lunes, 13 de diciembre de 2021

ESCRIBIR DE LA VIDA: BIENAVENTURADOS LOS QUE VIVEN SIN ARRUGARSE por MIGUEL ÁNGEL ROBLES 💕


ESCRIBIR DE LA VIDA

Vivir es vivir, no hay más, y morir es lo contrario. Bienaventurados los que viven sin arrugarse

Ahora escribes más de los libros que de la vida. Me lo dice alguien que me lee (o que me leía). No puedo afearle el reproche. Últimamente encuentro en los ensayos más estímulo. Sin embargo, me hice periodista con la ilusión de ser un paseante. Y de contar lo que veía. Larra fue, de adolescente, mi flaneur favorito. ¿Qué podemos aprender hoy de sus artículos?, me pregunta mi hijo. Imagino que no por interés genuino, sino para algún trabajo. A ir con los ojos abiertos, le contesto. A mirar (lo que no pretendía ser observado). A escuchar (lo que fue dicho de modo privado). El pobrecito hablador era sobre todo un pobrecito escuchador. Salía a la calle y tenía el artículo hecho.
Se lo dictaban en los cafés, en los teatros, en las casas a las que lo invitaban, en las oficinas donde sesteaban los funcionarios. El móvil nos ha privado de todo eso Incluso el cotilleo ha dejado de ser real. Creemos que las redes nos han dado la oportunidad de fisgar más. Y es al contrario únicamente vemos lo que ha sido producido para ser mos­trado. Para lo demas. estamos impedidos. No so­mos capaces de levantar los ojos de la pantalla.

En las redes sociales no existe el fracaso. Y yo. en el costumbrismo, como en otras tantas cosas. he fracasado. Quise ser lo que no fuí. Pero no puedo afirmar que fui lo que no quise ser. Vuelvo momentáneamente a los libros (con permiso de mi decepcionada lectora).   Schopenhauer sólo los actos dan cuenta de nuestras intenciones. He pensado mucho sobre ello. Y creo que es así. Lo que hacemos es lo que queremos. Y lo demás son cuentos. No hay propósitos, sino hechos. No hay porqués. solo hay qué. O dicho de forma más pre­cisa, no hay porqué fuera del que No hay inten­ciones mas allá de los actos que responden por ellas. Quise ser lo que no fui, pero probablemente no lo quise tan intensamente. O lo quise y lo deje de que­rer. O quise otras cosas antes. Sólo mi vida y mi trayectoria describen ml voluntad. La falla de voluntad es una forma de voluntad. Sólo puedo entenderme a partir de lo que hice. No puedo descubrir verdad alguna en mis fines abstractos sin consumación.

Nadie puede. El énfasis el propósito es un des­propósito. En eso que las empresas llaman pompo­samente su visión no hay mas que una densa niebla. Aquella máxima periodística de que la certidumbre esta en lo que realmente acontece, de que los hechos son sagrados y las interpretaciones libres, esconde pues una verdad filosófica mucho mas profunda. Obras son amores y no buenas razones. Pretender que actuamos en contra de nuestras auténticas mo­tivaciones es engañarnos. Un ejercicio de (infantil) ilusionismo. Hoy la gente se pasa la vida intentan­do descubrirse. Como si hubiera misterio alguno.

¿Quieres conocerte? Repasa tu histona. No lo que pensaste sino lo que hiciste, porque solo aquello lo quisiste de verdad. Pasamos demasiado tiempo la­mentándonos y escuchándonos Eso es lo que este frustrado cronista de costumbres mira y ve cuando pasea gente llorándose.

Sería interesante conocer la radiografía socioló­gica del desánimo. Yo tengo la impresión de que es un privilegio muy burgués. Nuestros padres tuvie­ron poco tiempo para hallar el significado de la vida. Menos aun para entenderse. ¿No es absurdo aspirar a ello? Yo sólo aspiro a irme a la francesa de esta fies­ta. Sin hacer mucho ruido, sin causar demasiada molestia. Iba a decir que sin hacerme muchas pre­guntas, pero eso es imposible. Así que rectifico sin tratar de encontrar las respuestas definitivas. Elaborándolas solo por mero placer intelectual. Sin pre­tensión alguna -sin interes siquiera- por encon­trar (y encontrarme) el sentado. Vivir es vivir, no hay más, y morir es lo contrario. Bienaventurados los que viven sin arrugarse.

Esos. Los que aguantan de pie. Los que asumen que ser adultos es contraer responsabilidades. Los que saben que no es posible ser felices doce horas al dia y que veinte minutos de alegría pueden ser suficien­tes. Los que no se quitan de en medio cuando vienen curvas. Los que no pueden permitirse el lujo de desinflarse, porque si ellos no están, quiénes están. Los que nunca dimiten de sus obligaciones. Los que pur­gan el estrés en dolores físicos que aparecen y desa­parecen como en un sortilegio. Los que no llenen tiempo para ir al médico, a pesar de que hay días en los que apenas pueden tirar de su cuerpo. Los que con­viven con el dolor como con un compañero fastidioso e inevitable. Los que lloran o gritan rabiosos sus penas, y hasta aquí su teraraia. Esos. No digo siquie­ra que sean ejemplares. Sólo que son los que tienen mi admiración. Y mi compasión. Pobrecilios ellos, los fuertes, que hacen su trabajo y el de los que desisten.

 Hoy me había propuesto escribir de la vida. Y me ha salido esto. Que parece (y probablemente es) un alegato contra el victimismo. Miro y es lo que veo. Demasiada complacencia en el sufrimiento. Una em­patía exagerada con los que bajan los brazos. Com­pasión con el que se rinde sin luchar. Bertrand Rusell decía que la gente infeliz, como la que duerme mal, suele vanagloriarse de ello. También decía que no hay vicio intelectual peor que el de pensar por comparación. Las redes sociales conducen a ello. A una comparación que es además desigual. Mi yo real con el yo idealizado: el mío y el de los de los demás. Un yo irreal e imposible. Acaso una red social sólo para contar nuestros fracasos pudiera ayudar a aliviar tanta desgracia. Aunque bastaría con recuperar la mirada y la calle. Escuchar a los demás sin escucharse tanto. Y sobre todo dejar de buscar los tres pies al gato y a la existencia. El sentido de la vida es vivir.

"Educar no es dar carrera para vivir, 
sino templar el alma para las dificultades de la vida". Pitágoras

"Hay cada vez más infelices que dejan de "VER"
 los reflejos infinitos de comunión de la "VIDA", 
para encerrarse sólo en el ensimismado 
mirarse al espejo de su propio vacío". Yanka

Aquí estamos para vivir, no para morir.
Se muere en la muerte no en la vida".
Julia de Burgos (Poeta Puertorriqueña)

"Para vivir mejor, hay que ser mejor. 
 Nadie puede hacerlo por ti". Facundo Cabral

Manuel Carrasco - Yo Quiero Vivir

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