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Un irónico prólogo nos explica con perspicacia: "Esta es la historia de dos hombres que se reunieron en una república bananera. Uno de ellos nunca hizo nada deshonesto en su vida, excepto durante un momento de debilidad. El otro nunca hizo nada honesto en su vida, excepto durante un momento de debilidad. Ambos tuvieron que abandonar su país".
Efectivamente, “El Gran McGinty” narra en tono desenfadado pero muy punzante una historia de auge y caída, el ascenso político de un hombre “corriente”, Dan McGinty, que acepta la oferta del mafioso local para convertirse en su pelele, llegando incluso a ser elegido gobernador. Su decisión de actuar honestamente al llegar a este cargo provocará su detención y la del “Jefe” (Akim Tamiroff) y la huída y exilio de ambos a una república bananera (sic). La historia es narrada mediante flashback por el propio McGinty desde su nuevo trabajo de camarero, a Tommy Thompson (Louis Jean Heydt) un empleado de banca que también ha tenido que huir, pero en este caso por haber tenido un momento de debilidad después de una vida virtuosa e intachable, justo el revés de McGinty, siempre deshonesto hasta la decisión final.
La situación social del país, las consecuencias de la gran depresión y la pérdida de valores a la que se ve sometida la población americana, son en definitiva el epicentro de la historia, la deshonestidad de McGinty y de la propia Catherine que aceptan las reglas del juego en un matrimonio de conveniencia, no son más que el fruto de la necesidad de sobrevivir; ambos aceptan la situación, si bien en todo momento son conscientes de la inmoralidad y la traición que supone; anteponen el individualismo y la subsistencia pura y dura, pero Sturges es indulgente y hace que la conciencia social del sueño americano haga un último acto de presencia en McGinty.
Entretenidísima comedia. Tras este dinámico y divertido anecdotario narrado en primera persona, se esconde una crítica ácida y directa a la corrupción política, a la prevaricación y al arribismo. Preston Sturges en estado puro. Muy recomendable. Una película muy subestimada y desconocida.
La escritura del guión es de primer nivel. Y ya ves lo que significa cuando el sonriente 'jefe' mafioso (Akim Tamiroff), -que construye puentes y presas donde no hay necesidad de puentes y presas-, como él mismo dice; tras saludar al nuevo gobernador:
The Boss: "¡Qué maravillosa oportunidad. Este estado necesita de todo!... Tendremos una nueva presa... ¿Crees que una presa es algo dónde poner un montón de agua dentro?, pero toda presa necesita un dique, que es algo dónde se echan un montón de pulgadas de hormigón, y no importa lo mucho que pongas, pues siempre hay espacio para mucho más..."
El elenco incluye al actor de reparto William Demarest, que hace la siguiente y cínica afirmación: "¡Si no nos sirviéramos de los tontos útiles, tendríamos una clase inferior de personas en la política!"
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Juan Carlos (Yanka)