La letra del himno de Maracaibo fue escrita por Enrique Romero y Javier Rondón, y la música por el joven compositor, músico y pianista Ramón Araujo, ganadores del concurso Un Himno para Maracaibo que abrió la Dirección de Cultura de la Alcaldía de Maracaibo, el 8 de septiembre de 2015.
CORO
Maracaibo es Caribe, y su paisaje
es bravo sol, es horizonte abierto;
es puerto en que conviven los linajes
antiguos en armónico concierto.
I
Es esforzado Hoy, gloria de Ayer,
es reto indetenible del Mañana;
es cuna de mujeres de saber,
de hombres de ciencia y de pensar profundo,
de músicos, de atletas y de artistas
que a su ciudad prestigian por el mundo.
II
Su Lago, de fulgores constelado,
fue de la Patria pila de bautizo:
aquí obtuvo su nombre; aquí también
el yugo entre su aguas se deshizo,
y el deslumbrante Sol es su medalla:
premio de luz por la naval batalla.
III
Sobre el originario asentamiento
tres veces Maracaibo fue fundada.
La sangre original fue transformada
por Isabel y Alonso en su aposento:
unión de lo diverso y nuevo, como
el rostro de la América que somos.
HIMNO DEL ESTADO ZULIA
El 5 de julio del año 1909 se dio a conocer el veredicto sobre el concurso para el Himno del Zulia, resultando "Sobre Palmas", letra de Udón Pérez el ganador. La música de José Antonio Chávez se obtendría en un concurso posterior, y finalmente quedó establecido por decreto del 15 de agosto.
Letra: Udón Pérez
Música: José Antonio Chávez
CORO
Sobre palmas y lauros de oro
yergue el Zulia su limpio blasón;
y flamea en su plaustro sonoro
del progreso el radiante pendón.
I
La luz con que el relámpago
tenaz de Catatumbo,
del nauta fija el rumbo,
cual límpido farol;
el alba de los trópicos.
la hoguera que deslumbra
cuando al zenit se encumbra
la cuádriga del sol…
no emulan de tus glorias
el fúlgido arrebol.
II
En la defensa olímpica
de los nativos fueros
tus hijos sus aceros
llevaron al confín;
ciñendo lauros múltiples
los viste, con arrobo
del Lago a Carabobo,
del Ávila a Junín;
y en Tarqui y Ayacucho
vibraron su clarín.
III
Erguido como Júpiter,
la diestra de alto, armada.
Fulgente la mirada
de rabia y de rencor;
las veces que los sátrapas
quisieron tu mancilla;
mirarte de rodilla
sin prez y sin honor....
cayó sobre sus frentes
tu rayo vengador.
IV
Y luego que la cólera
de tu justicia calmas,
va en pos de nuevas palmas
tu espíritu vivaz;
en aulas y areópagos,
cabildos y liceos,
te brinda sus trofeos
el numen de la Paz;
y vese en blanca aureola
resplandecer tu faz.
V
En tu carroza aligera
que tiran diez corceles,
de acantos y laureles
guirnaldas mil se ven.
Allí del Arte el símbolo
del sabio la corona
del Temis y Pompona
la espada y el lirén,
la enseña del trabajo
y el lábaro del bien.
VI
Jamás, jamás los déspotas
o la invasión taimada,
la oliva por la espada
te obliguen a trocar;
y sigas a la cúspide,
triunfante como eres
rumores de talleres
oyendo sin cesar:
en vez de los clarines
y el parche militar.
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