ESTRELLAS EN MI CORONA
País: Estados Unidos
Duración: 89 min.
Género: Drama, Wéstern
Categoría: Simbología cristiana
Director: Jacques Tourneur
Guión: Margaret Fitts, de la novela de Joe David Brown
Música: Adolph Deutsch
Fotografía: Charles Edgar Schoenbaum
Reparto:
Joel McCrea, Ellen Drew, Dean Stockwell,
Alan Hale, Lewis Stone, James Mitchell, Amanda Blake
'Estrellas en mi Corona' es uno de sus films menos conocidos. De hecho, en nuestro país no ha tenido distribución. Se trata de un western de 1950, realizado en blanco y negro, en el que Tourneur se aparta considerablmente de lo que nos tenía acostumbrados en sus películas, y nos evoca directamente al mundo de John Ford, fílmicamente hablando, por supuesto. Con esto no digo que el film sea una continua copia de otro de Ford, ni muchísimo menos, pero sí hay cosas en esta película que bien podría haber firmado el maestro americano, tanto por su forma visual como temática.
El sencillo argumento de 'Estrellas sobre mi Corona' (STARS IN MI CROWN) nos narra las andanzas de Josiah Grey, un predicador que llega a un pequeño pueblo en el que enseguida, y con muy buena mano para convencer, se pone a predicar la palabra de Dios. En poco tiempo, tendrá familia y un buen puñado de amigos. La película nos cuenta, mediante la voz en off de uno de sus personajes, algunas de las vivencias de Grey en dicho pueblo, con sus gentes, y de cómo marcó la vida de nuestro narrador.
Una historia sencilla, entendible y mostrada con total sencillez y profesionalidad por un Tourneur en plena forma, algo con lo que se disfruta doblemente, una por encontrarnos con lo mejor de su director, y otra por hacerlo en una obra sobre la que no tenemos demasiadas referencias, debido a su poca repercusión. Cuando un film desconocido sorprende, la satisfacción en estos casos suele ser mayor de la que se tiene en un film más famoso, y con esto no estoy diciendo que una sea mejor que la otra, o viceversa.
Tourneur se acerca aquí de forma muy clara al cine de Ford, tan de moda y éxito por aquella época. Y es que aquí hay alguna que otra secuencia que recuerda a los films de Ford, sobre todo los de blanco y negro, como 'Pasión de los Fuertes' o 'El Joven Lincoln', por poner dos ejemplos. La llegada del personaje de Joel McCrea al pueblo, o algunos momentos tensos al final del film, rezuman clasicimo fordiano por los cuatro costados. Y en cuanto a lo temático, hay en esta película muchas de las constantes de los temas de Ford, como por ejemplo, la unidad familiar, el compañerismo, o el típico personaje que lo organiza todo y que a veces está desencajado. También alusiones a la religión y las creencias, muy del gusto de Ford, y que son el eje central del film, consiguiendo escenas poderosísimas al respecto. Atención a cierto discurso a miembros del Ku-Klus Klan, o cierta escena, toda en silencio, de McCrea rezando a los pies de la cama de una moribunda. Prodigios, excepcionalmente filmados, que poseen una fuerza inusitada.
Los actores están todos maravillosos. Empezando por un muy convincente Joel McCrea, que lleva el peso de todo el film, componiendo un personaje muy carismático y que enseguida es de nuestro agrado. A su lado, Alan Hale, un eterno secundario de la época dorada de Hollywood, con un tipo de personaje muy de su estilo, el de hombre rudo, pero bonachón, que siempre ayuda cuando lo necesitan. Y también tenemos a Dean Stockwell, interpretando al "niño de la película", que en este caso es el narrador de la historia cuando era un crío. Evidentemente, Stockwell está muy lejos de lo que compondría años después con tanta convicción, y es que en este film, su personaje no pasaba de mero personaje infantil, sin más complicación.
Una película muy buena, muy en la línea de lo que se hacía en aquellos años, llenos de esplendor y glamour. Incomprensiblemente no tuvo el eco que merece, quedando en el recuerdo como una de las piezas más extrañas y desconocidas en la filmografía de Tourneur. Menos mal que el tiempo está para reinvidicar algunas cosas y que éstas no se pierdan.
Josiah Gray, pastor veterano de la guerra de secesión, llega a Walesburg para ejercer su ministerio. Con su determinación y buena voluntad no tarda en ganarse el favor de los habitantes de la pequeña población del sur de Estados Unidos. Allí se convierte en un referente moral, que ayuda a las personas del lugar a afrontar los contratiempos que van aconteciendo.
El cineasta de origen francés Jacques Tourneur se implicó de lleno en la realización de este singular wéstern religioso, consciente de las posibilidades que le brindaba la historia. El guion adapta una novela del norteamericano Joe David Brown, autor de "Addie Pray" ("LUNA DE PAPEL" PAPER MOON), TAMBIÉN LLEVADA AL CINE". El propio autor colaboró con Margaret Fitts en el traslado de su obra al libreto de la cinta.
Esta producción de la Metro-Goldwyn-Mayer ha caído en el olvido, pese a su calidad cinematográfica. Tourneur desarrolla con diestra sencillez un relato ambientado en el siglo XIX, que está narrado, con retrospectiva, por el huérfano John Kenyon. El chico es acogido en casa del pastor y de su mujer Harriet. Más adelante entra en escena el doctor Harris, un joven que sucede en el oficio de la medicina a su padre y debe disipar los recelos que le profesan sus vecinos. Tanto el médico como el predicador velan por Walesburg, pero entre ellos surgen discrepancias, originadas por sus distintas perspectivas sobre ciencia y fe.
La película está estructurada mediante tres líneas, respectivamente protagonizadas por John Kenyon, el doctor Harris y -la más extensa- por Josiah Gray. Transcurre en forma de episodios, que recogen sucesos como una epidemia de fiebres tifoideas o un conflicto racial, surgido a raíz de la propiedad de unas tierras.
El papel principal está interpretado por Joel McCrea. El actor llevaba ya unos años centrado en el wéstern -el género que marcó su carrera- y se le nota cómodo dando vida a Josiah Gray, un clérigo de métodos expeditivos, muy entregado a su comunidad. Aparte del trabajo de McCrea, destaca la labor de otros intérpretes como el puertorriqueño Juano Hernández, quien representa a Famous, un tipo humilde y bondadoso, víctima de la intolerancia hacia las personas negras latente en la localidad sureña.
El largometraje ofrece un inspirado final e incluye momentos particularmente lúcidos. Es el caso, por ejemplo, de una disputa dialéctica donde Jed, un incrédulo amigo del predicador, afirma arreglárselas sin la ayuda de Dios y recibe una oportuna réplica del pastor, que le dice que igualmente hay gente que se las apaña bien sin ojos, pero no ven. El bonito himno que el religioso repite una y otra vez en su iglesia da nombre al film.
(EE Hewitt) Eliza Edmunds Hewitt nació en Filadelfia el 28 de junio de 1851. Fue educada en escuelas públicas y después de graduarse de la escuela secundaria se convirtió en maestra. Sin embargo, desarrolló una enfermedad de la columna que truncó su carrera y la encerró durante muchos años. Durante su convalecencia, estudió literatura inglesa. Sintió la necesidad de ser útil para su iglesia y comenzó a escribir poemas para el departamento de primaria. pasó a enseñar en la escuela dominical, tomó parte activa en la Unión Primaria de Filadelfia y se convirtió en Superintendente del departamento primario de la Iglesia Presbiteriana de Calvin. Dianne Shapiro, de "Los cantantes y sus canciones: bocetos de escritores de himnos del evangelio vivientes" de Charles Hutchinson Gabriel (Chicago: The Rodeheaver Company, 1916)
¿HABRÁ ESTRELLAS?
Pienso hoy en esa hermosa tierra
I am thinking today of that beautiful land
Llegaré cuando el sol se ponga
I shall reach when the sun goeth down
Cuando por la maravillosa gracia de mi Salvador me mantengo firme
When through wonderful grace by my Saviour I stand
¿Habrá estrellas en mi corona?
Will there be any stars in my crown.
¿Habrá estrellas, estrellas en mi corona?
Will there be any stars, any stars in my crown
Cuando al anochecer se pone el sol
When at evening the sun goeth down
Cuando me despierto con los benditos en esas mansiones de descanso
When I wake with the blest in those mansions of rest
¿Habrá estrellas en mi corona?
Will there be any stars in my crown.
En la fuerza del Señor déjame trabajar y orar
In the strength of the Lord let me labor and pray
Déjame mirar como un ganador de almas
Let me watch as a winner of souls
Que las estrellas brillantes sean mías en el día glorioso
That bright stars may be mine in the glorious day
Cuando su alabanza como la ola del mar rueda.
When his praise like the sea billow rolls.
¿Habrá estrellas, estrellas en mi corona?
Will there be any stars, any stars in my crown
Cuando al anochecer se pone el sol
When at evening the sun goeth down
Cuando me despierto con los benditos en esas mansiones de descanso
When I wake with the blest in those mansions of rest
¿Habrá estrellas en mi corona?
Will there be any stars in my crown.
¡Oh, qué alegría será cuando su rostro contemple
Oh, what joy it will be when his face I behold
Joyas vivas a sus pies para acostarse
Living gems at his feet to lay down
Endulzaría mi dicha en la ciudad de oro
It would sweeten my bliss in the city of gold
¿Debería haber alguna estrella en mi corona?
Should there be any stars in my crown.
¿Habrá estrellas, estrellas en mi corona?
Will there be any stars, any stars in my crown
Cuando al anochecer se pone el sol
When at evening the sun goeth down
Cuando me despierto con los benditos en esas mansiones de descanso
When I wake with the blest in those mansions of rest
¿Habrá alguna estrella en mi corona?...
Will there be any stars in my crown?...
Este encuentro entre lo divino y lo terrenal se concentra en un bellísimo momento de la película. Cuando John y otro niño están junto al pozo de agua, el niño le pregunta a John cuál sería la primera cosa que haría si fuera Dios. John responde que haría el verano permanente. La fantasía de poder detener el tiempo se anula cuando, al final, nos percatamos que ahora todos los habitantes de Walesburg se someten al poder de la religión, ilustrado a través de la entonación del himno y la toma que abre y cierra la película. La duración del verano es el más grande y bello misterio en el reino del Pastor.
Una película muy buena, muy en la línea de lo que se hacía en aquellos años, llenos de esplendor y glamour. Incomprensiblemente no tuvo el eco que merece, quedando en el recuerdo como una de las piezas más extrañas y desconocidas en la filmografía de Tourneur. Menos mal que el tiempo está para reivindicar algunas cosas y que éstas no se pierdan.
"CUANDO VIENE LA SOBERBIA,
VIENE TAMBIÉN LA DESHONRA;
MAS CON LOS HUMILDES
ESTÁ LA SABIDURÍA".
PROV. 11, 2
(WHEN PRIDE COMETH,
THEN COMETH SHAME
BUT WITH THE LOWLY IS WISDOM)
PALABRAS DE GRAN VERDAD ENMARCADAS
(Ride the High Country, 1962)
Peckinpah sitúa la cámara en alto, mostrando la grandeza de un hombre en mitad de la naturaleza. En un escenario donde casi todos los seres humanos parecen insignificantes, Judd destaca por su serena dignidad. El antiguo sheriff ha perdido vitalidad y energía, pero su carácter se mantiene firme y sin fisuras. Sabe que no le han pagado por las incontables penalidades soportadas en el ejercicio de su cargo. Ha pasado noches sin dormir, ha luchado contra el calor y el frío, le han disparado en infinidad de ocasiones, a veces hiriéndolo de gravedad, pero ni siquiera cobra una miserable pensión. Sólo tiene un traje raído, una camisa con los puños gastados y unas botas con las suelas agujereadas. A pesar de eso, no se arrepiente de haber llevado una estrella. De joven era un salvaje que no respetaba nada. La paliza de un sheriff aclaró su mente, enseñándole a ser honesto y responsable. Desde entonces, ha obrado con rectitud y eso es suficiente. Quizá nadie acuda a su entierro, pero su conciencia está tranquila.
Joel McCrea,
mucho más que «el otro Gary Cooper»
Que en Hollywood todo el mundo hable bien de una persona es una cosa bastante extraña pero, nadie habló nunca mal de Joel McCrea, al contrario, todo el mundo quería a este hombre tranquilo, honesto y, sobre todo muy humilde.
En lo personal, era un «bicho raro» en Hollywood y no porque fuera un tipo excéntrico sino, todo lo contrario, durante toda su carrera no se le conoció un escándalo, su matrimonio con la actriz Frances Dee duró desde 1933 hasta la muerte de Joel en 1990 (¡57 años juntos!). Y logró cumplir el sueño por el cual se dedicó a esto del cine: Joel McCrea actuaba sólo para ganar el dinero y comprarse un rancho. Y eso hizo, de hecho para McCrea, su oficio era ser ranchero y su hobby ser actor y así se lo contaba a todo el mundo.
Joel McCrea era de los alrededores de Hollywood. Con su físico, le fue muy fácil entrar en el cine, más difícil fue que se lo tomaran en serio, de hecho, le llamaban «el otro Gary Cooper» no sólo por sus semejanzas en el físico, el carisma o en el carácter con Coop sino porque, cuando un director no podía contar con Gary Cooper (ambos además eran muy amigos), la opción era conseguir a Joel McCrea, de hecho Joel bromeaba diciendo que nunca le había llegado un guión que no tuviera primero las huellas de Gary Cooper en él.. Pero esto no sería ser justo con Joel McCrea.
Directores como Gregory La Cava, George Stevens y, sobre todo, Preston Sturges, escribieron personajes pensando exclusivamente en Joel McCrea. Además de ellos, Joel McCrea ha sido dirigido por Alfred Hitchcock, Sam Peckinpah, Jacques Tourneur, Raoul Walsh, William Wellman o Cecil B. DeMille entre otros. Se movía bien tanto en el drama como en la comedia pero lo que a él le gustaban eran los westerns (otra semejanza con Cooper), se sentía más a gusto en medio de la naturaleza y subido a un caballo que en cualquier plató cinematográfico que representara la gran ciudad. Un dato: nunca habrán visto a Joel McCrea vistiendo uniforme militar en películas sobre la Segunda Guerra Mundial y que es que se negó a ello, decía que ya que él no había estado en el ejército, no merecía vestir su uniforme. Otro rasgo más de la honestidad de este hombre fiel a sus principios.
Hizo 80 películas; como ya he dicho antes, se movía en todos los géneros pero vamos a destacar tres películas de tres géneros distintos y en tres papeles muy diferentes que sirven de muestra de su versatilidad como actor: Un thriller, Enviado especial (Foreign Correspondent) de Alfred Hitchcock, su personaje de John Jones le llegó porque era un thriller y para Gary Cooper los thrillers eran serie B aunque luego rectificó diciendo que rechazar ese papel fue una de las cosas más estúpidas que hizo. La película fue nominada a los Oscars. Joel McCrea estaba perfecto, era su gran oportunidad de protagonizar un héroe dramático y no la desaprovechó convenciendo al mismo tiempo al propio Hitchock ya que no lo quería porque no fue su primera opción.
Un western, Duelo en la Alta Sierra (Ride the High Country), de Peckinpah y junto a su amigo Randolph Scott. Digamos que, en principio, Joel era el “bueno” y Randolph el “malo” de la historia, pero ambos decidieron hablar con el director e intercambiar los personajes. El cambio hizo que, por primera vez, la imagen de McCrea como héroe desapareciera y que la película tuviera un desarrollo totalmente inesperado y ahora se la considere uno de los mejores westerns.
Y una comedia y, sin duda el mejor papel de Joel McCrea, Los Viajes de Sullivan (Sullivan’s Travels) de Preston Sturges. El guión estaba escrito no para Gary Cooper sino esta vez para Joel McCrea, Sturges es quién mejor apreció la forma de actuar de McCrea y por ello trabajaron juntos en varias ocasiones. La película es una obra maestra del cine. Joel McCrea es John L. Sullivan, famoso director de cine y alter ego de Sturges, está cansado de hacer “comedias intrascendentes” y quiere realizar el gran drama americano para darse al final cuenta que no hay nada más importante como hacer reír a la gente que lo pasa mal en sus vidas. Joel McCrea está genial como “Sully”, un hombre honesto, bastante ingenuo que no se plantea que su experimento pueda ser una falta de respeto para todos aquellos que viven en la pobreza. Su quimica con Veronica Lake es magnífica.
McCrea es de esos actores que actúa de una forma tan natural y tan eficiente que parezca que no esté actuando y eso, para los que nos cansamos con los actores intensos, es lo mejor en él. No tiene el aura de mito del cine pero si se dieran a conocer más sus películas, la gente aprendería a apreciarlo al mismo nivel que actores como James Stewart.
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Juan Carlos (Yanka)