se sustenta en la solidez de un testimonio de vida y unas las palabras impregnadas de la Verdad revelada por el Espíritu Santo.
La verdadera autoridad nunca es impositiva, no amenaza ni discrimina, sino que se hace valer por sí misma.
Eso no significa que un jerarca no pueda tener autoridad, mas si la tiene no será por el lugar que ocupe dentro de la institución religiosa, sino por la autenticidad de su fe.
En este sentido, nuestro Papa Juan Pablo II es un ejemplo encomiable.
De verdad lo digo: Los pastores y misioneros se esmeran en atraer hacia Jesucristo a los hombres del mundo introduciéndolos en diferentes grupos e iglesias. Si las iglesias estuvieran unidas y pudieran con todo derecho ser llamadas en conjunto "La Iglesia", entonces se vería la inutilidad de tantas y tantas iniciativas que no hacen sino ofrecer más de lo mismo. Los hombres se sentirían espontáneamente atraídos. Ya lo dijo Jesucristo, que mantuviéramos la unidad para que el mundo creyera.
Miremos hacia el Islam. No puede compararse la profundidad del mensaje cristiano con el conjunto de leyes y normas de conducta en las que ellos se apoyan. Pero tenemos mucho que aprender de ellos. Todos miran hacia la Meca, y no encontraremos a dos verdaderos musulmanes que no se consideren hermanos.
Sin embargo las iglesias cristianas miran cada una a un sitio diferente. Nosotros los cristianos, que tenemos un mensaje muy preciso de Unidad, nos condenamos unos a otros, nos excluimos, nos tachamos de herejes, de renegados, de apóstatas y eso porque ya no quedan más "insultos bíblicos" que utilizar.
"¡Ay de aquél que trate a su hermano de 'renegado de la fe'!, ése será merecedor de la Gehenna." Mt 5,22
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http://elrincondeyanka.blogspot.com/2007/07/crees-en-la-unidad.html target="_blank"
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Juan Carlos (Yanka)