martes, 21 de febrero de 2023

LA IGLESIA EN LA ACTUALIDAD por EL P. JULIO MEINVIELLE: SIGNO DE LOS TIEMPOS Y APOSTASÍA


El padre Julio Meinvielle 
y su hipótesis del “Papa pusilánime”
16/07/2010

1.- Pusilánime: Porque no es capaz de actuar conforme a la verdad.
2.- Cobarde: Porque le falta valor para hacerlo.
3.- Hipócrita: Porque predica una hermenéutica de la continuidad en la que no cree.
4.- Negligente o Malvado: Una de los dos, y esto dependería si el Papa actuaría así con dolo o sin dolo.
Julio Meinvielle (1905-1973) fue un sacerdote católico argentino. En vida fue autor de numerosos libros, entre ellos, “De la Cábala al Progresismo”, en donde sostiene la siguiente hipótesis:

“Pero así como la Iglesia comenzó siendo una semilla pequeñísima, y se hizo árbol y árbol frondoso, así puede reducirse en su frondosidad y tener una realidad mucha más modesta. Sabemos que el mysterium iniquitatis ya está obrando; pero no sabemos los límites de su poder.

Sin embargo, no hay dificultad en admitir que la Iglesia de la publicidad pueda ser ganada por el enemigo y convertirse de Iglesia Católica en Iglesia gnóstica. Puede haber dos Iglesias, la una la de la publicidad, Iglesia magnificada en la propaganda, con obispos, sacerdotes y teólogos publicitados, y aun con un Pontífice de actitudes ambiguas; y otra, Iglesia del silencio, con un Papa fiel a Jesucristo en su enseñanza y con algunos sacerdotes, obispos y fieles que le sean adictos, esparcidos como “pusillus grex” por toda la tierra.

Esta segunda sería la Iglesia de las promesas, y no aquella primera, que pudiera defeccionar. Un mismo Papa presidiría ambas Iglesias, que aparente y exteriormente no sería sino una. El Papa, con sus actitudes ambiguas, daría pie para mantener el equívoco. Porque, por una parte, profesando una doctrina intachable sería cabeza de la Iglesia de las Promesas. Por otra parte, produciendo hechos equívocos y aun reprobables, aparecería como alentando la subversión y manteniendo la Iglesia gnóstica de la Publicidad.

Esta hipótesis ha cobrado fuerza en algunos círculos tradicionalistas al punto que es difundida en no pocos sitios tradicionalistas: Una búsqueda en la Web que he realizado me ha permito encontrarla en Statveritas, Panorama Católico, Radio Cristiandad, y algunos otros sitios de corte lefebvrista.

¿Qué hay detrás de esta hipótesis?

Dado que esto es solo una hipótesis y el padre Julio Meinvielle murió hace ya casi cuatro décadas, cabe preguntarse porque hay quien intenta resucitaría y aplicarla a los Papas posteriores al Concilio Vaticano II incluyendo Benedicto XVI (Pero sí a Bergoglio).

Según esto hay dos iglesias, una de la “publicidad” y otra “de las promesas” y un solo Papa al frente de ambas: Un Papa “de actitudes ambiguas” que da pie a “mantener el equívoco” por medio de sus “hechos reprobables” que “alientan a la subversión” pero que al mismo tiempo se mantiene en la ortodoxia. ¿Qué clase de Papa seria este? Yo no le doy vuelta de hoja: Quienes sostienen que tenemos un Papa así, afirman que tenemos, nada menos y nada más, que un Papa pusilanime, que no tiene firmeza para practicar la verdad, y que con sus malos ejemplos da pie para la condenación de las almas. Un Papa cobarde que tiene miedo de actuar correctamente y que no tiene la firmeza para hacer lo que debe hacer.
Personalmente no creo que tengamos un Papa así (Pero ahora tenemos a Bergoglio). Y no quiero decir con esto que haya idealizado el Papado al punto de creer que no puede cometer errores (heteropraxis), pero simplemente no creo que sea el caso ni del Papa actual (Benedicto XVI) ni del anterior (Juan Pablo II).
Puedo entender que a algunos católicos les sea difícil de asimilar la manera de actuar y enseñar de Benedicto XVI en algunos puntos que chocan con su tradicionalismo: Diálogo inter-religioso, ecumenismo, libertad religiosa, etc. pero creo que la solución no es inventarse un Papa que en secreto está de acuerdo con ellos, y que ante el mundo aparenta lo contrario (seria también un Papa hipócrita ).
Yo más bien encuentro una situación muy distinta: Un Papa firme que sabe poner frenos tanto a los excesos progresistas, como a los tradicionalistas. Que no cede ante presiones de ninguno de los dos sectores que se empeñan en predicar una hermenéutica de la ruptura entre el Concilio Vaticano II y el Magisterio preconciliar.

Adicionalmente es importante señalar que la hipótesis de las dos Iglesias (una católica y otra gnóstica) con una sola Cabeza (el Papa) revela una mala eclesiología, ajena a la doctrina católica. Cuando se habla de Iglesia se refiere a la comunidad de los fieles, edificada sobre el fundamento de los apóstoles (en otro contexto se puede referir a la comunidad de los justos que peregrinan sobre la tierra hasta el fin del mundo). 
La Iglesia es Una, Santa, Católica y Apostólica. El hecho de que en la Iglesia haya pecadores (comenzando por nosotros mismos) no quiere decir que la Iglesia no sea visible, porque estos pecadores son también miembros de la Iglesia. Pero no sólo está alejado de una sana eclesiología hablar de dos iglesias, sino es síntoma de arrogancia, pues en el rebaño pequeño se colocan convenientemente estos tradicionalistas y dejan en el otro todos aquellos que colocan en el saco de los progresistas. Creo que la cosa es bastante más compleja que meter a unos y otros en dos sacos, colocándose ellos en el que les conviene.

IGLESIA DE CRISTO, 
NO DE NINGÚN PAPA VATICANISTA

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