EL TERCER MILAGRO
(THE THIRD MIRACLE)
Una estatua de la Virgen María llora lágrimas de sangre. Una muchacha se ha curado de una terrible enfermedad y el rumor de un posible milagro se propaga por la ciudad de Nueva York. Miles de feligreses peregrinan a la iglesia de San Estanislao, en el barrio de Queens, atraídos por la teoría de la santidad de Helen Stephenson, una mujer que vivió allí hace tiempo.
Ante la presión de los medios, de los fieles y del propio Vaticano, el cardenal encarga la investigación del proceso de beatificación a un apuesto y elocuente sacerdote llamado Frank Moore. Pero la fuerza de los misteriosos acontecimientos a los que se enfrenta y la personalidad de Roxanna, una joven clave en la verdadera historia de la santa, hacen que Moore pierda su mejor arma, es decir, se cuestione su propia fe.
Llevada al cine en producción de Francis Ford Coppola, "El tercer milagro" relata de forma apasionante la confrontación entre el dogma católico y la organización de la iglesia local, la tensión entre espiritualidad y erotismo, y el cuestionamiento del mayor enigma de todos los tiempos: ¿existen realmente los milagros o los creamos como talismán contra nuestros propios temores?
Una película sólida
“La Iglesia católica no hace a los santos;
los hace Dios. Ella solamente los verifica”.
"También hoy se obran milagros
y en cada uno de ellos se dibuja el rostro
del Hijo del hombre-Hijo de Dios
y se afirma en ellos un don de gracia y de salvación"
(Juan Pablo II, Audiencia general de SS Juan Pablo II,
18 de noviembre, de 1987).
Exactamente es la mejor definición que leí de la película, una película sólida.
Anteriormente había visto otras película de la directora polaca las cuales están hechas de la manera tradicional pero contando historias muy diferentes tales como Europa Europa, El jardín secreto o Vidas al límite, películas de temática muy diferentes y todas siguiendo las tradiciones del cine.
"El tercer milagro" ha sido una película excepcional, una película crítica y profunda, una película que no solamente expone un tema sino que ayuda a la reflexión de un tema hoy en día en decadencia, la fe cristiana, construyendo con esto una película de temática religiosa arriesgada para días como hoy donde se lleva la violencia y el erotismo dentro de un cine sensacionalista.
Holland consigue crear una película atrayente desde el principio pero solamente con el tema del milagro sino por la solidez en la interpretación de sus personajes tan firmes en sus ideas.
Holland proviene de un país católico donde la imagen del sacerdote es siempre divina y angelical, auténticos dioses podría decir y ella arriesga, siendo polaca tratando al sacerdote con un ser humano con sus debilidades y cuestiones sobre la fe en Dios, papel interpretado por Ed Harris, nos muestra a un personaje enfrentado consigo mismo por la búsqueda de Dios.
Una película profunda y a su vez seria donde nos plantea la existencia de Dios y su lectura en diferentes señales que en la vida podamos tener, temática real y a su vez profunda.
Critica a la iglesia a su vez que también la defiende, muestra dos realidades, los intereses del clero por mezclarse con la alta clase, tal como siempre hizo y sigue haciendo y llevando una vida por todo lo alto, clero que parece saberlo todo sobre la existencia del Dios y sentirse como dioses dentro de la tierra capaz de juzgar a aquellos que ellos ha definido como “pecados terrenales” y son simplemente necesidades humanas.
La película muestra este lado humano y decadente de la iglesia a su vez que muestra el lado reflexivo y de búsqueda de Dios y el cuestionarse el porque de las cosas.
La película a su vez cuenta una interesantísima historia de un milagro el cual nos ayuda a la reflexión sobre la existencia y lectura de Dios.
Guión preciosamente elaborado uniendo todas las piezas que han de unirse para dar sentido y lógica no solamente a la historia sino también a esa búsqueda que todo hombre ha de tener.
Holland hizo un gran trabajo digno de un gran director, sin llegar a cine barato arriesgó con una película de temática religiosa, pero no de esas películas donde se mostraban a los sacerdotes como personas santas sino una realidad que todo ser humano tiene.
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